CANCIÓN DEL MAR ISLEÑO
Hay días en los que el mar
va a la playa a por tabaco,
se viste, se pone guapo
y se lanza a navegar.
Llega a la orilla y observa
cómo dan forma unos niños
a sus sueños de castillos
con dragones y doncellas.
Reconoce a un pescador
que de noche lo visita,
de lejos el mar lo cita:
sin hablar hablan los dos.
El sol lo quiere casar
disolviéndolo en la arena,
pero el mar no se encadena:
se echa de nuevo a la mar.
Le cubre la retaguardia
-desde tiempo inmemorial
está al servicio del mar-
una ola estrafalaria.
Cansado de navegar
llega a una roca y se tumba,
al sol le baila una rumba
y el sol se pone a gritar.
En un rapto de candor
las nubes cierran postigos,
para que no haya testigos
de la cólera del sol.
Saca un cigarro, lo enciende,
hacia todas partes mira
contemplando cómo gira
el destino de la gente.
Se va adormeciendo el mar
sintiéndose omnipotente,
poderoso, omnipresente:
por todas partes está.
J.M.Junco Ezquerra
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