Nos vamos muriendo.
Del muro de su terraza sobresalen dos sillas, dos camisas al sol lechoso de este mediodía.
Ha dejado de ser el chico más guapo de las fiestas, el más sonriente.
Se calma, junto al muro de ladrillo rojo, con un cuerpo que le ha traído la madrugada.
Ahora, cuando va a las fiestas, cuando se levanta de las mesas de
jurados a los que continúa perteneciendo, los jóvenes se ríen de su
miopía grave, de sus arrugas desordenadas, de las gorras absurdas con
que se toca la cabeza.
Para eso nos quiere el tiempo. Para asistir al
desmoronamiento
. Uno tras otro, a veces de una sola guadaña, van desapareciendo los
acompañantes.
Solo ese cuerpo, semidesconocido, tumbado al sol junto a
él. Esto es mediodía, y respira lo justo para no apurar demasiado el
instante. Este cuerpo que ya no desear tocar.
Ese rostro cuyo enigma me es indiferente.
No más misterios. Solo la
certeza de la proa deslumbrante contra las olas llenas de sol y rabia
callada.
Que venga de pronto también la muerte.
Como este cuerpo
extraño que toma el sol a mi lado se me verá a mí.
Como un enigma insignificante.
Que ya no estás entre nosotros y te has ahorrado este entierro en vida
22 mar 2020
Un paréntesis en nuestras vidas............................Boris Izaguirre.
Ante la incertidumbre y el caos, buscamos en nuestros armarios esa paz que ni reyes ni presidentes pueden ofrecernos.
Según el comunicado de la Casa del Rey, la corona debe observar una conducta íntegra, honesta, transparente.
Esa exigencia ha llevado a Felipe VI a renunciar a la herencia que le corresponda de su padre para que “la ejemplaridad presida nuestra vida pública”.
Sin embargo, ocurre que su hermanas Elena y Cristina no parecen estar necesariamente sujetas a esa exigencia.
Ellas sí que podrán heredar e incluso verían, al renunciar el monarca a su parte, incrementada su propia dote.
Lo mismo podría ocurrir con el legado que recibiría doña Sofía, a la que justa y probablemente heredará en algún momento su hijo don Felipe.
Ante esta situación la idea, poco demagógica, de donar o transferir esa herencia a la Seguridad Social sería no solo un alivio para los médicos y sanitarios que palian los estragos provocados por la epidemia, y a los que todos aplaudimos y agradecemos, sino que también ayudaría a salvar vidas de españoles que, como súbditos y contribuyentes, han mantenido durante tanto tiempo al Rey y a su familia.
Ese dinero iría del paraíso al hospital.
En casa fui el único que aguantó los siete minutos del discurso del rey.
Aunque contribuí a su histórica audiencia (¡consumimos tele como
nunca!), había apostado en varios de mis chats a que el Jefe de Estado
sí haría una mención al asunto de la herencia offshore recién
reconocida de su padre, el rey emérito.
Quizás para dejarme chafado en
el mismo telediario pusieron imágenes de las ruidosas caceroladas en
distintas ciudades de España.
Las cacerolas hablan.
Como
ahora en el confinamiento mi marido y yo hablamos más y hacemos
seminarios de casi todo, confesé a Rubén que pensé en nuestro
aislamiento, con todo su rollo zen de mirar hacia tu interior y
desinfectarte de todo lo banal e inútil, durante el esperado discurso
real.
Pero también confieso ahora que me detuve en lo de siempre: en
cómo iba vestido.
Me pareció que esta vez llevaba un aspecto más
moderno, traje de un solo botón y quizás con el escote un pelín más
pronunciado, que hace más interesante a la americana.
La distingue y
hace más esbelto al que la viste.
Pero no menos llamativo es que tanto
el Rey como el presidente Sánchez han apostado fuerte por el azul marino y azul tinta en sus trajes.
Es, quizás, una de las cosas más acertadas de todo lo que se decide
últimamente.
Necesitamos un color que nos uniforme y el azul oscuro,
aunque parezca obvio, es una fantástica opción ya que es un color que
calma al mismo tiempo que organiza.
Y sin dar sensación de oficina
resulta completamente civil y urbano. Tanto Sánchez como el Rey
acompañan la oscuridad de sus trajes con corbatas sin estampados pero de
tonos vibrantes.
El presidente escogió para acudir al Congreso una
color morado, un guiño a sus actuales socios políticos.
Y el Rey eligió
otra entre el malva y el fucsia seco, que escondía la opinión que no
quiso compartir sobre la distópica herencia paterna. Pero, de nuevo,
estaba allí esa idea tan acertada de combinar la sobriedad azulada con
ese destello de luz, quizás de personalidad, de la corbata.
Una idea que
parece haber promocionado el príncipe Enrique.
En su despedida de sus
funciones reales la semana pasada, Enrique de nuevo usaba la corbata del mismo color del
vestido que llevara Meghan.
Pensé que se convertiría en una nueva moda
heterosexual pos MeToo pero el coronavirus lo ha convertido en algo más:
el renacer del azul marino como faro, el color sólido al cual aferrarse
en aguas virulentas.
Todos sentimos algo virulento en el encierro pero, contagiado por Marie Kondo, he
terminado por autoconvencerme de que de “este paréntesis en nuestras
vidas”, como dijo el Rey, saldremos fortalecidos.
Muchos de mis amigos
se han impuesto propósitos, incluso metas (leer, escribir una nueva
novela, organizar la casa), mientras yo he decidido dejar de afeitarme
hasta que volvamos a la normalidad y unirme al grupo de MarieKondos de
la vida, como los llama mi amigo Pedro.
Marie Kondo es una señora japonesa que se hizo famosísima
porque entraba en tu armario y lo organizaba casi como para que te
quedaras a vivir dentro.
Sin ser prusiana, pretendía demostrar que la
felicidad está vinculada al orden.
Y el orden es ahora nuestro refugio.
Ante la incertidumbre y el caos, buscamos en nuestros armarios esa paz
que ni reyes ni presidentes pueden ofrecernos.
Sánchez advierte de que llega la “ola más dura”y pide fortaleza y unidad
El presidente asume toda la responsabilidad de la gestión y dice que hay que ganar tiempo para que el sistema sanitario resista.
Yo pienso que menuda complicación le ha caído a Pedro Sánchez, que si lo hubiera sabido no haría ni segundas elecciones ni se presentaría a la Primera .
Y da la opinión y las medidas que tocan y recibe una cacerolada. Su cara lo resume todo.
No solo tendrá miedo sino que tampoco sabe lo que se avecina ,y da unas medidas como las tendría que dar en un ataque nuclear. Si pienso que parece una guerra bacteriólogica pues es lo que yo pienso. Como que parece un exterminio a lo que sean mayores de 60 años porque no hay dinero.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su comparecencia en La Moncloa. En vídeo, fragmento de la comaparecencia. efe / epv
La crisis del coronavirus va a empeorar esta semana en España,
y Pedro Sánchez ha comparecido para tratar de preparar a la ciudadanía
para una situación durísima en los próximos días. “Dentro de la
estrategia de la Organización Mundial de la Salud, España ha adoptado
las medidas más drásticas dentro del entorno europeo”, ha explicado el
presidente.
“Pero desgraciadamente España se encuentra entre los países
más afectados del mundo.
Ya han fallecido 1.326 compatriotas.
Lamentablemente los casos diagnosticados van a aumentar en los próximos
días.
Lo peor está por llegar y pondrá al límite nuestras capacidades.
Queda la ola más dura, que pondrá contra las cuerdas a nuestro sistema",
ha avanzado, y por eso ha pedido fortaleza y unidad a todos los
ciudadanos y responsables políticos.
“Tenemos que llegar al final de la
próxima semana muy fuertes.
El riesgo está en todas partes, pero el daño
se concentra en algunos lugares.
Hemos logrado que no sea uniforme en
todo el territorio español. Es en Madrid donde mayores tensiones existen
para soportar la avalancha que sufre el sistema sanitario ”.
Por eso el
confinamiento, ha asegurado, es una medida para “ganar tiempo para
preparar al sistema sanitario”, esto es, para evitar que miles de
enfermos lleguen a la vez y colapsen todos los hospitales.
Sánchez ha hecho un balance de la situación del coronavirus, tras una semana de aislamiento casi total de la población.
Y ha tratado de conectar con los ciudadanos encerrados en sus casas. “Es
una catástrofe para la que la humanidad no estaba preparada. Estos
siete días nos han cambiado. Observamos toda vida cercana como una vida
amenazada.
Hemos cambiado nuestra forma de ver a los vecinos, a quienes
ya no vemos como desconocidos. Esta crisis está sacando lo mejor de
nosotros mismos".
El
presidente, sin embargo, ha evitado cualquier optimismo con los datos o
certezas absolutas, porque las cifras que llegan son muy malas para
España, ya epicentro mundial de la crisis, solo por detrás de Italia.
"Estamos luchando contra un enemigo al que vamos conociendo
progresivamente.
En la medida en que lo conocemos cambiamos nuestra
forma de combatirlo. España ha seguido los consejos de los expertos
internacionales. Venimos aplicando la estrategia de la OMS para
conseguir tiempo, el necesario para mejorar la resistencia de nuestro
sistema de salud y para que la ciencia encuentre la vacuna”, ha
asegurado.
Poco
antes de que hablara el presidente, hubo cacerolazos en algunas
ciudades, en especial en Madrid, para criticar la gestión del Gobierno.
El presidente ha justificado su decisión de tomar las medidas poco a
poco, hasta decretar finalmente el estado de alarma.
“En todo momento hemos procurado aplicar medidas eficaces con las
menores consecuencias posibles para la sociedad. Preservar la economía y
nuestros derechos han marcado las medidas que se han tomado
escalonadamente.
El decreto de alarma se hizo para ganar tiempo para
preparar nuestro sistema sanitario”, ha insistido.
“España ha tomado las
medidas más duras del mundo, créanme”, ha insistido cuando le han
preguntado si se han planteado parar por completo la producción de
bienes no básicos como hicieron en China.
El decreto de alarma se hizo para ganar tiempo para preparar
nuestro sistema sanitario”, ha insistido. “España ha tomado las medidas
más duras del mundo, créanme”, ha insistido cuando le han preguntado si
se han planteado parar por completo la producción de bienes no básicos
como hicieron en China. “Confinar a la ciudadanía es una medida de
extraordinaria gravedad en nuestra cultura", ha rematado.
El presidente
asegura que lo importante no es solo el confinamiento, sino multiplicar
los test. “Lo importante ahora es extender al mayor número posible de
población los tests rápidos”, ha asegurado.
Ante
una pregunta específica sobre la responsabilidad de las decisiones que
se tomaron en enero, febrero y principios de marzo, cuando los
ciudadanos aún hacían vida normal y pudo extenderse el virus, Sánchez ha
sido claro.
El presidente del Gobierno en una imagen de archivo. En vídeo, el mensaje completo de Pedro Sánchez, este sábado. Foto: EFE | Vídeo: Moncloa
“Las [decisiones de] marzo, abril, mayo... yo soy el
presidente del Gobierno de España y asumo toda la responsabilidad.
No
estamos descansando, estamos trabajando intensamente.
Los españoles
serán los que en un futuro tendrán que evaluar lo que hemos hecho las
distintas administraciones por defender su salud”, ha contestado.
Sánchez
ha criticado a quienes, en momentos de incertidumbre, se dedican a
“consumir bulos que provocan alarma y pánico, a acaparar bienes
frenéticamente”, y ha pedido a todos que busquen fuentes fiables.
También
ha defendido que el confinamiento casi total es la mejor opción ahora.
“Nuestra estrategia no es la única posible.
Otras naciones han decidido
no frenar como forma de inmunizar a la población, pero eso se ha
demostrado insostenible por el enorme coste de vidas humanas”, ha dicho
en clara referencia al Reino Unido. “La respuesta de la ciudadanía está
siendo modélica”, ha asegurado Sánchez.
Y también ha reivindicado cómo
están aguantando las infraestructuras del país, por ejemplo la de los
datos, en estos días en que se multiplica su uso.
“Permítanme que
exprese en estos momentos la satisfacción por el funcionamiento de los
servicios básicos, como el de telecomunicaciones”.
“Nadie de mi Gobierno va a polemizar con ninguna comunidad
autónoma.
El enemigo es el virus. Si alguien polemiza, nosotros
conciliaremos.
Si alguien elude su responsabilidad, nosotros la
asumiremos”, ha señalado para evitar entrar al choque con los
presidentes de Madrid y Cataluña que le han criticado.
En el Gobierno nadie disimula la enorme preocupación que hay entre todos los responsables
por los datos que les llegan en todo momento tanto de la emergencia
sanitaria como de la crisis económica que la acompaña.
Los ministros
saben que esta semana los números van a empeorar mucho, pero confían,
según los datos que les llegan, en que poco a poco el aislamiento de
millones de personas en sus casas hará su efecto y las cifras de
contagiados irán bajando.
Nadie se atreve a dar fechas concretas, pero
los altos cargos consultados en estos días confían plenamente en las
previsiones de los técnicos, que insisten en que las medidas tomadas
hasta ahora van a funcionar.
El paso siguiente, el que el Gobierno aún
no ha decidido dar, es la paralización completa de toda la producción
salvo la de primera necesidad –alimentos, material sanitario, energía–.
Algunos ministros señalan que se está parando casi todo de forma
natural, y de hecho la gran preocupación de los ministerios económicos
es cómo hacer frente a la oleada de parados temporales que se está
produciendo en estos días y va a ir a más.
Y
también ha contestado indirectamente a las críticas de las comunidades
autónomas, que le reprochan que no llegan las mascarillas.
Sánchez ha
anunciado que se está trabajando para garantizar el suministro de forma
equitativa entre todas las comunidades y para ampliar la producción
nacional.
Los técnicos consultados por el Gobierno no recomiendan la paralización completa de la producción y de momento no se ha llegado a ese punto.
Pero nadie lo descarta si la curva no empieza a bajar como tienen
calculado los técnicos.
Lo que más inquieta a los ministros es ver la
situación italiana, donde a pesar de un aislamiento similar al español
pero que empezó mucho antes, las cifras de muertos siguen creciendo cada
día.
Solo hoy fueron 793.
La idea de que España llegue a ese punto
aterra a todos, pero desde La Moncloa insisten en transmitir que ese no
es el escenario con el que trabajan los expertos.
Se momifican con nobleza ................................Juan José Millás
Se momifican con nobleza
A los pies, pobres, que nos prestan tantos servicios, no les hacemos
mucho caso. Se encuentran al sur de la geografía corporal, tan lejos del
cuadro de mandos del encéfalo que nos da pereza viajar hasta sus
confines para charlar con ellos.
Solo cuando santa Bárbara truena en
forma de juanete, de dedos en forma de garra, de uñas encarnadas o de
papilomas plantares, por citar apenas tres o cuatro patologías que les
son propias, nos los hacemos ver por el especialista (o la especialista:
el genérico, que no llega).
Conservo una foto en la que el papa
Francisco aparece lavando los pies de 12 presos de acuerdo con el rito
tradicional del Jueves Santo.
Lo hizo (lo hacen) en imitación de Cristo,
porque esa es la mayor muestra de humildad que quepa imaginar.
Hay
establecimientos en los que te lavan la cabeza, pero no se sabe de
ninguno, excepto el Vaticano, en el que te laven los pies.
Se entiende,
quizá, que lavar la cabeza equivale a ordenar las ideas del cliente.
De
hecho, cuando te extienden el champú, te dan con la yema de los dedos un
masaje que proporciona la ilusión de activar las neuronas.
Las neuronas están muy bien vistas porque allá donde actúan reside
también, o eso creemos, la identidad, el yo. Los pies, en cambio,
podrían pertenecer a cualquiera, son intercambiables.
Sin embargo,
cuando te mueres sin que nadie reclame tus restos, te cuelgan los datos
de su dedo gordo.
Tal es el caso de los pies de la fotografía, que
completan un conjunto de cuerpos anónimos en una morgue de Oaxaca, en
México.
¿Es solo idea mía o se momifican con una nobleza digna de
atención?
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