Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 jun 2016

El libro más loco y más alegre de Julio Cortázar.............................. Juan Cruz

La reedición de los ‘Los autonautas de la cosmopista’, último título del autor de ‘Rayuela’, revive el viaje que este realizó con su compañera Carol Dunlop.

 
Julio Cortázar y Carol Dunlop durante el viaje relatado en el libro.
El 12 de mayo de 1982, dos años antes de su muerte, Julio Cortázar le escribió a su amigo el agente y editor Guillermo Shavelzon:
“Te confío un plan completamente loco que vamos a poner en práctica Carol y yo a partir del 23 de mayo y hasta el 27 de junio”.
 De ese “plan completamente loco” surgió el libro más conmovedor y más alegre de Julio Cortázar, Los autonautas de la cosmopista. Carol era Carol Dunlop, fotógrafa y escritora canadiense, el último gran amor de su vida.
 Ella murió seis meses después de iniciado ese trayecto por la Autopista del Sur de Francia, que ya había sido referencia de uno de los cuentos más célebres de Julio, La autopista del sur.

Ese libro fue firmado por los dos y era, dice su primer editor, el argentino Mario Muchnik “una carta de amor de Julio”.
 Muchnik y Cortázar fueron muy amigos; el editor hizo los que pueden considerarse sus últimos retratos, en el molino que los Muchnik (Mario y Nicole, pintora) tuvieron cerca de Segovia.
A ese molino vino a reposar su tristeza Julio Cortázar.
 Seis meses después de cumplir aquel “plan completamente loco”, Carol murió. Cortázar se lo comunicó así a su familia en Buenos Aires (su madre vivía) el 10 de noviembre de 1982: “Tal vez lo sepan ya por Aurora [la primera mujer de Julio], que me dijo que iba a escribirles enseguida
. Carol se me fue como un hilito de agua entre los dedos el martes dos de este mes.
 Se fue dulcemente, como era ella, y yo estuve a su lado hasta el fin, los dos solos en esa sala de hospital donde pasó dos meses, donde todo resultó inútil”.
Esa desaparición convirtió la aparición del libro (en Muchnik Editores, en 1983) en un homenaje póstumo, “en una carta de amor" de Julio a Carol.
 Él sobrevivió hasta el 12 de febrero de 1984, cuidado por Aurora Bernárdez, que fue luego la heredera de los derechos de Cortázar y que tanta fe como lealtad cuidó su persona y su obra.

Esa historia de amor de Julio y Carol tiene su máxima expresión en este libro delicado cuyo trayecto él le explicó, antes de hacerlo, en aquella carta al citado Shavelzon:
 "Consiste en embarcarnos en nuestra Volkswagen, que es como una casita con cama, cocina y todo lo necesario, y efectuar el viaje París-Marsella deteniéndonos cada día en dos parkings, sobre un total de unos 70"
. Carol tenía 34 años. Julio tenía 68.
El viaje es una conjunción de poemas, reflexiones, bromas y fotografías; no hay ni un recodo, un árbol, un personaje, una comida (la que ellos cocinaban, las que les llevaban sus devotos) que no tuviera reflejo en esta aventura tan especial, cuyo antecedente fue aquel cuento, La autopista del sur. Fue este relato célebre el que le abrió la puerta para que Cortázar reclamara apoyo a la autoridad de las autopistas francesas para realizar esta amorosa locura.
El libro salió en 1983, ya sin Carol en este mundo.
 Lo celebró en Argentina, donde lo esperó con la ansiedad de una carta retrasada.
 Él iba a emprender el penúltimo viaje de su viaje, a ver a "los nicas" que habían tomado el poder en su querida Nicaragua, a la que dedicó (también publicado por Muchnik) Nicaragua tan violentamente dulce.
 Le dijo a Muchnik, sobre el libro: "Me muero de ganas de llevárselo a los nicas (…). Para ellos va a ser una buena cosa sobre todo en el plano moral".
De Nicaragua ya volvió enfermo Julio Cortázar. Aquel con Carol, como le dijo Julio a Muchnik, iba a ser su último libro grande.
Y fue su despedida, con Carol y para Carol. ¿Cómo era Cortázar en el molino, cómo lo dejó esa pérdida? Muchnik le hizo entonces fotografías, y ahí se ve ese rostro ensombrecido por la incertidumbre y el dolor.
 Se levantaba al olor del café, se empeñaba en fregar los platos, seguía "tan delicadamente como siempre" conversando y preocupándose de los otros.
 "Pero ya la vida era una pesadumbre", como si adivinara un final del que no tuvo información sino casi cuando la ciencia pudo hacer mucho menos que nadie para levantarle la moral que había perdido.
Ante la nueva edición de Alfaguara, Muchnik, su primer editor, los recuerda como "dos enamoradores, dándose besos como pajaritos en el Drugstore de St Germain de Pres".
"Fue tan generoso Julio: me habían echado de una de las editoriales en las que trabajé, había montado la mía, y él me dejó tres libros, entre ellos Los autonautas
 La gente lo quería tanto, lo quisimos tanto
. Unos argentinos lo abordaron en Barcelona, le querían dar lo que tenían, unos bizcochitos… Él se resistía.
 Pero don Julio, con todo lo que nos ha dado, ¿cómo no le vamos a dar lo que tenemos?".
Apesadumbrado él mismo por la pérdida de uno de sus admirados autores, Muchnick se quedó pensando largamente cuando le pregunté por lo que Julio es hoy.
Y después de darle vueltas a las palabras dijo: "¿Sabes qué me pasa? Me pasa Cortázar".

Dice Muchnik que Cortázar tenía un sueño recurrente: una ciudad que se agrandaba cada vez que volvía a soñar.
Soñó ese viaje con Carol como una locura y ese fue el último sueño, su postrera locura.

 

Las 5 mujeres más bellas de España

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Malena Costa modelo española de orígenes suecos un perfectos mix entre España y Suecia es considerada como la mujer más bella de España. Malena Costa 25 años se sentó en el primer lugar entre los 10 modelos más pagados en el 2015 en ¨People With Money¨ con un volumen de negocios considerado de 96 millón dólares.
 La muy bonita española se dio a conocer por la opinión pública por la historia que vivió  con el capitán de Barcelona Charly Puyol, luego por un flirt con Cristiano Ronaldo, y ahora está felizmente comprometida con Mario Suarez del Atlético Madrid.
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penelope_cruz_083 La llaman la Virgen de Madrid (pero en España es famosa incluso con el nombre de "encantadora") y se presta también al voluntariado y las obras de caridad, sin embargo su fama es la de ser una "destructora de familia"
. Nacida en Madrid el 28 de abril de 1974, su pasión es la danza.
 A pesar de no ser muy joven es aún hoy un símbolo de estilo, una mujer muy bella y sexy deseada por los hombres de todo el mundo no solo por los españoles.

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Conocida a todo el universo hispánico para su parte en muy famoso soap "Sin Tetas No Hay Paraíso". Amaia Salamanca nacida en Madrid el 28 de marzo 1986, comienza a trabajar participando en las campañas publicitarias de grandes empresas como Telecable y Movistar.
 En 2015 ha sido nombrada como la mujer más sexy del mundo.


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Sara Carbonero Arévalo, conocida como Sara Carbonero es un periodista española, vicedirectora de la sección deportes de Telecinco.
Clase 1984, considerada la periodista más sexy del mundo por la revista americana For Him Magazine.
 Mujer del jugador Iker Casillas y madre de Martín.



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Paz Campos Trigo, mejor conocida como Paz Vega es una protagonista y modelo española, llego a ser famosa gracias a la película Lucía y el sexo
. Clase 1976, considerada por la revista Glam' mag la mujer más sexy del mundo para el segundo año consecutivo.


Solterona por convicción.............................................. María Robert

La escritora Kate Bolick decidió vivir sola, y narra su experiencia en un libro que acaba de llegar al mercado español, tras arrasar en EE UU.

Se sigue utilizando la palabra "solterona" con tintes peyorativos, una mujer que no consigue tener pareja, es decir, que si no tiene una pareja no es soltera cuando tienes , supongo, más de 40 años. Una Mujer en este caso, que es independiente social y economicamente tiene ese lastre, es una solterona.

Parece que las mujeres no podemos optar a estar solas y decidir que vivamos solas, otra cosa es que puedes tener pareja y decidir cada uno vivir solos y estar juntos cuando quieran. 

La escritora Kate Bolick, en Madrid.

Para demostrar que la sociedad no se ha desprendido del todo de ese mal conocido como machismo, basta con realizar un sencillo experimento: googlear la palabra solterona.

 Cuando el poderoso buscador bucea por el término, se topa con una inagotable selección de entradas de dudoso gusto, tales como Dejar de ser una solterona, La terrible carga de ser una mujer solterona o La delgada línea entre soltera o solterona.

  Kate Bolick no tiene reparos en autodenominarse de esa forma.

 Sabe que es de las pocas mujeres que asumen que el peyorativo término no debe minar su confianza en sí misma.

 Solterona, a mucha honra. 

La periodista y escritora Bolick decidió al cumplir la treintena que quería vivir su vida en solitario.

 Sin tabúes y desmitificando el término, ha plasmado sus inquietudes existenciales en Solterona, la construcción de una vida propia (Malpaso), un ensayo en el que mezcla experiencia propia con datos y estadísticas sobre el tema.

El libro se ha convertido en un fenómeno editorial en EE UU y recientemente acaba de aterrizar en España.
 Igual que su escritora, que explica el punto de inflexión que le hizo tomar un rumbo con el que no fantaseaba en sus sueños juveniles.
 Había asumido siendo una niña que su vida adulta se cimentaría sobre el matrimonio y los hijos.
 Algo que nunca ocurrió.
 "Me iba haciendo mayor y no sucedía, no encontraba a nadie.
 Incluso llegué a pensar que el problema era yo", rememora la escritora.
 Circunstancias vitales que acabó aceptando, hasta logró disfrutar de ellas.
 "A los 35 asumí que, a lo mejor, es que no me casaba nunca.
 Al final me dio igual, porque me di cuenta de que me gustaba.
 Me gusta la vida que tengo", subraya.
Muchas mujeres se ven en esa misma tesitura vital, opina Bolick, y les cuesta asumir la soledad.
 Sobre todo cuando viene impuesta por el destino y no por propia voluntad. 
Precisamente, esa es una de las principales motivaciones que la impulsaron a dar testimonio escrito de su experiencia, la de liberar a sus congéneres de la pesada carga psicológica que sostienen por no llegar a ser lo que la sociedad espera 
. Cada vez más, señala con un dato. "En EE UU, entre las que no están casadas ni tienen pareja, y las que son viudas y divorciadas, la cifra de mujeres a las que ella llama solteras sobrepasa el 53%".

La escritora Kate Bolick, en Madrid.
Para demostrar que la sociedad no se ha desprendido del todo de ese mal conocido como machismo, basta con realizar un sencillo experimento: googlear la palabra solterona. Cuando el poderoso buscador bucea por el término, se topa con una inagotable selección de entradas de dudoso gusto, tales como Dejar de ser una solterona, La terrible carga de ser una mujer solterona o La delgada línea entre soltera o solterona. Kate Bolick no tiene reparos en autodenominarse de esa forma. Sabe que es de las pocas mujeres que asumen que el peyorativo término no debe minar su confianza en sí misma. Solterona, a mucha honra. La periodista y escritora Bolick decidió al cumplir la treintena que quería vivir su vida en solitario. Sin tabúes y desmitificando el término, ha plasmado sus inquietudes existenciales en Solterona, la construcción de una vida propia (Malpaso), un ensayo en el que mezcla experiencia propia con datos y estadísticas sobre el tema.
El libro se ha convertido en un fenómeno editorial en EE UU y recientemente acaba de aterrizar en España. Igual que su escritora, que explica el punto de inflexión que le hizo tomar un rumbo con el que no fantaseaba en sus sueños juveniles. Había asumido siendo una niña que su vida adulta se cimentaría sobre el matrimonio y los hijos. Algo que nunca ocurrió. "Me iba haciendo mayor y no sucedía, no encontraba a nadie. Incluso llegué a pensar que el problema era yo", rememora la escritora. Circunstancias vitales que acabó aceptando, hasta logró disfrutar de ellas. "A los 35 asumí que, a lo mejor, es que no me casaba nunca. Al final me dio igual, porque me di cuenta de que me gustaba. Me gusta la vida que tengo", subraya.
Muchas mujeres se ven en esa misma tesitura vital, opina Bolick, y les cuesta asumir la soledad. Sobre todo cuando viene impuesta por el destino y no por propia voluntad.
 Precisamente, esa es una de las principales motivaciones que la impulsaron a dar testimonio escrito de su experiencia, la de liberar a sus congéneres de la pesada carga psicológica que sostienen por no llegar a ser lo que la sociedad espera
. Cada vez más, señala con un dato. "En EE UU, entre las que no están casadas ni tienen pareja, y las que son viudas y divorciadas, la cifra de mujeres a las que ella llama solteras sobrepasa el 53%".
A pesar de que ella eligió la independencia por decisión personal, confiesa que ha experimentado momentos de zozobra en algunos momentos.
"Cuando tenía 30 y pocos, sentía que tenía que vivir sola para aprender a estar bien conmigo misma, pero no sabía como hacerlo".
 En esa época encadenaba etapas de salir mucho con otras de permanecer sola en casa en las que acababa deprimida.
"Estuve varios años aprendiendo la manera de encontrarme bien conmigo misma. Una de las lecciones más importantes que he aprendido es que, para vivir bien sola, necesitas tener la voluntad de querer estarlo.
 Como cualquier tipo de vida plena necesita la intención de querer tenerla".
En su texto, la escritora no plantea una doctrina inalterable.
 Ella misma, tras una década de soltería, tiene actualmente una relación y comparte piso con su pareja.
 Algo que, cree, no es en absoluto contradictorio con lo que predica. "Nos hemos tenido que ajustar el uno al otro.
 Después de 10 años viviendo sola, estoy acostumbrada a tener todo el tiempo del mundo para mí.
 Lo que permite que estemos bien juntos, es que mi novio también necesita mucho tiempo para él. Nos las hemos apañado para negociar las diferentes necesidades que tenemos cada uno", relata.
 Apela a la diversidad y a la libertad individual de cada uno.
 Sería la consecuencia lógica, y de hecho lo es, según su criterio, de la evolución de la historia y la transformación de la sociedad. "Es el resultado de los logros de la segunda ola del feminismo de los años 70.
 Es una circunstancia que nunca se ha dado antes: el número de mujeres que están trabajando y estudiando es mayor que nunca"
. Y añade. "Cuando las mujeres han tenido menos acceso a la educación, han tendido a casarse más.
 Si toman la decisión de vivir en solitario creo que es, fundamentalmente, porque ahora se les permite tener experiencia, una visión del mundo mucho más amplia que el matrimonio
No es egoísmo, como muchos argumentan".

Cada vez más madres solteras

Separa, no obstante, la soltería de la maternidad.
 Una cosa no está reñida con la otra, pero ambas se nutren de los cambios sociales. "Es deliciosamente irónico que, en el pasado, las solteronas fueran consideradas asexuales y se pensara que no debían tener hijos, y, ahora, las solteras están optando cada vez más por tener hijos solas", afirma.
 Vuelve, una vez más, a sacar a colación las estadísticas.
 Recita los datos de memoria, tal y como los plasma en su libro, y de ellos saca varias conclusiones. "Es muy curioso que el porcentaje de mujeres que realmente quieren tener hijos es muy pequeño. Y lo mismo con las mujeres que no quieren tenerlos.
 La mayoría estamos en el medio
. No sabemos realmente si queremos o no, depende de como funcione nuestra vida, en el momento en el que estamos".
 En resumen, que muchas mujeres tienen hijos coaccionadas, una vez más, por los roles y estereotipos que impone la sociedad.
"Es una presión real, que existe y provoca mucho estrés. También la padecen los hombres, porque el mundo está organizado en torno a la familia y a la pareja".
 Con una diferencia abismal. "Es más fuerte para las mujeres. Ahí está el caso, por ejemplo, de George Clooney.
 Los hombres pueden esperar todo lo que quieran a la hora de vivir en pareja y tener descendencia". Sucede al contrario en el género femenino.
 Si una mujer no tiene pareja, en algún momento de su existencia habrá tenido que aguantar el tipo y sonreír ante el gracioso de turno que bromea con su condición de solterona
A Kate Bolick, le ha sucedido, y por eso anima a desembarazarse de las peores connotaciones de la palabra. "Todo el mundo sabe que es un término muy negativo, y aunque la gente no lo suele usar en serio, es una manera de mantener el miedo.
 Es una forma de decir: mira en lo que te vas a convertir si no te casas”.

 

España no va a misa pero reza al santo......................................... Jorge Marirrodriga.

El número de practicantes desciende, pero los españoles se siguen considerando mayoritariamente católicos.

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2010
Católico practicante
Católico no practicante
No creyente y Ateo
Radiografía de España. ELPAÍS
 
¿Ha dejado entonces España de ser católica, como proclamara Manuel Azaña en el Congreso el 13 de octubre de 1931?
 Como todo lo que sucede en nuestro país, depende de cómo se analice
. La estadística puede ayudar, pero mezclar cifras y religión suele generar más interrogantes de los que resuelve.
En cualquier caso, la opinión confesa de los españoles sobre sus creencias y prácticas religiosas durante los últimos años muestra dos tendencias claras:
 La primera es que cada vez un mayor número declara no profesar ninguna religión; la segunda es que, entre aquellos que se identifican como católicos, desciende sin pausa el número de quienes se reconocen practicantes.
De hecho, en 2012 se produjo un momento significativo cuando el porcentaje descendente de estos últimos bajó al 23% igualándose ya entonces a la cifra ascendente de compatriotas que aseguran no creer en religión alguna
. Y para 2014, el porcentaje de practicantes había descendido al 15,18%. Aun así, la mayor parte de la población española –en torno al 70% en febrero de 2016- sigue considerándose católica.
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Católico
No creyente y Ateo
Creyente de otra religión
Radiografía de España. ELPAÍS
Entonces ¿qué ha dejado de ser España? Pues un país que va a misa ¿Supone eso una merma en la influencia social del catolicismo? 
Resulta aventurado decirlo en un territorio donde, por ejemplo, casi 6.300.000 españolas llevan María en su partida de nacimiento y en donde en 2014 los nombres más puestos a los recién nacidos fueron el de una mártir cristiana (Lucía) y el de un profeta del Antiguo Testamento (Daniel).
Siendo realistas, la gran mayoría de los españoles van, como mínimo, a la iglesia tres veces en su vida.
 En realidad en dos casos -bautizo y entierro- les llevan.
 El otro caso –la primera comunión-- daría para un interesante debate sobre el grado de voluntariedad. 
Y es cierto que muchos españoles no vuelven a un templo católico más que para celebraciones del mismo tipo entre amigos y familiares.
 Hasta hace unos años, había un cuarto momento –esperemos que voluntario- que era el matrimonio. 
Aquí las estadísticas muestran que la celebración religiosa se ha desplomado.
 Si en 2000 se casaron por la iglesia 152.000 parejas en 2014 menos de 50.000 pasaron por la vicaría. ¿Se deben considerar católicos practicantes a esos 100.000 novios?
 De ninguna manera. Basta con escuchar algunas quejas de los párrocos encargados de presidir la celebración. ¿Pero podemos decir que las más de 200.000 personas que se casaron solo por lo civil el mismo año se declararían fuera de la Iglesia en una encuesta? Obviamente tampoco. 
Si en algo cada caso es una excepción es en las relaciones de pareja y las circunstancias que las rodean. 
Hay muchos ejemplos que indican que España sigue siendo un país socialmente católico, aunque otra cosa sea cumplir con los preceptos de la Iglesia Católica.
 Para los cientos de miles de españoles que cada año asisten a las procesiones de Semana Santa estas no tienen que ser por fuerza un acto religioso, y sin embargo, sería absurdo sostener que las procesiones no son católicas. A menor escala, no sabemos cuántos de los mozos que se encomiendan a San Fermín antes del encierro son de verdad creyentes, pero todos cantan a una figura en su hornacina.
 Pongan en duda la existencia de San Mamés -en Bilbao, naturalmente- o que en cualquier centro de trabajo alguien proponga que los no creyentes trabajen la noche del 24 de diciembre y el 25 todo el día -y que los cambien por otros dos días a su elección-; veremos qué sucede.
¿Justifica esto que los funerales de Estado sean de acuerdo a la religión católica? ¿Que haya capellanes católicos en el Ejército? ¿Qué haya bienes del patrimonio incardinados a la Iglesia católica? Seguramente las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado deban evolucionar al igual que lo hace la sociedad.
 Las estadísticas pueden ayudar, pero la realidad es mucho más compleja.