Yo sé, Claudio, que un día tus islas naturales
navegarán con rumbo hacia la playa mía
y, verdes cañoneras, mirando a Andalucia,
dispararán al alba sus árboles frutales.
!Oh Claudio! !El mar me llama! Nómbrame marinero,
el último aunque sea, de tu marinería.
Sé almirante, el más bueno, de la piratería,
y así de tus bajeles serás siempre el primero.
!Dios! !Yo ladrón de mares, firme, en Fuenteventura,
y tú sobre Las Palmas!
- Su escueta arboladura,
mi almirante, en la aurora enristran dos navios..
-!Cañonead con plátanos las maquinas de guerra,
con dátiles dorados la frente de la tierra
y con gloria y hosannas estos bajeles míos!
Pertenece al libro de Rafael Alberte, Marinero en tierra.
Poesía dedicada a Claudio de la Torre.
Cuando la flaca pasea de vacio, siempre nos queda la poesía.
Salud.
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