Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

21 nov 2017

El proceso judicial de Puigdemont en Bélgica durará hasta después de Navidad

 

El procedimiento de entrega tarda normalmente unos 90 días pero el plazo es flexible.

La portavoz de la Fiscalía de Bruselas, Ine Van Wymeersch el 17 de noviembre. 
La portavoz de la Fiscalía de Bruselas, Ine Van Wymeersch el 17 de noviembre. EFE
El proceso judicial en Bélgica para la entrega a España del expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont y cuatro de sus exconsejeros hará que estos políticos previsiblemente permanezcan en aquel país más allá de las navidades. 
El próximo 4 de diciembre, el juez de primera instancia belga que deberá decidir sobre la extradición de los cinco para su ingreso en prisión en España, como solicitó la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, los ha vuelto a citar para que sus defensas realicen las alegaciones.

El fiscal belga, que vehicula los intereses de la justicia española en esta causa, pidió al magistrado que acceda a la entrega de los cinco políticos.
 Tras escuchar a las defensas, el juez de la Cámara del Consejo no adoptará una decisión de manera inmediata y se espera que la resolución inicial sobre la entrega se pueda demorar unos 10 días, con lo que esta se conocería en plena campaña para las elecciones autonómicas del 21 de diciembre.
En caso de que el juez de la Cámara del Consejo belga conceda en primera instancia la extradición de Puigdemont y los exconsellers, se abre un periodo de recursos ante instancias superiores que podría dilatar todo el procedimiento. 
Hay al menos dos posibilidades de recurso: la primera sería ante el llamado Tribunal de Instrucción de Bruselas, que volvería a analizar los hechos sobre los que se sustenta la entrega.
 Si este tribunal reitera la decisión de entregar a España a los políticos, se podría acudir a la Corte de Casación, que revisa los fundamentos jurídicos de la decisión.
 En condiciones normales, el procedimiento de entrega se agota en 90 días. 
Sin embargo, la fiscalía belga tiene claro que el caso de Puigdemont y los exconsejeros Meritxell Serret, Lluís Puig, Antoni Comín y Clara Ponsatí es especial y los plazos podrían dilatarse hasta el mes de enero e incluso más allá, según fuentes jurídicas.
 Ya en el escrito por el que el fiscal belga pedía a la juez Lamela información sobre el estado de las cárceles españolas, ese organismo hablaba de “la calidad de los implicados” y “el contexto de los hechos”.
 

 

 

Coordinado por Isabel Valdés Cómo una señora bien se hizo feminista en pleno franquismo

Coordinado por Isabel Valdés

Cómo una señora bien se hizo feminista en pleno franquismo.

 

Charo Nogueira narra el vuelco de las mujeres desde la dictadura a la vez que el periplo de una pionera, Ana María Pérez del Campo.

 

Ana María Pérez del Campo, en un retrato de la década de los 50

-Charo, te molesto porque quiero dejar un testamento.
Al otro lado de la línea telefónica, una voz familiar. Ana María Pérez del Campo, de 82 años, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas. 
 Una veterana del feminismo desde los tiempos de la dictadura deseaba que la periodista Charo Nogueira, especialista en igualdad, contase su ancho periplo vital. 
Por entonces, era 2015, la experimentada reportera pergeñaba una historia sobre la formidable andadura de las mujeres españolas desde el franquismo donde eran poco más que esposas y madres sometidas, a la actualidad.
“Me di cuenta de que ambos proyectos convergían”, cuenta Charo. Ese fue el punto de partida. 
Entretejer la epopeya de las españolas desde la sumisión a la aspiración, cada vez más vehemente. de la igualdad real con el calvario, primero, y la generosidad, después, de una mujer que podría ser todas.
Desde junio de ese año, Ana María y Charo conversaron una vez a la semana.
 Además, hubo que bucear en archivos de todo tipo, construir el hilo cronológico de los avances en igualdad de más de cuatro décadas, documentarse sin desmayo, “y sintetizar”, se ríe la periodista.
 El resultado de más de dos años de investigación y periodismo es La mujer que dijo basta, un volumen que está en periodo de mecenazgo en la editorial Libros.com.
 Básicamente, es una yuxtaposición de dos experiencias, la de una periodista con casi cuatro décadas de trayectoria (25 años en EL PAÍS) junto a la más inesperada de las feministas.
En los años sesenta, Ana María estaba casada, había alumbrado dos hijos y tenía otro en camino. 
“Aquello no era un matrimonio y dije basta”, relata firme como una roca en el video de promoción del libro.
 “Entonces se dio cuenta de todo, de que no podía hacer nada sin el permiso de su marido, de que el matrimonio civil era simbólico, porque para poder contraerlo había que apostatar", relata Nogueira. La joven madre tardó nueve años en tener la sentencia de separación que dictaba el tribunal eclesiástico. 
El divorcio, claro, no existía.
 Con tres bocas que alimentar, Ana María buscó trabajo sin la necesaria autorización del cónyuge del que había huido. 
"El marido le puso un detective, que averiguó que ella se empleaba como fisioterapeuta en el Hospital del Niño Jesús", prosigue la periodista. 
"Total, que ella le dijo a la monja que si no podía trabajar allí, se tendría que dedicar a ser prostituta.
 La religiosa se quedó asustadísima y la permitió seguir, eso sí, entrando por otra puerta"

Charo Nogueira y Ana María Pérez del Campo.
Charo Nogueira y Ana María Pérez del Campo.
¿Qué resulta singular en la trayectoria de Ana María? 
"Básicamente es la historia de una señora de origen aristocrático que acaba siendo feminista a través de su experiencia personal y de una reflexión sobre todo lo que le ocurre”. 
Es también una pionera. 
"Es la primera que, en pleno franquismo, en 1973, logra la legalización de una asociación de mujeres separadas, cuando la mayoría de estas, como dice ella, iban a la iglesia a rezar para que volvieran los maridos".
 La autora comenta que la biografía de esta mujer está llena de anécdotas que dan cuenta de la naturaleza de Ana María.
 "Fueron ella y otra de las fundadoras, Mabel Pérez Serrano, a un cursillo de cristiandad a reclutar a las primeras asociadas".
 El primer activismo, con encierros, estudios sobre discriminación y hasta un programa de radio, le valió el paso por los calabozos
Empezaron así, y luego se fueron sumando las causas.
 Primero la del divorcio, en cuya elaboración legal colaboró la fundadora; después la de la violencia de género.
 La federación asesora en todos estos casos y tiene un refugio para mujeres maltratadas.
 Ana María Pérez del Campo sigue yendo todos los días al despacho a ofrecer asesoría. 
 “No se va a jubilar porque es una mujer con una bandera, una causa. Eso forma parte de su vida”, mantiene Nogueira.
La periodista, gran especialista en un ámbito como el de la igualdad y pionera en la información sobre la violencia machista, ha seguido aprendiendo también con este proyecto:
 "Es bueno que las mujeres conozcamos nuestra historia y que seamos agradecidas a las que nos abrieron el camino", dice.
 "Yo quiero tratar de contribuir a difundir este viaje".
 
 

Los Grimaldi se reúnen para la gran fiesta de Mónaco

Con el príncipe Alberto al frente, sus esposa, hijos y hermanas con sus familias acuden a los actos oficiales.

Carlota de Mónaco, con su hijos Raphael Casiraghi, nacido de su relación Gard Elmaleh. Carlota de Mónaco, con su hijos Raphael Casiraghi, nacido de su relación Gard Elmaleh.

Charlene de Mónaco, en una de las escasas ocasiones en las que coincide con sus cuñadas Carolina y Estefanía. Charlene de Mónaco, en una de las escasas ocasiones en las que coincide con sus cuñadas Carolina y Estefanía.

Caroline de Mónaoc, con su hija Carlota y el hijo de esta y Tatiana Santo Domingo. Caroline de Mónaoc, con su hija Carlota y el hijo de esta y Tatiana Santo Domingo. 

 

Pierre Casiraghi y su esposa Beatrice. Pierre Casiraghi y su esposa Beatrice.

Andrea Casiraghi y su esposa Tatiana, en el balcón de palacio. Andrea Casiraghi y su esposa Tatiana, en el balcón de palacio.  




Los príncipes de Mónaco con sus hijos. Los príncipes de Mónaco con sus hijos.




Tatiana Santo Domingo, Louis Ducruet, Charlota Casiraghi, Gareth Wittstock y Pierre Casiraghi, durante los acto del Día de Mónaco. Tatiana Santo Domingo, Louis Ducruet, Charlota Casiraghi, Gareth Wittstock y Pierre Casiraghi, durante los acto del Día de Mónaco.


Carolina de Mónaco, muy elegante en tonos grises. Carolina muy guapa y elegante  

 
Carolina de Mónaco, con su hija Carlota. Una imagen que hace tiempo no se veía. Carolina de Mónaco, con su hija Carlota. Una imagen que hace tiempo no se veía.

 
Andrea Casiraghi, con su hijo mayor Sacha.
Andrea Casiraghi, con su hijo mayor Sacha.




Los príncipes de Mónaco, a su llegada a la cena de gala, junto a la princesa Carolina y Andrea Casiraghi.  Los príncipes de Mónaco, a su llegada a la cena de gala, junto a la princesa Carolina y Andrea Casiraghi.

Carmen Martínez-Bordiú sigue haciendo caja como ‘nietísima’

La nieta del dictador Franco vende detalles de su vida en televisiones y revistas del corazón hasta el momento de heredar.

Carmen Martínez-Bordiú en unos premios en Sevilla, a finales de octubre.
Carmen Martínez-Bordiú en unos premios en Sevilla, a finales de octubre. Cordon Press

 Está horrible y fue muy guapa, se ha hecho cirujias en la cara que casi no se la reconoce. Así como los retoques y operaciones de su amiga Preysler están hecho a golpe de cincel sobre una piedra y le ha quedado esa cara de asombro Carmen se lo ha hecho según le venga bien pero tiene una cara destrozada.

Es inevitable preguntarse ¿qué necesidad tiene la nieta del dictador Francisco Franco de exponerse a la curiosidad pública si algunos expertos en el tema afirman que la fortuna de la familia asciende a más de 600 millones y otros elevan la cifra hasta 3.000 millones de euros?
 La respuesta es sencilla, el dinero no es suyo sino de su madre Carmen Franco, y mientras llega una herencia que traerá polémica, hay que seguir viviendo a ritmo de exclusivas y entrevistas en televisión.
Así se explica el bombo y platillo que se dio a la aparición de Carmen Martínez-Bordiú en la última edición del programa de Telecinco Sábado Deluxe y el espectáculo que diversos medios atribuyen a la que fue nieta favorita de Carmen Polo de Franco, entre desinhibida y pasota de todo lo que ocurría en el plató.
 La poca chispa que demostró Martínez-Bordiú a la hora de responder a los comentarios referidos a su familia y a los bienes que maneja, la convirtió en una especie de convidada de piedra en una fiesta donde todos opinaban y contestaban por ella, mientras la supuesta protagonista miraba a unos y otros debatiéndose entre la sorpresa y el regocijo de poder esquivar respuestas incómodas.
 A pesar de ello, la entrevista deparó un 14,4% de cuota de pantalla y coronó al programa en líder de audiencia de la noche del sábado. Motivo por el que sin duda la cadena habrá dado por buenos los 25.000 euros que, según fuentes del sector, cobró Carmen Martínez-Bordiú. 
Un caché a precio de ganga si se tiene en cuenta que, según las mismas fuentes, la mayor de los Franco pedía 50.000 euros en sus primeros contactos y que era su primera aparición en televisión tras siete años de ausencia.




Carmen Martínez Bordiú en el Salón Internacional del Caballo, en Sevilla.
Carmen Martínez Bordiú en el Salón Internacional del Caballo, en Sevilla. Cordon Press
El momento estaba medido: dos días antes del 20N, aniversario de la muerte de su abuelo; poco después de que su madre haya confesado públicamente que padece un cáncer terminal a los 91 años de edad, y no lejos de conocerse que mantiene una relación con un treintañero neozelandés de profesión coach emocional que ya le ha proporcionado un par de exclusivas dignas de reseña en la portada de la revista ¡Hola! 
 Carmen Martínez-Bordiú, acostumbrada a ser foco de atención desde que nació hace 66 años, se pone el mundo por montera si llega el caso y sigue generando titulares con sus declaraciones.
“Mi madre tiene una fecha de caducidad después de haber vivido muchos años con una vida plena", manifestó en el programa de televisión.
 "Me da miedo la pérdida, pero la veo tan serena… He aprendido a vivir con la gente que ya no está porque somos energía y al final aprendes a vivir con ellos”.
Martínez-Bordiú no aborda este terreno de oídas porque sabe de tragedias.
 A los 33 años tuvo que enfrentarse a la muerte de uno de sus tres hijos, Francisco, que falleció cuando solo tenía 11  a causa de un accidente de tráfico cuando volvía de esquiar junto a su padre, Alfonso de Borbón y su hermano menor, Luis Alfonso.
 Por este mismo motivo no dudó en contestar en Telecinco a la pregunta de si temía a la muerte: “Perdí un hijo siendo muy joven, así que he aprendido a vivir con gente que no está. 
No me importaría que se removieran aspectos de la historia de mi madre cuando se vaya”.
Respecto a las cifras de la fortuna familiar Carmen Martínez-Bordiú optó por la cara de póker. en algún momento sus ojos llegaron a delatar cierto asombro sobre los millonarios datos que barajaron los colaboradores invitados al aquelarre. “Yo no pregunto sobre esas cosas”, afirmó, “lo único que supongo es que mi madre repartirá la herencia a partes iguales entre sus hijos cuando ya no esté. Nunca me he interesado por ese testamento”.

Carmen Martínez-Bordiú, a la izquierda con mantilla, en una imagen de la comunión de su hermano Jaime. A su lado, sus padres y hermanos y a la derecha sus abuelos, Francisco Franco y Carmen Polo.
Carmen Martínez-Bordiú, a la izquierda con mantilla, en una imagen de la comunión de su hermano Jaime. A su lado, sus padres y hermanos y a la derecha sus abuelos, Francisco Franco y Carmen Polo. Cordon Press

El mismo despiste sirvió para pasar de soslayo sobre sus orígenes familiares.
 Su abuelo es su abuelo y ella sólo lo veía como tal. Un mantra que ha repetido una y otra vez para no entrar en detalles sobre la mano de hierro con la que gobernó el país durante los 40 años que duró su dictadura.
 Sobre sus hermanos, sus negocios, sus problemas con Hacienda, los seis años de cárcel que la fiscalía pide para su hermano Francis por conducción temeraria, atentado contra la autoridad y daños, o los problemas confesos con las drogas de su hermano Jaime, no hubo mucho que hablar.
 Ella no estaba allí para eso: “Hemos tenido nuestros problemas, pero estamos muy unidos”. Punto y final.
Fue como hacer borrón y cuenta nueva para pasar el momento grande de la entrevista, que no era otro que su relación con el australiano Timothy McKeague, 34 años menor que ella, y según ya había detallado en una revista la persona que le ha “ayudado en un momento muy delicado de mi vida en el que estaba muy mal”. La pareja se conoció este verano en la Costa Azul donde él trabajaba para un amigo de Carmen Martínez-Bordiú.
 “Hicimos yoga, caminamos, hablamos… y de repente me di cuenta de que algo nos unía”, confesó a ¡Hola!
En el terreno de las confesiones sentimentales la nietísima demostró pisar terreno seguro e hizo gala de todo su desparpajo. Confesó que fue ella quien dio el primer paso para acercarse a él, que es más sexual que su actual compañero y que Tim “es una persona muy espiritual que puede estar seis meses subido en una montaña, sin sexo. 
Yo mucho menos porque soy una persona muy sexual”.
Carmen Martínez-Bordiú con su hija Cynthia y su marido, en 2016.
Carmen Martínez-Bordiú con su hija Cynthia y su marido, en 2016. Cordon Press
Carmen Martínez-Bordiú no ha dejado lugar a la duda a la hora de enfrentarse a cualquier tipo de convencionalismo si el amor se ha puesto por medio. 
Así plantó su matrimonio con Alfonso de Borbón, el yerno perfecto para su conservadora familia, para vivir en París con el anticuario francés Jean Marie Rossi, con quien tuvo a su tercera hija, Cynthia. 
Tras su segunda separación en 1995, llegó el arquitecto Roberto Federici, después el cántabro José Campos y hasta no hace mucho Luis Miguel Rodríguez, conocido por El Chatarrero por ser propietario de Desguaces La Torre (uno de los empresarios que más debe a Hacienda en la actualidad, 7,8 millones de euros).
De él Carmen confesó haberse enamorado realmente por primera vez a los 60 años y haber vivido una tormentosa relación con infidelidades incluidas:
 “Era muy simpático, un cachondo”, dijo en Sábado Deluxe. “Salíamos bastante pero yo soy tempranera y él tardío, así que íbamos a cenar y luego él salía por ahí con sus amigos o sus amigas.
 Nunca le pillé porque tampoco quería ver las cosas. Yo nunca había sido celosa, pero él lo consiguió”.
Lo que es cierto es que con la sucesión de declaraciones como esta, retratos de sus viajes de cuento a lo largo y ancho de este mundo con hijos o con parejas, y alguna que otra perla sobre la historia de su familia, Carmen Martínez-Bordiú sigue viviendo a buen ritmo mientras llega su herencia millonaria. 
Al menos queda el consuelo de que sus emolumentos actuales parten de entidades privadas y no de la televisión pública, como ocurrió cuando participó en Mira quien baila de La Uno, de la que cobró 50.000 euros semanales mientras duró la emisión del programa.