Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

31 ene 2013

UNA MUJER











Una bailarina del Bolshói, amenazada tras la agresión a su director

La bailarina Svetlana Lúnkina. / AP

Svetlana Lúnkina, bailarina de 33 años del Teatro Bolshói, ha pedido que le extiendan su permiso para poder permanecer más tiempo en Canadá, donde se encuentra actualmente, debido a que asegura haber recibido amenazas. La portavoz del Bolshói, Katerina Nóvikova, confirmó que el teatro accedió a la petición de Lúnkina.
Según la versión de la bailarina está asustada después de que un enmascarado vertiera ácido en la cara al director artístico del ballet del Bolshói, Serguéi Filin. Lúnkina reconoció que sus relaciones con Filin habían sido tensas y que hace poco este habría dicho que ella no retornaría. Al mismo tiempo, Lúnkina dijo "sentir una profunda compasión" por la familia de Filin y confiar en que "los que cometieron ese crimen sean capturados". Señaló también que esperaba poder regresar más tarde al Bolshói.
En cuanto a las amenazas que ha recibido, manifestó no están relacionadas con su profesión, sino con el conflicto surgido entre su marido, el productor Vladislav Moskaliov, y el humorista Vladímir Vinokur. Ambos eran socios en el proyecto de una película sobre la legendaria prima bailarina Mathilde Kschessinska (1872-1971).
El prestigioso diario Izvestia, que fue el primero dar la noticia sobre Lúnkina, explica que Moskaliov propuso reemplazar al famoso director Alexéi Uchítel por otro después de que este rechazara varios guiones, pero Vinokur se negó rotundamente y dijo estar incluso dispuesto a sacrificar la divulgación de la película en el extranjero pero mantener a Uchítel como realizador. Poco después, el marido de Lúnkina quedó marginado del proyecto y los juristas de la Fundación de Vinokúrov le exigieron el pago de más de 2,7 millones de euros, que Moskaliov rechaza categóricamente. Según Izevstia, la Fundación ha enviado copia de la demanda judicial contra Moskaliov no solo al ministerio del Interior y a la fiscalía general, sino también a los principales teatros de ballet del mundo.
En los textos que los abogados han mandado a los teatros se dice, siempre según Izvestia, que Moskaliov habría legalizado parte del dinero robado en Canadá "con la ayuda de su esposa", es decir, de Lúnkina.
Vinokúrov opina que a Lúnkina "nadie la envió a Canadá y nadie la amenaza. Como pretexto para no regresar dice que la amenazan, pero ella es simplemente la esposa de una persona que ha cometido un delito y que se esconde en Canadá".
Lúnkina está convencida de que en caso de regresar a Moscú su familia puede ser objeto de provocaciones e incluso de arresto. Nóvikova, al confirmar que el Bolshói le prolongó el permiso, señaló que si esa decisión está relacionada con las actividades de su marido, no ve "cómo el teatro puede influir en el asunto. Anna Pávlova también abandonó Rusia por las actividades de su esposo". "El Bolshói no puede garantizar a Svetlana su seguridad, esto es evidente, simplemente no tenemos recursos para ello", agregó. La bailarina, sin embargo, considera que el Bolshói se muestra impotente por otra razón: Filin no quiere que ella vuelva al ballet del Teatro.
Mientras tanto, los médicos hicieron el lunes a Filin una nueva operación a los ojos y los oftalmólogos han llegado a la conclusión de que su vista mejora. Probablemente continúe su tratamiento en Aachen, Alemania, adonde viajaría la próxima semana acompañado por un médico ruso.

Seguro que saben quién es la autora.

REDONDILLAS

Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.


Sor Juana Inés de La Cruz

El triste (e irónico) desvarío de desamor de un cineasta


Fotograma de la película 'Mapa', de Elías León Siminiani.

Érase una vez un cortometrajista de reputada carrera, que entró en la vorágine de las series de televisión y acabó desnortado
. En lo profesional y en lo personal
. Érase una vez Elías León Siminiani (Santander, 1971), un cineasta que en 2008 empezó a grabar su vida —“como si el amor pudiese demostrarse a posteriori en vídeos”, dice con sorna su propia voz en off—, sus desvaríos de enamorado, que le llevaron a vagar durante meses por India, a dejar de lado la película, a retomarla y a acabar rematándola a inicios de septiembre de 2010. Mapa, que así se llama el documental autobiográfico, se estrena mañana en cines y es candidato al Goya en su categoría.
Y demuestra un humor socarrón y liberador en el alma de un tipo que en pantalla es capaz de llevarse la contraria con una voz que bautiza como el Otro.
“Todo lo que cuento es 100% real. Aunque ya me he alejado de mí mismo con este personaje... bueno, aún estoy luchando. Me ha ayudado el tiempo, porque han pasado cuatro años desde el inicio.
 Agradezco a las dos productoras que hayan apoyado durante este largo periodo el proyecto”.
 Su Siminiani de Mapa está más cerca de los personajes del actual boom del cómic autobiográfico que del Cercas más reelaborado de Soldados de Salamina.
“Pero el tono de Javier Cercas está muy presente, porque bebe del nuevo periodismo de los sesenta, que adopta diversos aspectos dramatúrgicos para ayudar a la narración”.
 El director saca a su exnovia, explica cómo se va a India tras el rastro de otra chica cuando una canción de Matthew Sweet, Walk out, le enciende el alma.
De paso, un poco de Wong Kar-Wai, de Truffaut, de Hitchcock...
 Referencias para la generación que nació a inicios de los setenta. “Son ganchos que lanzo al público. Porque lo que yo deseo es comunicarme con el espectador, que el filme sea entretenido”. ¿La mayor batalla de Mapa? “Saber dónde situarme”, dice, mencionando los trabajos de Cavalier, Marker o I’m still here, con Joaquin Phoenix.
 “Uno de los grandes peligros era encontrar la frontera entre lo público y lo privado
. La presencia del Otro desarticula los riesgos que se cruzaban en la historia”.
Mapa es, en el fondo, una comedia divertidísima porque todos nos podemos ver retratados en Siminiani, porque es humano enamorarte de alguien que ni es consciente de lo que ha provocado en tu interior. “Ainhoa, mi exnovia, mi amiga, ha sido cómplice absoluta de mi debut en el largo [magistral el momento en que ella le ofrece con inocencia unas moras para comer y él está a punto de derrumbarse llorando].
 En cuanto a Luna [nombre ficticio de la chica por la que va a India], hizo dos veces de filtro
. La última, cuando ya vio la película acabada.
Le impactó lo que había provocado en el protagonista”, cuenta el director, usando la tercera persona para distanciarse.
Elías León Siminiani.
El cineasta tiene una legión de amigos-fans en el cine: Eduardo Chapero-Jackson, Isaki Lacuesta, Andrés Duque, David Pinillos (que califica a Siminiani como “talentazo, el tipo que mejor pilla la verdad, el motor detrás de todos nosotros”) y Daniel Sánchez Arévalo, que aparece en Mapa:
 “Elías es neurótico, despistado, perfeccionista hasta la parálisis, despistado... y encantador”.
El Siminiani presente ha encontrado su carrera en este juego ficción / no ficción con una serie de cortos documentales y con El premio, candidato el año pasado a los Goya, que mezcla verdades y mentiras sobre la candidatura al Goya a la mejor actriz secundaria de Pilar Castro por Gordos.
 “Me gustaría seguir por ahí, por combinar al 50% ficción / no ficción”.
 Y no olvidará dos de los descubrimientos de Mapa: la grabación de las fachadas de edificios racionalistas para no mezclarse con la vida que le rodea en la calle —
“Tengo un proyecto sobre el espacio urbano que irá por ahí”— o el delirio de enfocar a una vaca lejana mientras rehúye a un niño que le pide que le grabe. “El prota va buscando algo sin darse cuenta de que está delante de sus narices. Toda una lección de vida
. La voz lo explica... En realidad, es que ya he incluido de oficio los audiocomentarios cañeros de extras de los DVD”. Como le dice Ainhoa, mientras graba ella al final. “Anda, haz el favor de seguir y cállate ya”. El Otro estaría orgulloso.