Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

31 mar 2019

Carolina de Mónaco recuerda a Karl Lagerfeld y respalda a su hija Carlota en el Baile de la Rosa

La tradicional cita se convierte este año en un homenaje al diseñador que organizaba junto a la princesa

El enigma Simenon sigue vivo.............. Juan Carlos Galindo

 
 
  • Muerto hace 30 años tras una vida de novela, creadores y expertos reivindican la mirada del prolífico y excesivo creador del comisario Maigret y la calidad de toda su obra.

    Georges Simenon en su despacho en 1961.
    Georges Simenon en su despacho en 1961. Getty Images
    Se le conoció como el hombre de las 10.000 mujeres y los 400 libros.
     Lo primero puede ser algo exagerado; lo segundo, no. Personaje excesivo de biografía imposible, Georges Simenon (Lieja, 1903- Lausana, 1989) dejó tras él una obra descomunal, un legado literario del que el comisario Jules Maigret es solo una parte y cuya mirada sigue ofreciendo claves sobre el ser humano de hoy.
     Con motivo de los 90 años de la primera aparición de Maigret en La maison de l’inquiétude, creadores y editores reivindican en el festival Quais du Polar de Lyon la figura de quien para el Nobel e íntimo amigo suyo André Gide era “el novelista más grande y más auténtico”.
    “Es seguramente uno de los pocos si no el único autor de literatura policial reconocido como gran autor literario. 
    Como grafómano que escribía todo el tiempo –no solo las historias de Maigret sino también las llamadas novelas duras, que son magníficas– constituye una especie de anomalía.
     Era un hombre que vivía para la escritura y su capacidad para escribir tanto y tan bien todo el tiempo le convierte en una especie de genio”, resume a EL PAÍS Stéfanie Delestré, editora de la Série Noire de Gallimard.



    Nacido en una familia belga pequeño burguesa, este hombre precoz en todo que a los 15 dejó el colegio, a los 16 ya trabaja como periodista y a los 27, antes de publicar el primer libro con su nombre, ya conoce el éxito masivo gracias a más de 150 relatos y novelas populares firmadas bajo seudónimos como George Sims o Jean Du Perry, encierra una gran paradoja. Famoso y millonario con gusto por la ostentación, su vida está construida bajo un plan preciso del que poco sabemos con certeza.
     La verdad no está en las entrevistas o en las memorias a las que se dedicó con profusión cuando dejó la ficción en 1972, sino en detalles, pistas y rasgos dispersados por su ficción.
    John Simenon, Johnny, el hijo nacido en EE UU, es quizás quien mejor representa esta mezcla entre la creación y la existencia. 
    “Mi relación con la obra de mi padre no es complicada, pero sí paradójica.
     Cuando empecé a leerlo sentía cierto malestar con algunos elementos que no eran biográficos pero que yo reconocía.
     Son características de los personajes porque las historias nunca eran biográficas, pero estaban ahí.
     Dejé de leerlo y cuando volví a los 35 redescubrí su obra de manera diferente; me di cuenta de cómo mi educación y mi juventud estuvieron marcadas por una ética y un espíritu que estaban en sus libros”. 
    Sus episodios más oscuros -–la relación con su madre y su hermano o su actitud durante la ocupación nazi de Francia– están también ahí, en trazos sutiles, para quien sepa rastrearlos. 

    A punto de ganar el Goncourt en 1937, Simenon también sonó con insistencia para el Nobel en 1961 pero su gran culminación literaria llegó con la publicación de parte de su obra en La Pléiade de Gallimard en 2003. 
    Precisamente con Gaston Gallimard Simenon demostró que no era un escritor cualquiera.
     Rompió con el editor que lo había llevado a la gloria para irse con otro desconocido con el que ganar más, una operación que redefinió la posición de los escritores en el negocio en aquel tiempo.
     Si hay un biógrafo que se ha acercado más a la figura real es Pierre Assouline, quien en dos pinceladas define al personaje y al autor. La primera, en el prólogo de la colección Tout Maigret, que acaba de salir en francés (Ómnibus): 
    “Su genialidad radica en que siempre habla del lector sin interpelar al lector”. 
    La segunda en su libro Simenon (Folio): “Durante demasiado tiempo ha sido presentado como un fenómeno conocido por su notoriedad mientras que él quería ser ante todo un novelista y nada más que eso porque no servía más que para eso”. 


     

La poesía, ¿el género más pujante del español?

Los llenos que consiguieron en el Congreso de la Lengua de Córdoba los poetas confirman la excelente salud creativa que viven.

 
 
Encuentro  con lectores de Eliva Sastre en el Congreso de la Lengua de Córdoba.
Encuentro con lectores de Eliva Sastre en el Congreso de la Lengua de Córdoba. Congreso de la Lengua
Si después de tanto destruir algo ha construido Internet, es furor poético. 
La buena salud del género ha quedado de manifiesto en el Congreso Internacional de la Lengua, celebrado hasta el sábado en Córdoba (Argentina). 
Tiene mucho que ver con la onda de expansión masiva que provoca la red.
 Y con la destreza con que la dominan los millennials.
  Lo dijo Elvira Sastre, poeta segoviana, de 27 años, estrella en la reunión: 
“Se está expandiendo gracias a ese medio y no hay quien la pare”.
Sastre representa un símbolo del presente renacer. En todo el territorio de este "español trufado", en palabras del poeta peruano Alonso Ruiz Rosas. Llena distintos aforos en México, Colombia, Perú…
Como no, en Argentina, donde ha leído y ha participado junto a otros representantes de distintas generaciones en coloquios y sesiones de lectura multitudinarios a los que arrastró público y donde arrancó ovaciones.
 Como le sucedió junto a Joaquín Sabina en el Teatro del Libertador. Ocurrió al leer Somos mujeres. El aplauso fue tan estruendoso, que ella, con su recia discreción castellana, hacía gestos al público como para indicarles que pararan. Vive la calle y habita el espacio online con el mismo desparpajo. Del blog, pasó a vender decenas de miles de copias en papel de sus poemarios. 
En el twit, persigue el aforismo perpetuo.
 Con la novela se ha estrenado ganando el premio Biblioteca Breve por Días sin ti
Se obsesiona con la búsqueda del poema: “Como si cada uno de ellos fuera un pez y el océano de la literatura lo escondiera todo”.

En eso nada le separa de sus maestros.
 Uno de ellos es Benjamín Prado, que también convocó multitudes. Él ha estado atento al fenómeno de la nueva generación desde su atalaya física de metro noventa y con la actitud de quien sabe conceder relevos.
 Prado tiene muy presente que a él también le ayudaron cuando fue demasiado joven. Sobre todo Rafael Alberti y Ángel González. “Los recuerdo o los cito cada día”, confiesa.  
 Y a veces, como le ocurrió el sábado en Córdoba, se le cruza un nudo en la garganta al hacerlo cuando le dio por recitar la canción que le compuso junto a Sabina para el último de ellos: Menos dos alas
Tuvo que parar por el mal rato. González respondía a la estirpe con que María Negroni, poeta argentina, trata de definir la madera de los suyos: “Los que descienden a lo desconocido en una ceguera trabajosa quien sabe que lo real no resulta articulable, un antídoto contra el discurso autoritario, alguien que huye de la cárcel de lo convencional…”. También alguien entregado a lo reflexivo, que se expresa entre hachazos y caricias del pensamiento. 
 Eso que, como cuenta el dominicano José Marmol, vio un filósofo como Heidegger en un poeta como el romántico Hölderlin. “Un ser determinado a escapar de la dictadura de lo igual”, comenta Marmol.
Y siempre dispuesto a compartir versos sin que importe el precio. En eso, Martín Prieto, poeta argentino, ve una ventaja.
 Él ha organizado encuentros literarios en su país y con ello ha podido observar que la flexibilidad de los poetas a la hora de acudir es mucho más amplia que la del resto. 
“Quizás ahí se esconda una de las razones por las que tienen tanto público. Siempre están dispuestos a ir donde sea y encontrarse con otros. 
Extienden así sus contactos y sus redes propias. Da igual que les propongas viajar en colectivo (autobús) o dormir en pensiones. Apenas nada les impide acudir”.
Esa diferencia, esta vez con hoteles decentes, se ha puesto de manifiesto con mucha pujanza y de manera refrescante en Córdoba. Los poetas han reivindicado su soberanía sobre la lengua en un congreso, quizás demasiado volcado a la obsesión digital.
 Algo que ha producido lagunas para un género también hoy con extraña salud de hierro, como el teatro. 
Menos mal que ese aspecto lo reivindicó Nuria Espert, gracias a Lorca.
 La gran dama llenó el Real de Córdoba con su escenificación, junto a Lluìs Pasqual, del Romancero gitano.
Los dramaturgos y quienes dan vida sobre un escenario a la palabra han quedado en la cuenta a deber para el próximo congreso.
 Será, muy probablemente, en Arequipa (Perú), la ciudad donde nació Mario Vargas Llosa.
 

 

Salvador Sobral: “La euforia dura poco, hay que seguir pagando el alquiler”

El músico portugués regresa con 'Paris, Lisboa', un disco que quiere ser "un grito de libertad, luz y felicidad" después de su trasplante de corazón.

 

 

Salvador Sobral, músico.
Hay ventajas e inconvenientes en el hecho de que la tuya sea la última entrevista del día. 
El entrevistado está tan cansado y/o harto de contarle su vida a desconocidos que, o bien te despacha con topicazos, o baja la guardia y se quita el escudo
. Sobral, trasplantado de corazón aún no hace dos años, parece exhausto. Son las siete de la tarde, lleva en pie desde las cinco de la mañana, ha dado un concierto para la prensa y, derrengados todos en los divanes de la terraza VIP de un hotel VIP de Madrid, sus asistentes le animan insistiéndole en que esta es la última. Empezamos bien.
 Un chico amable e hipersensible respondiendo “con actitud zen” para vender su disco.
 En un momento concreto, sin embargo, molesto quizá por alguna pregunta, muda el gesto y se vuelve opaco
. Entre medias pasó esto.

Es lo que pretende. 
Es un renacimiento. Un canto a la alegría.
 Mi mayor grito de libertad después de todo lo que pasé en su día. Es una canción con mucha luz, sol y felicidad. Para bailar y bailar.
¿Antes estaba a oscuras?
A veces. Había luz y sombras.
 El tiempo más oscuro fue el que estuve en el hospital. Seis meses malos.
 Pero después empecéa ver la luz y a componer el disco.
Me ha impresionado lo que ha dicho en el concierto: que, al ver que sobrevivía, cayó en que había que pagar las facturas.
La euforia dura poco, porque ves que la vida es frágil. 
Las cosas siguen pasando, y vivo la vida con más intensidad, porque sé que en cualquier momento se puede torcer.
 Pero, al final, uno se da cuenta de que hay que pagar el alquiler. Entonces decidí volver a tocar, que es lo que más me gusta hacer.
¿No lo considera trabajo?

'París, Lisboa'

Así ha titulado Salvador Sobral (Lisboa, 1989) su primer álbum después de su trasplante de corazón en 2017.
 Políglota y polifónico, el ganador de Eurovisión lleva apuntado a boli en el dorso de la mano una nueva fecha fetiche: 17 de mayo, su recital en el Palau de la Música de Barcelona.
No, para mí el trabajo es esto.
 Hacer entrevistas. Lo demás es tocar y estar con los amigos y viajar y comer bien y estar en hoteles...
....tan lujosos como este.
No. Los hoteles demasiado lujosos me asustan un poco.
 Tengo muchos amigos y prefiero quedarme en su casa, aunque tenga que discutir con mi gente.
 Soy tan antidiva que a veces termino siendo una diva y acabo haciendo una escena de diva contra diva.
Veo que no acepta órdenes. ¿De qué se siente esclavo cuando uno le ha visto las orejas al lobo?
De las cosas que no controlas. Eso es lo peor. 
Cuando no controlas y estás a merced de otro, o de la vida en general. 
Es lo que más miedo me da: no saber qué va a pasar. Por eso no me inquietan los conciertos, porque controlo yo.


Un amigo corresponsal decía que se tenía que tomar vacaciones de Portugal para sobrellevar lo melancólico de su carácter.
Sí, somos un país melancólico, pero con encanto.
 La melancolía está presente en todo mi ser. Pero es una melancolía productiva para el arte, para la interpretación, como también lo es la alegría
. Todas las sensaciones son legítimas a la hora de crear: reír, llorar, ganas de follar.
 Todo es legítimo.
Oyéndole hablar parece usted bastante mayor de sus 29 años.
¿Sí? Me siento el eterno joven. Un poco Peter Pan, al menos como artista. ¿Tú cuántos me echas?
No sé, 40, alguien que ha vivido mucho y ha visto de todo.
Bueno, es que un año de enfermo es como un año de perro, valen más. Mira, ya tienes el titular.

Es bueno. Dicen que cuando uno está cansado dice la verdad.Puede ser que sí.
A una fan que le ha piropeado diciéndole que “ojalá” fuera su madre, le ha respondido: “no quieras serlo”. ¿Tanto ha sufrido ella?
Me ha salido de dentro, y ya ves que digo lo que me sale.
 Mi madre ha sufrido mucho. Es un ser muy especial, tiene un carácter de mujer portuguesa de armas tomar, con carácter. 
Nunca me dejó irme abajo. Decía: “todo va a estar bien, no te preocupes”. Era ella quien llevaba el carro.

Defina el triunfo, usted, que denosta 'Operación Triunfo'.
Hacer lo que te gusta, conseguir pagar el alquiler, comer bien y estar sano. La vida de rock star. El único vicio que tengo es comer fuera. Y me lo puedo permitir.
El actor Antonio Martín Gamero decía: “como fuera de casa en ningún sitio”. ¿Los suscribe?
Tengo miedo a la soledad, no lidio bien con ella. 
Me fui un mes a Estocolmo a aprender sueco y a forzarme a estar solo después de todo lo que pasé, pero en el tren del aeropuerto al centro hice dos amigos.
 No sé si me encantan las lenguas porque me encanta la gente, o me encanta la gente porque me encantan las lenguas.