22 sept 2010
NO OLVIDAR
NO OLVIDAR
Éramos dos almas que el tiempo floreció
–poesía multicolor de la vida-
prematuramente moldeándolas de dicha.
¿La luz que un día iluminó tu rostro
en austera y eficaz belleza, dónde se halla
ahora, dónde entre la oscuridad del misterio
se trasladó? Todo son sombras en la ciudad
vacilante, en el campo que se espiga y arruina
infecundo. Permanece el oculto al eco de todo
lo sentido, y aunque los cuchillos aún hieran
en noche fría, permanecemos aferrados
fieles a la herida. No se interponen, no logran
el desasimiento completo. Tú allá –inmutable
ideal de fascinante atracción-
donde se conjuran las estrellas; yo aquí
en admiración permanente.
Reconocidos estamos en barahúnda moral,
en tortura de la memoria avocados el uno al otro
–ámbito protector-, a través de lazos inexplicables
de torpezas, que parecen inmovilizarnos.
Experimentar entre muerte y muerte en desliz
lento hacia el encuentro; sentir la mortaja
de lo imperecedero ajustándose a los cuerpos
como el conducto une al astronauta con la nave nodriza;
volver a la suavidad máxima del sentimiento,
a las luces de blancas alboradas y dulces lunas,
sin perdernos, sin relegarnos, sin olvidos…
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