20 feb 2010
ESCUCHA, ULISES
ESCUCHA, ULISES
Escucha, Ulises, mi amor, estás trazando círculos dentro de mi mar y aunque percibes mi presencia, aún no sabes que existo…
Ulises, amado mío, no soy esa roca imantada que te atrae por su estoica fuerza. Ni tampoco ese ilusorio canto de sirenas que enciende tus sentidos desde regiones insondables al otro lado del mar.
Soy yo: tu Penélope olvidada, tu hembra silenciosa, la mujer araña de tus días, la que siempre está cerca de tus lamentos y de tus risas, la que aplaude tus victorias y empapa en su paño de universos paralelos tus derrotas.
Posa, Ulises, las plantas de tus pies sobre el tapiz de realidades que mis hilos nocturnos tejen.
Dentro de mis ojos habitan todos lo colores que contiene el cosmos.
¡Míralos!, tan sólo has de anclar tu barca y mirarlos un instante.
Circunvala tu mundo, con esas alas de libertad que te has pintado, pero vuelve a mí, endereza la proa de tus labios hacia los míos.
Rompe las cadenas de muros acristalados que nos separan, deja de gemir al viento, porque el viento habita en mi vientre que te aguarda.
Escucha, Ulises, mi cielo de tormentosos azahares, espasmos de tu pecho, llegan hasta mi pecho de olvidos y no hay dolor que te aqueje que no sienta en mis carnes, pero…
Ulises, Ítaca te espera, no lo hagas por mí, hazlo por ellos.
(He visto una botella, con mensaje, danzando entre el oleaje del mar, pero, mi ánimo de sueños grises, me ha impedido acercarme a ella.)
Lola Bertrand
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario