Roturamos los días. Ésa es nuestra materia. Pasar y olvidar, asistir y recuperar.
"No sabes cuántas ganas tengo de verte. No sé si eres tú o sólo te imagino", me ha escrito.
La última vez -la única vez que nos vimos- fue en Montevideo, para mí una bruma entre el Hotel Carrasco, y la placa conmemorativa de García Lorca, y los muelles, los muelles, los muelles..., la sensación de sur hondo, tocando con el deseo el archipiélago Juan Fernández y la Ciudad del Cabo; los coches antiguos; la lentitud de las gentes; la orilla manchada de tierra de Montevideo. A veces he parpadeado y la he visto tal cual era aquel otoño de 1993.
No sé si eres tú o sólo te imagino, me dice la amiga de lejos, de la que tengo noticia por la casualidad; a la que veré en los próximos día leyendo sus poemas en Barcelona.
Roturamos los días y la tierra se nos va deshaciendo. Nos vamos deshaciendo y convirtiendo en ensueño en ojos de otros; o en los de nadie.
Así gira el mundo desprendiéndose de todo.
Publicado por José Carlos Cataño
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