Un librito publicado hace unos tres años en el que se reunían versiones de La Última Cena (Phaidon) en la historia de la pintura de los últimos mil años, llamó la atención de un investigador especializado en alimentación de la universidad neoyorquina de Cornell.
Observó que las raciones de comida sobre la mesa de Cristo y sus apóstoles habían ido aumentando con los años, en la misma medida en que habían aumentado los problemas de obesidad en distintos países.
Brian Wansink, dirigió a un grupo de investigadores que analizaron 52 de los cuadros en este libro comparando, con ayuda del ordenador, el tamaño de la cabeza de los retratados y el de los trozos de pan y los platos sobre la mesa.
"En los últimos mil años ha crecido de forma notable la producción, disponibilidad, abundancia y accesibilidad a la comida", afirma Wansink en el artículo que explica los resultados de su estudio, publicado el martes en el International Journal of Obesity. Según él, el tamaño de las raciones de comida en las pinturas ha aumentado un 69% entre los siglos VIII y XX.
El de los platos es un 66% superior a los antiguos y el del pan ha crecido un 22%". Para el autor del libro Mindless eating: Why We Eat More Than We Think, queda claro que el arte es un reflejo de la cambiante realidad. Y que la tendencia a la obesidad tiene proporciones bíblicas.
Ahora bien, ¿acaso hemos visto cuadros de la Última Cena con apóstoles y cristos cada vez más gordos? No me consta que Botero haya abordado el tema. Otros artistas tampoco. Otra pregunta, ¿qué evidencia científica arrojará el comparar el tamaño de los platos con el del cráneo humano y todo ello con la obesidad? El doctor Wansink tal vez se haya aventurado demasiado con su teoría.
Es cierto que ahora se come más que antes, pero me temo que ligar el rigor de sus investigaciones a la composición pictórica no arroje precisión alguna. Por otro lado, la Última Cena de Leonardo es una de las imágenes más icónicas de la historia del arte, con innumerables versiones y caricaturas.
La mayoría no hacen crecer las raciones -salvo que la ironía se ponga en ese aspecto-, con excepciones como la de Marcos López -titulada simplemente, por cierto, Asado en Mendoza- que encabeza este post. Es una especie de sátira sobre lo mucho que se come en Argentina, quizá el país más carnívoro del mundo, pero no por eso lidera el de mayor índice de obesidad.
Ahora que se acerca Semana Santa el tema de la Última Cena se puede retomar. Ya no se ayuna tanto como antes pero la crisis quizá haga reducir las raciones actuales a las del siglo XVI. Esperamos, eso sí, que no sean las últimas.
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