Esteban Santana
Este fin de semana se celebra en muchos lugares de nuestras islas la Fiesta de Los Finaos, popularmente como se conoce a los difuntos, y palabra que hoy en día está en desuso.
Las familias y los amigos se reunían para recordar a sus difuntos, contando anécdotas de los mismos a la vez que se comían castañas, nueces o piñas asadas. Después venían las taifas y las parrandas, culminando así este día de los finaos, eso sí, sin que faltara la misa de los difuntos.
Antiguamente los chiquillos también participaban en este día de los Finaos, ya que iban de casa en casa, la víspera, el Día de Todos Los Santos, tocando por las casas con unas talegas de tela. Cuando les abrían las puertas, los chiquillos preguntaban “¿hay santos?“, a lo que habitualmente les respondían afirmativamente, y entonces les ponían en las talegas castañas, almendras, nueces o higos pasados, y algún que otro dulce, si había. Al final, los chiquillos los compartían con su familia cuando se reunían para la celebración.
Una pena que se pierdan tradiciones como éstas y se consoliden otras de fuera como la de Hallowen, donde se demuestra que en los últimos tiempos muchas de nuestras tradiciones dependen de la publicidad y de los centros comerciales que van ahogando tradiciones populares como la de los finaos por sacar adelante otras venidas de fuera que dejan más dinerito en caja.
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