Un país de 33 habitantes
Así lo llamaba ayer Leila Guerriero, la gran periodista argentina: te escribo desde Chile, "un país de 33 habitantes". Y con ese título he escrito hace un minuto un largo texto en este blog; se lo ha comido el ciberespacio. Por si no surge otra vez, y lo lamento, resumo en algunos puntos:
1. Es una historia humana conmovedora.
2. Cualquier periodista hubiera sido inmensamente feliz cubriéndola, como dice hoy José María Izquierdo en su blog.
3. Le he escrito felicitándole a Francisco Peregil, nuestro compañero, que con tan buen criterio como profundidad ha ido cubriendo este hecho para EL PAÍS.
4. Entiendo que Piñera parezca cursi (a mi me lo parece), y no me gusta que se mezcle a Dios con todo lo que sale bien (o mal). Pero es el presidente de Chile, le tocaba estar ahí, y lo ha hecho como le sale, y él es así. Lo que importaba es que el operativo saliera bien.
5. El drama era de 33 hombres que durante tres meses han estado debajo de una piedra de 700 metros. Ese era el drama. Todo lo demás es accesorio.
6. Hablando de accesorios: no era el escenario de los encuentros en la tercera fase; era más bien el escenario de una vieja película del viejo oeste. Y funcionó todo. Millones de almas sintieron un enorme alivio. En primer lugar, esos mineros, sus familias; y en muy último lugar los que padecemos de grave claustrofobia, y no sólo de la claustrofobia propia sino también de la claustrofobia ajena. Y yo estoy en este último caso.
7. Muchos sentimos un gran alivio, gratitud hacia los rescatistas. Los que sintieron otra cosa pueden decir lo que quieran.
y 8. Voy a ingresar este post sin leerlo de nuevo por si la maldad del aire se traga otra vez lo escrito.
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