Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 jul 2016

Perderlo todo....................................................................Rosa Montero

Los objetos muestran una obcecada tendencia a evaporarse a mi alrededor, y creo que no ha habido un solo día de mi existencia en el que no haya extraviado algo.

COLUMNISTAS-REDONDOS_ROSAMONTERO
SI ESTOY en casa y no encuentro y no encuentro las gafas, cosa que sucede muy a menudo, lo primero que hago es ir al refrigerador y mirar dentro
. La mitad de las veces aparecen ahí, porque, cuando voy a sacar algo de la nevera y las llevo en la mano, las deposito distraída sobre la bandeja del electrodoméstico para poder agarrar lo que anduviera buscando, y ya no me vuelvo a acordar de ellas.
 Sí, la clave del asunto es la distracción: voy pensando en las musarañas tan concentradamente que me muevo por la vida con el piloto automático y sin apenas consciencia de lo que hago.
 Es el comportamiento que la tradición atribuye al sabio despistado, aunque en mi caso más bien se trataría del profesor chiflado, porque por lo general no ando sumida en profundas y provechosas reflexiones, sino entretenida en tontunillas.
 Y así se me va la existencia, literalmente
Hoy me he puesto a pensar en la cantidad de cosas que pierdo cada día.
 Porque lo pierdo todo. Digo dentro de casa, ya que en el exterior (es decir, pérdidas auténticas) ocurre poco.
 O sea que en realidad se trata de extravíos momentáneos, desesperantes juegos al escondite de las cosas. Las gafas, el móvil, las llaves, el bolso.
 Pero también: el cuaderno de notas, el importante número de teléfono que acabo de apuntar en un papel, los pendientes que me quité ayer, la camisa que he descolgado hace cinco minutos del armario y que ha debido de irse corriendo por sí sola.
 O el tazón con el que siempre desayuno
. La semana pasada pasé media hora frenética buscando esa taza hasta que la encontré dentro del microondas: el día anterior había puesto a calentar el café y olvidé tomarlo.
 Los objetos muestran una obcecada tendencia a evaporarse a mi alrededor, y creo que no ha habido un solo día de mi existencia en el que no haya extraviado algo
. Si sumara todos los minutos que he desperdiciado buscando cosas, probablemente llegaría a acumular un año de despilfarro
. Un año de mi vida sin vivir.
Sé que no soy ni mucho menos la única persona a la que le sucede esto.
 Se me ocurre que, dentro de las muchas maneras en las que podemos clasificar a los humanos, una sería dividirlos entre los seres meticulosos y precisos, por un lado, y los que tenemos las cabezas horadadas, por el otro. 
Agujeros mentales por los que silba el caos como un viento insidioso.
 Como es natural, esta propensión a perder las cosas suele estar unida a una falta de firmeza y claridad en la relación con los objetos que nos rodean.
 Vamos, que somos bastante desordenados.
A saber cuál será la razón de tanto lío; tiempo atrás hubiéramos podido endilgarles la responsabilidad a los duendes domésticos, criaturas mágicas de intenciones traviesas, lo cual resultaba más consolador que las posibles explicaciones actuales, que hablan de neurotransmisores algo desbaratados y del famoso déficit de atención, ese síndrome de moda tan socorrido. Sea como fuere, arrastramos los desordenados nuestro desorden como el escarabajo pelotero arrastra su bola, y en ese trabajoso desvivir nos suceden cosas peculiares: por ejemplo, podemos mantener durante años un objeto claramente descolocado (un collar en una esquina del escritorio, un tintero en la encimera de la cocina), pero si un día se nos ocurre guardarlo en el lugar apropiado, nunca más lo volveremos a encontrar.
 El orden no forma parte de nuestro karma. 
Cuando me desespero mucho, procuro acordarme de los personajes célebres a los que les pasaba lo mismo
. Son famosas las fotos del despacho de Einstein o del taller de Francis Bacon, por ejemplo.
 Unas leoneras tan cochambrosas que hasta a mí me asustan.
 Hay estudios que sugieren que la gente creativa tiende a ser desordenada, y los psicólogos norteamericanos Vohs, Reddel y Rahinel llegaron a asegurar en un trabajo de 2013 que los entornos desor­denados fomentaban la creatividad. 
Todo esto resulta tranquilizador, y lo sería aún más si consiguiera encontrar otra investigación parecida que se publicó hará cosa de un año y que guardé no sé dónde: llevo veinte minutos buscando el recorte infructuosamente.
 Si es verdad que el caos está relacionado con la creatividad, yo debería ser capaz de escribir una obra maestra.

“Fui alegre al morir”..............................................................Javier Marías

La lectura como placer veraniego ya no llega de forma natural. Se ha de ser obstinado para hacer sitio a los libros. Un poema puede servir como acicate. 
COLUMNISTAREDONDA_JAVIERMARIAS
HACE DOS sábados el  suplemento Babelia dedicaba un reportaje a un sueño que a mí me parece del pasado remoto: la lectura pausada y por placer durante el verano.
 Incluso se preguntaba a un montón de editores (gente que el resto del año lee por obligación) en qué se iban a sumergir durante el mes de asueto, a lo cual más de uno respondía lo que otras veces he respondido yo mismo: “A ver si me pongo por fin con todo Proust”. Proust –En busca del tiempo perdido– ocupa cuatro gruesos tomos de letra apretada y papel biblia en la edición de La Pléïade, unas cuatro mil páginas sin contar notas, variantes y esbozos.
En español, en la única traducción digna del nombre pese a su antigüedad y sus defectos, la de Pedro Salinas y Consuelo Berges, de Alianza, los volúmenes eran siete, uno por título.
 ¿Alguien cree que eso se puede leer en el transcurso de un mes escaso, de lo que hoy disponen los más afortunados para “veranear”? (El propio verbo ha caído ya en desuso, si se piensa bien.)
Es cierto que los lectores empedernidos somos irracionalmente optimistas, y cada vez que emprendemos un viaje –incluso si es de trabajo– echamos a la maleta más libros de los que seríamos capaces de abarcar.
Me imagino que quienes tengan e-book se llevarán un cargamento aún mayor.
Mi experiencia me ha enseñado que en esas salidas breves suelo regresar, a lo sumo, con dos o tres capítulos leídos en la incomodidad de un aeropuerto.
 En agosto consigo acabar dos o tres obras, si no son demasiado extensas, y eso que no me veo distraído por Internet (no uso ordenador), ni por teléfonos inteligentes (no tengo), ni por videojuegos (jamás me he asomado a uno), ni por ninguno de los mil artilugios que atarean hoy a las personas para que no se sientan “solas”, pese a estar rodeadas la mayoría, velis nolis, por familias numerosas y vecinos cargantes.
 Si a esto añadimos que en las vacaciones hay un montón de deberes (pasarse horas en la playa, comer como energúmenos, dormir la siesta, salir de farra, entretener a los niños, visitar ciudades a la carrera), no sé cuándo vamos a leer a Proust, a Conrad, a Cervantes o a Montaigne
Menos aún este mes, con nuestros políticos dando la tabarra haya por fin Gobierno o no, con los posibles atentados del Daesh y las inundaciones o terremotos en algún punto del globo, los refugiados, las guerras en curso y la siniestra sombra de Trump, que nos obligarán a atender a las pantallas durante más horas de las saludables. 
Comprendo a José María Guelbenzu (autor de ese reportaje de Babelia) y a otros como él y como yo: nos resistimos a aceptar que los veranos de lectura plácida y prolongada han sido aniquilados, que la sociedad y el estruendo conspiran contra ellos y casi los han barrido de la faz de la tierra.
 Para mantenerlos hay que forcejear, tener una enorme fuerza de voluntad. En vez de dejarnos invadir pasivamente por los libros, que se imponían de forma natural, hemos de ser activos, y obstinados, y luchar por hacerles sitio contra todos los elementos.

En vista de las perspectivas, hoy, último día de julio, me permito ofrecerles el sencillo y sereno poema de un clásico, que traduje hace décadas, para que por lo menos lean una pieza entera (bien que breve y con estribillo) en las inaguantables esperas de los aeropuertos o en los trayectos de ferrocarril.
 Ya incluí uno del siglo VIII hace unos meses, y al parecer no cayó mal.. El de hoy es de Stevenson, y sin duda fue un esbozo para su famoso y escueto “Réquiem”, inscrito en su tumba en lo alto del Monte Vaea, en Samoa, a cuatro mil metros.
 Murió con sólo cuarenta y cuatro años, y esta variante dice así:
“Ahora que la cuenta de mis años
ya se ha cumplido, y yo
la vida sedentaria
dejo para morir,
cavad bien hondo y dejadme yacer
bajo el inmenso y estrellado cielo.
Alegre en vida, fui alegre al morir,
cavad bien hondo y dejadme yacer.

Clara fue mi alma, libres mis actos,
honor era mi nombre,
no huí nunca ante el miedo
ni perseguí la fama.
Cavad bien hondo y dejadme yacer

bajo el inmenso y estrellado cielo.
Alegre en vida, fui alegre al morir,
cavad bien hondo y dejadme yacer.

Cavad bien hondo en algún valle verde
donde la brisa suave
sople fresca en el río
y en los árboles cante …
Cavad bien hondo y dejadme yacer
bajo el inmenso y estrellado cielo.
Alegre en vida, fui alegre al morir,
cavad bien hondo y dejadme yacer.”


Techo de gasto................................................................................... Boris Izaguirre.

Meryl Streep se vino arriba loando a históricas mujeres de su país.

 Olvidó mencionar a Jackie Kennedy, un típico desfase de los demócratas más de izquierdas.

La actriz Meryl Streep, el pasado martes en la convención demócrata celebrada celebrada en Filadelfia.

Lo primero que aprobará el Gobierno tras la investidura será el techo de gasto.
 Bueno es saberlo, aunque siempre se dijo que una casa no se empieza por el tejado.
En los tiempos que corren, ¿quién no tiene un techo de gasto?
 Fíjense en Bernie Ecclestone, el multimillonario octogenario dueño de la fórmula 1, al que le secuestran a la suegra en São Paulo y le piden un rescate de 35 millones de euros
. ¿Es ese el valor de una suegra? La fortuna de Bernie está valorada en mucho más de 2.000 millones de euros, o sea que los 35 del rescate son menos que el presupuesto de la boda de sus hijas, de su primer matrimonio, que recibieron la noticia del rapto de la suegrastra divirtiéndose en Saint Tropez, decididas a alterar poco su veraneo.
 Lo que sí ha alterado este plagio, aparte del techo de gasto del rey de la fórmula 1, es a la organización de los Juegos Olímpicos en Brasil, a escasos días del inicio de la competición.
 Ya sabemos que no todos los atletas rusos van a participar, ahora es posible que los millonarios tampoco acudan, preocupados por la inseguridad en el país.
 ¿Recuerdan aquella pregunta de Alberto de Mónaco sobre nuestra seguridad cuando Madrid fue candidata a sede olímpica?
Parecía tan calculada para hacer daño como este kidnap de la suegra de Ecclestone.
Ojalá consigan liberarla antes de que empiecen los Juegos.
Cuando era niño uno de mis mayores miedos era que me secuestraran, porque la prensa solo hablaba del secuestro del nieto de J. Paul Getty, el millonario por excelencia de esa época.
 Al “pobre” chaval lo raptaron en Roma después de una fiesta y le cortaron una oreja que enviaron a su abuelo, que se negó a pagar el rescate
. Pasó olímpicamente. Así entendimos lo cruel que puede ser la vida de un millonario y también lo del techo de gasto.
Igual de desconcertados están muchos votantes estadounidenses ante la posibilidad de Hillary como presidenta.
 De ser así, ¿qué hacemos con Bill? ¿Existe un protocolo para un expresidente que pasa a ser consorte de la presidenta y ex primera dama?
 Seriamente, este impasse podría rebajar el techo de voto a Hillary, porque Bill Clinton, sin una función clara, puede ser un peligro
. Opinando sin control, rememorando sus momentos en el Despacho Oval o, como otros expresidentes que conocemos, metiendo la nariz un poco en casi todo.
 Mis amigos aseguran que todo está bien atado ante esa posibilidad y que Bill va a ser una especie de embajador de sí mismo, que es lo que ha estado haciendo hasta ahora, alimentando su ego y su fortuna personal
La convención demócrata ha recibido mejores críticas, como show, que la de los republicanos. Porque tuvo mejor guion y un cartel de grandes figuras femeninas. Michelle Obama centró su discurso en la importancia de la familia, muy primera dama.
 Y dijo negro, varias veces, en vez de afroamericano.
 Una valentía. Meryl Streep se vino arriba loando a históricas mujeres de su país, vestida con un traje de bandera norteamericana, muy Jasper Johns
. Olvidó mencionar a Jackie Kennedy y prefirió enaltecer a Eleanor Roosevelt, un típico desfase de los demócratas más de izquierdas
. En mi chat de amigos, Michelle fue la ganadora.
 “La presidenta debería ser directamente ella”, escribieron y es lo que comentan en los programas de estilismo en Estados Unidos, que, todo sea dicho, están presentados por unas personas absurdamente mal vestidas.
 Sean o no afroamericanas.
Nunca terminaré de saber qué convierte a una persona en un estilista, está entre las 10 cosas que jamás entenderé (amo esta frase de Eva al desnudo, la he vuelto a ver en un avión hacia Uruguay para participar allí en los Premios Platino.
 E intenté convencer a Paulina Rubio de que la viera). Lo veo como un gasto de cuya importancia te convencen y al final del evento te das cuenta de que no vale nada. Cuando me planteo un techo de gasto, ese es uno del que me desprendo feliz. Ya lo dijo Carolina Herrera: “El básico esencial en un armario es un espejo de cuerpo entero”. Lo que pasa es que hay gente a la que le pones un espejo así y ve reflejado lo que desea, no la realidad.
.
A lgo que también debe suceder en el Partido Popular, especialmente en su sede central.
 Ahora que se recuerda el borrado de la memoria del ordenador de Luis Bárcenas, acudo al diccionario para verificar qué es la memoria. “Una función del cerebro que permite codificar, almacenar y recuperar la información”.
Hay memoria a corto plazo y otra a largo plazo. Y hay la que se borra
. Con lo cual este nuevo juicio salta directamente a estrellarse en el techo de gasto y la desmemoria.

 

Nadie canta como susurra Leonard Cohen.............................................................. Fernando Navarro

La sección 'Recetario de canciones' recomienda música al acabar cada mes y, sobre todo, busca que la vida suene mejor.

Fue protagonista. Dream Baby Dream (Suicide)
Otra figura de incuestionable talento que se nos ha ido. Alan Vega, pionero del punk-rock norteamericano y líder del grupo Suicide, falleció a los 78 años el pasado 16 de julio
. Artista inquieto y excepcional, Vega surgió de las agitadas calles de Nueva York a primeros de los años setenta para formar junto a Martin Rev el dúo Suicide, que encarnaba todo lo que fue único y peligroso de la escena punk de la Gran Manzana.
 Recomendamos cualquiera de sus composiciones más que cualquier canción del verano de las últimas dos décadas.

Una canción para una noticia. Déjame vivir con alegría (Vainica Doble)
Está claro que la vida todavía puede deparar sorpresas de todo tipo.
 La última es ver cómo el multimillonario y populista Donald Trump ha pasado de ser un excéntrico al que nadie tomaba en serio a convertirse en el líder del Partido Republicano de EE UU.
 Ahora es serio candidato a llegar a la Casa Blanca.
 Medio mundo se pregunta cómo es posible, pero, a decir verdad, es un hábil tiburón que sabe moverse perfectamente en nuestra sociedad mediática.
 Mientras algunos depositamos nuestra confianza en Hillary Clinton ante tamaño peligro en la presidencia estadounidense, pinchamos esta canción con el fin de que no se produzca el hecho fatídico porque no nos dejaría vivir con alegría.
 Vainica Doble. Qué buenas eran, demonios.
 
Fue protagonista. Dream Baby Dream (Suicide)
Otra figura de incuestionable talento que se nos ha ido. Alan Vega, pionero del punk-rock norteamericano y líder del grupo Suicide, falleció a los 78 años el pasado 16 de julio. Artista inquieto y excepcional, Vega surgió de las agitadas calles de Nueva York a primeros de los años setenta para formar junto a Martin Rev el dúo Suicide, que encarnaba todo lo que fue único y peligroso de la escena punk de la Gran Manzana. Recomendamos cualquiera de sus composiciones más que cualquier canción del verano de las últimas dos décadas.
Una canción para una noticia. Déjame vivir con alegría (Vainica Doble)
Está claro que la vida todavía puede deparar sorpresas de todo tipo. La última es ver cómo el multimillonario y populista Donald Trump ha pasado de ser un excéntrico al que nadie tomaba en serio a convertirse en el líder del Partido Republicano de EE UU. Ahora es serio candidato a llegar a la Casa Blanca. Medio mundo se pregunta cómo es posible, pero, a decir verdad, es un hábil tiburón que sabe moverse perfectamente en nuestra sociedad mediática. Mientras algunos depositamos nuestra confianza en Hillary Clinton ante tamaño peligro en la presidencia estadounidense, pinchamos esta canción con el fin de que no se produzca el hecho fatídico porque no nos dejaría vivir con alegría. Vainica Doble. Qué buenas eran, demonios.
Disco destacado. The Midnight Special (Billy Bragg & Joe Henry)
Uno de nuestros discos de la semana en la sección de Música fue Shine a Light: Field Recordings From The Great American Railroad, publicado conjuntamente por dos pesos pesados como Billy Bragg & Joe Henry.
 Ignacio Julià reflexionaba sobre estas nanas para trotamundos y guardafrenos llevadas al terreno actual que todavía tienen vigencia en estos tiempos convulsos y abundantes en corrupciones e injusticias sociales.
 Tal vez, por eso, estos cantos polvorientos todavía tienen sentido de ser en las voces áridas de Bragg y Henry.

Fue protagonista. Dream Baby Dream (Suicide)
Otra figura de incuestionable talento que se nos ha ido. Alan Vega, pionero del punk-rock norteamericano y líder del grupo Suicide, falleció a los 78 años el pasado 16 de julio. Artista inquieto y excepcional, Vega surgió de las agitadas calles de Nueva York a primeros de los años setenta para formar junto a Martin Rev el dúo Suicide, que encarnaba todo lo que fue único y peligroso de la escena punk de la Gran Manzana. Recomendamos cualquiera de sus composiciones más que cualquier canción del verano de las últimas dos décadas.
Una canción para una noticia. Déjame vivir con alegría (Vainica Doble)
Está claro que la vida todavía puede deparar sorpresas de todo tipo. La última es ver cómo el multimillonario y populista Donald Trump ha pasado de ser un excéntrico al que nadie tomaba en serio a convertirse en el líder del Partido Republicano de EE UU. Ahora es serio candidato a llegar a la Casa Blanca. Medio mundo se pregunta cómo es posible, pero, a decir verdad, es un hábil tiburón que sabe moverse perfectamente en nuestra sociedad mediática. Mientras algunos depositamos nuestra confianza en Hillary Clinton ante tamaño peligro en la presidencia estadounidense, pinchamos esta canción con el fin de que no se produzca el hecho fatídico porque no nos dejaría vivir con alegría. Vainica Doble. Qué buenas eran, demonios.
Disco destacado. The Midnight Special (Billy Bragg & Joe Henry)
Uno de nuestros discos de la semana en la sección de Música fue Shine a Light: Field Recordings From The Great American Railroad, publicado conjuntamente por dos pesos pesados como Billy Bragg & Joe Henry. Ignacio Julià reflexionaba sobre estas nanas para trotamundos y guardafrenos llevadas al terreno actual que todavía tienen vigencia en estos tiempos convulsos y abundantes en corrupciones e injusticias sociales. Tal vez, por eso, estos cantos polvorientos todavía tienen sentido de ser en las voces áridas de Bragg y Henry.
Territorio nacional. Será (Nadia Álvarez)
La canción de autor, con reminiscencias americanas, tiene una nueva voz talentosa en la escena española. Apunten el nombre: Nadia Álvarez, una joven compositora, cantante y guitarrista leonesa, aunque residente en Madrid, que tiene un don especial para crear deliciosas canciones cargadas de sensibilidad lírica y melódica
. En la línea de Enrique Urquijo, Quique González o Carmen Boza, Álvarez tiene un estupendo álbum, Salto al Vacío, que a veces suena como si una joven Lucinda Williams cantase en castellano. Habrá que seguirla de cerca.


La Ruta Norteamericana. If I Ever Was a Child (Wilco)
Lo volvieron hacer.
 Sorprendieron a todos anunciando este mes de julio por su cuenta de Twitter su nuevo disco, Schmilco.
 Acompaña este trabajo una portada diseñada por el ilustrador español Joan Cornellà.
 Esta canción es uno de los dos adelantos hasta que el álbum esté íntegramente disponible. Todo indica que se vuelven a su vertiente más pop.
 Y eso es buena noticia, aunque, todo sea dicho, cualquier nuevo disco de Wilco es siempre una buena noticia. Es lo que tiene ser una de las grandes bandas del siglo XXI.
Díselo con una canción. Dance Me To The End Of Love (Leonard Cohen)
Cuando Leonard Cohen recogió el premio Príncipe de Asturias de las Letras dio un emotivo discurso donde, con su peculiar voz de noche estrellada, reconoció que nunca supo de dónde vienen las canciones.
 El bardo dijo: "Si supiera de dónde vienen las canciones las haría con más frecuencia. Es difícil aceptar un premio por una actividad que en realidad no controlo".
Fue una bonita forma de decir que la inspiración o las musas no son gobernables como el creador siempre quisiera.
Tampoco lo suele ser el amor, que muchas veces pone el nido en el estómago sin avisar.
 Esta canción, un canto al amor inspirado tras historias del horror nazi, es un himno de su obra. "Baila conmigo, con tu belleza y un ardiente violín, a través del pánico y hasta que pueda refugiarme", relata el músico en su sueño sentimental. Nadie canta como susurra Leonard Cohen.
Enamora su voz y crees que solo te canta a ti.....