La Heridacuyos labios se vuelven hacía adentro.
y da frío, y quema.
Ausencia del contorno necesario para completar el hueco.
Acoplarlo ahí, donde hace falta.
Asciende el aire del vientre hacía arriba.
Algo queda prendido, dentro, enredado al músculo que late y no hace
ruído.
Un soplo ardiente gira, ahora más alto.
Rojo, donde estaba blanco.
El centro de gravedad, rápido, se desplaza.
Curioso es ver dónde acaba el pensamiento.
Invocación del doble,espejo turbio, imagen de nítidos, deslumbrantes perfiles.
No está y se siente, deja notar ese rastro incierto y lacerante que lleva
al dulce abismo.
Por imitación se descubre lo que de otro tiene uno y no tiene.
Límites disueltos en mezcla tenaz de blanda materia.
Empezar y acabar impregnándolo todo de ajena y misma`piel.
Si de nada está hecho, solo anhelo ¿por qué, pues , tanto dolor?
Duele lo que no se palpa aún, y ese es el alimento de fuego.
De la sábana, de la sed, de la seca masedumbre del cansancio.
Salada, fría superficie que tiembla y conmueve.
Nueva savía, otro golpe de sangre, acelaración en ruta que no cesa.
Una vez más estallar y morir, quedar sordo, ciego, brevemen
te.
Fantástica Fábula.
Eduvigis Hernández.
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