Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

25 sept 2010

Y la Concha de Oro es para...

Misterios de Lisboa', 'Neds', 'Pa negre' o 'Elisa K', entre los posibles ganadores en una sección Oficial mediocre .
Apatía es la palabra que mejor podría definir el estado de ánimo ante el palmarés de esta 58ª edición del Festival de Cine de San Sebastián que se dará a conocer esta tarde a partir de las cuatro de la tarde. Hay pocas quinielas y poco interés por conocer qué película se llevará la Concha de Oro.
 La sensación entre los asistentes al certamen es que esta edición ha sido una de las más pobres tanto a nivel cinematográfico como de alegría en las calles en busca de rostros y estrellas conocidas.
 De los 15 quince títulos a competición en la sección oficial no ha habido ninguno que haya destacado especialmente y haya contado con la unanimidad de críticos y periodistas, como sí ha ocurrido en otras ocasiones. Independientemente de que luego el jurado decida en ningún sentido u otro.




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La película de Raúl Ruiz, Misterios de Lisboa, y la española Pa negre, de Agustí Villaronga, han contado con más opiniones favorables. Ahora bien, el jurado, presidido por Goran Paskaljevic, podría decidir entre propuestas más comerciales, como Neds, de Peter Mullan; llamadas a la experimentación en todo festivalero, como Elisa K, de Jordi Cadena y Judith Colell; o apostar por películas pequeñas, muy pequeñas, que saldrían catapultadas de aquí, como la marroquí La mezquita o la argentina Cerro Bayo. En cualquier caso, el jurado ya tomó la decisión el jueves por la tarde: adelantaron sus deliberaciones por la marcha de uno de sus miembros, Lucy Walker, que también había llegado comenzado ya el festival.






Entre los premios que ya se han revelado están el del Público, para Barney's version, con Paul Giamatti en su propio tour de forcé, el del Público al mejor filme europeo para ¿Cuánto pesa su edificio, señor Foster?, de Norberto López Amado y Carlos Carcas, un documental sobre la vida de uno de los grandes arquitectos del siglo XXI; y el de la Juventud, para Abel, el debut como director del actor mexicano Diego Luna.






A este desánimo en la propuesta oficial del certamen, última edición que dirige Mikel Olaciregui, se ha unido la nula presencia de estrellas del cine. Solo Julia Roberts, que recibió el único premio Donostia concedido este año, consiguió traer a gente a las calles, aunque la poca empatía de la actriz estadounidense provocó una gran desilusión entre el público y los periodistas. Ni siquiera su presencia vino acompañada de una buena película.






Julia Roberts aprovechó su presencia en San Sebastián para presentar Come reza ama, un filme que sí logró unir como en pocas ocasiones a crítica y público, pero por su ínfima calidad. La rueda de prensa que ofreció Roberts junto al actor español Javier Bardem fue una de las más sosas que se recuerdan en los últimos años.
Y la desilusión llego a las calles la noche de la ceremonia del Donostia. La intérprete de Pretty woman hizo el recorrido que separa el hotel María Cristina, donde se alojó con sus tres hijos, su marido y un potente séquito, del Kursaal en un automóvil con los cristales tintados: centenares de personas que esperaron horas en la alfombra negra (este año se abandonó el habitual roja) se fueron de vuelta a su casa con la sensación de tomadura de pelo.
Julia Roberts no solo se negó a descender por la escalinata del escenario del Kursaal, lo que provocó que la gala se retrasara media hora, sino que también se tuvo que cambiar rápido y veloz el vídeo que habían preparado los responsables del festival sobre la carrera cinematográfica de la actriz, que lo vio esa mañana y exigió cambios.

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