Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 oct 2010

Las frases más comentadas de 'Felipe y Letizia'

El guión de la historia de amor de los Príncipes alberga sorprendentes diálogos .
Las redes sociales demostraron la noche del lunes y la del miércoles que hubo frases del guión de Felipe y Letizia que nadie pudo dejar de comentar. A continuación, destacamos solo algunas de ellas
















En el comienzo de la serie, Letizia le comenta a su madre: "No hay hombre que pueda cambiar mi carrera".



La futura Princesa acepta la visita de Felipe a su piso nuevo: "Tengo curiosidad por ver cómo te mueves en 80 metros cuadrados". (Él le había dicho antes: "Todo tu piso cabe en mi dormitorio").



Felipe le confiesa a sus hermanas, mientras mira a su amada en la televisión: "Ella me hace sentir como un hombre".



Mientras Marichalar no para de hablar por teléfono y tras las riñas de su mujer, el Rey le dice: "Te vas a quedar sin batería". Parece una frase premonitoria.



Cuando la Reina interroga a Letizia durante la primera cena con su futura nuera, ésta le asegura: "(Mi matrimonio) es lo único que me ha salido mal en la vida".



En la primera cena a la que Letizia acude en casa de su cuñada Cristina, Iñaki Urdargarín le dice: "Emparentarse con esta familia no es nada fácil"



Paloma Rocasolano, la madre de la Princesa, también pronuncia una frase premonitoria cuando su hija le confiesa a ella y a su ex marido que está de novia con el Príncipe: "Y yo que he odiado toda la vida los cuentos de princesas".



Felipe habla con su hermana Elena (a quien llama Helen) acerca de su deseo de tener hijos pronto: "Los hombres también tenemos nuestro reloj biológico".



El Rey le aclara a la Reina que el trabajo de ambos es sacrificado, pero que tiene muchas virtudes: "Este oficio nos permite ver el fútbol desde el palco... y a ti, la ópera".



Los Reyes van en el coche y este se detiene. Suena el himno. El Rey pregunta "¿Qué pasa?". Y a Reina contesta: "Ah, es que hemos llegado".



El Príncipe se apronta a pasar todo el fin de semana en el piso de Valdebernardo de Letizia y le ofrece cocinar: "La pasta se pone en un plato, se le echa agua y aceite y se mete al microondas, ¿no?"



En esa última escena, Letizia anuncia que se va a duchar: "¿No necesitas una mano amiga para que te enjabone la espalda?", le pregunta Felipe.



La futura Princesa pierde el control y conduce hacia Asturias para ir a su casa. "Tu casa soy yo", le dice Felipe por teléfono, para evitar que se vaya.



En la reunión a solas que Letizia mantiene con la Reina, esta le pregunta por sus gustos musicales y apostilla: "El Rey no es nada aficionado a la música clásica, él es más de rancheras".



En la larga secuencia en que Felipe intenta convencer a su padre de que Letizia es la mujer de su vida, el Rey le dice: "Hay muchas mujeres en el mundo". Más tarde, reconoce: "Ser Rey es difícil, pero ser hombre lo es más". Cuando le pregunta qué opina su madre de Letizia y el Príncipe le cuenta que ella ya la ha aceptado, don Juan Carlos contesta: "Tu madre es una blanda, se le meten goles enseguida". Y, cuando finalmente acaba por aceptar la boda, le dice a su hijo: "Has jugado bien tus cartas, si se te da mal lo de reinar, puedes dedicarte al póquer".



Justo antes de comenzar uno de los últimos informativos en que compartirían pantalla, Urdaci le dice a Letizia: "Ser princesa debe ser como ser periodista pero con muchos confidenciales".



Al volver de la presentación oficial de Letizia ante los medios, la Reina le reclama que ha hablado mucho. "Una Reina no tiene voz, se la cede al Rey. Ya no eres una periodista, eres una noticia".



El Rey se justifica ante la Reina para no ayudar en los preparativos de la boda: "Tengo mucho trabajo: Afganistán, el cambio climático...".



Tras el 11-M, la Reina felicita a Letizia tras recibir a los familiares de las víctimas: "Te has portado como una reina".



Y, en una de las escenas finales, el Rey aparece con su hijo justo antes de dirigirse ambos a la boda de este último. "Mantener un matrimonio es más difícil que reinar", le comenta al Príncipe, que responde que en su opinión, el de sus padres ha sido un matrimonio que se ha mantenido muy bien. "Eso es porque, en la Lotería de la vida, a mí me tocó la mujer perfecta", concluye un romántico don Juan Carlos.

27 oct 2010

Protéjase del cambio de hora

El retraso horario del sábado puede alterar el comportamiento humano debido a un simple proceso biológico .
El cambio de hora, que se producirá en la madrugada del sábado 30 al domingo 31 (a las 3.00 serán las 2.00), afecta a nuestro ritmo circadiano, porque hay una repentina aunque afortunadamente corta alteración de las horas de luz. Y eso influye en el comportamiento humano y animal, pero no se asusten, el organismo ha aprendido a adaptarse sin mayores problemas.
 Otra cosa sería que ese cambio horario fuera de más de tres, cuatro o cinco horas, por ejemplo. Si eso fuera así, aunque se respetaran el tiempo de sueño, algunos comportamientos, como la capacidad de atención, sufrirían alteraciones. El proceso biológico es sencillo. Lo explica Ricardo Martínez Murillo, neurobiólogo del Instituto Cajal: "Por el día la retina capta la luz y la envía al cerebro, que regula los niveles hormonales, entre otros los que se encargan del comportamiento".






Este investigador del CSIC cuenta que se tolera mejor el cambio que vamos a experimentar el sábado que el contrario, cuando perdemos una hora en la primavera. "Pero nos adaptamos, el organismo aprendió a adaptarse a un ritmo circadiano cuando era unicelular, porque debía protegerse de la luz ultravioleta para replicarse", explica. Y el que no se adapte, que encienda la luz, que es otra manera de hacerlo.



Que la luz, o la ausencia de ella, puede afectarnos gravemente es algo que detalla Martínez Murillo, acudiendo a los suicidios, que se incrementan en primavera, dice, por una simple cuestión del uso del tiempo. "La euforia de tener más horas para hacer más cosas y no poderlas llevar a buen término, por ejemplo, puede derivar en depresión", asegura.



Sin embargo, tranquiliza, el simple cambio horario que experimentaremos ahora si acaso se notaría un poco más en "individuos con alguna base patológica", quizá en "cierta melancolía por más horas de oscuridad".



Martínez Murillo pone un último ejemplo para demostrar que el cambio horario puede afectar al comportamiento: los animales de experimentación en laboratorios. "Les procuramos un ritmo circadiano estable, las mismas horas de luz, aunque artificial, que de oscuridad, porque así garantizamos que los experimentos no estarán alterados por cambios en el comportamiento del animal".



Enciendan la luz y protéjanse del cambio horario.

"Que nos devuelvan América"

La caravana Tea Party Express atraviesa EE UU para anunciar la revolución conservadora.- Los 'ultras' difunden su mensaje xenófobo pueblo a pueblo

En este inmenso país, forjado por extranjeros, existe gente que considera que los inmigrantes sin papeles viven mejor que los ciudadanos estadounidenses. "Son ellos [los inmigrantes] los que están protegidos, los que chupan del sistema, a los que se les permite todo y a quienes no se hace preguntas".
 La discutible opinión proviene de Peggy Chapman, una mujer de más de 60 años que recibe ayuda del plan gubernamental conocido como Medicare. Cuando se le hace notar el sinsentido de su razonamiento se pone a la defensiva: "La prensa siempre tuerce tus palabras". "Además, lo que a mí me paga el Estado es nada comparado con lo que se gasta en esos ilegales".




El Tea Party recorre América

Los 'Tea Party' contra Obama

Obama se vuelca en la campaña electoral



Pasó el tornado por el vecino Tennessee, pasó la lluvia y salió el sol en Kentucky. No es que las inclemencias meteorológicas hubieran mermado el entusiasmo y la convicción de los seguidores de la caravana de cuatro autobuses del Tea Party Express, que empezó en Reno (Nevada) el 18 de octubre y concluirá en Concord (New Hampshire) el 1 de noviembre, un día antes de los comicios. Más bien al contrario. Este grupo parece crecerse ante las dificultades. Se han puesto una meta y la van a cumplir, diluvie como diluvió en Nashville (Tennessee) el martes o se cuezan al sol como hoy en Paducah (Kentucky).



Las elecciones de mitad de mandato del 2 de noviembre podrían llevar hasta nueve senadores y 20 legisladores afines al Tea Party al Congreso de Estados Unidos. "El objetivo merece la pena el esfuerzo", confirma un anciano que confiesa haber pasado una mala noche en un motel a las afueras de Paducah. "Poco importa dormir mal si logro que se nos devuelva el honor perdido y recuperamos nuestro país", musita el hombre. "¡Ah!", añade el grandullón anciano, "escriba que vamos a acabar con la Administración más corrupta que ha existido en este país".



Esta es una de las fotografías del Tea Party Express. Sus seguidores han adoptado su nombre del motín del té de 1773 contra la metrópoli inglesa -los colonos lanzaron al mar todo un cargamento de té-. Niegan ser racistas, violentos o agitadores del miedo en el que se ha sumido una sociedad golpeada por la peor crisis económica desde los años veinte. Se sienten orgullosos de ser un movimiento "fresco" y "ciudadano", que carece de líderes concretos. El 14% dice querer como aglutinadora del movimiento a la ex senadora y candidata a vicepresidenta de EE UU Sarah Palin; el 7% al demagógico presentador televisivo de extrema derecha Glenn Beck; el 6% al senador de Carolina del Sur, Jim DeMint.... Aseguran que el movimiento se basa en la individualidad y la Constitución de Estados Unidos, libro que agitan a la menor oportunidad, en casi igual medida que defienden sus posiciones con otro texto: la Biblia.



"Si el Gobierno puede prohibirme que fume en un bar, ¿qué hay de malo en que el dueño de ese mismo sitio no quiera servir a afroamericanos?", pregunta Jeff Fincher, 48 años, frondosos bigotes y voz de pocos amigos.



Esto es Kentucky. La capital no oficial del movimiento del Tea Party y hogar de Rand Paul, hijo del libertario Ron Paul, que intentó la nominación republicana a la Casa Blanca en 2008. Rand Paul, aspirante a senador en Washington, abrió una caja de los truenos que se creía cerrada para siempre en este país cuando al inicio de su campaña cuestionó el Acta de Derechos Civiles de 1964, legislación que acabó con la segregación racial en EE UU.



Paul aventaja en las encuestas al demócrata Jack Conway por cinco puntos. Con bastante probabilidad, Paul tendrá una palestra privilegiada a partir de enero, cuando se forme el nuevo Congreso de EE UU, aunque ya hay quien asegura que Paul está bajo control y que rebajará el tono ultra de su mensaje para ajustarse al más convencional Partido Republicano.



"Vamos a recuperar América", vocifera Paul, bajito y blanco, tan blanco que parece que esté asustado. "El próximo martes, una ola de patriotismo va a barrer Washington", arenga a los asistentes al mitin. "¡Eso es!"; "¡a por ellos!"; "¡queremos nuestro país de vuelta!"; "¡recuperemos América!".



Dicen que están armados con sus votos. Pero por si acaso, alguno porta armas, derecho que consideran irrenunciable. Toni Martin, 35 años, lleva una camiseta en la que se lee: "Llevo un arma porque cargar con un policía es muy pesado". "Mi seguridad me la garantizo yo, no el Gobierno". ¿Por qué va armado? "Hoy puedo no necesitar mi pistola pero quiero estar preparado por lo que pueda pasar, quiero que me devuelvan mi país o de otra manera...", finaliza Martin, mientras se lleva insinuante la mano a la cintura, donde asoma una culata.

Juventud, de Coetzee,

ME DA pereza resumir un libro. Estoy leyendo Juventud, de Coetzee, y no hay mucho que resumir. Joven aspirante a escritor en Londres, después de dejar Sudáfrica. Es un libro lleno de tesoros. Pero el escritor, al parecer, resulta antipático. El protagonista de este libro, que al ser un libro autobiográfico, es supuestamente el propio autor, es un tipo frío, aburrido, normal.




Así se describe él mismo, una y otra vez. A lo largo del libro no deja de preguntarse: ¿Cómo puedo ser un artista, o llegar a serlo, siendo alguien tan normal? Y normal, ya no en el sentido de no llevar una vida, digamos, artística. No pretende ser un bohemio ni nada parecido. No tiene aptitudes. Le sienta mal el alcohol, o no le gusta. No; normal por dentro, soso, sin interés para nadie. Principalmente para ellas, las mujeres, que no se pirran por sus huesos, precisamente.





Hay mucho poso kafkiano. En el buen sentido. No cae en la delirante visualización de sí mismo como ser humano excepcional, en cuanto artista. Kafkiano, ya no por el traje y el curro en IBM, sino por eunuco . En algún momento a lo largo de la novela se define como eunuco, al volver sobre su relación con las mujeres.



Este párrafo me recordó el diario de Pavese:





"Nunca ha despertado la pasión de un corazón femenino, lo que él llamaría una gran pasión. De hecho, al mirar atrás, no puede recordar haber sido objeto de pasión, de una verdadera pasión de ningún grado. Seguro que eso dice algo de él. En cuanto al sexo en sí, entendido en su sentido más concreto, sospecha que lo que él da es bastante pobre; y lo que obtiene a cambio también. Si la culpa es de alguien, es suya. Porque si no pone corazón, si se contiene, ¿por qué no habría de hacer lo mismo la mujer?





¿El sexo es el baremo para todo? Si fracasa en el sexo, ¿fracasa en la prueba global de la vida?"





En fin; no levanta cabeza. Entre Jesús y Satán se queda en un anónimo término medio. Está convencido de su insignificancia como individuo. Mucho ha de escarbar la mujer soñada para encontrar atisbos de esa llama del artista que arde en su interior. Él supone que algo tiene que haber, que nadie puede ser tan gris. Como escritor todavía no se ha estrenado, pero confía en que todo llegará.





No he acabado de leerlo. Ayer acabé Verano y empecé con Juventud. Me pregunto: ¿qué puede resultar antipático de este tipo? O más bien, la pregunta debería ser: ¿qué no es antipático de este tipo, tal como se narra?





Hay una falta absoluta de heroicidad. Pero, claro, ya no esa heroicidad del hombre de acción, del que traduce todas sus bondades en actos heroicos, de alguna manera. Porque el hombre gris, el llamado antihéroe, también era un héroe a su manera. Ese sufridor noble, ese doliente humano que padece por todos nosotros. Hasta el no sufridor, el hombre cualquiera, el mueble humano de la literatura del siglo XX, nos redime, pues todos hemos sido muebles, y hasta muebles bonitos y con miedo a la muerte.





Aquí no hay mucho de eso. No hay ninguna nobleza interior. Nada de lo que presumir. Ni siquiera atisbos de ese compromiso con su tierra que se le supone a Coetzee. Sudáfrica, el blanco amigo de los negros y todo eso. El blanco avergonzado. El protagonista de Juventud deja su Sudáfrica antes de que le salpique la sangre. Huye. Pero ya no es que sea un héroe, es que es un pequeño hijoputa. Y lo peor, no un hijoputa gracioso, agradable, atractivo, como suelen ser los hijoputas de las novelas y sobre todo los de las películas. No un hijoputa con conversación. Un hijoputa aburrido, que es lo peor que puede ser alguien, y lo que es casi todo el mundo.





Coetzee dice; pensabais que siendo artista se me perdonarían todos los pecados, incluso mis pequeños pecados de miserable malhumorado y despreciativo. Pero no; ser escritor no me convierte en mejor ser humano. De ninguna manera. Al contrario; todo está justificado.





Soy un artista, no soy nada. Soy menos que nada. Arrastra consigo el pecado de no poder ser más que escritor. Una alimaña, se entiende.





Me gusta la prosa de Coetzee: es la escritura del escéptico. No podría ser de otra manera. ¿Cómo escribir de lo que escribe de otra manera? Hasta la tercera persona le va al pelo, como si hablar de sí mismo en primera persona le diese asco.