Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

28 ago 2018

Leonard Cohen I'm your man subtitulado

El último día de Manolete........................ Antonio Álvarez Barrios

El 28 de agosto de 1947, Manolete fue herido de muerte en Linares al entrar a matar al toro Islero.

Manolete es llevado en brazos tras la cogida que le causaría la muerte.
Manolete es llevado en brazos tras la cogida que le causaría la muerte.
El quinto miura que el 28 de agosto de 1947 salió a la plaza de toros de Linares se llamaba Islero y era negro entrepelao, posiblemente tocado en los pitones. 
La faena de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, Manolete, con aquel toro estaba muy por encima de las condiciones del animal. Hizo un intento de molinete de rodillas, fuera del repertorio habitual.
 Manolete se perfiló en corto e hizo la suerte de matar despacio y marcando los tiempos. 
Se hundía el estoque en el toro y, al tiempo, el pitón en el muslo derecho del torero, la fatídica cornada que le robó la vida.
 Este es el reportaje que EL PAÍS publicó el 28 de agosto de 1997, en el 50º aniversario de su muerte:
Santa Marina era el barrio torero por excelencia de Córdoba. Allí, en la calle de Tomás Cabrera 2º A, nació el 4 de julio de 1917 Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, con el tiempo apodado Manolete, como antes lo fuera su padre, también matador de toros. Por la rama materna le venía el parentesco con el Bebé, los Lagartijo, Mojino, Manene, Recarcao y Machaquito.
Cinco años tenía Manolete cuando murió su padre sin dejar nada acomodada a la familia.
 Hijo, nieto, primo, sobrino, amigo de toreros, tenía que ser torero. Lo daba la casta, el barrio y la necesidad.
 El flacucho chaval, serio y triste, acabó jugando al toro como los compañeros de la plaza de la Lagunilla y el campo de la Merced. En un herradero de la finca Lobatón se probó a los 12 años con unas becerras y no anduvo mal.
 De ahí saldrían los tentaderos, los festivales y algún que otro puntazo. 
Alternando con su primo Bebé Chico y la torera Juanita Cruz, debutó como novillero en Cabra el domingo de Resurrección de 1931.
 Durante un tiempo figuró en la parte seria de Los Califas, un espectáculo cómico-taurino-musical cordobés.
 A la plaza de Tetuán de las Victorias en Madrid acude de novillero el 1 de marzo de 1933 con dos mexicanos y Varelito Chico.
 La crítica no echa las campanas al vuelo, pero deja ya constancia del sello que le acompañaría toda la vida: el de formidable estoqueador. 
Torea donde puede y el servicio militar se lo permite, durante la guerra. 
Ha cuajado en novillero con estilo propio, y José Flores, Camará, se decide a apoderarle en 1939, año de su alternativa en Sevilla de manos de Chicuelo
. Le faltan dos días para cumplir 22 años.
 

El último día

En la habitación grande de la planta baja del hotel Cervantes de Linares hay dos camas, una para Manolete y otra para Camará. Han llegado deshechos del largo viaje de Santander, donde las cosas salieron bien. Manolete está cansado de la temporada y del público, que cada día exige más. Entran a saludar los íntimos de la prensa de Madrid —Bellón y K-Hito— y los punteros del ambiente —Balañá, Colombí, Camacho y algunos otros—. La corrida de Miura escogida para la feria no es grande. Todos tratan de quitarle importancia, menos Manolete, obsesionado con la idea de que hay que darle más al público.
Manolete, en una imagen sin datar.
Manolete, en una imagen sin datar.
Lleno en la plaza de Linares. 
Al romper el paseíllo hay una gran ovación para Manolete, que recoge casi desde el centro del ruedo. 
Luego invita a Gitanillo de Triana y a Luis Miguel Dominguín a compartir los aplausos.
 En el primero, Gitanillo hace un buen quite y Manolete lo mejora por verónicas.
 El segundo está justo de fuerzas y el Pimpi no le pega mucho en varas.
 La faena de Manolete con la derecha se remata con tocaduras de pitón y la testuz acariciada.
 Con pinchazo y estocada corta, recoge una fuerte ovación.
Luis Miguel ha venido a arrasar. Bien con el capote y tres excelentes pares de banderillas.
 La faena de muleta es muy jaleada, pero pincha tres veces y da dos descabellos. 
Conceden una oreja, pero los tramposos banderilleros le llevan' las dos y el rabo. El gitano Rafael mata al cuarto con dignidad.
El quinto miura se llama Islero y es negro entrepelao, posiblemente tocado en los pitones.
 Ramón Atienza le mete hasta las cuerdas de la puya, y en banderillas, Cantimplas y Gabriel González pasan apuros.
 La faena de Manolete está muy por encima de las condiciones del toro.
 Los derechazos y las cuatro manoletinas ajustadísimas encienden al público. 
Hay un intento de molinete de rodillas, fuera del repertorio habitual. 
 Manolete se perfila en corto y hace la suerte de matar despacio y marcando los tiempos. 
Se hundía el estoque en el toro y, al tiempo, el pitón en el muslo derecho del torero.
 De cabeza cayó después de girar sobre el cuerno.
 En el traslado a la enfermería, se equivocan de camino las asistencias; en el ruedo quedan dos regueros de sangre.

"Don Luis, no veo"

Cuarenta minutos de operación para una cornada en el fatídico triángulo de Scarpa con una trayectoria hacia arriba de 20 centímetros y otra hacia abajo de 15 centímetros.
 Rota la safena y contorneando la femoral. 
El doctor Garrido dio pronóstico muy grave.

Cuando, sobre las ocho de la tarde, cesó el efecto de la anestesia, Manolete se quejó a su primo el banderillero Cantimplas: "Pelu, ¡cómo me duele la ingle!". 
Y pidió un vaso de agua.
 En la enfermería, llena de gente que no pintaba nada allí, permaneció aún mucho tiempo.
 Después se le trasladó en camilla llevada a pie hasta el hospital de Linares. 
Por carretera venía, de refuerzo médico desde El Escorial, el doctor Luis Jiménez Guinea, cirujano jefe de la plaza de Las Ventas.
Declaraciones de un hijo del doctor Garrido atribuyen a un plasma en mal estado el agravamiento y muerte de Manolete.
 Se sabe de la zozobra del torero al ver que no le operaban de nuevo. 
Jiménez Guinea se convirtió en receptor de los últimos momentos: "Don Luis, no siento la pierna", le dijo el torero.
 Y al rato: "Don Luis, no siento la otra". Con la última queja —"Don Luis, no veo"— comenzó la agonía.
Eran las cinco horas y siete minutos de la madrugada del 29 de agosto de 1947 cuando Camará le cerró los ojos al torero de más leyenda de toda la historia.
 


 

Muere a los 34 años Tina Fuentes, miembro del ‘Dream Team’ español de natación sincronizada

 
 

"Era un culo inquieto, una mariposa libre", la describe Bet Fernández su entrenadora en el equipo nacional júnior.

Tina Fuentes, durante un ejercicio de natación en 2005 en Montreal. En vídeo Así fue el homenaje que le hicieron a la nadadora sus amigos y familiares.
"Era un culo inquieto, una mariposa libre. 
Era valiente, sin miedos y esa manera de ser le hizo dejar la sincronizada muy pronto", dice Bet Fernández de Tina Fuentes, la nadadora española fallecida este martes a los 34 años tras una dura batalla contra el cáncer.
 Natural de Valls (Tarragona) y miembro del Dream Team español de la sincronizada, compitió en muchos torneos al lado de su hermana Andrea, un año mayor que ella.
  Fue una de las principales piezas de la selección para conseguir multitud de logros entre 2002 y 2007, entre los que destacan la medalla de plata en Equipos en el Europeo de 2002, la plata mundial de Barcelona en esta misma categoría en 2003 y la plata y el bronce en Rutina Técnica y Libre en Melbourne en el año 2007.

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"Tina fue una nadadora bastante diferente de las otras.
 Siempre fue una chica excepcional que marcaba totalmente el ritmo de lo que quería hacer y a veces no era fácil gestionar su locura.
 Disfrutó mucho del alto rendimiento, pero a la vez se le hizo difícil porque quería ir a su aire y eso no encajaba con la disciplina de la alta competición", explica Bet.
 "Supuso mucho para la natación sincronizada: era creativa, genial, con mucha personalidad.
 Tenía mucho sentido del humor, era alegre, siempre estaba de cachondeo.
 Siempre ha sido una chica muy rebelde y transgresora, lo que ha vivido lo ha vivido a tope.
 Vivió lo que quería vivir, nunca se dejó condicionar", añade la que fue su entrenadora en el equipo nacional júnior.
"El mundo de la natación sincronizada y del deporte en general está de luto", ha escrito la Real Federación Española de Natación en su comunicado, en el que ha añadido: 
"Tanto ella como su hermana Andrea dieron mucho a un deporte que Tina amaba con pasión. 
Era una persona muy auténtica, con una manera de vivir la vida muy especial.
 Disfrutaba cada momento con máxima intensidad". Este organismo también ha tenido palabras para la familia, a la que han dado el pésame:
 "Desde estas líneas nos unimos al dolor de la familia y dedicamos un humilde homenaje a una de las primeras 'saltimbanquis' del equipo español. Te recordaremos siempre, Tina".
Recuerda Fernández el tercer puesto que consiguió con su hermana Andrea en una competición internacional júnior.
 "Eran dos gotas de agua, tenían una gran complicidad. 
Andrea, precisamente, le ha dedicado un emotivo vídeo en Instagram donde se puede ver la despedida que la familia y amigos le han brindado.
 “Buen viaje hermana. Te hemos hecho el fiestón que querías. Sin drama. Compartiendo un buen momento. Diferente y especial como tú. Tambores, sal, pétalos y fuego. La luna a tope, el mar y la mejor compañía”, es el texto que acompaña la despedida.

 

¿Cuál es la verdadera cara de Melanie Griffith?

Tras aparecer irreconocible en unas fotos para una revista, la cuenta de Instagram de la actriz la muestra en un punto intermedio entre su rostro de siempre y el nuevo.

Melanie Griffith en los años 90, en su Instagram en agosto de 2018 y en unas fotos para una revista el mismo mes. 
Melanie Griffith en los años 90, en su Instagram en agosto de 2018 y en unas fotos para una revista el mismo mes. GTRESONLINE/INSTAGRAM
El de Melanie Griffith es uno de los rostros más famosos de Hollywood.
 Pero no el que hemos conocido los últimos días. 
La estrella de Armas de Mujer o Two Much ha aparecido en las últimas semanas con una cara muy diferente de la que solía acostumbrar en películas y alfombras rojas.
 En un reciente reportaje para la revista InStyle en EE UU, Griffith mostraba unas facciones más cuadradas y lisas, con los labios más finos, los ojos más redondos y la nariz más puntiaguda.
Sin embargo, esas fotos que tanta impresión causaron ahora se ven contrarrestadas por las imágenes que la propia Griffith ha colgado en su perfil de Instagram, y en las que aparece con un aspecto intermedio: ni como es recordada por muchos gracias a sus películas y vida social ni tan diferente como se ve en el editorial de la revista.
Bien es cierto que la nariz de Griffith está en pleno cambio a causa de un cáncer de piel del que se está tratando con distintos procedimientos, el último de ellos una dermoabrasión, que modifica el aspecto de la piel aunque no la forma de la propia nariz. Ella misma ha contado el proceso en sus redes
"Vendada de nuevo tras la dermoabrasión, el último paso para eliminar las células del cáncer de piel. 
 Si lo tenéis, solucionadlo. Si os ponéis el sol, tened cuidado.
 Usad protección solar.
 Haceos revisiones con vuestro dermatólogo. Si no tenéis, conseguid uno o acudid a la clínica más cercana y pedid que os revisen. 
Pronto más información", escribe la actriz. 

En esa imagen la actriz aparece cambiada a la Griffith de los noventa y con retoques estéticos evidentes (aunque también es cierto que el paso del tiempo está ahí), pero más distanciada de esas fotos de la revista. 
 Algo que también se ve en otra fotografía reciente que ha subido junto a su primer marido, Steven Bauer, y el hijo que tienen en común, Alexander, en la que festejaban los 32 años del joven.
 Una imagen en la que se aprecia algo más su rostro porque aparece sin gafas de sol, un complemento que usa para taparse y que se ha vuelto prácticamente imprescindible para ella. 

Además de tratamientos de belleza y estética (como dicha dermoabrasión), es evidente que el rostro de la actriz ha sufrido cambios, pero quizá no tan acusados como los de la revista. 
En ella, por tanto, las diferencias se deben no tanto a retoques de la actriz como de las imágenes, a través de la luz o de retoque fotográfico.
En febrero de este mismo año, en un acto en Viena, Melanie Griffith ya apareció muy cambiada, con la nariz distinta y los labios más hinchados, y entonces se supo de su cáncer de piel. 
Ella contó que se había sometido a un tratamiento para eliminar un carcinoma en esa zona.