Tu cuerpo amalgama de sal y arena,
toma del mar las porciones justas,
tu voz es un susurro que me gusta,
tu aroma sabe a paz y hierbabuena.
Azabache brillante es tu melena,
los pechos retadores se columpian,
haciendo más exótica y augusta
esa rotunda apariencia de sirena.
Los ojos, misteriosos y risueños,
alumbran en la maravilla de tu boca
esos dientes sediciosos y pequeños.
Así serás de mi ilusión, como la roca
real de carne y piel para mis sueños
por ser tormenta pura y por ser loca.
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