Enero, Europa, David
Ya en Madrid, comienza la vida en serio otra vez; atrás quedan los oleajes chiquitos del invierno, en el Médano, y esto es Madrid, rompeolas. Ahora toca nadar de nuevo, subir la corriente, bajarla. En este momento me voy a Estambul, a una entrevista; luego estaré en Roma, en Munich y en Trieste, así que enero comienza subiendo y bajando, contemplando a trozos esta Europa helada, tratando de comprenderla y también de recordarla u olvidarla. En el último libro (póstumo) de Thomas Bernhard el escritor austriaco expresa las esperanza defraudadas (ya en los 70) en el proyecto europeo. Una Europa que rechaza y no acoge, una Europa que aún no se despereza, que sigue con los tics que la convierten en un dinosaurio. Zapatero y el nuevo presidente europeo celebran hoy el inicio de la presidencia europea que le corresponde a España diciendo que este es un buen año para la Unión Europea. Ojalá. Siempre que se habla de Europa se cita la palabra motor.
El motor está apagado.
Yo he iniciado este periplo felicitando a mi amigo David Trueba, que mañana inicia en El País sus columnas en televisión. Siempre he dicho de él que es uno de los grandes escritores de este país, un escritor inteligente cuya chispa de ingenio y de ironía siempre está encendida, dispuesta a saltar sobre la opacidad de los sucesos. Es una mirada original y fresca que se junta, en la historia de esta manera de ver el mundo a través de la tele, a los nombres de Juan Cueto, Haro Tecglen, Enric González y Carlos Boyero, que seguirá ahí, como hasta ahora, los fines de semana. Bienvenido, David; nuestro maestro Rafael se hubiera alegrado como muchos nos alegramos de tener casi a diario diciendo qué te parece este berengenal.
Juan Cruz
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