Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

14 abr 2021

Los herederos del académico que custodiaba la correspondencia entre Galdós y Pardo Bazán denuncian la desaparición de las cartas

 

La pista sobre el paradero de las misivas reapareció a finales de 2020 cuando un librero de Madrid aseguró haberlas visto en una casa de la capital hacía unos 30 años.

Agustín González de Amezúa y Mayo en su biblioteca, en una imagen facilitada por la familia.Agustín González de Amezúa y Mayo en su biblioteca, en una imagen facilitada por la familia 

El enigma en torno al paradero de las cartas que Benito Pérez Galdós envió a Emilia Pardo Bazán tiene un nuevo capítulo. Los herederos de Agustín González de Amezúa y Mayo, miembro de la Real Academia de la Lengua (RAE) desde 1929 hasta su fallecimiento en 1956, que custodió la correspondencia entre los dos escritores españoles del siglo XIX, han denunciado ante la Policía la desaparición de estas misivas, según han confirmado a EL PAÍS fuentes conocedoras de este procedimiento.

 Tras la muerte del académico, dueño de una de las bibliotecas más importantes de España (con gran cantidad de documentos de Lope de Vega, Menéndez Pelayo y la Inquisición), su patrimonio se dividió entre sus tres hijos. Clara María González de Amezúa, la única hija que sigue viva, aseguró a este diario que había visto las cartas después de que la pista sobre este intercambio epistolar reapareciera a finales de 2020, cuando un librero de Madrid afirmó haberlas visto en una casa de la capital hacía “unos 30 años”

 Hasta ahora se creía que habían sido destruidas por la que fue esposa del dictador Francisco Franco, Carmen Polo, o en el incendio del pazo de Meirás en 1978. No existen datos de su paradero entre el 56, año de la muerte de Amezúa, y el 78, cuando pudieron ser eliminadas.

Uno de los días de Pascua, en Madrid, la familia de Amezúa decidió interponer la denuncia, según cuentan esas mismas fuentes. El interés de los herederos es cumplir con lo que Clara María González de Amezúa considera que era el deseo de su padre, que “estuvieran en la RAE”. “No hay ánimo lucrativo”, aseguran las fuentes consultadas, que explican que la denuncia se ha puesto en este momento después de que la heredera, de 91 años y premio Nacional de Gastronomía en 2015, lo meditara y debatiera con sus familiares durante estos meses, desde que saltara la noticia a finales de 2020.

El objetivo de los herederos es que si aparecen las cartas, se guarden con las de Galdós que formaban parte del material histórico y literario que el académico donó a la RAE en 1953. Según la información que aparece en la web de la institución, entre toda la documentación hay 38 cartas que Pardo Bazán envió a Pérez Galdós bajo el título: Correspondencia amorosa de “una célebre escritora con otro famoso novelista”. Esta colección se difundiría posteriormente en libros como Miquiño mío y ensayos biográficos sobre la escritora.

 

Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós.
Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós.

Clara María González de Amezúa contaba a EL PAÍS por teléfono en diciembre de 2020 que vio las cartas. En su momento, no fue consciente de la importancia de estos documentos.

 En la conversación aseguró no recordar el momento con precisión, pero creía que esta correspondencia fue robada de la biblioteca de su padre. Relataba que debió ser en un descuido: “Tal vez las dejó en una mesa y alguien entró y se las llevó”.

Tras la muerte de González de Amezúa, el patrimonio se dividió en tres partes, y cada una fue a parar a uno de los tres hijos que aún vivían. Dos de los familiares que han custodiado la parte que Clara María González de Amezúa y su hermana María del Buen Consejo González de Amezúa, Maruja, recibieron en herencia aseguraron a este diario que ninguna de ellas recibió las cartas de Benito Pérez Galdós. La tercera parte de la herencia fue para los herederos de Ramón González de Amezúa, el que fuera director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1991, que falleció en 2015.

La denuncia abre un proceso de investigación que, según ha podido saber EL PAÍS, puede durar años, ya que no hay pistas concretas sobre el paradero de las cartas o si estos documentos aún existen.

Académico de la letra Z, además de colaborador en medios como ABC y La Vanguardia, González de Amezúa, entregó a también a la RAE antes de morir sus memorias, Epistolario sentimental, que no podrán leerse hasta 2026, cuando se cumplan 70 años de su muerte, según quedó establecido en su testamento. Un documento que dará más pistas sobre la correspondencia entre Pérez Galdós y Bazán.

 

13 abr 2021

Pedro Sánchez

 MADRID, 13/04/2021.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros, este martes en el Palacio de la Moncloa. EFE/ Emilio Naranjo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros.EFE

Sánchez promete usar los 140.000 millones europeos en la mayor modernización desde

Las autoridades sanitarias de EE UU recomiendan parar la vacunación con Janssen tras seis episodios de trombos

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Administración de Alimentos y Medicamentos aconsejan que el país deje de usar el fármaco, que han recibido siete millones de personas

Vacunación con las dosis de Janssen el 26 de marzo en Buffalo (West Virginia, Estados Unidos).
Vacunación con las dosis de Janssen el 26 de marzo en Buffalo (West Virginia, Estados Unidos).Stephen Zenner / AFP
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, en sus siglas en inglés) y la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, ídem) han recomendado que se suspenda el uso de la vacuna monodosis de Janssen, una de las tres que se administran en el país, tras haberse registrado seis casos de un tipo de coágulo sanguíneo “raro y grave”, han comunicado este martes las autoridades sanitarias federales, según ha adelantado el diario The New York Times.

 

 

21 feb 2021

Después de asistir a la inauguración del edificio que albergará su museo, su laboratorio y su sala de exposiciones, los 600 invitados —entre los que figuraban Tom Cruise, Tina Turner, Janet Jackson, Lauren Hutton, Glenn Close, Sophia Loren o Pierce Brosnan— cruzaron una calle que no solo se había cerrado al tráfico, sino convertido en un jardín, para presenciar en el Teatro Armani un desfile retrospectivo en el que participaron 179 modelos. En la fiesta posterior, Antonia Dell’Atte, que fue su modelo y su musa en los años ochenta, le dijo con aire pícaro al primer ministro italiano, Matteo Renzi: “Giorgio no solo saber vestir a las mujeres, sino también desnudarlas”. El actor Pierce Brosnan. Dicen los colaboradores de Armani, y corrobora él, que su ansia de perfección lo lleva a controlar personalmente cada detalle, algo que no debe de ser tan fácil en un emporio que cuenta con 4.700 empleados, casi 8.000 millones de euros de ingresos y una producción que va de la alta costura a los hoteles pasando por la moda joven, las gafas, la ropa infantil, los perfumes, el maquillaje o los restaurantes. De todos los ejemplos, uno de los que más llama la atención tiene que ver con el teatro en el que el jueves se desarrolló el desfile. Fue diseñado por el prestigioso arquitecto japonés Tadai Ando sobre una antigua fábrica de chocolate y consta de 628 asientos alrededor de un rectángulo de luz. En octubre de 2001, cuando el teatro ya estaba terminado pero aún faltaban unos días para la inauguración, Giorgio Armani apareció y se sentó en cada uno de los asientos para comprobar que la visión era perfecta desde todos los ángulos. Solo entonces dio su visto bueno. La gran fiesta en Milán reunió las tres características que, tal vez, marcan la exitosa carrera del diseñador nacido en Piacenza el 11 de julio de 1934.


Después de asistir a la inauguración del edificio que albergará su museo, su laboratorio y su sala de exposiciones, los 600 invitados —entre los que figuraban Tom Cruise, Tina Turner, Janet Jackson, Lauren Hutton, Glenn Close, Sophia Loren o Pierce Brosnan— cruzaron una calle que no solo se había cerrado al tráfico, sino convertido en un jardín, para presenciar en el Teatro Armani un desfile retrospectivo en el que participaron 179 modelos.
En la fiesta posterior, Antonia Dell’Atte, que fue su modelo y su musa en los años ochenta, le dijo con aire pícaro al primer ministro italiano, Matteo Renzi: “Giorgio no solo saber vestir a las mujeres, sino también desnudarlas”.
El actor Pierce Brosnan.
Dicen los colaboradores de Armani, y corrobora él, que su ansia de perfección lo lleva a controlar personalmente cada detalle, algo que no debe de ser tan fácil en un emporio que cuenta con 4.700 empleados, casi 8.000 millones de euros de ingresos y una producción que va de la alta costura a los hoteles pasando por la moda joven, las gafas, la ropa infantil, los perfumes, el maquillaje o los restaurantes.
De todos los ejemplos, uno de los que más llama la atención tiene que ver con el teatro en el que el jueves se desarrolló el desfile.
Fue diseñado por el prestigioso arquitecto japonés Tadai Ando sobre una antigua fábrica de chocolate y consta de 628 asientos alrededor de un rectángulo de luz.
En octubre de 2001, cuando el teatro ya estaba terminado pero aún faltaban unos días para la inauguración, Giorgio Armani apareció y se sentó en cada uno de los asientos para comprobar que la visión era perfecta desde todos los ángulos. Solo entonces dio su visto bueno.
La gran fiesta en Milán reunió las tres características que, tal vez, marcan la exitosa carrera del diseñador nacido en Piacenza el 11 de julio de 1934.
 La primera es su manejo del tiempo, del de sus colecciones y del suyo propio.
Visitando su museo, al que ha llamado Silos, se percibe claramente que casi cualquiera de sus creaciones sigue siendo actual, llevable.
 Hasta Glenn Close lo subrayó durante la fiesta:
 “Tengo mi armario lleno de hermosos trajes de Armani, incluido el primero que compré, allá por 1985. Y todavía me los sigo poniendo de vez en cuando”.
 La clave tal vez esté en que la apuesta del diseñador italiano nunca fue por el asombro. “No me gusta la moda cuando propone creaciones buenas solo para la pasarela o para las revistas”, explica en declaraciones a EL PAÍS, “para mí, el oficio del diseñador tiene que ser el de vestir a la gente”.
Roberta Armani, Leonardo DiCaprio, Tina Turner y Giorgio Armani, durante la celebración.
También en lo personal, si no con el diablo, Giorgio Armani tiene un pacto con el tiempo
. De hecho, algunas de las celebridades que asistieron a su fiesta —entre ellas Leonardo DiCaprio, cuya actual figura se hace difícil de imaginar haciendo equilibrios en la proa del Titanic— parecen empeñadas en demostrar que nadie se cuida como Armani, siempre en forma y con aspecto de llegar de la playa.
Otra de las características de Armani es la de su negativa absoluta a dejar el timón.
 La pregunta de si se va a retirar se la han hecho mil veces, al derecho y al bies, pero la respuesta es siempre la misma: “No”.
  En una ocasión le preguntaron si, al menos, no se le había pasado alguna vez por la cabeza, y la contestación fue lo suficientemente explícita como para dejar el asunto zanjado para siempre. “Sí”, dijo un Armani no exento de retranca, “algunas mañanas lo pienso, sí.
Visitaré mis casas, navegaré en mi barco, iré al campo, pasearé a mis perros y compraré picassos. Pero eso sería el fin, porque mi vida es el trabajo.
 Mi vida estaría vacía. ¿Qué haría? No podría viajar con gente de mi edad, porque no siento ninguna inclinación por pasar el tiempo con viejos.
 Prefiero tener jóvenes a mi alrededor que me supongan un reto.
 Me mantienen despierto y en contacto con lo que ocurre. Por eso continúo”.
 En cualquier caso, y por si en los últimos meses hubiese cambiado de opinión, se lo volvimos a preguntar. ¿Ha pensado en retirarse?: “Honestamente no. No podría prescindir del trabajo”.
No me gusta la moda cuando propone creaciones buenas solo para la pasarela o las revistas”
Una de las cosas con la que más orgulloso está Armani —además de haber ocupado en una ocasión la portada de Time— es la de no haberse vendido a las multinacionales.
La globalización de la economía, unida a la fuerte crisis que viene sufriendo Europa en general y los países del sur en particular, ha provocado en los últimos años una desamortización de la marca Italia. Un gran número de los productos italianos por excelencia —ya sea en la gastronomía, la moda o la automoción— ya solo lo son de nombre.
  Tras el lujoso escaparate de un tiempo que se fue se esconden accionistas chinos, árabes o estadounidenses
. El diseñador se niega en redondo: “La independencia es el único valor al que no puedo y no quiero renunciar
. Todo lo que he construido se ha basado en mis decisiones autónomas, a veces incluso arriesgadas y temerarias
. Decisiones que, si formase parte de una multinacional, no podría tomar. Pienso además que el poder excesivo de las finanzas no le viene bien a la moda”.
Dice Antonia Dell’Atte que entre el mundillo que pivota alrededor de Armani también existe una cierta preocupación en ese sentido. “Hay que tener en cuenta”, dice la exmodelo, “que él es el único que es él mismo y no una multinacional.
 Todos estamos rezando que sea como Mathusalem, que siga otros 100 años al frente.
 El día que nuestro querido Giorgio se vaya… No, no lo quiero pensar, espero que sea eterno, porque todos estamos preocupados por qué pasará con sus empresas.
Pero, dejémoslo, ahora vivimos el momento”.

 

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