Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 dic 2011

La 84 edición de los Oscar celebra "los filmes que están en todos nosotros"

Se ve al gladiador Russel Crowe dándose la vuelta y al atónito Forrest Gump interpretado por Tom Hanks sentado en su querido banco.
El padrino Marlon Brando aparece arriba del todo, mientras que abajo a la derecha Humphrey Bogart e Ingrid Bergman se despiden hacia el final de Casablanca.
Son estas algunas de las imágenes que la Academia de Cine de Hollywood ha escogido para el cartel que ha hecho público hoy de la 84 edición de la ceremonia de entrega de los Oscar, que tendrá lugar el año próximo.
"Celebra los filmes queestán en todos nosotros", reza el poster, que a la derecha luce una gran estatuilla dorada. En efecto, Lo que el viento se llevó, Casablanca, Gigante, Sonrisas y lágrimas, El padrino, Paseando a Miss Daisy, Forrest Gump y Gladiador (los ocho largometrajes seleccionados) forman parte del bagaje cinematográfico de muchos. De hecho, todas excepto Gigante recibieron el Oscar a la mejor película.
El filme de George Stevens se consoló sin embargo con la estatuilla al mejor director.

El corazón del samurái Carlos Boyero

No creo haber visto ninguna de las siete películas anteriores del director danés Nicolas Winding Refn, aunque algunas se han exhibido en las secciones paralelas de los festivales de cine.
O sea, son algo que debo recuperar después de haber degustado su sólido talento en esta estilizada, dura, extraña, amarga, verdaderamente lírica Drive, una de las sorpresas más perturbadoras del año.
Ryan Gosling
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Ryan Gosling, el conductor protagonista de Drive.-

DRIVE

Dirección: Nicolas Winding Refn.
Intérpretes: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Ron Perlman, Albert Brooks, Bryan Cranston.
Género: thriller. EE UU, 2011.
Duración: 100 minutos.
Al recordarla la asocio a la noche, a una sombría geografía emocional
Todavía no he leído la novela de James Sallis que adapta Drive.
Pero es presumible que el guionista Hossein Amini y, sobre todo, el director Nicolas Winding Refn han disfrutado más de una vez con un tipo de héroe que sublima Raíces profundas (no lo puedo evitar, siempre me pongo tierno recordando el inútil y conmovedor grito de aquel niño rubio: "Shane, no te vayas, mamá te quiere") y que tiene gloriosa continuidad, aunque estos no tengan niño al que proteger, en los protagonistas de El silencio de un hombre, que tal vez sea lo más perfecto y misterioso que rodó Melville, y en Driver, la formidable segunda película de Walter Hill, aquel inolvidable director cuyo genio se lo llevó el viento o el excesivo éxito.
Melville afirmaba al comienzo de El silencio de un hombre, y extraído de ¿los Libros de los vedas?, que no existía soledad más terrible que la del samurái, salvo, tal vez, la del tigre en la selva.
Del hermético protagonista de Drive sabemos poco al principio y no mucho más al final. Vive solo en Echo Park, un barrio deprimido de Los Ángeles.
Trabaja de mecánico en un garaje desde hace cinco años. El dueño del taller, individuo aún más patético que turbio, es la única relación subterráneamente afectiva que practica.
Esa tapadera profesional y su trabajo como conductor especialista en películas caras le sirven para disfrazar su auténtica vocación, que es conducir para bandas de atracadores.
Quienes le emplean deben respetar sus códigos: no repite encargos, nadie debe preguntarle por su identidad y solo espera durante cinco minutos a los que le han contratado.
Es duro sin aspavientos, hace de su trabajo un ritual, tiene lo que hay que tener.
Los verdaderos y trágicos problemas empezarán cuando este aparente bloque de hielo, el hombre que no necesita a nadie, deje fluir el sentimiento hacia una vecina casada y el hijo de esta, inocentes, acorralados y temblorosos.
Nicolas Winding Refn recupera la narrativa y el estilo visual del mejor cine norteamericano de los ochenta para contar una historia violenta y triste, tensa y sentimental, sugerente y compleja, deudora argumentalmente de una temática explotada una y otra vez pero con personalidad propia.
A pesar de que tiene algún momento luminoso y exaltante, es una película que al recordarla la asocio caprichosamente a la noche, a una sombría geografía emocional, a un tono desesperanzado acompañando a gente que no puede esquivar su dramático destino.
Hay que tener mucha clase para que nunca puedas dejar de mirar (oírle es secundario, ya que habla lo mínimo o lo justo) a un tipo que juega casi permanentemente con un palillo en su boca y ataviado con una chupa que lleva dibujado un enorme, amarillo y simbólico escorpión. Ryan Gosling, uno de los mejores actores jóvenes del cine norteamericano, posee ese magnetismo. Inspira tanto miedo como piedad.
Carey Mulligan es tan buena y camaleónica actriz que alguien me tiene que revelar al final que es la misma actriz de An education, Wall Street 2 y Shame, la mujer que me enamora en esta última cuando canta New York, New York.
Los amantes de las grandes series actuales de televisión están de suerte. Aparece el excelente Bryan Cranston, el químico canceroso de Breaking bad, y también Cristina Hendricks, la pelirroja y maravillosa secretaria de Mad men.
El único reproche que podemos hacerle un amigo y yo al director de Drive es que haya despojado a Cristina Hendricks de faldas y le haya colocado unos vaqueros. Eso no se hace con mujer tan sensual.

27 dic 2011

Menos es menos David Trueba

Durante un foro reciente organizado por la Asociación de Periodistas Europeos, Mauricio Carlotti, máximo ejecutivo de Antena 3, respondió que no consideraba un empobrecimiento de la pluralidad televisiva española la deriva hacia las fusiones entre canales.
Nos vamos a encargar de mantener la pluralidad, ya que ofreceremos muchos canales y muy variados, añadió. Por más que la respuesta quiera ser tranquilizadora, la absorción de La Sexta por Antena 3, tras la ya deglutida de Cuatro por parte de Telecinco, deja un panorama sombrío. No es lo mismo la multioferta que el pluralismo.
Como no es la librería ideal una en la que haya muchos libros y de variada temática pero de un solo autor
El diagnóstico más doloroso confirma que las últimas concesiones televisivas no fueron capaces de rentabilizar el negocio. La crisis también ha sido inoportuna con sus posibilidades reales.
Para el mercado publicitario, descontada además la cadena pública nacional, esta concentración deja nulo margen de regateo. Que solo dos empresas en el ámbito nacional puedan exprimir la concesión televisiva escenifica un estado de negocio bastante lamentable.
El espectador, por más que los canales se multiplicaran por la TDT y por más cuidadosos que sean los nuevos propietarios por intentar mantener la idea de independencia de los canales absorbidos, se enfrenta a una oferta uniforme.
Otra televisión no parece posible y la crisis es a diario una bomba de neutrones para la diversidad.
Pero un país, este que encara un año complicado, es también el resultado de sus ofertas mediáticas. En muchas ocasiones, la mera disgregación genera la competencia, la inventiva, la riqueza y la curiosidad. La tele española no está por debajo de la de otros países de su entorno, salvo quizá en la variedad.
El fracaso de los canales más jóvenes quizá tenga que ver con su incapacidad para captar al otro público con una oferta, para diferenciarla. Al final, parecían las mismas televisiones que sus precedentes, pero con menos medios. Así que la situación, por dolorosa que sea, no deja de tener una lógica alimenticia
. La mirada del espectador, en consecuencia, seguirá escapando hacia canales de pago, suscripción, internet, cualquier promesa de algo distinto.

El ciclo de la vida en rosa

Por las páginas de Gente pasa mucha gente.
Personas que crecen, se casan, tienen hijos, se divorcian, se arruinan y enriquecen, envejecen y, definitivamente, se marchan. Etapas vitales que desfilan, una tras otra, en páginas de papel o electrónicas.
- Nacer...
El año que se va ha sido especialmente fértil en cuanto a nacimientos de famosines del futuro.
No tanto por la cantidad (sí, todos los años nacen niños) sino por la calidad del apellido de los flamantes padres. Si enero trajo el blindadísimo nacimiento del pequeño Leo Bardem Cruz (al que no pudimos ver hasta verano), el año escolar comenzó con la cacareada llegada de Harper Seven Beckham.
Con el otoño llegaron dos hijos de la aristocracia política europea: Giulia Bruni Sarkozy, con genes de exmodelo italiana y presidente francés, e Iván Rosa Sáenz de Santamaría, el niño con la madre más poderosa de España.
Año rico en nacimientos políticos y también taurinos: en 2011 han sido padres el Juli, José Tomás, José María Manzanares, Morante de la Puebla o Víctor Puerto.
Otros niños han venido a pares: los gemelos de los príncipes de Dinamarca y los de Mariah Carey, a quienes bautizó con nombres cuanto menos estrambóticos: Moroccan y Monroe
. Más tradicionales son los nombres de los mellizos de Miguel Bosé, de cuyo nacimiento se supo a finales de abril: Diego y Tadeo.
- Crecer y casarse...
El año que Diana habría cumplido 50 años, sus hijos se han hecho mayores.
Su primogénito Guillermo ha protagonizado uno de los grandes momentos de 2011, la boda del año y una (de tantas) de las del siglo.
El ya duque de Cambridge ha hecho surgir a una estrella, su esposa Catalina, protagonista de toda fiesta, viaje y gala benéfica, que ha creado a su vez un satélite casi igual de brillante: su hermana, Pippa Middleton.
Si el beso en el balcón de Buckingham fue la guinda del mejor año de la monarquía británica (que para rematar la jugada también celebró la boda de Zara Phillips, nieta mayor de la reina Isabel, tres meses después), las lágrimas de Charlene Wittstock en su boda con Alberto de Mónaco fueron la contrapartida. Una boda más cercana a la falsa pompa de Disneylandia que a la vida real
Nada que ver con las dos uniones más alegres y sorprendentes (aunque esperadas) del año, la de dos mujeres diferentes entre sí aunque igual de independientes y creadoras de tendencias: Kate Moss y Cayetana de Alba. Sus divertidas bodas, en versión roquera y flamenca, levantaron ex. pectación, críticas y alabanzas.
Otras dos neoprincesas que también se han casado este año han sido Petra Ecclestone y Kim Kardashian, en dos enlaces excesivos y millonarios
A la segunda ya le ha dado tiempo hasta a separarse (y a venderlo todo, claro). Dos también han sido los matrimonios sorpresa: el de Paul McCartney y Nancy Shevell y el de dos grandes de la pantalla, Daniel Craig y Rachel Weisz.
- (Y separarse)
Tras las fiestas, los disgustos. 2011 también ha sido año de divorcios. Entre los más sonados, el de Demi Moore y Ashton Kutcher, íntegramente retransmitido vía Twitter, o el de las dos grandes estrellas latinas de EE UU, Jennifer López y Marc Anthony, que ya no compartirán vida, pero sí negocios.
Menos esperado era el de Maria Shriver y Arnold Schwarzenegger: un hijo secreto del actor con una de sus empleadas de hogar acabó con un cuarto de siglo de romance demócrata-republicano.
Ya en España, David Bisbal y Elena Tablada también rompieron su relación, y los últimos en anunciar el adiós han sido Fernando Alonso y Raquel del Rosario.
No estaban casados, pero ha habido rupturas de noviazgos para recordar. Compuestos y sin novio se han quedado Elisabetta Canalis en junio (Clooney tenía nueva novia en menos de tres meses) y Sean Penn y Scarlett Johansson, cuyo fugaz romance apenas duró lo que la primavera.
- Reproducirse...
Aunque algunas parejas sí sobreviven.
Pronto llegará al mundo uno de los bebés más esperados, el hijo de Beyoncé y Jay-Z. La cantante mostró barriguita con un momentazo diva en una gala de premios, y ahora la luce siempre que puede.
Otra a la espera es Victoria de Suecia, que en marzo dará a luz al heredero de la heredera de la corona nórdica. Jennifer Garner, Hillary Duff, Jessica Simpson o Paloma Cuevas también serán madres en 2012.
- Y alguna mala noticia
No es momento para ponerse tristes con despedidas (como las de Elizabeth Taylor, que falleció en marzo, o la de Amy Winehouse, en julio) para dar cuenta del cierre de ciclo vital.
Pueden valer los muchos escándalos de este año, que sirven para hundir (o al menos para dejar tocada) la carrera de cualquiera: desde yernos de reyes como Iñaki Urdangarin a políticos mundiales como Strauss-Kahn, de familias y magnates hipermillonarios como Lilliane Bettencourt o Rupert Murdoch a dioses del Olimpo de la moda como John Galliano o toreros como José Ortega Cano. Caídos o ungidos, henchidos de felicidad o en los momentos duros, son gente que seguirá llenando las páginas de Gente.