Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

25 jul 2010

Mientras Pienso...


No entiendo nada, para decirlo con el rastrero prosaísmo de la expresión. Paso por los análisis financieros en la prensa generalista y se me aturden los sesos, que sólo se empeñan en fantasear cómo serían los techos altos de una casa propia.
A los comentaristas políticos, así a lo grueso, les doy a todos la razón, y me asombro del perfecto engranaje del sistema, que sigue moliendo polvo y nada como si con él no fueran los percances.
Me provoca vértigo el trinfo del pelele, o el de la furcia, siendo tantísimos los contrincantes a los que han de enfrentarse para salir a relucir.
Para qué hablar de la ininteligibilidad de la tecnología, de la que hago uso sin más miramientos.
Los nombres que aprecio tocaban las piedras, los metales, la madera y el lino. Se asomaban al enigma y algunos creían en un ser superior, o lo negaban, y continuaban inmutables y metódicos.
Todo era palpable. Lo huidizo o lo invisible lo evocaban mediante el arte, convencidos de su vocación, espoleados por la sed de cumplir. Se realizaban tras largas tribulaciones.
A los que no llegaban a la meta, por lo menos les quedaba la conciencia tranquila, luego de haberse dejado la piel en el empeño.
Hace un rato, no había nada en la calle. Casi podía decir que ni en la vida, si no fuera por la limpieza, por la inocencia del cielo.
Después he dado una vuelta por la zona de los cines. Sobre las esparcidas hojas alimonadas de las acacias japonesas, en la acera, adolescentes de cabellera hasta la cintura y pantaloncito cortado a ras de ingle, intercambiaban impresiones de la primera parte-supongo- de las vacaciones.
Las impresiones son más bien palabras sueltas, "Formentera", y enseguida una carcajada, un meneo de la pelambre, un moreno todavía más crecido en las piernas y los brazos. De siempre me ha conmovido la feúcha,
la que se concentra en los grupos con el mismo entusiasmo que el resto, igual de vestida que las vestales pero con una calidad en el tejido que salta a la vista. El rasgo de inferioridad es apenas imperceptible.
También todo esto forma parte de los misterios del universo que me anonadan.
Tengo tantas cosas que hacer, tantas que comenzar y algunas que concluir, y me lo he repetido tantas veces, que paso por estas líneas como para reírme de la insistencia de alguien ajeno a mí.
De un otro, paralelo a mí, que acaso entienda partes del mundo, o que no le desasosiegan las que permanecen sin explicación ni armonía ni. Otro, que acaso cumpla algo en esta vida mientras yo deambulo con la mirada en el suelo y, a veces, en las copas de los árboles, en las nubes, en lo que no dice nada.
Publicado por JOSÉ CARLOS CATAÑO

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