Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

25 abr 2012

El doloroso placer de calzar unos 'Louboutin'

Christian Louboutin con algunos de sus 'stilettos'. / GTRESONLINE
Para subirse a unos zapatos con un tacón de 12 centímetros debería exigirse un curso de prevención de riesgos laborales, a juzgar por las secuelas que puede acarrear una caída desde semejante altura.
 A saber: desde dolores cervicales a tobillos rotos pasando por contracturas varias, según podólogos y traumatólogos.
Pero a Christian Louboutin, el zapatero mundialmente famoso por sus elevados stilletos de suela roja, no le da ninguna lástima que sus clientas sufran físicamente.
 "Los tacones altos son un placer doloroso.
 Si no puedes caminar con ellos, simplemente no los lleves", ha declarado a la revista Grazia.
 El francés asegura que no siente "demasiada compasión" por las mujeres que se quejan de su incomodidad. "Si Tina Turner y el cuerpo de baile de Prince pueden actuar durante tres horas con ellos puestos, no puedes decir que son imposibles de llevar", sentencia en la publicación.
Pero no todas las mujeres son atletas de gemelos poderosos e incluso el director de su boutique en Nueva York, Michael Nitis, considera que algunos de sus modelos son impracticables
. “Les advierto a mis clientas sobre los S.I.P., los siéntate y presume.
 Son perfectos si vas a estar sentada o apoyada contra la pared, para nada más”, cuenta en el documental emitido por Canal + Dios salve a mis zapatos.
Y aunque parezca ridículo comprarse unos zapatos sobre los que solo podrían caminar funambulistas o bailarinas de ballet, las mujeres lo hacen.
 El éxito e influencia sobre el resto de zapateros del propio Louboutin es la mejor prueba de ello. Según Nitis, solo su tienda neoyorquina factura anualmente más de 4,5 millones de euros.
Y aunque el francés también diseña bailarinas, la mayor parte de su catálogo está compuesto por piezas que llegan hasta los 16 centímetros, con plataforma, y a los 12, sin ella.
"Es el límite. En esa situación las mujeres van casi de puntillas.
 Pasado ese punto puede producirse una pérdida de equilibrio, el centro de gravedad está completamente adelantado y el esfuerzo que tiene que soportar la espalda para quedarse de pie es demasiado grande", explica el propio Louboutin.
Sobre ese límite que desafía las leyes de la física y la gravedad se han contoneado los iconos de estilos más imitados y admirados.
 De Kate Moss a Angelina Jolie, pasando por Beyonce.
 Aunque quien parece no tener nunca suficiente, en cuanto a número de pares y altura de los mismos, es Victoria Beckham, que, estando embarazada de seis meses, llevó un modelo Daffodile de 16 centímetros (con plataforma, eso sí) a la boda de los príncipes Guillermo y Kate de Inglaterra.
 Parece que para la ex Spice Girl, como para Louboutin, el dolor no es relevante.
 Y tampoco sus terribles juanetes, descubiertos por varias publicaciones estadounidenses.
Casos como este, junto a la proliferación de clases de tonificación muscular para aguantar mejor los tacones o nuevas técnicas quirúrgicas de inyección de colágeno en la planta del pie hablan de hasta qué punto muchas mujeres están dispuestas a hacer cualquier cosa por sus tacones.
 Entonces, ¿Quién es el sádico aquí?

Hospitalizado Adolfo Suárez por una bajada de tensión

El rey Juan Carlos pasea con el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez, enfermo de Alzheimer, en los jardines de su vivienda durante la visita en la que los Reyes le entregaron el Toisón de Oro, en una foto difundida por la familia.
 La fotografía fue galardonada con el premio Ortega y Gasset 2008.
El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez ha sido hospitalizado este miércoles, al sufrir a mediodía en su casa una bajada de tensión
. Según ha informado a Servimedia un portavoz de la familia, Suárez se encuentra bien y estable, aunque permanecerá ingresado veinticuatro horas en observación.
El portavoz consultado indicó que "con esta información, la familia Suárez Illana cumple con su compromiso de transparencia a la hora de informar sobre cualquier novedad del estado de salud" del expresidente.
Asimismo, la familia Suárez Illana indica en un comunicado que "quiere agradecer el respeto y cariño con el que siempre informan los medios de comunicación sobre la familia".
El portavoz consultado indicó que en el caso de existir cualquier novedad sobre el estado de salud de Suárez, "será trasladada a los medios de comunicación".

24 abr 2012

Philip Glass: “Soy un adicto a la diversión”

El músico Philip Glass. / Reuters
Con 75 años recién cumplidos, podría decirse que está ya casi a salvo de la fatal profecía que en cierto momento de su carrera acecha a los compositores.
 La leyenda dice que tras escribir la novena sinfonía, uno suele estar abocado al final de sus días irremediablemente.
Le sucedió a Beethoven, a Mahler (dejó inacabada su décima), a Brukcner o a Dvorák. Pero Philip Glass (Baltimore, 1937) no solo la ha terminado ya, sino que tiene a punto la siguiente pieza que confirmará que está fuera de peligro. “Jajaja, sí, es una suerte.
 Y además la novena ha ido bien, las primeras semanas estuvo entre lo más vendido en Itunes”, señala por teléfono desde su casa de Nueva York justo antes de aterrizar en Madrid (el miércoles) para repasar su carrera en el Auditorio Nacional y el viernes en el Palau de la Música de Barcelona.
Mi catálogo es muy extenso: por qué hablar de minimalismo, que sucedió hace 40 años
Una vida musical que empezó con la fundación del minimalismo.
El más experimental, el "hardcore”, que dice él. Pero como suele suceder en estos casos, no le entusiasma que le hablen de sus primeros inventos. “¡Es que es algo muy antiguo! Es gracioso, porque estamos hablando de historia. No me importa hablar de eso, especialmente porque en los conciertos de Madrid haré un repaso a toda mi obra y habrá minimalismo, claro.
Pero el catálogo de mi música es muy extenso y estamos hablando de algo que sucedió hace 40 años, así que por qué hay que primar una década por encima de otras. Sé que es esa música tiene una energía tremenda, y que todavía fascina a los jóvenes.
 Pero también tocaré música de películas… No juzgo las cosas desde un punto de vista clásico, no hago esas separaciones entre géneros”.
Glass ha nadado siempre entre las esas dos orillas. Tanto colabora con Aphex Twin como estrena su Novena sinfonía dirigida por John Adams en Los Ángeles. Después de su paso por el Auditorio, volverá el año que viene a Madrid para estrenar en el Real su nueva ópera: The perfect american. Una obra basada en el libro de Peter Stephan Jungk que narra la los últimos meses de la vida de Walt Disney y en la que se ofrece el retrato de un hombre atormentado y más prosaico que su edulcorado mito de ratones y perros hablantes. La obra fue un encargo de Gerard Mortier cuando era el director general de la ópera de Nueva York. Después de su portazo, se trajo a Madrid el proyecto.
“Es un icono archiconocido y generó una cultura internacional. Pero hay elementos de su personalidad ocultos. También fue un hombre muy ordinario, pese a al universo tan extraordinario que construyó. Todos tenemos luces y sombras, aspectos más fuertes y otros más débiles. Lo que no he hecho es una historia con la compañía Disney para contar solo cosas maravillosas. Eso ya lo hacen ellos. Lo mismo hice con Gandhi. Cuanto más interesante es alguien, más profunda es su complejidad. Si lo miras así el retrato real de una persona tiene cuatro dimensiones, no es un dibujo animado”, explica.
Hoy no se tiene sentido de la historia y se repiten los mismo experimentos de hace 40 años: eso un problema
La entrevista con Glass se hace cuando todavía quedan dos funciones en el Teatro Real de La vida y muerte de Marina Abramovic, de Bob Wilson, colaborador del compositor en proyectos tan importantes para su carrera como Einstein on the beach.
 La obra ha planteado acercamientos entre el pop y la clásica y ha abierto el debate sobre la conveniencia de ampliar el espectro artístico de los teatros de ópera.
 “He oído cosas muy buenas. Wilson, por supuesto, ha sido uno de los grandes innovadores de la escena. Pero la ópera sigue siendo un género muy conservador, la gente hace lo mismo de siempre
. Hubo un periodo en los 70 donde algunos como Peter Brook o The Living Theatre avanzaron mucho.
En el teatro regular, otros como Becket o Genet también cambiaron reglas.
 Pero hoy el teatro es mucho más convencional que antes. Cuando voy a ver cosas de teatro experimental te das cuenta que, lamentablemente, no tienen sentido de la historia. Se repiten los mismos experimentos que hicimos hace 20 años. Y eso es un gran problema”.
Él sigue componiendo y tocando a diario seis u ocho horas. Música para películas, sinfónica, ópera y nuevas fórmulas. Dice que nunca se ha sentido cansado. “Es lo que más me gusta. Las horas que paso haciéndolo son las mejores del día, es así de simple.
No soy un adicto al trabajo, sino a la diversión”. Y además de componer, sigue inspirando. Su influencia en la música moderna, desde el rock al techno ha sido fundamental.
El último ejemplo es el disco de homenaje que acaba de producir Beck con artistas curtidos en la vanguardia electrónica como Amon Tobin, Cornelius, Tyondai Braxton o Nosaj Thing que hace remixes de algunas de sus obras.
“Es un álbum que convierte mi música en más accesible. Estoy muy interesado en ver qué pasa, Beck escribió una pieza de 20 minutos, ha hecho collages sonoros y se ha involucrado mucho
. Trabajar con él es conocer a alguien de una generación completamente diferente, por eso tenemos tanto de que hablar. ¿Qué diferencia generacional hay?
 Él entra en un proyecto sin saber exactamente a dónde va, pero tiene una gran confianza en su habilidad y su talento. No es nada predecible. Me parece muy interesante como trabaja”.
Esta generación, nacida en la tecnología, es impresionante. En 10 o 20 años tendremos obras maestras
Y en la generación que viene desde todavía más abajo es en la que Glass deposita toda su esperanza. En la tecnología y los veinteañeros que producen una obra infinita desde los dormitorios de su casa con un equipo de apenas 1.000 dólares
. "Es un gran cambio, la tecnología ha permitido al tercer mundo acceder al arte.
 Y esos jóvenes de 20 años que no piensan en minimalismo, ni en vanguardias… Es una generación impresionante nacida en la tecnología, estoy seguro que en 10 o 20  años veremos que han creado auténticas obras maestras. Es gente que se ha liberado de la industria”.
Algo que, después de décadas hinchando las cuentas de multinacionales, también terminó haciendo él con su propia empresa. Glass creció escuchando los discos de la tienda que su padre tenía en Baltimore; eso cuando todavía tener un tienda de discos era algo parecido a un negocio, claro.
 “Hoy ya no podría suceder, claro. No sabemos muy bien lo que pasará, es bastante errático.
 Yo monté mi propia compañía hace 10 años.
 No trabajo con grandes compañías.
 Mi empresa se mantiene con las ventas, pero solo tengo dos personas trabajando conmigo
. Las grandes van a tener que adelgazar, no podrán seguir pagando la enorme estructura que tienen. Pero las pequeñas, como la mía, pueden sobrevivir”.

“Soy el prototipo de chico guapo”

Ilustración de Mario Vaquerizo
Pregunta. Dicen que es usted un show con patas. ¿Exageran?
Respuesta. No. Boris Izaguirre ha dicho que Haciendo majaradas, mi libro, es un show literario. A mí me gusta el show de la vida. Un espectáculo de variedades.
P. ¿A los 38 años se pueden escribir unas memorias?
R. Yo no he pretendido hacer memorias, sino una colección de artículos reflexionando sobre algunos aspectos. Mi vida no se condensa en 200 páginas. Serían 1.500 como mínimo, porque tengo mucho pasado y mucho presente.
P. Solo nos faltaba. Mil quinientas páginas de frivolidad.
R. Tengo mucha frivolidad porque en el fondo soy intenso e inteligente. Por lo menos, inteligente emocional. Y soy muy aristotélico: creo que la virtud está en el justo medio. Si eres un intenso las 24 horas del día, eres un coñazo; y si eres un frívolo, también.
P. Ni usted ni su señora dan un paso sin un retoque de Enrique Monereo. ¿Qué le queda por ponerse?
R. Yo no soy de poner, soy de quitar. Me he quitado todo: la tripa, la papada, las bolas de bichal, esas bolitas de grasa que tenemos aquí [en los carrillos], que, extrayéndotelas de forma coherente, como hace el doctor Monereo, hacen que la cara se te afile.
P. ¿Fue también Monereo quien le cosió a la mano el botellín de cerveza?
R. No, para nada. Eso me lo coso yo directamente, porque me hace la vida más feliz. Hay días que son 35, y otros, solamente dos.

A corta distancia

Nos vemos en un hotel de la Gran Vía, cerca de su domicilio, que es como su segunda casa: aquí celebró una de sus reiteradas bodas con Alaska, y se mueve como por su sala de estar.
 Intenta facili­tar el encuentro, y es un brazo de mar de atenciones, con su atuendo negro, su pelo planchado y sus calzoncillos de leopardo. Amable, encantado de ha­ber­se conocido, flaco, parlanchín, cerveza tras cerveza. Satisfecho de la vida, ver­sátil. Nancy Anoréxica.
P. ¿Los fabricantes de rímelle han puesto un piso o son unos desagradecidos?
R. Nooo, porque yo estoy empezando a trabajar el rímel,no lo he trabajado nunca. Y me he dado cuenta de que tengo una pestaña larga…
P. ¿Qué sería de Mario Vaquerizo sin Alaska? ¿No vive de su estela?
R. Hoy día no sería tan feliz como me siento, con este sentimiento de plenitud. ¿Vivir de su estela? Nooo. Si quisiera podría vivir mucho más [guiña el ojo]. Están haciendo todos duetos con Alaska y yo aún no he querido.
P. Dice tener dos filosofías: la warholiana y la cristiana. ¿Así sale esta mezcla?
R. Son los filósofos que rigen mi vida. La de Jesucristo me parece un ejercicio de generosidad absoluta.
 Y la de Warhol es de un cinismo y de un no tomarte en serio, pero estar seguro de lo que eres, que me parece lo más.
P. ¿Se mueve más por el ego, por dinero o por arrimarse a los famosos?
R. No, no, a ver: me muevo por mis impulsos, que vienen dados por la inteligencia emocional y la intuición que yo tengo.
 Después, por dinero nos movemos todos. Y arrimarme a famosos… si es que ahora soy yo el más famoso, y todos se arriman a mí.
P. El género masculino no existe en su vocabulario. ¿De verdad es ciega, rubia y anoréxica?
R. Ciega, sí, porque no veo. Rubia son mis Nancys Rubias, que, paradójicamente, ninguna era rubia, menos Susi, que desgraciadamente murió. Y anoréxica… Cariño, yo no lo soy, pero desde que estoy extremadamente delgado me quiero más a mí mismo.
P. ¿Se puede ser un cóctel de pop y underground y llevar una chaqueta de Balmain o de Dior?
R. Por supuesto, cariño. El rock, los Rolling Stones. Si tú eres un hippy con cresta, que te crees unos dogmas que no hay por dónde cogerlos, pues te parecerá mal. Pero los del rock iban siempre con prendas carísimas. Lo importante es que tú lleves la prenda, no que la prenda te lleve a ti.
P. Una de sus actividades favoritas es ver la tele metido en la cama de su suegra. ¿Qué culpa tiene su suegra?
R. No, no, qué culpa no. Qué suerte hemos tenido en la vida de encontrarnos mi suegra y yo, porque somos almas gemelas.
P. ¿Qué le preocupa, aparte de sí mismo?
R. No te voy a decir que me preocupan las injusticias, ni que voy a hacer tal cosa para mejorar esto.
 Me preocupa el que mis seres queridos sufran y lo pasen mal. Y mi relación con mi mujer, y ya está.
P. ¿Cree que tanta dieta le ha podido afectar a la cabeza o venía así de fábrica?
R. No. Yo no doy puntada sin hilo. Me he hecho, y me he hecho poquito a poco. 
Entiendo que la gente me vea como un loco o como un mamarracho, pero es que a mí me encanta.
P. Creo que tiene un ego tamaño familia. Y un narcisismo que se sale.
R. A mí me gusta mirarme y sentirme guapo. Y me gusta mi concepto de la belleza, que ahora yo sea fenómeno fan de niñas de 15 años, y de las madres de las niñas, que tienen 30. 
Más allá de que sea, que lo soy, el prototipo de chico guapo.
 Hasta María Teresa Campos me dijo que era muy guapo y que tenía muy buena piel. Que me lo diga una grande de este país como ella, ya me puedo morir tranquilo.