Un Blues

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24 ago 2009

La Cícer, gran aula de surf

La Cícer, gran aula de surf

Decenas de niños y jóvenes que ansían aprender a moverse sobre las olas acuden a las escuelas de la zona sin barra de Las Canteras




LA ENSEÑANZA DEL SURF, EN IMÁGENES
La zona de la Cícer, en la playa de Las Canteras, se ha convertido este verano en el mejor escenario para decenas de niños y jóvenes que ansían aprender a moverse sobre las olas con técnica y seguridad. Desde primera hora, de lunes a viernes, una plaga de estudiantes de este deporte, cada vez con más aficionados en la capital, empieza a poblar arena y mar.

IBALLA SOCORRO Nace un nuevo día en la capital grancanaria y decenas de jóvenes acuden a la playa de Las Canteras para realizar su deporte favorito.


En verano La Cícer se convierte en el lugar idóneo para todos aquellos que desean aprender a moverse como pez en el agua entre las olas a bordo de una tabla de surf o un bugui.


Para ello basta con inscribirse en cualquiera de las escuelas de la zona que se dedican especialmente a enseñar estos deportes. "En verano siempre se ve más gente principiante por el tema del buen tiempo", afirma Acaymo Perdomo, uno de los monitores de surf.


Repartidos en diferentes turnos y divididos en pequeños grupos que custodia cada monitor, niños y adultos ocupan la arena de La Cícer llenos de entusiasmo. "Me apunté por hacer nuevos amigos, pasármelo bien y estar un rato en el agua", afirma una de las jóvenes alumnas de surf, para quien lo más difícil es "mantenerse de pie en la tabla".


Sin necesidad de experiencia previa, las clases teóricas establecen el primer contacto con estos deportes, para luego pasar a la práctica en el agua. "Los niños vienen bastante motivados y nosotros intentamos que aprendan el deporte desde la raíz, desde la base", comenta Acaymo.


Los monitores, todos ellos surfistas experimentados, enseñan a los chavales cómo llevar la tabla y cómo moverse en el agua pero también técnicas de prevención y seguridad. "Lo primero que los niños tienen que aprender es seguridad, luego ya aprenden a estar estables en la tabla hasta que por último se ponen de pie ellos mismos".


"El surf es como montar en bici, una vez que lo aprendes ya no se olvida", asegura Acaymo, como no lo olvidarán todos los que este verano aspiran a convertirse en los reyes del surf al ritmo de las olas.

"Yo me apunté al cursillo de bodyboard porque siempre me ha gustado coger olas. Desde que tenía cuatro años he venido a la playa a practicar", cuenta Francis, uno de los aprendices de esa especialidad que ya lleva varias semanas inscrito y pretende quedarse todo el mes aprendiendo.



Es al tercer día después de que hayan aprendido la teoría y los calentamientos cuando se pasa a la parte práctica dentro del agua en la zona de espuma "con el agua hasta la cintura para estar bien controlados". Y es entonces cuando los niños se vuelven locos.

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