Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

22 nov 2009

La mujer de 'La bola de cristal'

"Te sientas enfrente y es como el cine, todo lo controla es un alucine, es como un ordenador personal, es La bola de cristal...". Detrás de esa letra convertida en himno generacional hay un gran programa de televisión (La bola de cristal), y detrás de ese gran nombre hay otro: Lolo Rico.
Y, tras éste, una grandísima mujer.
La misma que un día de 1984 vio a Alaska (Olvido Gara) por una calle del centro de Madrid, la siguió hasta perderla en una bocacalle y llegó a su casa diciéndole a sus hijos que había visto a la que podría ser la presentadora de su programa: "No puede haber otra igual, es distinta de todas las chicas que yo he visto".
La describió y al día siguiente estaba con sus hijos en la sala Rockola, donde acabó haciendo el casting de gran parte del equipo de su espacio televisivo: Pablo Carbonell, Pedro Reyes, Javier Gurruchaga...
"Empecé a moverme por allí como por mi casa, a descubrir cosas y gentes, me impregné de la Movida, y por eso La bola fue lo que fue", cuenta con voz joven al otro lado del hilo telefónico.


Un día vio a Alaska y dijo a sus hijos: "No puede haber otra igual"

"Mi madre me sacó de Bellas Artes al saber que había modelos desnudos"

Lo último que ha hecho es una videoteca para niños y jóvenes

"La propuesta televisiva para la infancia es confusa, sin gracia"
Hoy, a sus 75 años, recibe un homenaje del Festival de Cine Internacional para la Infancia y la Juventud (FICI), que clausura su sexta edición dedicada a la infancia y que pretende trasladarle a esta dama catódica "el agradecimiento de los millones de españoles a los que consiguió sacar de la cama un sábado tras otro durante cuatro años seguidos [de 1984 a 1988], para enseñarles que la televisión podía ser algo más que una mera caja tonta y un programa para niños, y transformarse en un emblema generacional de una época de libertades".

Lolo, nacida en Madrid en 1935, llega hoy dispuesta a recoger su galardón armada con "dos espléndidas muletas".
Viene desde San Sebastián, adonde se desplazó durante un tiempo por el nacimiento de un nieto y donde se ha ido quedando, por unas cosas y otras. Hace un par de años le atropelló un coche y aún está pendiente de operaciones.

Pero ni el tiempo ni las limitaciones motoras han podido con la hiperactividad de ésta, una de las primeras que dirigió un programa de televisión en España.
Una señora acostumbrada a que le prohibieran todo cuanto quería hacer: "Me dediqué a escribir cuentos infantiles porque ni mi madre ni mi marido habrían consentido que escribiera una novela.
Si mi madre me sacó de Bellas Artes cuando se enteró de que a veces pintábamos modelos desnudos...", cuenta con la voz de quien nunca acepta un no injustificado por respuesta.
"Eran tantas cosas las que cuestionaba con mi sola manera de vivir que el hecho de que no pudiera escribir una novela me parecía algo ínfimo al lado de lo que significaba para mí poder escribir".

Se sacó la carrera de Periodismo, trabajó fuera de casa siendo madre de siete hijos y esposa de un hombre bien posicionado, del que se separaría años más tarde.

Lo último que ha hecho es una videoteca para niños y jóvenes para una Fundación de Navarra. "Me he visto unas 600 películas en pocos meses y he tenido que hacer una selección", cuenta. Las que no pueden faltar en cualquier videoteca infantil que se precie son: El mago de Oz; las dos películas de Kirikou de Michel Ocelot (Kirikou y la hechicera, y Kirikou y las bestias salvajes); Las crónicas de Narnia, basadas en una serie de libros infantiles escrita por C. S. Lewis; y, de lo último, la ópera de títeres de Hansel y Gretel de Engelbert Humperdinck, que ya pudo verse en el Liceo. Palabra de Lolo Rico.

Entre sus proyectos de futuro está ese que ha permanecido latente toda su vida: "Tengo la sensación de tener una obra, pero no tengo mi obra", dice.
En breve comenzará a escribir ese libro, que no son ni sus memorias (ya escritas) ni nada parecido. "Es algo muy personal que siempre quise escribir", asegura sin que su voz suene a despedida.

Lolo Rico está dispuesta a hacer muchas cosas y a hablar de muchas más, con la autonomía y la libertad que ha caracterizado y, a veces, censurado su carrera: "No me canso de hablar de la violencia que hay en la televisión, pero la peor violencia que existe es la estupidez.
Hacer niños estúpidos es imperdonable, no hay interés por la infancia, la propuesta televisiva para niños es confusa, sin gracia, convencional, conservadora en el peor sentido, no es coherente y no tiene intención.
A los niños hay que ayudarles a crecer para que sean adultos cuanto antes, que es para lo que estamos aquí, no para que no tengan más aliciente que hacer el imbécil". Lolo Rico dixit.

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