Por mucho que el jefe de Estado y el presidente de Gobierno españoles se empeñen, Mohamed VI es un dictador. Los hechos han demostrado hasta la saciedad que la presunta actitud dialogante y modernizadora con la que accedió al trono era una impostura. La hipocresía fue uno de los rasgos que caracterizaron a Hassan II y el hijo ha heredado esa virtud política, la cultiva con rigor y la aplica con creciente asiduidad.
El hermano político de Juan Carlos I ha traicionado todo cuanto dijo al coronarse rey. Por ello, y suponiendo que los ideales democráticos sirvan para algo, es de todo punto injustificable que los gobiernos de Francia, en primer lugar, y España a su vera -con el silencio cómplice de la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea- sigan empeñados en hacer la vista gorda o mirar hacia otro lado cuando la basura de su aliado les salpica.
Marruecos no sólo mantiene ocupado un territorio sobre el que carece de soberanía, según ha reconocido la propia ONU, sino que además incurre en cuatro barbaridades que vistas desde Europa son singularmente graves porque las perpetra un vecino que, para colmo, goza de trato privilegiado por parte de la UE:
1. Marruecos es sólo formalmente un régimen parlamentario, puesto que incumple prácticamente todos los preceptos esenciales que informan un Estado democrático de Derecho, empezando por la Justicia (es más, ni siquiera hay seguridad jurídica para las empresas que allí invierten).
2. La Administración alauí, con la complicidad de casi todos los medios de comunicación del país, engaña y manipula a los ciudadanos y, para redondear aberraciones, fomenta el odio popular a los españoles y a todos los extranjeros que osen criticar, denunciar o simplemente informar de las iniquidades que viven los marroquíes y demás súbditos. Ya vemos lo que ocurre también cuando les molesta la visita de periodistas de fuera o incluso parlamentarios que desean recoger información de primera mano sobre lo que ocurre con los saharauis.
3. Nadie sabe a ciencia cierta qué uso hace la corrupta clase dirigente marroquí de las generosas contribuciones económicas con las que la Administración comunitaria y varios países europeos colaboran a la modernización de las infraestructuras y del tejido productivo del país magrebí.
4. A Mohamed VI ya no le basta con ocupar manu militari el Sahara Occidental, ahora ha reanudado su ofensiva bélica contra la población saharaui en general, no respeta nada -ni a los menores de edad- y emplea la violencia para propiciar la rendición incondicional o el éxodo de los habitantes originarios de la ex provincia española, que sólo teóricamente está bajo la protección de Naciones Unidas.
Ese y no otro es ahora el objetivo último de Mohamed VI: expulsar a todos los saharauis que se opongan, siquiera democráticamente, a la dictadura alauí y a la marroquinización del Sahara Occidental. Quienes hayan hecho de la retórica y la palabrería el fundamento de su actitud ética y política pondrán el grito en el cielo, pero la realidad es tozuda:
Mohamed VI practica la violencia para generar violencia porque, sabedor de que en Europa abunda la cobardía política y manda mucho el dinero, tiene muchas posibilidades de empujar al Polisario a que haga lo que persigue: que los saharauis vuelvan a tomar las armas y así, acusando a los demás de lo que él fomenta, justificará la ocupación a sangre y fuego del Sahara Occidental. Y entonces Occidente se lavará las manos recurriendo a la palabra mágica: ¡el terrorismo!... Palabra que los biempensantes jamás aplican al terrorismo de Estado, que también existe... Todo está inventado, ya sabemos lo que ocurre con Israel y los palestinos.
Hay ocasiones en que la cobardía política de la civilizada Europa es inconmensurable (no digamos ya la española, que además tiene una responsabilidad añadida), resulta ahora no sólo está permitiendo tener un tirano a las puertas de casa, sino que además consiente que sus ciudadanos sean insultados y agredidos cuando deciden expresarle sus protestas, por otro lado perfectamente legítimas. Y en cuanto a la destrucción del campamento en las afueras de El Aaiún, que raro que haya sido llevada a cabo precisamente el mismo día en que comenzaban los contactos negociadores entre el Polisario y Marruecos en Manhasset (USA) sobre el futuro del Sahara Occidental. ¿Alguien pueden pensar que es una coincidencia?
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