La sombra del poder”: Tirando del hilo. Un notable thriller conspiratorio, preciso en su avance y sostenido por un elenco potente hábilmente manejado por un Kevin Macdonald que se confirma como uno de los directores más en forma del panorama cinematográfico actual.Tras granjearse una reputación más que notable como realizador de documentales ─Oscar® incluido en 1999 por “Un día de septiembre”─, Kevin Macdonald sorprendió a propios y extraños en 2006 con su recreación de la brutal figura de Idi Amin (tremendo Forest Whitaker) en “El último rey de Escocia”, trabajo que le subrayó como fantástico cineasta más allá del género en el que ha desarrollado la mayor parte de su carrera.
Dibuja con trazo firme dentro de los parámetros de ficciones peligrosamente cercanas a la realidad, y vuelve a demostrarlo con la adaptación de una laureada miniserie británica que nos recuerda que hay muchos que operan al margen de la mayoría, controlando nuestras vidas sin que lo sepamos.Sonia Baker (Maria Thayer), investigadora principal al servicio del congresista Stephen Collins (Ben Affleck), muere en un extraño accidente en el metro de Washington. Rápidamente la prensa empieza a especular con la posibilidad de un romance entre ambos cuando el político conoce la noticia y se derrumba en plena sesión de control a una poderosa corporación cuyas actividades rayan lo ilegal. Por supuesto, tras la tragedia existe una trama mucho más compleja de lo que parece, como no tardará en descubrir Cal McAffrey (Russell Crowe), reportero sumergido en la investigación del caso. “La sombra del poder” cuenta con un plantel de excepción encargado de la reescritura del texto original de Paul Abbott destinado a la pequeña pantalla en 2003: Tony Gilroy ─que demuestra que se mueve con natural facilidad en proyectos conspiratorios─, Billy Ray ─a quien debemos el inolvidable Chris Cooper de “El espía”─, y Matthew Michael Carnahan ─firmante de la tan respetada como vilipendiada “Leones por corderos”─; así pues, seis manos expertas dispuestas a hilar un thriller cabal y minuciosamente estudiado, en el que las piezas encajan sin prisa pero sin pausa, con precisión aunque sin poder evitar que el espectador vacile por momentos ante el aluvión de acontecimientos y situaciones que saturan un metraje necesariamente extenso pero sabiamente dinámico en su ritmo y tono.Juegos de intereses cruzados salpican una compleja e intrincada red de verdades y mentiras perfectamente entrelazadas, con el telón de fondo de la tan mediatizada guerra contra el terror aportando dramatismo y veracidad a un gigantesco crisol de complots enfocados desde un prisma a caballo entre la denuncia y la paranoia, lúcidamente interpretado por un reparto apabullante encabezado por un Crowe convincente y sereno, perfectamente secundado por Helen Mirren, Jason Bateman ─increíble su estratosférico ascenso en los últimos años─, Rachel McAdams, Robin Wright Penn, Harry Lennix, Viola Davis, Jeff Daniels, Barry Shabaka… incluso Ben Affleck mantiene el tipo, en una demostración de saber hacer por parte de un Macdonald al que no le tiembla el pulso en ningún momento a la hora de exprimir las posibilidades de un texto férreo e inapelable, engorroso por momentos ─baja el ritmo de manera considerable en la segunda mitad de la historia─ pero más que agradecido en sus aportes e implicaciones. Diatriba contra los Grandes Hermanos en su más amplio y perverso sentido, canto tan nostálgico como contemporáneo a una prensa inevitablemente vetusta ─para el recuerdo quedan los créditos finales─ que ha de dar paso a la fugacidad digital de la Red de Redes,
“La sombra del poder” satisface y entretiene en su visionado al tiempo que, en un ejercicio de inteligencia y consciencia de lo que retrata, avisa no sin sorna que, pase lo que pase, la vida sigue igual. (No se puede obviar que recuerda mucho "Los Hombres del Presidente")
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