Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

28 abr 2015

El teclado sirve para diagnosticar enfermedades neurodegenerativas........................... Miguel Ángel Criado

El teclado puede detectar el deterioro en las habilidades psicomotoras.

Un acto tan mecánico y breve como es el de pulsar una tecla tras otra puede servir para detectar enfermedades neurodegenerativas
. Eso es lo que ha demostrado un grupo de investigadores, que han creado un sistema que analiza patrones al teclear en el ordenador, detectando el deterioro en las habilidades psicomotoras.
 Ya lo han probado con personas sanas y ahora lo están investigando con enfermos de párkinson.
La forma que tenemos de usar el teclado es tan personal que se ha convertido en una de las maneras más seguras de identificar a una persona
. Son muchos los elementos que forman la huella biométrica del que teclea: la velocidad de tecleo, repetición de errores, la fuerza con la que se golpea el teclado o lo rápido que se libera cada tecla. Toda esa información se puede registrar para detectar patrones únicos.
 Un cambio en ese patrón puede indicar que alguien está usurpando una identidad.
 Pero también puede revelar que el sujeto podría estar enfermo.
Pulsar la tecla es la más breve de esas métricas, sin embargo, también puede ser la más informativa. La acción se puede descomponer en tres fases: impacto del dedo en la tecla, comprensión de la yema del dedo y liberación de la tecla.
 Estudios de la neurobiología del teclear han mostrado que todo el proceso no dura más de 100 milisegundos y la mayor parte del tiempo (el 77%) es para la liberación.
 A pesar de su brevedad, cada pulsación activa la corteza motora primaria, el área motora suplementaria, los ganglios basales y el cerebelo.
"Es la métrica más robusta e independiente de tus habilidades previas de tecleo", dice el neurólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Álvaro Sánchez.
 A diferencia de la destreza al escribir o si se hace con dos dedos o todos, la pulsación de la tecla es una mejor ventana a lo que pasa en el cerebro.
Lo que han hecho Sánchez y un grupo de ingenieros de software y telecomunicaciones es crear una serie de algoritmos para modelar matemáticamente las pulsaciones "por su capacidad para detectar un deterioro en las habilidades motoras tan determinantes en enfermedades como el párkinson", explica.
Pulsar una tecla apenas dura 100 milisegundos pero en la acción intervienen varias partes del cerebro
El resultado es un programa llamado neuroQWERTY. Fruto del consorcio M+Visión, en el que participan varias instituciones y empresas madrileñas junto a la universidad estadounidense, este programa registra las pulsaciones en el teclado y las analiza buscando cambios que puedan indicar un deterioro en las habilidades psicomotoras
. La idea es tan nueva que, como dice el neurólogo, han tenido que construir la forma de medir su eficacia desde cero.
 "Con la fiebre, podemos saber que algo pasa cuando se pasa de 36º a 38º, pero nosotros hemos tenido que inventarnos nuestro propio termómetro", comenta.
Para probar la validez de neuroQWERTY, los investigadores usaron el programa con un grupo de personas sanas.
 Primero les hicieron escribir un párrafo durante el día.
 Después, para inducir un estado de deterioro de sus habilidades, los levantaron en mitad de la noche para que volvieran a escribir. El experimento, realizado con 14 personas de distintos países y lengua materna, se repitió pasados unos días.
La gráfica muestra el patrón de escritura de tres sujetos durante el día (izquierda) y tras levantarlos en mitad de la noche (derecha). Cada píxel es una pulsación del teclado. / Giancardo et al.
Aunque los resultados no se pueden expresar en un porcentaje de pérdida de habilidad, tal y como muestran en la revista Scientific Reports, los investigadores comprobaron que, en el estado de inercia del sueño, los voluntarios se volvían hasta un 15% más torpes.
En un segundo estudio ya en marcha, los participantes son una veintena de enfermos de Parkinson en fase precoz y, como grupo de control, una quincena de familiares.
 "Los primeros resultados muestran también este mismo patrón de pérdida", comenta Sánchez.
Una de las ventajas del programa es que trabaja sin afectar al uso cotidiano del teclado. NeuroQWERTY registra las pulsaciones y envía sus datos a los servidores del proyecto donde se modelan matemáticamente.
Ahora mismo cualquiera puede instalarlo y ayudar a afinar el modelo.
 A medio plazo, sus autores quieren crear una interfaz gráfica para que el propio usuario pueda monitorear su forma de teclear.
El conjunto de algoritmos que forman neuroQWERTY, que ya ha sido patentado, podrían servir para probar la eficacia de los medicamentos que se administran a enfermos de párkinson.
Pero, el objetivo final es detectarlo en personas de riesgo antes de que sea tarde.
"Ahora nos centramos en el párkinson porque es una enfermedad de mucho impacto, pero neuroQWERTY podría servir para cualquier enfermedad o situación donde se presente una alteración motora", recuerda Sánchez
. El tecleo podría así, ayudar en otras enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o la artritis reumatoide, pero también a detectar estados alterados en personas que tengan responsabilidades tras un teclado.

Gisele Bündchen se desnuda para ‘Vogue’ Brasil

La modelo celebra con la última portada de la revista 20 años de trayectoria

Hace solo dos semanas desfiló por última vez en la São Paulo Fashion Week.

Gisele Bündchen
Gisele Bündchen publica la portada que protagoniza para 'Vogue' Brasil. / Instagram

Hace tan solo dos semanas Gisele Bündchen captaba la atención del mundo de la moda: se subía en Brasil a su última pasarela.
 Ahora la übermodelo, como suelen llamarla, vuelve a ser el centro de atención.
Y lo hace como toda una diosa griega. Desnuda y en la portada de Vogue Brasil. Una edición en la que ella cumple 20 años de trayectoria y la revista 40.
"Cuando surgió la idea de hacer algo especial con Vogue para celebrar mis 20 años de carrera y 40 de la revista, yo sabía que no quería hacer algo simplemente dedicado a la moda.
 Quería mostrar algo más, algo que fuera parte de mi esencia", declaró Bündchen sobre el número que saldrá a la venta el 30 de abril.
La sesión fotográfica corrió a cargo de Van Lamsweerde y Vinoodh Matadin y además, de mostrar su cuerpo completamente desnudo, la maniquí, posó en una bañera con leche, y lidió con fuego.
Fue ella misma, la modelo más poderosa del mundo, la que dio la exclusiva.
Como se ha hecho costumbre utilizó su perfil de Instagram para publicar la imagen de la portada. “Mis 20 años de carrera celebrados en la portada de Vogue Brasil.
Gracias a todos los que fueron parte de esta edición especial”, escribió.
Aunque se bajó de las pasarelas no piensa dejar el mundo de la moda y en general la vida en la farándula.
 Desde que se anunció su retiro ella lo dejó claro. Seguirá abriéndose paso en su carrera como actriz e imagen de firmas.

 

Ofrécese cerebrito. Razón: portería........................................................... Luz Sánchez-Mellado

Vale que cobrar como diputado y por asesorar a una constructora no es ético, como le reconoció Pujalte a Pepa Bueno en un lapsus tonto. Pero es legal. Y a mí a legal no me gana nadie.

El diputado del PP Martinez Pujalte. / Luis Sevillano

Estos días con la pata quebrada y amarrada al teclado, me ha dado por pensar en el día de mañana. No en qué me voy a poner, malpensado, porque para estar en casa bastante hago con cambiarme de refajo, sino, tú me entiendes: en el porvenir, el largo plazo, en más allá del puente de mayo, vamos. Ya sé que la economía va como un tiro, que exulta Guindos, pero tal como está mi sector productivo, no está de más buscar un plan B por si los chuzos de punta mutan en lanzas propiamente dichas. Lo malo de reinventarse a cierta edad, no obstante, es que la cabra tira al monte.
 ¿Y de qué va a tirar una cánida vieja a estas alturas? Pues de lo que controla, no te fastidia. Una cosa es reconvertirse de pija de Serrano en superviviente en Honduras a razón de 30.000 la semana, como Carmen Lomana, y otra empezar de cero una carrera y que suene la flauta por la coyuntura sociopolíticaeconómica.
¿O no, Teresa Rodríguez, de Podemos-Andalucía?
Total, que estoy por quemar mis naves, tal que Rosa Díez, e irme postulando para lo que surja desde esta tribuna.
Vale, ya sabemos que no está bonito usar los privilegios del curro para hacerte unos bolos por otras plazas a cuenta de la nómina que te paga tu santo patrón por el sudor de tus neuronas.
 Eso lo saben hasta los de Sálvame Deluxe, por mucha fama de pesebreros, perdón, peseteros, que tengan.
Está feo de testículos cobrar de un propio y venderle a otro lo que sabes en virtud de tu puesto
. O eres de Mediaset, o de Atresmedia.
 O moro, o cristiano. O de Belén Esteban, o de Olvido Hormigos.
 Pero todo eso de la lealtad a la casa y otras pamplinas de ursulina era antes de que trascendiera que Trillo y Martínez-Pujalte, actual embajador en Londres y pepero azote de corruptos, respectivamente, percibieran entre 5.000 y 9.000 pavos mensuales por tomarse un par de cafés con una constructora de obra pública.
Vale que el hecho de que, además, ambos percibieran su sueldo de diputado no sea ético, según le reconoció Pujalte a Pepa Bueno en un lapsus tonto.
Pero es legal. Y, a legal, no me gana nadie.
Que tiene una visión privilegiada, asevera de Pujalte Mario Armero, que lo fichó para su causa. ¿Entonces, porqué a mí nadie me consulta nada con lo que han visto y oído estos ojos y estos tímpanos que se han de comer la uveítis y las alertas de los móviles de la peña?
Armero, de verdad te lo digo: con el café, depende del día, pero tú me invitas a un tinto de verano, y te canto por soleares, como la vicepresidenta Santamaría en cuanto se quita el corsé de La Moncloa. ¿Qué de qué?. Pues no sé, de todo
. De la condición humana.
 De los intríngulis de los poderosos.
De sus manías, de sus pasotes, de sus complejos.
De cómo está el patio ahí fuera. Déjame, solo, que lo consulte con Javier Gomá
. Sí, hombre, un filósofo así alto, rubio, de ojos azules y del mismo Bilbao que va de apolíneo y dionisíaco y de mundano y de ascético al mismo tiempo.
A lo tonto, se está forrando el tío con su Ejemplaridad pública (Taurus).
Vale, lo de Razón: Portería, es el título de otro de sus incunables.
 Pero aquí, hasta que cierre el chiscón, la única portera es mi menda, y él me plagió primero
. Donde las dan, las toman, Schopenhauer.

 

La invasión de los ‘Gabitos’................................................................... Martín Caparrós

Hace 20 años, García Márquez creó un espacio donde los mejores periodistas consagrados, convertidos en maestros, transmitirían sus conocimientos a las mejores promesas del oficio.

 

La escuela de periodismo de García Márquez acaba de cumplir 20 años. Así se celebró en Cartagena (Colombia). / Joaquín Sarmiento

Veinte años atrás, una mañana de abril, calurosa como son las mañanas de cualquier mes en Cartagena, la perla del Caribe colombiano, el colombiano más universal entró, en pantalones cortos de jugar al tenis, en la sala del diario El Universal donde lo esperaban diez periodistas jóvenes de todo el continente.
 Lo acompañaba Alma Guillermoprieto, la gran cronista mexicana del New Yorker, y estaba por dar curso a un viejo sueño.
O, quizás, a un sueño sustituto
 Durante décadas, Gabriel García Márquez había querido editar un diario, el mejor diario, el que les mostraría a todos los demás cómo debía ser un diario
. En los ochenta llegó incluso a trabajar en el proyecto de uno, que se llamaría El Otro.
Y 30 años antes lo había intentado por primera vez, cuando publicó “el periódico más pequeño y breve del mundo”, que llegó a llamarse Comprimido y tenía cuatro páginas ínfimas y era, gran precursor, gratuito –pero duró seis días
. El Otro no apareció siquiera y, a principios de los noventa, García Márquez se resignó a un proyecto más modesto, más ambicioso: crearía un espacio donde los mejores periodistas consagrados, convertidos en maestros, intentarían transmitir sus conocimientos a las mejores promesas del oficio. El mecanismo sería casi simple: el maestro y sus aprendices se encerrarían durante cinco o seis días en una sala y conversarían, practicarían, se enseñarían los pequeños trucos o discutirían los grandes principios.
 Para eso, García Márquez convocó a sus cómplices iniciales; entre ellos Tomás Eloy Martínez, Ryszard Kapuscinski, Carlos Monsiváis y un joven abogado que se encargaría de coordinar el asunto: el barranquillero Jaime Abello.
Veinte años después, la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano es uno de los grandes referentes de la profesión en América Latina.
 Sus diversas iniciativas hicieron mucho para constituir por primera vez una red tupida, muy poblada, de reporteros de todo el continente relacionados por su voluntad de aprender, de buscar nuevas formas que les permitieran buscar mejor.
 Por sus talleres y seminarios han pasado casi 10.000 periodistas: toda una generación se ha encontrado en sus aulas y ha encontrado en ellas el lugar donde pensar su práctica. Suelen ser días de convivencia intensa, charlas, debates, rumba –y algún romance de ocasión– que impactan en las vidas de sus participantes: años atrás, un estudio interno descubrió que más del 60 por ciento de los talleristas había cambiado de empleo en el año siguiente.
Remover conciencias es una función involuntaria –o quizá no. Voluntariamente, la FNPI también ha jugado un papel decisivo en la recuperación y valoración de la tan cacareada crónica latinoamericana. Y entrega, además, cada año, en un festival que se realiza en Medellín, los premios de periodismo más prestigiosos del continente
. Allí se hizo oficial, el año pasado, el cambio de nombre: la Fundación pasó a llamarse “Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano”; su fundador y presidente había muerto unos meses antes y se hacía necesario renovar los votos, asegurarse de que su sueño seguía vivo.
Sigue, después de veinte años.
 Hace unos días, para festejarlo, dos docenas de Gabitos invadieron las calles de Cartagena: jóvenes vestidos de pantalón blanco y guayabera, con una libreta de notas en la mano y una máscara de García Márquez joven –inquietante, gozosa–, que hacían, en efigie, lo que hacen los periodistas: salir, mirar, preguntar, molestar todo lo posible, vivir para contarlo.