Vargas Llosa, un ‘Rolling Stone’ de la literatura en español. Vargas
Llosa sopla las velas, en compañía de Isabel Preysler. Detrás, Antonio
Caño, director de EL PAÍS, y Pilar Reyes, de Alfaguara. / C. ROSILLOAtlas
En sus últimos cumpleaños Mario Vargas Llosa,
que se estrenó en la literatura cuando tenía menos de 20 años, había
dicho que cuando cruzara la frontera de los ochenta querría tener un
gran danés, al que acariciara al atardecer, viviendo sus últimos
tiempos.
Desde este lunes, cuando cumplió al fin los 80, tiene el gran
danés, que le regaló su pareja, Isabel Preysler, pero ha pospuesto
indefinidamente su deseo de retirarse frente al mar, acariciando
semejante ejemplar de perro.
Quiere seguir trabajando, aún más duro, en
novelas por venir.
Fue el hijo mayor de Vargas Llosa, Álvaro, escritor y periodista como
él, el que reveló ese regalo, en un discurso en el que calificó a su
padre, al que precedió en la ceremonia con la que celebraron la edad del
Nobel 400 personas en una cena en Madrid, de “Rolling Stone de la
literatura”, porque sólo a él, o a Mick Jagger, se le supone energía
suficiente para seguir inventando, en el escenario de la escritura,
historias como las que preceden a Cinco esquinas,
la última novela del cumpleañero.
Éste dedicó su discurso de
agradecimiento a quienes vinieron de lejos a rendirle homenaje,
especialmente a cubanos y a venezolanos, cuyos respectivos países
tendrán pronto, deseó, una libertad que él verá en ambos casos.
Las últimas palabras del Nobel fueron para su pareja, Isabel
Preysler, a la que agradeció “lo mucho que te debo”; para él, esas dos
palabras, Isabel Preysler, “encierran ahora la palabra felicidad”.
Le
pidió que no se ruborizara ni se pusiera nerviosa: “Los amigos que están
aquí nos van a guardar el secreto”.
No fue el único regalo, ese gran danés, el que tuvo Vargas Llosa
anoche.
El director de la Cátedra Vargas Llosa, J. J. Armas Marcelo,
recibió en París estos días el primer volumen de los que la prestigiosa colección La Pleiade, de Gallimard,
dedica a la obra del Nobel peruano
. Y ese ejemplar que le dieron se lo
regaló en el acto a Mario Vargas Llosa, para quien estar en la mejor
colección literaria de clásicos de Europa era lo mejor que le pudiera
suceder en su vida, más aún que el Nobel sueco.
La sala se llenó de amigos, algunos de ellos, como los expresidentes
españoles Felipe González o José María Aznar, y Álvaro Uribe o Sebastián
Piñera, éstos expresidentes de Colombia y Chile, y como los padres del
líder venezolano encarcelado Leopoldo y Agustina López, y cubanos
significados para él como Yoani Sánchez y Carlos Alberto Montaner.
Sobre
la libertad que advierte para esos pueblos se celebrará hoy un debate
en el que participarán exmandatarios e intelectuales del área,
organizado por la citada cátedra y por la Fundación internacional para
la Libertad, cuyo secretario general, Gerardo Bongiovanni, ejerció de
maestro de ceremonias.
Álvaro, el hijo mayor del escritor presentó a su padre; acababa de
cumplir 50 años él mismo, y dijo que venía de estar celebrándolos en
Lima con su madre, Patricia Llosa
. Recorrió los libros de su padre, un
terremoto de la disidencia.
El propio Vargas Llosa corroboró luego su
principal disidencia, cuando abandonó el marxismo y las militancias que
le llevaron a abrazar ideologías que fueron la ruina de países a los que
ahora deseaba la libertad que buscan, como Cuba y Venezuela.
La parte más literaria de su discurso tuvo un destinatario, su amigo y Nobel también, el turco Orhan Pamuk,
que mañana estará dialogando con él en la segunda de las mesas
organizadas por la Fundación Internacional para la Libertad.
Escuchándole a Vargas Llosa, en su mesa, estaban sus editores, Nuria
Cabutí, consejera delegada de Random House, y Pilar Reyes, directora de
Alfaguara; los responsables de EL PAÍS, donde publica, el presidente,
Juan Luis Cebrián, y su director, Antonio Caño, el propio Pamuk, y el
presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, patronato al que pertenece
este Nobel melómano.
La actriz confiesa a 'The Sunday Times' que se arrepiente de no haber tenido hijos, un tema que muchas veces es tabú para ella.
Pero con los hijos te llevas decepciones al no encajar con una madre que no son como a ellos les gustaría, creo que cuanto más tonta menos libre y muy buena cocinera son sus ideales. Así que con las otras no les dejaría a sus nietos.
Helen Mirren en una entrevista a finales de 2015. Armando Gallo
Helen Mirren lamenta no haber tenido hijos. "Siempre digo que nunca me he arrepentido. Bueno, pues he mentido
. Después de ver la película Todo en familia,
lloré", confiesa la actriz.
"Lloré durante 20 minutos seguidos y fue
por todo lo que se ve en la cinta: por el hecho de ser padre y también
porque es algo que nunca termina, incluso cuando eres abuela. Me di
cuenta de que nunca iba a experimentar eso".
La
actriz, de 70 años, asegura que le encantan los niños
. "Son muy
graciosos y dulces pero nunca los había querido para mí". Y cuenta,
además, que lloró incontrolablemente porque se dio cuenta de todo lo que
se estaba perdiendo y de que ya no iba a poder experimentarlo
. "Pero
después me recompuse, y volví a sentirme bien", explica.
Helen Mirren durante el rodaje de 'Espías desde el cielo'. Cordon Press
No es el único tema personal del que se atrevió a hablar. Mirren, que ahora se encuentra inmersa en la promoción de la película Espías desde el cielo,
también habló de la muerte de su hermano Peter Mirren por cáncer de
piel en 2002.
"Él [que también era actor] estaba en Filipinas rodando
una película.
Allí no tienen cáncer de piel: si hubiese estado en
Australia ahora estaría vivo", afirma convencida y triste en la
entrevista.
En un cambio de tercio radical, también se mojó en política y en la monarquía: está en contra del Brexit —la salida de Reino Unido de la Unión Europea— y no le gustan los reyes, pero sí Isabel II, quizá porque siente debilidad por ella tras haberle dado vida en La reina,
papel que le valió el Oscar, el Globo de Oro, el Bafta y el Premio del
Sindicato de Actores.
También siente debilidad por el príncipe Carlos.
"Será un gran rey, aunque desafortunadamente, no por mucho tiempo".
Will Smith y Helen Mirren durante el rodaje de su próxima película, 'Collateral Beauty'. Cordon Press
A punto de cumplir los 71, sigue trabajando a un ritmo frenético. En febrero protagonizó el anuncio de Budweiser que se emitió durante el intermedio de la Super Bowl.
En esos segundos, que se pagan a 4,5 millones por cada 30 segundos,
Mirren trató de concienciar al público sobre las consecuencias de
conducir bajo los efectos del alcohol.
Además, está a punto de estrenar Trumbo, donde da vida a Hedda Hopper, está promocionando Espías desde el cielo y ya está rodando su siguiente película, Collateral Beauty, en la que comparte elenco con Will Smith, Keira Knightley y Kate Winslet.