El esfuerzo de escribir
Hace unos días hablaba con mi maestro Emilio Lledó, autor de El silencio de la escritura, sobre el esfuerzo físico de escribir. Sé que en este momento esta perogrullada levantará la sospecha que despiertan las antiguallas, pero la reflexión no me parece insustancial.
Ya nos hemos acostumbrado tanto a la facilidad (física) de la escritura, que invocar antiguos esfuerzos físicos, derivados del uso de la mano en contacto con el lápiz o con el bolígrafo, parece propio de nostálgicos. Sin embargo, hoy se podría discutir mucho sobre los efectos que la escritura con lápiz o bolígrafo ejerce sobre lo que se dice.
La lentitud a la que obliga la escritura con esos elementos físicos produce la sensación de un esfuerzo que no tiene que ver tan solo con la mano sino con la mente. Lo que se escribe así se concibe como un borrador, algo que tiene que ser pasado a limpio.
Esa misma expresión, pasar a limpio, ya es una reflexión, o una crítica, sobre lo que se escribe.
Por mi oficio, yo tomo muchas notas; viajo siempre con cuadernos que voy rellenando, y a veces la urgencia de un encargo me hace escribir en cualquier circunstancia, en papel, con lápiz o bolígrafo; pero en general sólo escribo ya en el ordenador.
Evidentemente, la palabra impresa, que es la que aparece ahí, ya ofrece la categoría de lo firme, de lo que ya está dicho; y esta sensación es engañosa, convierte en ya dicho lo que es tan solo, quizá, un borrador o un proyecto. Internet ha entrado como un obús en la magnificación de estas sensaciones, pues lo que son borradores, o ideas, o ironías a medio hacer, o cotilleos, adquieren la categoría de lo que ya parece que es un texto completo, o terminado. Sería bueno que reflexionáramos sobre esto, que hiciéramos que lo impreso en Internet tuviera, al menos en una segunda redacción, o reflexión, la categoría que buscamos en los textos de los otros.
Si buscamos sólo lo áreo, probablemente no encontraremos sino lo terrenal, lo vacío, lo rastrero. Y creo que es tiempo de que busquemos categoría, estilo, ansiedad por llegar cuando haya que llegar, no ansiedad para llegar antes de salir. Cuesta esfuerzo, pero vale la pena. Sería bueno que las nuevas tecnologías sirvieran, además de para correr, para deternos.
(Juan CRuz)
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