Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

30 abr 2015

La importancia de tener amigos.....................................................Silvia C. Carpallo

Vivimos en una sociedad cada vez más individualista, pero los expertos nos recuerdan la importancia para nuestro bienestar de conservar y trabajar nuestras amistades.

big bang theory
Una pandilla de amigos es fundamental para el bienestar emocional, aseguran los expertos.

Se dice que quien tiene un amigo, tiene un tesoro.

 De hecho, las series de televisión reafirman cada vez más esta idea. Desde Friends a Sexo en Nueva York, pasando por Cómo conocí a vuestra madre hasta llegar a Girls o Big Bang Theory, todas nos dicen que si algo nos queda, pase lo que pase, son los amigos. ¿Pero es eso cierto? En un mundo en el que medimos nuestra autoestima según nuestro número de “likes” en Facebook, la realidad es que amistades de las de verdad, de las de carne y hueso, conservamos pocas.

“Vivimos en la sociedad más individualista de la historia”, afirma Luis García Tojar, profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.

 No hay una explicación única a esta afirmación, pero en su opinión lo que queda claro es que “la mayoría de estudios coinciden en que en el mundo contemporáneo la amistad se ha hecho más volátil, más fácil de hacerse y deshacerse. 

Más basada en el interés también”.

No sólo eso. Según explica el experto el concepto de amistad ha cambiado, y es que ahora “los amigos para toda la vida tienden a ser cada vez más escasos y aparecen los amigos especializados: subgrupos de amigos vinculados exclusivamente a un tema o una actividad”. Quizás no nos paremos a pensarlo, pero lo cierto es que suele ser común que tengamos menos tiempo para esas amistades de siempre, y sin embargo, nos sea más fácil sacar un rato para nuestro grupo de pádel o para unas cañas con los compañeros de la academia de inglés. Todo ello influido, sin duda, por una nueva forma de relacionarnos, en la que las nuevas tecnologías han tenido un papel fundamental. 

“Gracias a ellas, por ejemplo, podemos tener amigos a quienes nunca hemos visto. Algo casi inaudito en la historia de la humanidad.

 Las nuevas tecnologías y la nueva sociedad que emerge con ellas están redefiniendo el concepto de amistad”, apunta Luis García Tojar.

¿Hasta qué punto es importante tener amigos?

Según el sociólogo tener amigos no es sólo importante para el propio individuo, sino también para la sociedad como concepto en sí mismo. Desde su punto de vista, “en el mundo contemporáneo un grupo social es un conjunto de redes, unas grandes (por ejemplo, los socios de un club de fútbol) y otras pequeñas (los vecinos del portal), unas basadas en el interés (compañeros de trabajo) y otras en el afecto (matrimonio), unas elegidas (un partido político) y otras impuestas (la familia). 

Los amigos, en general, son nodos de conexión entre unas redes y otras. Por tanto, son fundamentales sociológicamente hablando”. Desde esta perspectiva “una socialización adecuada aconseja la participación en múltiples redes de diverso tipo. Permite conocer y conocerse mejor”.

Pero por supuesto, la amistad también es una de las claves en nuestro bienestar emocional.

 Tal y como relata Nayara Malnero, psicóloga en el centro integral Psic & Corps de Gijón, la cuestión de las amistades aparece en sus consultas “siempre y sin excepción”.

 En el caso de los jóvenes porque los amigos son un pilar fundamental, tanto en su ocio, como en su consuelo. En el caso de los adultos, sin embargo, como una forma de llenar los vacíos que muchas veces dejan los hijos cuando se van, o en casos de divorcio o viudedad, cuando necesitan reforzarse los vínculos sociales. Así, Nayara Malnero observa que las personas que conservan sus amistades “muestran una salud tanto física como psicológica mucho mayor”, y es que “sin el contacto frecuente con los demás, difícilmente podemos ser felices”.

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 ¿Por qué nos cuesta conservarlas?

No hace falta ser sociólogo ni psicólogo para saber que es más fácil tener amigos cuando se es joven, por una razón muy simple: tenemos más tiempo. Crecer significa, entre otras cosas, ver mucho más comprometidas las horas de tu día. Primero, por las responsabilidades laborales, pero por supuesto también las familiares
. Todo ello sin contar con que nuestro tiempo de ocio también se ve mucho más afectado por compromisos sociales con los que “debemos” cumplir, y siempre pensamos que los amigos estarán ahí de todas formas.
 Pero las relaciones de amistad, como puede pasar con las relaciones sentimentales, se echan a perder si no se trabajan de una forma constante.

“En efecto, a medida que sumamos años las relaciones se debilitan y, reconozcámoslo, en la mayoría de las ocasiones somos nosotros los responsables: no las cuidamos, nos enfrascamos en nuestros quehaceres diarios y dejamos atrás a aquellos que no nos siguen en nuestro día a día”, apunta la psicóloga. 
Esto hace que “el día en que paramos (el mejor ejemplo es la jubilación) y contamos con un rato libre, nos demos cuenta de que no tenemos nada qué hacer o, peor aún, que no tenemos con quien compartir ese tiempo”
.Cómo conservar los amigos o hacer nuevas amistades

Todo problema tiene su solución, y esta es sencilla. Quizás, pararse a reflexionar acerca de la relación con nuestras amistades es el primer paso para cambiar la misma. 
Por ejemplo, dejándonos de preocupar por la cantidad de “me gusta” que reciben nuestras fotos, y utilizando las redes sociales, no para encerrarnos en nosotros mismos, sino para mejorar nuestras relaciones con los demás.
 Es cierto que tenemos menos tiempo para vernos, pero siempre hay un rato para enviar un mensaje preguntando “qué tal”, a esa persona que hace tiempo que no ves, bien por lo ajetreado de nuestras vidas, o a veces, por la propia distancia física. Puede que cueste verse, pero no “saberse”.

Por otra parte, si nuestro círculo de amistades ya se ha visto reducido, hay que pensar que nunca es tarde para conocer gente nueva, y que quizás, eso sea un factor que enriquezca mucho más nuestra vida. 
Para hacer amigos no hay edad, todo es cuestión de proponérselo, y es que como insiste Nayara Malnero, “hacer amigos es fácil para los niños porque en el parque hay juegos en los que compartir espacios o materiales, porque en el colegio les colocan en grupos o parejas para hacer las tareas, o sencillamente porque romper el hielo les resulta muy natural con cualquier excusa. 
¿Pero por qué no tomar esta sabiduría infantil para nosotros?”.

De esta forma la psicóloga recomienda apuntarse a actividades que nos gusten o que nos causen curiosidad y en las que se cuente con que participa un grupo de personas
. “Algunos ejemplos pueden ser: senderismo, baile, actividades más o menos activas en asociaciones de vecinos, clubs de lectura, grupos de crecimiento personal...”.
 Anticipándose a nuestra vergüenza o a nuestras oxidadas herramientas sociales, la psicóloga de Psic & Corps destaca que “si lo que cuesta es entablar conversación, solo hay que recordar que cualquier tema es bueno, desde el tiempo, hasta la hora qué es, aprovechar el contexto en el que te encuentras es lo más útil. 
Por supuesto, también cuidar tu sonrisa y una actitud positiva, ese es el mejor ‘buscador de amigos’ que podemos tener”.

 

La orfebrería de ‘Cien años de soledad’......................................................... Jan Martínez Ahrens .

Las pruebas de imprenta de la novela de García Márquez vuelven a buscar dueño.


Fue un martes de 1965. Gabriel García Márquez acababa de regresar de un fin de semana en Acapulco con su esposa y sus dos hijos, cuando, fulminado por un “cataclismo del alma”, se sentó ante la máquina de escribir y, como él mismo recordaría años después, no se levantó hasta principios de 1967.
 En esos 18 meses, todos los días, de nueve de la mañana a tres de la tarde, el escritor colombiano gestó Cien años de soledad.
Mucho se ha escrito de la atmósfera mexicana en la que germinó su obra magna, de su obsesión creativa, de sus dificultades económicas, del apoyo inquebrantable de los amigos.
 Pero muy poco se sabe de su construcción.
 Las claves de su plasmación material, la ingeniería sobre la que edificó el universo de Macondo, siguen entre sombras.
Y este misterio no fue casual
. El propio autor, cuando en junio de 1967 recibió el primer ejemplar impreso, rompió el original para que “nadie pudiera descubrir los trucos ni la carpintería secreta”
. De aquella destrucción histórica se salvaron contadísimos documentos.
 Uno de ellos, posiblemente el más importante, fue la primera copia de las pruebas de imprenta. Sobre las galeradas, García Márquez anotó de su puño y letra 1.026 correcciones, dejando a la luz cambios e inflexiones de enorme interés.

Esos papeles, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, han seguido una azarosa existencia
. El escritor los regaló al cineasta exiliado Luis Alcoriza y a su esposa Janet.
 Tras sus muertes, fueron subastados dos veces sin éxito y ahora, olvidados otra vez, buscan acomodo en una institución.
 “Prefiero que estén en una biblioteca o un museo que conmigo”, dice el mexicano Héctor Delgado, heredero de los Alcoriza.
Las galeradas, de editorial Sudamericana, suman 181 hojas de doble folio, numeradas a mano, con acotaciones del autor en bolígrafo o rotulador.
 Su recorrido muestra la orfebrería de García Márquez.
 En ellas el autor señala los inicios de capítulo, reordena párrafos, suprime y añade frases, sustituye o corrige más de 150 palabras y, en muchas ocasiones, alerta de erratas.
 En este ejercicio queda patente el agotador pulso que el autor mantenía consigo mismo.
 Los cambios no solo van destinados a purificar el texto o despejar la fronda de nombres de los Buendía, sino que ahondan en sus inextricables juegos de lenguaje
 A veces, se trata de sutilezas: de “amedrentar” se pasa a “intimidar”, de “obstruir” a “cegar”, o de “completar” a “complementar”.
 Pero otras, la mano del escritor va mucho más lejos: las mariposas se vuelven “amarillas”, las sanguijuelas se sacan “achicharrándolas” con tizones, el troglodita queda convertido en un “atarván”, los niños andan como “zurumbáticos”, la Ópera Magna se transforma en “alquimia”, un san José de yeso descubre un interior “atiborrado de monedas de oro” o la descarga del máuser “desbarata”, que no “desarticula”, un cráneo.
También algunos personajes adquieren matices nuevos con los incisos.
 Amaranta, por ejemplo, “finge sensación de disgusto” al oír hablar de boda, y Aureliano ve su “antigua piedad” transformarse “en una animadversión virulenta”
. Son alteraciones constantes. Una lluvia fina de mejoras que, sin generar cambios de fondo ni giros argumentales, sí que descubren la talla microscópica y tenaz de un texto de cuya grandeza el autor era consciente.
Posiblemente por ello, García Márquez nunca devolvió las pruebas de imprenta a la editorial, sino que envió las correcciones aparte.
 Y lejos de destruir el documento, como hubiera sido esperable, lo convirtió en un monumento a la amistad: lo regaló y dedicó al director de cine Luis Alcoriza y a su esposa, la actriz austriaca Janet Riesenfeld:
“Para Luis y Janet, una dedicatoria repetida, pero que es la única verdadera: del amigo que más les quiere en este mundo. Gabo. 1967”.
Una de las galeradas de 'Cien años de soledad', con la dedicatoria a Luis Alcoriza y su esposa, Janet Riesenfeld. / Carlos Rosillo
La pareja, afincada en México y muy próxima a Luis Buñuel, formaba parte del círculo íntimo del escritor colombiano.
 Aquel que le había mantenido en las épocas más negras y con quien, en los días buenos, había celebrado la alegría de vivir.
 El propio autor lo explicó años más tarde en un artículo en EL PAÍS:
 “Cuando la editorial me mandó la primera copia de las pruebas de imprenta, las llevé ya corregidas a una fiesta en casa de los Alcoriza, sobre todo para la curiosidad insaciable del invitado de honor, don Luis Buñuel, que tejió toda clase de especulaciones magistrales sobre el arte de corregir, no para mejorar, sino para esconder.
 Vi a Alcoriza tan fascinado por la conversación que tomé la buena determinación de dedicarle las pruebas”.
El matrimonio guardó las páginas como un objeto sagrado.
Dieciocho años después, cuando Cien años de soledad ya era un tótem,
 García Márquez volvió a encontrárselas en casa de los Alcoriza: “Janet las sacó del baúl y las exhibió en la sala, hasta que se hicieron la broma de que con eso podían salir de pobres. Alcoriza hizo entonces una escena muy suya, dándose golpes con ambos puños en el pecho, y gritando con su vozarrón bien impostado y su determinación carpetovetónica: ‘Pues yo prefiero morirme que vender esa joya dedicada por un amigo”.
 García Márquez respondió escribiendo debajo de la dedicatoria, con el mismo bolígrafo que la primera vez: “Confirmado. Gabo. 1985”.
Luis Alcoriza, el exiliado, murió en 1992 en Cuernavaca.
 Su esposa le siguió seis años después. Las galeradas quedaron en manos de su heredero, el ingeniero y productor Héctor Delgado, el hombre que les había cuidado en los últimos días. En 2001, con el beneplácito del premio Nobel, los papeles fueron subastados sin éxito en Barcelona por un millón de dólares (897.500 euros, al cambio actual)
. Un año después, tampoco hubo suerte en Christie’s. Ahora, al año de la muerte de García Márquez, el heredero, de 73 años, busca quien los adquiera.
 La Universidad de Texas, que compró el archivo del Nobel, se ha interesado, pero poco más. Casi medio siglo después de su gestación, uno de los pocos documentos que se salvaron de la génesis de Cien años de soledad sigue buscando dueño.
La primera página de las pruebas de imprenta. / Carlos Rosillo

 

29 abr 2015

Ilustrar lo cotidiano..............................................................................Mónica Luengo Montero

Una nueva generación de ilustradoras da el salto al papel gracias al éxito en la web.

 

sara herranz

Cuando Agustina Guerrero preparaba su nuevo libro, se enteró de que estaba embarazada.
 De repente, a esta ilustradora de origen argentino que reside en Barcelona desde hace más de una década, no le apetecía otra cosa que no fuese dibujar sobre su embarazo.
 Así que aparcó el proyecto que tenía entre manos y se puso a trabajar en lo que sería Mamma mía!, su tercera novela gráfica, que ha salido a la venta este mes, y la segunda protagonizada por su alter ego de papel y tinta, La volátil.
 “En mi caso, sin el blog no habría existido un libro.
 No me habría animado a enviar Diario de una volátil a una editorial”, recuerda por teléfono Guerrero que, como muchos artistas de su generación, han podido dar el salto a la publicación gracias al éxito que su obra ha tenido en Internet
. En su caso, la argentina abrió su bitácora, que alcanzó miles de seguidores en pocos meses, en 2011. Además, tiene más de medio millón de me gusta en su página de Facebook, unos 76.000 seguidores en Instagram y otros 22.000 en Twitter, las principales redes por las que difunde su trabajo.
agustina guerrero
Otro elemento común de esta nueva ola de dibujantes es que hay una fuerte representación femenina. Guerrero afirma que no le gustan demasiado las clasificaciones, y que hay tanto mujeres como hombres volcados ahora mismo en la ilustración
. Sin embargo, su compañera de profesión Sara Fratini habla de un “boom de ilustradoras” en España en estos últimos años.
“Hacía falta una voz femenina en el mundo ya sea para representar la vida cotidiana, para dar nuestra visión, para recordar nuestros derechos o sencillamente para expresarnos”, comenta esta artista venezolana que ha publicado recientemente La buena vida, un proyecto que surgió cuando la editorial Lumen se puso en contacto con ella tras haber visto su trabajo en las redes sociales (cuando comenzó con su blog, la ilustradora abrió una cuenta de Facebook que hoy en día tiene más de 60.000 me gusta).
Laura Pacheco
Fratini cuenta en su obra pequeñas situaciones cotidianas, siempre envueltas en positivismo, a través de un personaje femenino. “Imagino que es mi alter ego de chica segura, tranquila, a la que no le importa nada lo que piensen los demás”, comenta la ilustradora.
Y es que esta nueva hornada de creadoras cuenta en sus historias la vida cotidiana de sus personajes, casi siempre femeninos y con profundos tintes autobiográficos, que muchas veces son directamente ellas mismas. “Me inspiran lo cotidiano, el amor, el desamor, la vida.
Me gusta hablar de mis experiencias porque creo que es la mejor forma de trasladar esas situaciones a la ficción”, confiesa Sara Herranz, autora de Todo lo que nunca te dije lo guardo aquí.
 Cuando esta ilustradora tinerfeña terminó la carrera de Comunicación Audiovisual en 2009 se encontró que no sabía muy bien que hacer, a lo que se unieron, según cuenta, las escasas oportunidades de futuro ofrecidas a su generación.
 Por eso, se refugió en la ilustración. “Al final hablamos de temas universales, y lo importante es que, más allá del género, el público se ha acercado a nuestro mundo y está interesado en la ilustración”, comenta la tinerfeña.
sara fratini
En este punto, Herranz coincide con otra artista, Laura Pacheco: “Cada vez más gente que no viene del mundo del cómic está empezando a dibujarlos y eso ha atraído a gente que no viene de ese mundo a leerlos”.
 Pacheco es la autora del blog de la revista SModa Problemas del primer mundo en el que habla de esos pequeños obstáculos de la vida cotidiana en Occidente, nada graves, pero sí fastidiosos. Recientemente ha publicado un cómic con su hermana, Let’s Pacheco, con curiosidades de su familia. “En realidad sólo contamos algunas anécdotas puntuales, pero con ellas mucha gente ve reflejados a sus propios padres y siente como si los conociera”, reconoce la ilustradora.

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Esta tendencia capilar aporta luz al cabello y le da un aspecto infantil. Nos inspiramos en cómo la lucen las 'celebrities' y la pasarela.

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Las babylights son una versión del balayage, una técnica por la que se 'barre' mechón a mechón con una brocha de la raíz a las puntas para conseguir un degradado mucho más uniforme y también más luminoso. Así las luce Gisele Bündchen.


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