Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 sept 2012

Guerra abierta en Francia por Camus Por Miguel Mora

Las luchas entre intelectuales, instituciones y partidos ponen en riesgo la exposición por el centenario del nacimiento del autor de ‘El extranjero’.

Albert Camus en una imagen de 1955. / LOOMIS DEAN / TIME LIFE PICTUES / GETTY
Francia lleva tres años hablando del Año Albert Camus.
 En noviembre de 2013 se cumplen 100 años del nacimiento del autor de La Peste y premio Nobel de Literatura en 1957, y Aix en Provence (la ciudad donde está depositado el legado) decidió en 2009 conmemorarlo con una gran exposición.
 Pero tras innumerables problemas y polémicas, todo está en el aire.
 El 15 de octubre, la asociación Marsella-Provenza 2013, que coordina la capitalidad cultural europea, decidirá si finalmente se hace la muestra o no.
Tras ser anulada y progamada varias veces, la exposición no tiene comisario y el centenario parece secuestrado por una turbamulta de egos, enemistades, nostalgias y politiqueo provinciano
. El primer comisario, Benjamin Stora, historiador de la Argelia colonial, fue despedido hace unos meses.
 Su sustituto, el filósofo y viudo oficial, Michel Onfray, ha dimitido ahora mandando una explosiva carta a Le Monde en la que afirma que el centenario es “un burdel y un nido de locos”.
La historia es un vodevil de provincias, indigno de la talla cultural del país y de la calidad, la memoria y la obra del filósofo, novelista, periodista, dramaturgo y humanista nacido en Mondovi (Argelia) el 7 de noviembre de 1913 y fallecido en Villeblevin, Francia, el 4 de enero de 1960.
Una de las grandes estrellas del sainete es la alcaldesa de Aix en Provence, Maryse Joissains-Masini, una especie de trasunto femenino del estentóreo Jesús Gil y Gil, que acude a trabajar a su despacho con su caniche, presume de ser amiga de Nicolas Sarkozy, y aunque milita en el centroderecha dice simpatizar con las ideas del Frente Nacional.
El 14 de septiembre, en un reportaje de Le Monde, la alcaldesa admitía haber leído de Camus “lo que se estudiaba en el colegio” (El extranjero y La peste), pero aseguraba que la exposición se haría finalmente en Aix y que el comisario sería sin duda su candidato, Michel Onfray, autor de L’Ordre libertaire. La vie philosophique d’Albert Camus (Flammarion), un libro que a juicio de algunos críticos demuestra que el talento filosófico y el espíritu libertario de Camus le sitúan muy por encima de su rival intelectual Jean-Paul Sartre.
Curiosamente, ha sido la presión de una asociación de exprisioneros de la Argelia Francesa, partidarios de la OAS (la extrema derecha colonialista) una de las mejores aliadas de Onfray, ya que los expatriados siempre consideraron “una aberración” el nombramiento de Benjamin Stora, al que acusan de ser un “judío que sostiene las tesis del Frente de Liberación Nacional argelino”.
En la historia tiene mucho peso el tirón electoral de la comunidad pied-noir —los franceses repatriados de Argelia tras la independencia—, que suma unas 130.000 personas solo en el municipio de Aix en Provence y acobarda a los políticos locales.
 Aunque en teoría Stora fue elegido con la anuencia de Catherine Camus, la única hija y dueña del legado del escritor, el Comité de Marsella-Provence 2013 no dudó en despedir en mayo al historiador, sin dar explicaciones.
La ministra, Aurélie Filipetti, tomó cartas en el asunto en agosto al desaprobar el despido de Benjamin Stora, y amenazó con retirar el logotipo y la subvención. Michel Onfray replicó, ironizando, que le extrañaba que la ayuda estatal “no fuera para el proyecto Camus sino para su comisario”.
 La alcaldesa de Aix apoyó al filósofo declarando que si Cultura apartaba a Onfray de la exposición sería “un acto de censura digna de los regímenes soviéticos”.
No hizo falta, porque un día más tarde, el filósofo, que aún no había sido nombrado oficialmente, escribía su propio epitafio en una carta a Le Monde en la que afirmaba que “en Francia, el ambiente de la cultura es de guerra civil”, y denunciaba que “todo lo que odiaba Camus” había vuelto “como un bumerán” con motivo del aniversario:
“Los egos sobredimensionados, las perrerías de la política politiquera, las patologías mentales, las intrigas de palacio, el compadreo de antiguos luchadores de izquierda reconvertidos al oportunismo socialdemócrata, la morgue de la impotencia universitaria, la ñoñería de una ministra que confunde el uso público del dinero con el castigo ideológico, la abulia de las instituciones culturales, el doble lenguaje de unos, la esquizofrenia de otros, el periodismo de París…”.
En plena bronca de todos contra todos, la única heredera real, Catherine Camus, ha criticado a Onfray por no tener la corrección de advertirle que renunciaba al puesto y le ha acusado de no haber aprendido lo que su padre le enseñó: lealtad y mesura.
 A vuelta de correo, Benjamin Stora también respondió a las invectivas de Onfray: “Acusa a todo el mundo, olvidando la única cosa real: mi despido, que marcó el inicio de todo este asunto.
 Durante tres años hemos trabajado y no ha habido la menor polémica. Ese es el único hecho tangible”.
El final de su carta suena bastante sensato, dentro de la locura colectiva: “El gran perdedor de esta historia es Albert Camus”.

 

Oliver Stone, Aznar y la legalización de la marihuana

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John Travolta, Oliver Stone y Benicio del Toro, ayer durante la presentación de 'Salvajes' en San Sebastián. / JESÚS URIARTE

Oliver Stone, Aznar y la legalización de la marihuana

 Qué calor pasa Oliver Stone! Llega con una americana azul y enseguida pide que le abran las ventanas del cuarto donde se celebra la entrevista. Su asistente, una atractiva rubia, trae por indicaciones de su jefe un café con leche. Lo prueba y lo rechaza. Pide otro café solo. Se quita la americana. Se queja de la falta de aire acondicionado de la estancia. Está como inquieto. Finalmente, exige de nuevo a su asistente un pequeño ventilador individual que pone a funcionar y se lo dirige directamente al rostro. Da agobio verle. Tampoco parece que le guste mucho el café solo, pero, con todo y con eso, va contestando a las preguntas de los periodistas. Las drogas, su legalización, la violencia en la realidad y en el cine, el amor a tres bandas, el poder del narcotráfico o la defensa de Julian Assange. Todos los temas van apareciendo en la conversación y el ganador de tres Oscar que ayer recibió el Premio Donostia 60º Aniversario a toda una carrera, entra al trapo de todos ellos como un toro sin control. Para la presentación de Salvajes, la película que presentó ayer en Zabaltegi Perlas, ha llegado a la ciudad donostiarra acompañado de John Travolta, que también recibió anoche otro Premio Donostia, y Benicio del Toro. El filme, basado en el libro del mismo título de Don Winslow, es un trepidante thriller sobre el enfrentamiento entre un par de jóvenes cultivadores de marihuana en California y un implacable cártel de narcotraficantes mexicanos, liderado por una mujer (Salma Hayek).

A Stone se le nota que no le importa escandalizar clamando a los cuatro vientos sus opiniones. “Siempre me he mostrado a favor de la legalización de las drogas, algo que ya demostré hace mucho tiempo en Platoon, en la que reflejé como la gente podía vivir bien con drogas. Lo que existe hoy es una guerra muy hipócrita porque a los dos contendientes solo les interesa el dinero.
 El Gobierno de Estados Unidos ha gastado una fortuna de más de 50 billones de dólares desde 1972, año en la que comenzó esta guerra, sin obtener ningún resultado.
 No he negado nunca que yo consumo marihuana y, a pesar de ello, me considero un ciudadano responsable, con mi familia, mi trabajo y pagando mis impuestos.
 Nunca nadie va a ganar esta guerra porque ningún político se atreverá a denunciar lo que está pasando, igual que en la guerra contra el terror porque el que lo haga sabe que va a tener que pagar un precio muy alto”.
Cineasta al que no le ha asustado nunca mostrar de manera explícita la violencia, en Salvajes se muestra algo más moderado.
 “La única razón por la que me he impuesto a mí mismo un límite es por la calificación que recibirá en EE UU. Pero quiero enseñar la violencia que nos invade. Desde 2006, en México han asesinado a 50.000 personas, cifra que ha superado a los muertos en Vietnam; toda la violencia que ha llegado a raíz de la guerra de Irak; las torturas en Guantánamo…”.
Entre golpe y golpe de ventilador, Stone saca a colación al expresidente del Gobierno español, José María Aznar
. “Me gustaría verle delante del Tribunal de la Haya”, suelta. “¿Puede explicar su acusación?”, le preguntan los periodistas altamente sorprendidos. “Aznar fue un aliado muy importante de Bush en la guerra de Irak junto a Tony Blair. Bush no puede viajar al extranjero por miedo a que le detengan”.
Firmante junto a Michael Moore de una carta publicada en The New York Times en defensa de Julian Assange, Stone dice que él lo único que exige es que sea interrogado por la justicia sueca en Londres. “Si le extraditan a Suecia, lo más probable es que acabe finalmente en Estados Unidos. Assange ha hecho un gran servicio al mundo entero con las denuncias que ha revelado.
 Él está siendo perseguido por la Administración de Obama cuando los auténticos terroristas siguen en libertad”.

Como erámos pocos pario Mario Conde

Conde deja de ser “don Mario”

  Santiago de Compostela 23 SEP 2012 - 20:41 CET

Feijóo y Conde, el pasado junio en el Hostal dos Reis Católicos. / ANXO IGLESIAS
Por primera vez desde que regresó a Galicia para hacerse cargo de la herencia de Fraga, Alberto Núñez Feijóo, tiene una amenaza a la derecha. Y ya no basta con hacer guiños a Galicia Bilingüe y mandar a algún dirigente de su partido a las manifestaciones, como hace cuatro años, para evitar fugas de sus electores hacia UPyD.
Mario Conde, el exbanquero condenado a 20 años de cárcel por el Supremo tras probar la estafa y el agujero de Banesto, ha cumplido su amenaza y ha fundado un partido, Sociedad Civil y Democracia, con el que trata de pescar en el cada vez más fecundo caladero de descontentos.
 Y planea medirse a Feijóo en Pontevedra, la provincia que peor valora al PP según las encuestas.
Conde no solo trata de arañar un puñado de papeletas claves para la mayoría absoluta, también amenaza un territorio que hasta ahora monopolizaba el presidente de la Xunta: los medios ultraconservadores como Intereconomía y La Gaceta, metidos a amplificar el discurso antisistema del expresidente de Banesto. Además, pone en riesgo esa pretendida imagen centrada de Feijóo que tanto ayuda a ganar elecciones. Conde utiliza un lenguaje llano y propone cosas como el cierre de la televisión autonómica y que el gallego pase a ser una asignatura más en los colegios, ideas que casan bien con las bases conservadoras.
Desde que anunció su candidatura, Feijóo le tiene muy presente en los discursos y entrevistas. En los platós más escorados a la derecha donde Conde está mejor visto, el candidato del PP juega con la idea de que esas papeletas alimentan las opciones del PSOE y los nacionalistas. En medios más centrados el presidente y otros cargos populares recrudecen sus ataques e incluso apelan a la memoria de los gallegos para que piensen si quieren confiarle su dinero al exbanquero
Nadie mejor que él para rescatar Bancos que el, no lo olviden, robó lo que pudo y estará en cuentas de Suiza,Y luego dicen que Suiza es muy civilizada, siendo la Cueva de Alí Babá y los 40 Ladrones, bueno, tropecientos ladrones..
Oficialmente el PP dice no temer a Conde, que en la presentación oficial de sus siglas contó con el respaldo del exconselleiro de Fraga, José María Hernández Cochón, y que esta semana ha comido con otro ex del Gobierno gallego, el que fuera consejero de Agricultura,
 Juan Miguel Diz Guedes, quien en declaraciones a este diario negó ayer que vaya a sumarse al partido de su vecino de Tui. Pero Feijóo no deja pasar la oportunidad de atacarlo. “En Galicia estamos preocupados por el desempleo, no porque un señor necesite ocupación. Ser presidente de la Xunta no es un hobbie y gobernarla no puede ser una venganza o un ajuste de cuentas con el pasado”. [...] “Se presenta para que no gobierne el PP” [...] “Sería difícil que el PP pactase con el partido de Mario Conde, sería la mejor noticia para los socialistas”.
Son extractos de la gira de entrevistas que el líder del PP gallego protagoniza en las últimas semanas. Junto a él, compañeros de siglas como el portavoz del PP gallego, Antonio Rodríguez Miranda, o el presidente provincial de A Coruña, Carlos Negreira, han descalificado también al exbanquero y tertuliano.
 “Busca un trampolín semigratuito para lanzarse a la política estatal”, dijo el primero; “los gallegos sabrán si quieren poner su dinero en manos de un banquero... en fin”, apostilló el segundo la semana pasada en un desayuno del Fórum Europa.
No hace tanto, Conde estaba lejos de ser el villano que ahora presentan los dirigentes del PP. En esas mismas tertulias que hoy le prestan cobertura, el presidente Feijóo llamaba “don Mario” a su interlocutor mientras de lo que se trataba era de demoler al Gobierno de Zapatero. Mucho antes, en 2010, ya como presidente, Feijóo había legitimado con su presencia unos premios que encumbraban a Conde como miembro de la Enxebre Orde da Vieira. Cuando el presentador aludió a “las novedades impactantes que había introducido en la banca”, para justificar semejante galardón Feijóo arrancó a aplaudir como el resto desde la fila de autoridades. La complicidad entre ambos continuaba intacta aún en junio de este año y al final de una conferencia pronunciada por el presidente de la Diputación de Ourense, José Manuel Baltar, el presidente se acercó de nuevo a saludar al banquero, con quien compartió charla distendida.
Ahora que se ha convertido en rival, Conde es un personaje sospechoso en las filas del PP. Y los argumentarios dudan entre ignorarlo o pasar al ataque.

 

Más Recetas que es la Guerra, La del Comidista claro.

Espinacas y acelgas
Las dos verduras de hoja clásicas de la cocina caliente española viven su esplendor en otoño e invierno. La espinaca fresca, comprada en manojo, es un lujo asequible que no deberías morirte sin probar. Y en cuanto a las acelgas, su fama de insípidas y pobretonas me parece del todo injustificada: cocidas en su punto y bien aliñadas, para mí son un verdadero manjar. Prueba las lentejas con espinacas, las espinacas salteadas con migas de mostaza, o la ensalada de espinacas con garbanzos crujientes y yogur. O el arroz meloso de acelgas, las acelgas en adobillo o con patatitas y chorizo. Y luego veremos si sigues prefiriendo un filete.
Ensalada espinacas yogur
Ensalada de espinacas con yogur y garbanzos crujientes. / AINHOA GOMÀ

Col
Lo siento, no soy un gran fans de la col. Me huele a posguerra, su sabor me parece muy avasallador y no me resulta demasiado digestiva. Por eso me gusta comerla muy poco hecha, que cuela mejor. Pero esto son manías mías que no os deberían influir a la hora de consumir este clásico de las épocas frías. Eso sí, hay un tipo de col que me entusiasma: la lombarda. Aquí la tenéis con calabaza, miel y canela, o en ensalada con granada y frutos secos.
Castañas
Antes de la invasión de Halloween, las castañas eran las reinas de las fiestas de finales de octubre y principios de noviembre en muchas zonas del norte de España. Asadas o cocidas son una delicia, aunque su sabor delicado obliga a tratarlas con cierta consideración cuando se mezclan con otros alimentos. Para los que os queráis salir del cucurucho de papel de periódico que compras a los castañeros en la calle, recomiendo esta sopa de castañas con jamón, esta tarta concienciada de chocolate y castaña o esta crema dulce de castañas y piñones.
Castañas
Sopa de castañas. / AINHOA GOMÀ

Caquis
O palosantos, que es un nombre que me gusta bastante más. Esta fruta la veo un tanto marciana, supongo que por ser completamente ajena a mi cultura (creo que la probé por primera vez con 30 años) y por su extraño efecto astringente en la boca. Pero eso no quiere decir que no me guste, siempre que esté suficientemente madura -si no, es directamente incomestible. ¿Qué hacer con un caqui? Aparte de comértelo tal cual, una vez le oí a Ferran Adrià que proponía tomarlo como el tomate, con sal y aceite de oliva, y tras probarlo confirmo que está buenísimo. Otra posibilidad más arriesgada es servirlo en ensalada con escarola y bacon.
Mandarinas
Con el otoño ya avanzado, empiezan a aparecer en el mercado mandarinas -o mondarinas, como diría una concursante cualquiera de Gran Hermano- dulces y jugosas a un precio asequible. Además de atiborrar a los niños con ellas, sana práctica que no se debería perder, se pueden utilizar en repostería -pastel de mandarinas y almendras, falso tiramisú de mandarina- pero también en cocina salada -picantones con mandarinas y limón.
PASTEL MANDARINA
Pastel de mandarinas y almendras. / AINHOA GOMÀ

Granadas
Siempre pensé que sacar los granitos del pellejo interior de la granada era un tostón, hasta que vi a alguien utilizando un metodo simple para lograrlo sin esfuerzo: partirla por la mitad y después darle golpes por el lado de la piel con una cuchara de madera. Usando este cómodo método se pueden alegrar en segundos todo tipo de postres, pero también ensaladas como ésta de bogavante.
Membrillo Para maravilla de más de un urbanita, el membrillo no es esa pasta dulce anaranjada que venden en los supermercados, sino la fruta con la que se elabora. No se puede comer crudo porque la pulpa es más dura que el cemento armado, así que no queda otro remedio que asarlo o cocerlo. Su aroma acompaña carnes a la perfección, como en estas costillas con membrillo o este cerdo a la sal con puré de membrillo.  
Costillas asadas membrillo

Peras y manzanas
Las pongo juntas en homenaje a una de mis grandes heroínas, la alcaldesa por sorpresa Ana Botella. Ambas frutas andan casi todo el año rondando las tiendas, pero muchas de sus mejores variedades son típicas del otoño. La variedad de postres que se pueden realizar con ellas es casi infinita: pastel de manzana y crema fresca, tarta de almendra y pera, bizcocho de manzana y pasas, crumble 'Orgullo Gay'... Pero como todos sabéis, sus aplicaciones en cocina también son múltiples. A mí me encantan la vichyssoise con pera y gorgonzola, cuajada de foie con pera y trufa. y las carrilleras con puré de manzana.