El olor a pacharán y puros imperaba ayer a la hora de la sobremesa en el Asador Guadalmina, de Marbella (Málaga), el primer restaurante que se declara insumiso a la ley antitabaco. Su propietario, el empresario donostiarra José Eugenio Arias-Camisón, colocó el pasado domingo dos carteles en los que anunciaba que la norma que impide fumar en todos los espacios públicos cerrados "no será aplicada" en su "negocio privado".
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Arias-Camisón aprovechó el pasquín para acusar al Gobierno de usar la ley "para tapar siete años de destrucción masiva de España".
En el asador, entre chuletones, alcohol y tabaco, se respiraba un ambiente (cargado) de asamblea clandestina. Los rebeldes eran grupos de hombres -aunque también padres de familia con sus hijos- que exhibían gruesos puros en un gesto de lucha por la libertad. "¡Arriba España y el tabaco!", gritó un joven al salir.
"Algún cliente se ha quejado, pero el 90% de la gente que viene aquí es fumadora y la ley nos perjudica", afirma Javier, el encargado.
"Es increíble que un partido de izquierdas pueda coartar así la libertad. Estoy de acuerdo con el dueño", dice Miguel, policía local y no fumador.
No todos los clientes piensan lo mismo: Bianca, embarazada de tres meses y madre de dos hijos, acudió a comer invitada por unos amigos. "No me he ido del restaurante por no cortarles el rollo, pero he mandado una denuncia con foto a Facua", afirmó.
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