Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

31 ene 2018

En el punto de Mila Quiero ir a trabajar con la mente vestida de limpio Mila Ximénez

En el punto de Mila

Quiero ir a trabajar con la mente vestida de limpio


Mila Ximénez

Es un ritual hacerse promesas para el nuevo año. Y yo no podía ser menos. He prometido no implicarme demasiado en historias de personajes que te roban el alma y la energía de la que ellos carecen.
Quiero ir a trabajar con la mente vestida de limpio. 
Intentar no dejarme salpimentar por la cutrez y el mercadeo. Desbloquear los resortes que me impiden ser más libre. Intentar abrazar el éxito y mantener lejos a los que sufren viendo cómo lo consigues.
 Escaparme con más frecuencia a enredarme en el bullicio de mis nietos.
 Lo del gimnasio, las dietas y todo eso, aún está en periodo de elaboración. 

No ha sido un año de personajes extraordinarios. 
Excepto la crisis de los Bustamante-Echevarría, lo demás han sido retales previsibles. Las Chabelitas, los Albalá, los Janeiro... me producen un tedio agotador.
 Es cierto que los ingresos de la Campanario por distintas clínicas psiquiátricas han sido una novedad con tintes desagradables
 La Campa me puede caer mejor o peor, pero es fácil solidarizarse con el dolor de una enferma, y a mí me ha producido cierta cercanía. 
No lo está teniendo fácil y debe de ser triste la indiferencia de una familia política que, según allegados a ella, no le tiene demasiado cariño.
El Rey ha cumplido 80 años y han cuidado la foto de familia evitando la imagen con los Urdangarin.
 He sentido pena por los niños de estos. De todos los que componían el retrato familiar, creo que son los más inocentes. Me produce más indignación ver cómo Cristina e Iñaki siguen teniendo un pseudo destierro de lujo, jugando al escondite con su situación real, que es de absoluto privilegio.
El premio a la historia que más juego nos está dando es sin duda la del triángulo Lapiedra-González-Hamilton. 
 No sé cómo va a terminar, pero de lo que no tengo duda es que viven sus mentiras como verdades absolutas, y sus distancias, sin desenredarse el uno del otro. 
Me muevo en un escenario donde cabe todo tipo de personaje. La mayoría son aspirantes eternos a ser protagonistas de cualquier trama. 
 Pero lo cierto es que solo pueden permanecer aquellos que sean capaces de sobrevivir después de la bajada del telón. No es fácil. Ni siquiera Vargas Llosa ha sabido salir del foco. 
Al parecer, este mundo te engulle. 
Espero seguir respirando con normalidad.

La mayor victoria del Vietcong fue una derrota................ Guillermo Altares

Mark Bowden reconstruye la batalla más dura de la guerra de Vietnam en ‘Hué 1968’, cuando se cumplen 50 años de la ofensiva del Tet.

Un policía ejecuta en Saigón en plena calle a un vietcong preso.
Un policía ejecuta en Saigón en plena calle a un vietcong preso. AP
"En los días peores, creo que nadie esperaba salir vivo de ahí". 
Así describe Michael Herr, el gran cronista de la guerra de Vietnam, la ofensiva del Tet, de la que se cumplen 50 años.
 En la noche del 30 al del 31 de enero de 1968, coincidiendo con el año nuevo lunar, el Vietcong lanzó una ofensiva sorpresa en Vietnam del Sur, que dejó totalmente fuera de juego a los estadounidenses, porque creían imposible que el Ejército de Vietnam del Norte tuviese esa capacidad logística y de movilización de decenas de miles de efectivos.
 La batalla más cruel de aquella ofensiva tuvo lugar en Hué, la capital histórica del país asiático, que el periodista estadounidense Mark Bowden, autor de Matar a Pablo Escobar o Black Hawk derribado, ha reconstruido en Hué 1968 (Crítica, traducción de Joan Andreanó-Weyland), un relato de aquellos 26 días de salvajes combates, pero también de venganzas despiadadas por parte de la guerrilla comunista.
"Hacia enero de 1968, el apoyo popular a la guerra disminuía, pero la oposición a ella seguía formando parte de una minoría en la política estadounidense.
 A finales de febrero ya era la corriente mayoritaria", escribe en Mark Bowden, quien relata la batalla basándose en testimonios de soldados de los dos bandos y en todo tipo de documentos, desde crónicas de prensa hasta informes militares.
 El periodista añade a continuación: "El punto de inflexión fue la ofensiva del Tet y esta batalla fue su episodio más desgarrador.
 Tras el Tet ya nadie especulaba con ganar rápida o fácilmente la guerra. 
No había un final de la vista.
 El debate nunca volvió a centrarse en cómo ganar sino en cómo abandonarla. 
En un sentido más amplio, el Tet supuso el primero de una serie de profundos golpes a la fe de Estados Unidos en sus dirigentes".
Muchas de las imágenes que identificamos con la guerra de Vietnam se produjeron durante el Tet; la fotografía que captó Eddie Adams del general del Ejército de Vietnam del Sur Nguyen Ngoc disparando en la cabeza a un prisionero Vietcong fue tomada el 1 de febrero de 1968, al principio de la ofensiva. 
Es un momento del que habla también la periodista italiana Oriana Fallaci en su libro sobre el conflicto, Nada y así será. Despachos de guerra (Anagrama), las crónicas que Michael Herr escribió para la revista Esquire y que desde entonces se han convertido uno de los grandes clásicos del periodismo bélico, también transcurren en gran parte durante el Tet, así como la segunda parte de la película de Stanley Kubrick, La chaqueta metálica, de la que Herr fue el guionista (también fue coguionista de Apocalypse Now).
 El británico Don McCullin realizó durante la batalla de Hué algunas de las fotografías icónicas del siglo XX, que muestran a marines heridos o los combates desde primera línea.
 Su imagen de un soldado con la mirada perdida, esperando a ser evacuado del frente, se ha convertido en uno de los símbolos del horror de la guerra.
 "Desde mi primera visita a Vietnam siempre sentí que los americanos nunca podrían ganar esa guerra, pese a todo su poder. Este sentimiento nunca fue más fuerte que durante la victoriosa batalla en Hué", escribe McCullin en sus memorias, Unreasonable behaviour. 
 Aunque retirado en la campiña inglesa, este veterano reportero todavía sigue en activo: cubrió el principio de la guerra de Siria. Fotógrafos como Horst Faas o Philip Jones Griffiths también tomaron imágenes impresionantes durante aquellos días.
Durante la ofensiva, el Vietcong atacó 100 ciudades a la vez, pero su logro simbólico fue la conquista de la ciudad de Hué.
 Los marines lucharon hasta el 25 de febrero para retomarla. "Los progresos eran penosamente lentos.
 El enemigo era tenaz. Los marines pagaban cara cada manzana, a veces cada casa", escribe Bowden.
 El coste humano de la ofensiva fue espeluznante. 
"Hacía dos días, desde que había comenzado el Tet, que los heridos llegaban a centenares al hospital provincial de Can Tho. Solían ser o muy jóvenes o muy viejos, o mujeres, y sus heridas eran a menudo horribles", escribe Michael Herr. 
 En marzo de 1968, poco después del Tet, se produjo la mayor masacre de civiles por parte de las tropas de EE UU, la matanza de MyLai, que fue revelada posteriormente por la prensa.
Tanto la batalla de Hué como la ofensiva del Tet, durante la que murieron 37.000 personas, 4.000 de ellas soldados estadounidenses, representaron una derrota para Vietnam del Norte, pero lograron cambiar el curso de la guerra y demostrar que, en cualquier momento, podían atacar en cualquier lado. 
Sobre todo, demostraron que el Gobierno de Estados Unidos –que apoyaba con sus tropas la lucha de Vietnam del Sur contra el comunista Vietnam del Norte– no había parado de mentir sobre el desarrollo del conflicto.
Los archivos del Pentágono, la nueva película de Steven Spielberg, trata precisamente de la revelación de los documentos secretos que demostraban que Washington sabía que todo iba mal y, sin embargo, lo ocultó y siguió enviando tropas.
 La guerra terminaría seis años después, en 1975, con 1,3 millones de muertos, la mitad de ellos civiles, y 58.000 estadounidenses caídos en combate. 
Mark Bowden cuenta que testimonios de soldados norvietnamitas capturados durante la ofensiva fueron utilizados en los famosos papeles, revelados en 1971.
 Desde el Tet, el Gobierno de EE UU sabía el gigantesco precio humano que estaba pagando por una guerra que no podía ganar.


 

Toda la cúpula del ‘procés’ puede quedar inhabilitada antes de abril

La ley permite adoptar esta excepcional medida en los casos de terrorismo y rebelión.

   

 


Puigdemont y Junqueras, en un acto en Barcelona.
Puigdemont y Junqueras, en un acto en Barcelona.
Si Carles Puigdemont busca nuevas tretas para saltarse el dictamen del Tribunal Constitucional y conseguir su investidura como presidente de Cataluña, el tiempo corre en su contra.
 Puigdemont y los cuatro exconsellers que le acompañan desde hace tres meses en su fuga de la Justicia quedarán previsiblemente inhabilitados para ejercer cargos públicos a finales de marzo, según fuentes jurídicas cercanas al Tribunal Supremo. 
Y pueden ser inhabilitados porque la Ley de Enjuiciamiento Criminal permite adoptar esta decisión a quienes ocupen cargos públicos y siempre que se haya dictado auto de procesamiento, el investigado se halle en prisión provisional e incurra en los delitos de terrorismo o rebelión.
Fuentes del Supremo precisan que la instrucción del juez del Supremo Pablo Llarena se aproxima ya a sus últimos coletazos, y es previsible que todos ellos sean procesados por malversación, sedición y rebelión en marzo. 
Los plazos judiciales corren en contra de los políticos, porque para entonces, si no se ha desbloqueado la situación en Cataluña, ni Puigdemont ni ningún otro líder del procés encausado podrían aspirar a una investidura ni a concurrir como candidatos a unas hipotéticas nuevas elecciones.
La atribución de este último delito es la que permite al juez, según el artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, inhabilitarles casi sobre la marcha. 
No habrá que esperar al juicio ni a que la sentencia, que puede producirse a finales de este año, sea firme.
 Solo cabe inhabilitar sin sentencia firme a un cargo público en el momento en que un juez lo procesa y a la vez dicte una orden de prisión.
 Y siempre y cuando concurra al menos uno de los tres delitos siguientes: terrorismo, banda criminal o rebelión.


Puigdemont y los cuatro exconsellers que le acompañan en su fuga quedarán previsiblemente inhabilitados para ejercer cargos públicos a finales de marzo
Fuentes del Supremo precisan que la instrucción del juez del Supremo Pablo Llarena se aproxima ya a sus últimos coletazos, y es previsible que todos ellos sean procesados por malversación, sedición y rebelión en marzo. 
Los plazos judiciales corren en contra de los políticos, porque para entonces, si no se ha desbloqueado la situación en Cataluña, ni Puigdemont ni ningún otro líder del procés encausado podrían aspirar a una investidura ni a concurrir como candidatos a unas hipotéticas nuevas elecciones.
La atribución de este último delito es la que permite al juez, según el artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, inhabilitarles casi sobre la marcha. 
No habrá que esperar al juicio ni a que la sentencia, que puede producirse a finales de este año, sea firme. 
Solo cabe inhabilitar sin sentencia firme a un cargo público en el momento en que un juez lo procesa y a la vez dicte una orden de prisión. 
Y siempre y cuando concurra al menos uno de los tres delitos siguientes: terrorismo, banda criminal o rebelión.
El artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece: “Firme un auto de procesamiento y decretada la prisión provisional por delito cometido por persona integrada o relacionada con bandas armadas o individuos terroristas o rebeldes, el procesado que estuviere ostentando función o cargo público quedará automáticamente suspendido en el ejercicio del mismo mientras dure la situación de prisión”.
Puigdemont está prófugo de la justicia y mantiene el acta de diputado obtenida en las elecciones del 21-D.
 El juez Llarena estudia dictar contra él y el resto de fugados (Toni Comín, Lluís Puig, Meritxell Serret y Clara Ponsatí; los tres últimos han renunciado al acta de diputados) una orden de detención e inmediato ingreso en prisión. 
Al decretarles prisión y procesarles, se cumplirían los requisitos para inhabilitarles o bien cortar la posibilidad de que accedan a un cargo público futuro). 
 Tras su previsible y cercana inhabilitación, Puigdemont podrá recurrir a la sección del Supremo, con tres magistrados, que resuelve los recursos contra las decisiones de Llarena. 
Pero las distintas fases judiciales se prevén rápidas porque el sumario ni siquiera tiene que salir de las paredes del propio Tribunal Supremo. 
El procesamiento en firme puede estar resueltos a finales de marzo, según las mismas fuentes.
Puigdemont, cuando pide “garantías” para volver a España, y que incluso le dejen ser investido presidente, parece ajeno al duro panorama judicial que le rodea. Lo mismo que otros miembros de la cúpula del procés cuyos partidos los sitúan sin más en puestos públicos obviando que pueden quedar inhabilitados para un puesto público en cuestión de dos meses.
 O, en el caso de los que ahora se hallan en libertad provisional, dentro de un año.
La expresidenta del Parlament Carme Forcadell renunció a repetir en este cargo, pero mantiene el acta de diputada.
 Forcadell quedó en libertad provisional tras abonar la ANC en su nombre 150.000 euros. 
Frente a su dureza para ladear la Ley durante el proceso secesionista en el marco del Parlament, funcionarios del Supremo aún recuerdan los ruegos que lanzó entre lágrimas para que el juez Llarena no ordenase su ingreso en prisión ("Soy abuela y quiero estar con mis nietas, por favor no quiero ir a prisión, acato la Constitución...", soltó, antes de abrazarse a la funcionaria que le comunicó que el juez había decidido imponerle prisión eludible bajo fianza).
 Otro miembro de la cúpula que se enfrenta a una inminente inhabilitación es Jordi Sánchez, expresidente de la ANC, cuyo nombre ha sonado entre los independentistas como sustituto del expresidente en caso de que este no logre la investidura. 
Sánchez está preso acusado de alentar las movilizaciones ciudadanas, y no ha renunciado a su acta de diputado. 
 

Inmediato ingreso en prisión

Ya han empezado a correr los dos meses máximos que establece la ley para que el Parlament elija a un presidente. 
Mientras tanto sigue vigente el artículo 155 y, pasados esos 60 días, la potestad de convocar o no elecciones estará en manos del Gobierno central.
 El Tribunal Constitucional prácticamente ha cercado la investidura de Puigdemont al impedirle ser presidente a través de una pantalla de plasma o mediante persona superpuesta o delegada.
 Y si regresa a España, antes de acudir al Parlament debe ponerse a disposición del juez Llarena, que ordenaría su ingreso en prisión de inmediato.
 Al margen de que para entonces puede estar ya inhabilitado.

Y ¿Quién es él= ¿En que emplea el tiempo libre? Es un Ladrón que nos ha robado todo.....

La causa contra la cúpula del proceso secesionista que instruye el juez Llarena afecta a 28 investigados (cinco de ellos, presos y otros siete en libertad provisional tras el pago de fianzas). Los que no estén recluidos cuando se produzca el procesamiento sí podrán mantener sus cargos hasta que haya juicio y la sentencia sea firme, lo que puede ocurrir a finales de este año si no surgen obstáculos procesales ni maniobras dilatorias de los acusados, según los citados medios.

El artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece: “Firme un auto de procesamiento y decretada la prisión provisional por delito cometido por persona integrada o relacionada con bandas armadas o individuos terroristas o rebeldes, el procesado que estuviere ostentando función o cargo público quedará automáticamente suspendido en el ejercicio del mismo mientras dure la situación de prisión”.
Los acusados que no estén recluidos  podrán mantener sus cargos hasta que haya juicio y la sentencia sea firme
Puigdemont está prófugo de la justicia y mantiene el acta de diputado obtenida en las elecciones del 21-D. El juez Llarena estudia dictar contra él y el resto de fugados (Toni Comín, Lluís Puig, Meritxell Serret y Clara Ponsatí; los tres últimos han renunciado al acta de diputados) una orden de detención e inmediato ingreso en prisión. Al decretarles prisión y procesarles, se cumplirían los requisitos para inhabilitarles o bien cortar la posibilidad de que accedan a un cargo público futuro).  Tras su previsible y cercana inhabilitación, Puigdemont podrá recurrir a la sección del Supremo, con tres magistrados, que resuelve los recursos contra las decisiones de Llarena. Pero las distintas fases judiciales se prevén rápidas porque el sumario ni siquiera tiene que salir de las paredes del propio Tribunal Supremo. El procesamiento en firme puede estar resueltos a finales de marzo, según las mismas fuentes.

Julio Iglesias - Me olvidé de vivir