Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

29 abr 2012

Mantecados de Estepa

Mantecados de Estepa



El término municipal de Estepa, con una superficie aproximada de 202 km2, acoge la industria dedicada a la elaboración y envasados de mantecados, polvorones y roscos de vino entre otros dulces tradicionales de Navidad. Cuentan con Indicación Geográfica Protegida nacional transitoria desde 2009 bajo el sello Mantecados de Estepa, como sabemos, esto repercute en un control exhaustivo que empieza con la recepción de las materias primas y finaliza con el etiquetado, tanto el envoltorio como los estuches en los que se agrupan, deben incorporar el sello o etiqueta del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Mantecados de Estepa, el logotipo y el número correspondiente.
Son más de cien años los que avalan la calidad de los Mantecados de Estepa, respetando la receta tradicional, aunque parece ser que su origen se remonta al siglo XVI, todavía se conservan recetas antiguas de la elaboración de los mantecados de Estepa en el Convento de Santa Clara en las que se refleja que se elaboraban con una mezcla de cereales y los excedentes de manteca de cerdo, entonces eran como unas tortas que se elaboraban en todos los hogares de Estepa.

Patatas asadas con piel o Robe des champs

Patatas asadas con salsa de ajo y albahaca
Las patatas tempranas ya han llegado, por lo que es un buen momento para disfrutar de las patatas asadas con piel, hay infinitas formas de servirlas, sea como aperitivo, primer plato o guarnición, hoy las hemos preparado con una salsa de ajo asado y albahaca, además de animaros a probar esta deliciosa receta, queremos que conozcáis la expresión francesa en relación a esta elaboración.
Las patatas cocidas con su piel se conocen en Francia como Pommes en robe des champs, y también en otros países dado que ya sabemos que la cocina francesa ha sido una gran influencia a nivel internacional. También hay que decir que en cada país tienen su nombre, sobre todo en aquellos en los que las patatas asadas con piel son como para los italianos la pasta.

Las patatas se cocinan ‘vestidas’ con su piel, puede ser en el horno, en una olla, en un barbacoa o bajo tierra, como antiguamente (y qué ricas estaban). Después se pueden servir del mismo modo, con su piel, si son patatas tempranas o nuevas, incluso se pueden comer con ella.
También se pueden servir peladas o un poco abiertas (como en la fotografía), condimentadas con pimienta y sal, con finas hierbas, con mantequilla compuesta, con nata, con salsa… Esta receta con patatas es de lo más humilde, pero no por ello deja de ser un manjar, a nosotros nos encantan. No dejéis de probarlas con esta salsa con crème fraîche, o la que preparamos con crema agria en esta salsa de ajo asado.

Ingredientes (6 comensales)

6 patatas tempranas o nuevas (de tamaño mediano y forma homogénea).
Salsa de ajo asado y albahaca
150 gramos crème fraîche, 1 cabeza de ajos asados (30 gramos aprox.), pimienta negra recién molida, 8 hojas de albahaca fresca, 1 c/p de zumo de limón, 1 c/c de piel de limón, un chorrito de aceite de oliva virgen extra (opcional).

Elaboración

Lava bien las patatas y sécalas, envuélvelas con papel de aluminio y ponlas en la bandeja del horno, aprovecha también para hacer una o dos cabezas de ajo asado.
Introduce la bandeja en el horno precalentado a 180º C con ventilador o a 200º C con calor arriba y abajo. Asa las patatas hasta que estén tiernas, lo puedes comprobar pinchando con la punta de un cuchillo o con una brocheta.
Patatas asadas con salsa de ajo y albahaca
El tiempo de asado de las patatas puede variar según el tamaño, unas medianas pueden estar hechas en 45 minutos aproximadamente. Los ajos estarán asados antes, así que retíralos, y pélalos en cuanto pierdan un poco de calor, para preparar la salsa.
Pon en un bol la crème fraîche, añade los ajos chafados con un tenedor, hechos una pasta. Condimenta con pimienta negra, sal, la albahaca picada, el zumo y la piel de limón. Mezcla bien y rectifica si es necesario y si lo deseas, añade un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Reserva en frío hasta el momento de servir.

Pensar para saber vivir

Claroscuros

La acusación de oscuridad hacia los filósofos no es una novedad. Ya Heráclito fue apodado el oscuro
. Y, por supuesto, Hegel. Este último fue calificado así por los filósofos de la Escuela de Fráncfort. Entre ellos, Theodor Adorno, quien no pasará a la historia por su claridad expositiva.
 Los textos de Platón, en cambio, son diáfanos y Eugenio Trías ha destacado la coincidencia entre algunas de las fórmulas narrativas de este autor y de la tragedia griega.
 No son tan claros los escritos de Aristóteles. Al menos, los que han llegado hasta nuestros días, arropados por una aureola de misterio.
Dice la tradición que Aristóteles escribió dos tipos de textos: los exotéricos, destinados a ser difundidos en público y hoy perdidos, y los esotéricos, que son los que han sobrevivido.
 Algunos de los primeros eran diálogos al estilo de Platón y de gran belleza compositiva.
 Nada que ver con la aridez de algunos de los tratados disponibles, que tras unos años ocultos fueron reordenados por Andrónico de Rodas.
 Epicuro es clarísimo, como corresponde a alguien que dejó escrito que todo hombre es filósofo. Las críticas más duras hacia el estilo de un filósofo son las que hicieron algunos pensadores del Círculo de Viena a Martin Heidegger.
Tras establecer un rígido criterio sobre cómo debe ser una oración para ser considerada significativa, afirmaron que muchas de las de Ser y tiempo no son ni verdaderas ni falsas, simplemente, carecen de significado.

Música para olvidar

¿Quién no tiene una fecha para olvidar? Según se van cumpliendo años se acumulan fechas para olvidar. Siempre se habla de la nostalgia.
 La nostalgia es el tema, el recurso de los suplementos culturales.
 Según un estudio sociológico reciente, el sentimiento nostálgico colectivo se genera con cuarenta años de distancia.
 De ahí el éxito de Mad Men. Tan cerca como para que no sea una serie histórica, tan lejos como para que se pueda embellecer lo que hoy resultaría insoportable
. Pero quién se ocupa del olvido.
 Parte de la tarea de nuestra memoria es descartar recuerdos tristes o aterradores
. Hay científicos, sí, que buscan la manera de interceptar en el cerebro herido la ansiedad que provoca el recuerdo de una violación, una guerra o una catástrofe. Todos tenemos fechas para olvidar
El aroma de una tarde de primavera nos trae de pronto a la memoria una primavera fatal y el olor se nos pudre con el recuerdo
. Quién no ha tachado la Nochebuena después de una separación amorosa, quién no ha detestado ese momento en que la ciudad se queda vacía un día de Año Nuevo y a ti te falta quien siempre estuvo contigo. Hay gente que tacha los fines de semana. Los niños detestan los lunes de tal manera que suelen ponerse malos los domingos cuando cae la tarde.
A Marjorie Eliot le sobraban los domingos.
Desde que un domingo de hace veinte años se le murió su hijo Philip por una infección de riñón. Marjorie trató de buscar la manera de sobrellevar el séptimo día del calendario
. Y como no hay tiempo que cicatrice la pena de una madre por la muerte de un hijo la pianista negra decidió sentarse al piano cada domingo a las cuatro de la tarde.
 Abrió las puertas de su casa para todo aquel que quisiera unirse. Los amigos músicos de la pianista llegaron con sus instrumentos para acompañarla en el duelo y el público se fue asomando tímidamente
. El número de sillas fue creciendo porque corrió la voz de este pequeño milagro que cada domingo tiene lugar en un viejo edificio art déco de Washington Heights.
Los neoyorquinos dicen que no es Harlem porque en esta zona predomina lo hispano, pero los mapas de la ciudad les llevan la contraria: es Harlem, los vecinos con los que te cruzas en el ascensor son negros americanos y Marjorie es de rostro y cultura afroamericana
.El pasado domingo, en una de esas tardes feas que conjugan viento y lluvia, fui por vez primera a casa de la anciana pianista. Otra viejecilla, muy coqueta, con jersey dorado y enormes gafas de sol nos abrió la puerta. Unas cincuenta personas sentadas en sillas blancas de plástico, distribuidas por la cocina, el pasillo y la salita escuchaban en silencio y con devoción la música que surgía de las manos de Marjorie y de un contrabajista tan delgado y enfermizo que parecía imposible que pudiera sujetar el instrumento sin desplomarse en el suelo
.De vez en cuando se unían un saxofonista francés y un trompetista chino.
Parte de la tarea de nuestra memoria es descartar recuerdos tristes o aterradores
Todo el humilde apartamento estaba en penumbra, solo aportaban algo de luz la última claridad de la tarde que entraba por las ventanas y unas lucecillas de esas que visten los árboles de Navidad. Por las paredes habían colgados con chinchetas o celofán recortes de periódicos que daban cuenta de estas milagrosas soirées, fotos de los nietos y de los dos hijos muertos, porque ya son dos con los que carga la memoria de Marjorie.
La anciana se había recogido el pelo hacia arriba, a la manera en que lo hacía Nina Simone, y tocaba el piano con los dedos siempre estirados, a la manera en que lo hacía Thelonious Monk, combados hacia arriba, como si carecieran de la facultad de doblarse.
 En la penumbra de la cocina, apoyada en la nevera, escuchando Skylark, what’s this thing called love? o Summertime sentí que estaba asistiendo a un oficio religioso. Algo había de eso, porque después leí que la voluntad de Marjorie es honrar a sus muertos cada domingo.
 El dolor transformado en música.
La música como tratamiento paliativo contra la pena. Para terminar, la pianista interpretó sin compañía alguna el Over the Rainbow, que tocada de manera tan dulce se convertía en un homenaje a todos los niños desaparecidos.
Marjorie Eliot decidió tocar cada domingo el piano para superar la muerte de su hijo un domingo, 20 años atrás
Después del concierto, la anciana portera pasó una bandeja entre los asistentes con galletas dulzonas de granola y zumos de naranja.
 El público, entre familiar, vecinal y fervoroso de la música hablaba aún en un susurro, como si nadie quisiera vulnerar el deseo de la pianista de tocar para olvidar que fue un domingo el día fatal en que comenzó a perderlo todo. Marjorie ha sido nombrada por una asociación que trata de preservar la cultura del viejo Harlem como un bien a proteger y preservar. Aun así, de vez en cuando sus amigos hacen sesiones especiales de jazz para ayudar a su maestra a pagar el alquiler.
 No es algo raro, la vida de los músicos es dura
. La vida de la mayoría de los músicos americanos es dura. Luego está esa minoría que atesora toda la atención mediática, pero aquellos que amamos la música sabemos que las historias de músicos viejos y empobrecidos no pertenecen al pasado, son presente.
 Tal vez lo que tenía Marjorie en las manos era artrosis, pero de ellas salía una música tan consoladora que yo también sentí que durante dos horas sus dedos me protegían de los malos recuerdos.

ELVIRA LINDO:
Yo llamo a esos momentos que relata Elvira, "Huequitos de Sol" porque cuando el cielo está muy oscuro, sale un huequito, a veces insignificante, pero por ahí entra el Sol que calienta nuestras almas de tanta tristeza y tantas soledades.