Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

18 abr 2020

Los bulos que mataron a Cleopatra.........................Vicente G. Olaya

Una investigación de universidades europeas sobre los rumores en la historia rescata las falsedades que los dirigentes romanos extendían para su propio interés con fines políticos o militares.

'La muerte de Cleopatra' (1874), de Jean André Rixens.
'La muerte de Cleopatra' (1874), de Jean André Rixens.

 

El senador Lucio Sergio Catilina nunca quiso quemar Roma, pero gran parte de los ciudadanos de la ciudad así lo creyó, lo que le costó la vida.
 El político romano Escipión Nasica le hizo una broma a un campesino sobre sus excesivamente callosas manos, pero la anécdota denigrante se extendió y se deformó, así que perdió las elecciones para convertirse en edil.  
Julio César nunca cruzó el río Rubicón —la frontera entre Italia y la Galia— con un inmenso ejército; sin embargo, eso creyeron sus adversarios, que huyeron despavoridos.
 Y hasta Marco Antonio y Cleopatra terminaron sus vidas por una burda falsedad que no pudieron detener.
El artículo científico Noticias falsas, desinformación y opinión pública en la Roma republicana, de Francisco Pina Polo, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, explica que la propagación de bulos también se empleó con fines interesados en la Antigüedad. 
La publicación del experto forma parte de un proyecto de investigación de varias universidades europeas denominado False testimonianze, copie, contraffazioni, manipolazioni e abusi del documento epigrafico antico (Testimonios falsos, copias, falsificaciones, manipulaciones y abusos del antiguo documento epigráfico). 
Pina Polo recuerda que “la expansión de estas falsedades ha existido siempre a lo largo de la historia, y en todo caso lo que ha ido variando es el modo en que han sido difundidas”.
 Ahora, la diferencia fundamental radica en el fulminante poder de propagación instantánea que tienen las redes sociales.

En la Roma republicana (del 509 al 30 antes de Cristo), las asambleas populares (contiones), servían “como principal megáfono para la propagación entre la población de ideas, propuestas de ley, anuncios de todo tipo y ataques políticos”.
 “Un discurso pronunciado en una contio podía, por lo tanto, servir como punto de partida para transmitir una información", pero los falsos rumores que surgían provocaban su rápida difusión .
El político, escritor y filósofo Cicerón ya alertó de la importancia decisiva de estos rumores, sobre todo en época electoral, hasta el punto de que podían arruinar la reputación de un político o cambiar el signo de una batalla.
 Por ejemplo, el historiador griego Plutarco relata que, en el 49 a. C., Julio César marchaba supuestamente hacia Roma con un enorme ejército (en realidad eran solo 300 jinetes y 5.000 infantes) para atacar a su enemigo Pompeyo Magno.
 La falsa noticia de su gigantesco ejército provocó el pánico y el caos en la ciudad.
 Sus habitantes huyeron. 
“Finalmente, Pompeyo, ante la imposibilidad de conseguir información fidedigna sobre las tropas del enemigo”, abandonó también Roma y dejó vía libre a César.
Otro ejemplo es el del tribuno de la plebe Tiberio Graco, quien en el 133 a. C. quería que se aprobase una ley agraria justo cuando el rey Átalo III de Pérgamo acababa de morir y dejaba al pueblo de Roma su fortuna. 
 Graco propuso que esa enorme cantidad fuese destinada a financiar su reforma. Pero muchos senadores se opusieron y comenzaron a acusarlo de querer convertirse en tirano.
 El senador Pompeyo le acusó entonces de recibir de Átalo una diadema real, como si fuera un rey.
 Pompeyo “no aportó ninguna prueba, ni afirmó haber visto personalmente la entrega, simplemente dijo que sabía que se había producido”, recuerda Pina Polo. 
 El rumor se extendió por Roma. 
Graco fue asesinado y su cadáver tirado al río.

El consulado de Cicerón en el año 63 a. C. quedó marcado por una supuesta conjura. 
Cicerón presentó su lucha contra el senador Catilina, el presunto traidor, como su gran triunfo. 
Primero, sacó a la luz una conspiración que nadie había visto y luego acabó con ella. 
En varios discursos en el Senado y ante el pueblo, subrayó el peligro que representaba para la supervivencia de la res publica que Catilina y sus hombres lograran tomar el poder.
 Según él, la alternativa era o la libertad que él mismo encarnaba o la tiranía de los supuestos conjurados.
Cicerón buscó en sus discursos causar pánico en la población. “Catilina no era sólo una criatura depravada y deshonesta", según la versión no contrastada del filósofo, “que aspiraba a poner fin a las instituciones de la República, sino que, además, quería destruir físicamente la ciudad”. 
Cicerón no ofreció ninguna prueba, ni dijo en qué basaba su acusación, ni explicó con qué propósito Catilina quería quemar Roma, pero lo acusó una y otra vez de querer hacerlo.
 Convirtió la eliminación de Catilina, no sólo en un problema político, sino ante todo de supervivencia para Roma.
 Catilina fue, finalmente, eliminado.
 Cicerón terminó vanagloriándose de haber salvado personalmente Roma de su destrucción por el fuego: 
"Yo he conservado íntegra la ciudad y sanos y salvos a los ciudadanos”, clamó.
Y un último ejemplo de “manipulación pública”. 
Marco Antonio, en el 32 a. C., hizo testamento en vida.
 Octaviano -el futuro emperador Augusto- se enteró de que sus ultimas voluntades estaban custodiadas por las sacerdotisas vestales y se hizo por la fuerza con ellas. 
Leyó solo algunas de sus partes en el Senado y en una asamblea popular.
 Destacó, sobre todo, las cláusulas relativas a sus funerales, ya que Marco Antonio supuestamente había dejado escrito que quería ser sepultado en Alejandría, en Egipto, donde convivía con la reina Cleopatra.
 Octaviano creó así de Marco Antonio una imagen de “lacayo de Cleopatra absorbido por el lujo oriental”. 
Fue la antesala de la declaración de guerra, de la victoria del futuro Augusto en la batalla de Accio frente a la flota de los amantes, de la muerte de Antonio y del suicidio de Cleopatra.
“Hay por lo general una estrecha relación entre bulo, rumor y miedo. El miedo suele desembocar en enfado, incluso odio. 
La indignación activa el deseo de castigar a quien ha sido identificado como enemigo.
 El bulo entendido como noticia está en el origen del rumor que permite modelar la opinión pública y contagiar el pánico, a partir del cual era factible en Roma justificar la muerte de Graco, la represión de los catilinarios o la guerra contra Antonio”, señala Pina Polo.
 O de cualquier otra cosa en el siglo XXI.

17 abr 2020

Ana de Inglaterra, la hija más discreta de Isabel II, rompe su silencio

La princesa habla sobre sus pocas ganas de retirarse a los 70, que cumplirá en agosto, y echa un rapapolvo a los jóvenes de la familia real británica:

 “Se creen que pueden cuadrar el círculo”

La princesa Ana, en Ascot en junio de 2019.
La princesa Ana, en Ascot en junio de 2019.Patrick van Katwijk / GTRES

 María Porcel

No ha visto The Crown ni tiene interés en hacerlo.
 Pero la llegada de su personaje a la serie, su mayor visibilidad en la familia real –tras las salidas de Enrique y Meghan y los traspiés de su hermano Andrés– y su 70º cumpleaños le han dado a la princesa Ana una visibilidad inédita en estos días de caos real. 
Por ello, la edición estadounidense de la revista Vanity Fair le dedica su portada y un amplio reportaje en el que, de forma excepcional, la sigue durante un par de días y la entrevista.
La charla, además de en varios actos oficiales, tiene lugar en la residencia de Ana. 
Vive en el londinense palacio de Saint James, en un apartamento junto a la Capilla Real, al lado de su hermano Carlos, heredero al trono, y a pocos metros del palacio de Buckingham, donde residen sus nonagerios padres, Isabel II y Felipe de Edimburgo.
Cálida, cariñosa y divertida, la define Katie Nicholls, la periodista que la sigue durante horas. 
Ana es relajada con el protocolo, se acerca, saluda, da la mano y suelta un “encantada de conocerle”. 
Salpica los saludos y las charlas de anécdotas personales y familiares, de viajes, curiosidades.
 “Es una joya. Es la más agradable y trabajadora de todos”, afirma un alto ejecutivo que está en contacto frecuente desde hace años con la familia real británica. 
“Hace muchas cosas que están fuera de lo que la gente ve”, afirman otros.
 Si está interesada en algo, le dedica su tiempo y energías y no duda en alargar sus compromisos por ello. 
 Cumple con su agenda de un tirón y no para, más que a tomar una taza de té.
 Es ágil y poco dada a cuestiones superfluas: se arregla ella misma, escoge su ropa, se maquilla y, si la ocasión lo manda, se coloca su tiara.
Su vida es muy distinta de la de los jóvenes de la familia real que ahora están en el foco.
 De ahí que le preocupe que no terminen de entender bien el concepto y el funcionamiento de los Windsor. 
Se describe como “la vieja aburrida pesada que está detrás diciendo: 'No olvidéis lo básico”.
 Y, en la entrevista, no duda en soltar una pequeña pullita a sus sobrinos, ahora al frente de la casa. “No creo que esta generación más joven entienda lo que yo hacía en el pasado, la verdad. 
No sueles mirar a la generación anterior y decir: ‘¡Vaya! ¿Eso hiciste? ¿Estuviste ahí?’. 
Ahora es mucho más como: ‘Busquemos un modo nuevo de hacerlo’. Pero yo estoy en otra etapa: 
'Por favor, no intentemos cuadrar el círculo. Ya hemos estado ahí, ya hemos hecho eso. Algunas cosas no funcionan. Tenéis que volver a los básicos".
La entrevista tuvo lugar el mismo día que se anunció el divorcio de su hijo mayor, Peter Phillips, de la que es su esposa desde hace 12 años, Autumn Kelly.
 Lejos de crear incomodidad en el ambiente, la princesa obvia el tema y sigue con su día y sus compromisos.
 Sabe lo que es sufrir el escrutinio en lo personal, como le ocurre a buena parte de su familia.
 Sus cartas íntimas con Timothy Laurence, que después se convertiría en su segundo marido, fueron aireadas por la prensa.
Él, junto a los viajes y el mar, son una de sus pasiones. 
Y los caballos. Siempre, siempre, los caballos. 
“Pensé que si iba a hacer algo fuera de la familia real, los caballos eran probablemente la mejor opción", explica sobre su etapa como amazona, que la llevó a ganar medallas en tres campeonatos europeos y a participar en los Juegos Olímpicos de Montreal. Aunque, de haber tenido realmente otra vida, le habría gustado ser ingeniera; de hecho, es patrona de la asociación de Mujeres Ingenieras y en Ciencia. 
“He disfrutado mucho animando a ver la ingeniería como una carrera realista para las chicas”, afirma.
La equina es una pasión heredada de su madre, gran aficionada a los caballos, y que ella ha pasado a sus dos hijos, Peter y, sobre todo, Zara, que también fue a los Juegos Olímpicos, pero de 2012. La princesa tiene sus propias cuadras en su casa de Gatcombe, en la campiña británica, a los que le gusta cuidar y alimentar.
 Sus cuatro nietos, dos de cada uno de sus hijos, también montan a caballo, algo que le encanta.

 

Son precisamente sus nietos con quienes, según cuenta su entrevistadora,
 “se le iluminan los ojos” al hablar de ellos y con quienes le encanta pasar tiempo al aire libre.
 “Me resulta muy difícil de entender por qué alguien está pegado a pantallas y dispositivos. 
La vida es demasiado corta, la verdad. Hay más cosas entretenidas que hacer”, reflexiona, para añadir con humor: 
“Supongo que eso me sitúa en el rango de edad de un dinosaurio”.
La entrevista se realizó a mediados de febrero, un mes después de que su sobrino Enrique y la esposa de este, Meghan Markle, decidieran dar el paso de abandonar la familia real británica y dejar atrás sus títulos de Altezas Reales.
 Pero ella ya tomó esa decisión a finales de los años setenta, cuando nacieron sus propios hijos. “Pensé que probablemente sería lo mejor para ellos, y creo que mucha gente podrá debatir sobre que el hecho de tener títulos tiene sus inconvenientes.
 Así que creo que fue lo correcto”, explica.

La princesa Ana, junto a Boris Johnson en una cumbre celebrada el 20 de enero en Londres.
La princesa Ana, junto a Boris Johnson en una cumbre celebrada el 20 de enero en Londres.POOL / Reuters
En lo que sí siguió la tradición fue en mandar a sus hijos a internados, como al que ella acudió (igual que lo hizo el príncipe Carlos que no vivió allí una buena experiencia) y al que tiene mucho que agradecer. 
 “Mi caso fue ligeramente diferente del de mi hermano mayor. Yo estaba lista para ir al colegio, tenía una institutriz y un par de amigas y eso no iba a ser suficiente, así que estaba encantada de ir. Creo que los internados han sido demonizados en ocasiones, cuando son instrumentos para que muchos niños prosperen".
Así, relata que es patrona de una asociación de infancia e internados que “cuida a niños de casas en situación de caos y los manda a internados”: “Solo hay que escucharles para ver cómo transforman por completo sus vidas”.
Una de las cuestiones que más se ha comentado sobre la princesa a lo largo de las décadas es su capacidad de reciclar su ropa. 
Mientras que el director de Vogue en Reino Unido, Edward Enninful, la califica de “icono de estilo” y de ser capaz de llevarlo todo, ella es más crítica y asegura que recicla ropa porque es “bastante mala” en el asunto del vestir. 
“Lo intento, compro material y me lo hacen porque es más divertido. 
Además, ayuda a las manufacturas del país. No debemos olvidar a quienes tienen esas habilidades y hacen un trabajo fantástico", afirma, haciendo constar su papel de presidenta de la Asociación británica de moda y textil.
Un patronato de los que, como tantos otros, no pretende retirarse. Esas tareas para ella no son “marcar una casilla y ya”, como dice, sino implicarse a fondo. 
 “Me llevó unos 10 años sentirme con la suficiente confianza para participar en debates públicos de Save the Children”, pone como ejemplo. 
En agosto cumplirá 70 años.
 “Jubilarse no es igual para mí”, ríe irónica, reconociendo que algunos lo pueden reconocer como una suerte y otros como un castigo, pero que ella ha decidido seguir el ejemplo de sus padres y dedicar tiempo a hacer cosas que le gustan y donde es necesaria, y delegar en otras. 
“Tengo que admitir que ellos han seguido ahí durante mucho más tiempo de lo que yo tenía en mente, pero ya veremos”.


Seis síntomas físicos de que un mes de confinamiento está afectando a la salud

¿De dónde vienen? ¿Cómo se les pone remedio?

 

Confinamiento coronavirus España

16 abr 2020

Brad Pitt sorprende a su maquilladora reformando y decorando su casa

El actor, que trabajó personalmente en la obra, ha sido el primer famoso en participar en la versión vip del programa de reformas de los gemelos Scott.

El actor Brad Pitt en Los Ángeles a finales del pasado mes de febrero.
El actor Brad Pitt en Los Ángeles a finales del pasado mes de febrero.TheImageDirect.com / GTRES

 

La imagen para un actor lo es todo. 
Y de eso es consciente Brad Pitt, que mantiene una estrecha amistad con Jean Black, su maquilladora desde hace más de un cuarto de siglo.
 “Ella es mi familia, somos como hermanos. Es una persona que valoro mucho en mi vida”, ha asegurado el actor, de 56 años, que ha querido mostrarle su gratitud reformándole el garaje para convertirlo en un estudio.
Este es el caso de Jean Black, que ha trabajado con Pitt en más de cuarenta producciones de Hollywood, como Fight Club, Sr. y Sra. Smith o en el último trabajo del director Quentin Tarantino
Se conocieron en 1994 durante el rodaje de Leyendas de pasión, donde vivieron una situación realmente incómoda.
 “Hubo un momento en el que ella tuvo que maquillarme el trasero porque tenía marcas de bronceado. 
Todavía seguimos siendo incapaces de mirarnos a los ojos”, ha recordado el actor.
Tres semanas estuvo Pitt con los gemelos Scott para llevar a cabo la reforma en la vivienda que tiene Jean Black en Santa Mónica (California, EE UU), mientras Black disfrutaba de unas vacaciones. Y quien piense que la estrella de cine no se ensució las manos se equivoca.
 Con gafas de protección, martillos y otras herramientas participó en las labores de demolición y construcción. 
“Si no estoy construyendo, me muero”, declaró el intérprete, que es un apasionado de la arquitectura. 
“Amo que la arquitectura sea esta pieza de arte donde puedes estar dentro”, reveló a Oprah Winfrey hace unos años e incluso lanzó un proyecto, Make it Right, para la reconstrucción de Nueva Orleans tras el huracán Katrina junto al diseñador William McDonough y el arquitecto Frank Gehry, artífice del museo Guggenheim de Bilbao. Aunque finalmente la idea no salió como esperaba
 Las viviendas presentaron al cabo de los años una construcción descuidada con materiales deficientes, por lo que la fundación se enfrenta actualmente a una demanda.

Pero no lo ha hecho solo. 
Ha contado con la ayuda de Drew y Jonathan Scott, los famosos gemelos que presentan el programa La casa de mis sueños, que han iniciado una edición vip —Celebrity IOU— con el ganador del Oscar por Érase una vez en... Hollywood como primer invitado. Tras grabar el programa, Jonathan Scott ha destacado del intérprete su humildad:
 “Además de dirigirse a los miembros del equipo por su nombre, también se encargó de agradecer a cada uno el haber hecho realidad esta sorpresa.
 Fue un auténtico caballero”.
 Por su parte, su hermano ha señalado que “es asombroso ver a gente extremadamente exitosa estar lo suficientemente enraizada como para recordar siempre a las personas que le ayudaron a llegar allí”.
Sorprendida por el detalle del actor, la maquilladora ha dicho: "Estoy atónita. Realmente es conmovedor, lo aprecio mucho. 
Soy consciente de lo bondadoso que ha sido siempre Brad.
 Su generosidad no tiene límites, pero que haya hecho algo así... es más de lo que podría haberme imaginado jamás. 
Estoy muy emocionada.
 No puedo agradecérselo lo suficiente. Te quiero, Brad”. 
Pero no ha sido la única que ha soltado alguna lágrima.
 El intérprete también se ha conmovido en varios momentos del programa, incluso cuando se percató de que los hermanos Scott habían colgado en un armario un retrato de los padres de Black, los cuales fallecieron cuando ella era muy joven: 
“Esto le va a llegar al corazón”.
Los televisivos gemelos han expresado en redes sociales y en diversas entrevistas lo satisfechos que han quedado con este primer episodio con celebridades, después de casi diez años centrados en la versión original. 
“Ella me ha emocionado en este proyecto.
 Gracias, Brad, por hacernos formar parte de esto”, ha escrito Drew Scott en Instagram. Próximamente colaborarán con otras estrellas como Jeremy Renner, Melissa McCarthy, Rebel Wilson y Michael Bublé.