Dialogar contigo.
Mirarte.
Verte mariposa
como flor no abierta
bajo un cielo estrellado.
Contemplar el tornasol
de tus ojos convertidos
en astros de cristal,
en el sereno nocturno
de aquel claro de luna,
junto al tenue soplo
que viene del mar.
Lo inesperado
no es amarte,
sino dejar de olvidar
el sabor denso que deja,
como el café negro,
tus silencios
y tu ausencia.
Lo inesperado
es dejar de nadar
sobre el mar de la duda
para nunca dejar
de acariciarnos
con armonía.
Contemplar el tornasol
de tus ojos convertidos
en astros de cristal,
en el sereno nocturno
de aquel claro de luna,
junto al tenue soplo
que viene del mar.
Lo inesperado
no es amarte,
sino dejar de olvidar
el sabor denso que deja,
como el café negro,
tus silencios
y tu ausencia.
Lo inesperado
es dejar de nadar
sobre el mar de la duda
para nunca dejar
de acariciarnos
con armonía.