Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 dic 2019

Ruina, vodka y sexo: las confesiones del último amante de Judy Garland

Con motivo de un 'biopic' sobre la cantante, el pianista John Meyer relata cómo fue su relación con la estrella meses antes de su muerte, cuando él tenía 28 años y ella 46.

Judy Garland, en 1963. En vídeo, tráiler de la película 'Judy'.
La vida de las estrellas del Hollywood dorado sigue despertando fascinación.
 En enero de 2020 llegará a los cines de todo el planeta la esperada Judy, la película que retrata la vida de la gran estrella del cine y la canción Judy Garland
Por ese motivo, son muchas las revelaciones que estos días se están conociendo sobre la diva de Minesota. 
Uno de los que se han pronunciado ahora al respecto ha sido el pianista John Meyer, que ahora tiene 79 años pero que apenas llegaba a los 28 cuando conoció a la cantante. 
Les presentó un amigo común en un estudio de grabación de Manhattan a finales de 1968.
 Entonces ella tenía 46 años y era una diva venida a menos en sus días más pobres y tristes. 
Meyer tocó un tema que había escrito él mismo.
 "Le gustó la canción y le gusté yo", rememora ahora la revista People, a la que ha concedido una entrevista en la que también repasa lo ya contado en su libro de memorias, Heartbreaker (Rompecorazones), que sacó a la venta en 2006 y en el que relataba su historia de amor.
Cuando se conocieron, Garland ya se había divorciado en cuatro ocasiones y tenía tres hijos de dos de esos maridos. 
Estaba completamente arruinada, puesto que tenía deudas con Hacienda después de que su agente hiciera una mala gestión de sus ganancias.
 No tenía dónde vivir y se alojaba en el hotel Saint Moritz de Nueva York con sus dos hijos pequeños.
 La echaron por no pagar la cuenta.
"Ella tenía una maleta, un vestidito negro, un par de medias de rejilla y unos zapatos de tacón.
 Eso era todo. Ah, y un abrigo de visón", recuerda ahora Meyer. Rápidamente se fueron a vivir a Park Avenue, una de las calles más lujosas de la ciudad... pero al apartamento de los padres de él.
 "Al fondo había una habitación libre, se la enseñé y me dijo: 'Perfecto, me mudaré aquí". 
Entonces Garland estaba tan arruinada que "solo tenía un billete de cinco dólares en el monedero", como cuenta él.  
Vivía, explica, a base de vodka y Ritalin, un fármaco usado para tratar la hiperactividad.
 
Judy Garland, a mediados de los años cuarenta 
Judy Garland, a mediados de los años cuarenta CORDON PRESS
Entonces, él trató de sacarla del atolladero. 
Llamó a un conocido, el dueño de un bar donde tocaba el piano a menudo y le dio el bombazo: "Le dije: 'Te puedo poner a Judy Garland a cantar por 100 dólares. En efectivo. Más la carrera del taxi". 
Entonces pasó a ser, aunque no por mucho tiempo, el pilar en su vida. "Me convertí en su mánager, su agente, su amante, su compañero, el hombro sobre el que apoyarse", relata.
 "Era increíble. Confiaba absolutamente en la amabilidad de cualquier extraño". 
"La máxima motivación alrededor de la que giraba su vida era 'quiéreme'. 
Y hacía que la gente lo demostrara en todas sus relaciones. Ella iba aumentando el nivel de compromiso, hasta que tenías que estar despierto con ella 36 horas al día", reflexiona Meyer, que asegura que la actriz siempre iba a más, hasta que rozaba su propia decepción.
 "Ella iba moviendo y moviendo los postes de la portería, hasta que la persona que fuera no daba más de sí y entonces te soltaba: '¿Ves? Me has abandonado".
Sin embargo, su amor con ella podía más que ello.
 Charlaban juntos de todo, cocinaban, se reían de anécdotas pasadas que ella le contaba sobre rodajes como el de El mago de Oz ("bromeaba sobre que a [el perro] Toto le olía el aliento"). 
Pasaban horas metidos dentro de su habitación; tantas, que al final los padres de Meyer les echaron de casa. 
No era una cuestión solo de cama, sino que jugaban, ensayaban juntos en su cuarto, montaban sus propias funciones. 
 "Era divertidísimo, para ella era más importante que el sexo", cuenta su pareja. Meyer reflexiona sobre la vida que tuvo la actriz y asegura que ella misma la veía "ligera, como un globo":
 "No creo que su vida fuera dolorosa. Ella era muy divertida. Vivió la alegría, le encantaba el sexo.
 No le gustaba mucho la comida. Adoraba cantar y ser el centro de atención".
Las hijas de Judy Garland, Liza Minnelli y Lorna Luft, con el último marido de la actriz, Mickey Deans, en su funeral, en 1969. 
Las hijas de Judy Garland, Liza Minnelli y Lorna Luft, con el último marido de la actriz, Mickey Deans, en su funeral, en 1969. CORDON PRESS
Poco después, la suerte de Garland comenzó a remontar gracias a una serie de conciertos que realizaría, durante cinco semanas, a principios de 1969, en el local de Londres Talk of the Town. Precisamente en esa etapa se centra la película Judy, que protagoniza Renée Zellweger y por la que está nominada al Globo de Oro.
 Sin embargo, Meyer no pudo acompañarla a aquellos recitales porque tenía unas fiebres muy altas. 
 Entonces ella llegó al Reino Unido y conoció a Mickey Deans, el gerente de un club. 
Y se enamoró de él. Se casaron en marzo de ese año.
"Mickey era un estafador", cuenta medio siglo después el pianista. "Y cuando yo no pude llevarla a los programas, ella llamaba a Mickey. 
Y él, igual que yo, dejó toda su vida para irse con ella.
 Ella me dejó tirado y llegó otro que ocupó mi lugar", relata Meyer, que llegó a volar a Londres para intentar recuperarla.
 "Me di cuenta de que esa misión que me había propuesto de recuperar su antigua grandeza y ser el tipo que la rescató no iba a funcionar". 
Mickey Deans fue, precisamente, quien la encontró muerta en el baño en junio de 1922 a causa de una sobredosis accidental de pastillas.
 Tomaba barbitúricos para dormir. Por supuesto, John Meyer acudió a despedirla en Manhattan, junto a otras 15.000 personas que la lloraron: 
"Ya no habrá más chistes, más alegría. Ella era pura alegría, y eso no lo cuenta nadie".

 

 

El estado de salud de la emperatriz emérita Michiko preocupa en Japón

La esposa de Akihito, que fue operada de un cáncer de mama en septiembre, sufrió depresiones en su juventud a las que hizo frente gracias a su pasión por la música y la literatura.

Los emperadores Akihito y Michiko, en la ciudad de Hayama, en la prefectura de Kanagawa, Japón, en enero de 2019.
Los emperadores Akihito y Michiko, en la ciudad de Hayama, en la prefectura de Kanagawa, Japón, en enero de 2019. AFP

 

El estado de salud de la emperatriz emérita preocupa en Japón. Michiko, de 85 años, atraviesa desde mediados de septiembre un momento complicado. 
Según ha anunciado la casa imperial nipona, la madre del actual emperador Naruhito ha perdido peso a causa de vómitos recurrentes, en ocasiones acompañados de sangre.
Esta nueva dolencia se suma a la operación de cáncer de pecho que Michiko superó a principios de ese mismo mes, en la que le fue extirpado un tumor de un centímetro.
 El parte posterior a la intervención había sido optimista, hasta el punto de que los facultativos consideraron innecesario recurrir a sesiones de radioterapia o quimioterapia. 
Michiko ha seguido desde entonces un tratamiento hormonal, aunque los médicos han descartado que esta sea la causa de sus últimos achaques.

La abdicación de su esposo, el emperador Akihito, en abril de este año y la consecuente reducción de responsabilidades no parecen haber contribuido a mejorar la salud de Michiko.
 En junio se advirtió que padecía de pulso irregular y funcionamiento anormal de sus válvulas cardiacas, factores de riesgo vinculados al sufrimiento de un infarto. 
Tampoco es la primera vez que su corazón es fuente de inquietud. En el verano de 2015 se le diagnosticó una isquemia miocárdica. çEl príncipe Akishino, su segundo hijo, afirmó entonces en rueda de prensa que los problemas de salud de su madre se veían agravados por el “estrés”.
Ese estrés y sus dolencias derivadas han sido una constante en la vida de la emperatriz emérita desde que contrajo matrimonio en 1959 con quien entonces era el heredero al Trono del Crisantemo. Desde el primer momento la presión fue enorme. 










Michiko fue la primera plebeya en incorporarse a la familia imperial, a lo que se unía el hecho de pertenecer a lo que en Japón es una minoría religiosa: el catolicismo. 
Aunque ella no recibió el bautismo, sus padres fueron practicantes, lo que le valió la oposición frontal de los sectores más tradicionales de la sociedad, con la difunta emperatriz Kojun, su suegra, a la cabeza.

La emperatriz emérita Michiko el 10 de septiembre en Tokio, en el momento de abandonar el hospital donde se sometió a una intervención de cáncer de mama. 
La emperatriz emérita Michiko el 10 de septiembre en Tokio, en el momento de abandonar el hospital donde se sometió a una intervención de cáncer de mama. REUTERS
Al año de su enlace, Michiko ya estaba sumida en una depresión.
 A consecuencia de ello sufrió un aborto poco después del nacimiento de su primer hijo. Desmayos, crisis de ansiedad, úlceras bucales, hemorragias internas, siete meses sin voz; fueron algunos de los episodios causados por el estrés que le obligaron a cancelar compromisos o, años después, a convertir en habitual la asistencia de la princesa Sayako, la tercera de sus hijos, a actos oficiales.
 Un sufrimiento que parece acompañar al cargo, ya que su nuera Masako, la actual emperatriz, también ha padecido dolencias similares.
Mickiko encontró remedio en el descanso y en la práctica de sus aficiones. 
La primera de ellas es la música.
 La emperatriz emérita toca el piano desde niña. 
Es de sobra conocido en Japón que la familia imperial ha formado durante décadas un exclusivo trío de cuerda: con Michiko acompañada de su hijo Naruhito, actual emperador, al violín, y su marido Akihito, el emperador emérito, al violonchelo.
La segunda de sus aficiones es la literatura, la cual también está vinculada a sus años de formación.
 Michiko, hija del presidente de una de las corporaciones más grandes del país, recibió una educación muy cuidada que culminó con una licenciatura cum laude en la facultad de Letras de la Universidad del Sagrado Corazón de Tokio.
 De hecho, antes de comprometerse con Akihito en 1959 —a quien conoció jugando al tenis dos años antes—, contó entre sus múltiples pretendientes al escritor Yukio Mishima, uno de los autores japoneses más importantes del siglo XX y candidato al premio Nobel de Literatura en 1968. 
Mishima acabaría quitándose la vida en 1970 tras su participación en un fallido golpe de Estado que pretendía, precisamente, restaurar la autoridad imperial.
Michiko es una gran amante de la poesía. 
La emperatriz emérita ha dedicado parte de su tiempo libre en los últimos años a seleccionar y traducir textos del conocido bardo Michio Mado, de los cuales ha publicado tres colecciones.
 También ella misma ha hecho sus pinitos literarios.
 Las piezas waka —disciplina poética tradicional japonesa— que compuso junto a su esposo Akihito vieron la luz en 1987 bajo el título Tomoshibi (Luz) y han sido traducidas al inglés y el francés.

Lecciones de periodismo inconforme, por Vázquez Montalbán

Un volumen recopila artículos del escritor como si fuesen parte de un único periódico para elucubrar pensaría del mundo actual.

 
 
Manuel Vázquez Montalbán en Barcelona en 1997.
Manuel Vázquez Montalbán en Barcelona en 1997.
No es cierto que Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 1939-Bangkok, 2003) tuviese tres máquinas de escribir preparadas siempre, con una hoja en blanco cargada en cada una de ellas, para lo que fuese que le apeteciese, o necesitase, escribir (poesía, novela, artículo). 
Solo tenía una. “Pero las letras acababan tan destrozadas que la cambiaba a menudo”, dice Daniel Vázquez Sallés, su hijo, que lo recuerda siempre escribiendo, y que admite que, lo que peor llevaba, era la marca. 
“La marca Montalbán era agotadora. Sentía, en todo momento, que no podía defraudar.
 Las expectativas eran altísimas. 
Sentía que no tenía descanso”. Se refiere a su periodismo, bautizado como “periodismo de permanencia” por Francesc Salgado, antólogo de La mirada inconformista (Literatura Random House), el último, pertinente y destilado recopilatorio de lo mejor y más “pegado a la actualidad” de la cosecha de Montalbán como articulista.
“Carvalho fue una necesidad”, prosigue Vázquez Sallés, que menciona episodios de alguno de los títulos protagonizados por el célebre detective canalla en los que “se venga” de incluso “críticos” de su obra. 
“El periodismo le exigía demasiado, se lo tomaba muy en serio, y la literatura era una válvula de escape”, insiste.
 También dice, sentado a una de las mesas del Casa Leopoldo, el restaurante del Raval barcelonés del que su padre fue asiduo, que siempre se consideró un poeta.
 El poeta con el mejor olfato para detectar aquello que la sociedad necesitaba que se le explicara con detenimiento.
 “Me preguntan a menudo qué habría pensado mi padre de la España de hoy, o de lo que está pasando en Cataluña, y yo les digo que no tengo forma de saberlo”, dice Vázquez Sallés.
 La mirada inconformista es, en parte, un intento de responder a esa pregunta.
Los artículos, organizados como si formasen parte de la edición de un periódico que solo incluyese textos firmados por él mismo, parecen haber sido seleccionados mirando de reojo la edición de cualquier periódico de hoy.
 “En la actualidad no hay nadie que escriba artículos que pudieran encajar en cualquier sección del periódico, desde Internacional a Deportes, Sociedad e incluso Obituarios”, apunta Salgado.
 Para el también periodista, profesor y experto en la obra de Montalbán, su figura de opinador universal, de pensador “respetado” por todos los sectores de la sociedad, es una figura “en extinción”, o casi por completo extinguida. 
“El uso de las redes sociales y la información hoy en día impide que una figura de tan marcado carácter como la de Manolo pueda imponerse en todos los ámbitos: hoy solo leemos aquello que reconfirma nuestra opinión, por poco formada que esté”, dice.
De ahí que considere clave la edición de este volumen, un deseo, como explicó el editor Miguel Aguilar, del fallecido Claudio López Lamadrid, que consideraba “necesaria” la publicación de un volumen “manejable” para acercar su periodismo “visionario” a los más jóvenes, y, en general, a los “no vazquezmontalbanianos”, a todo aquel que quiera entender el mundo de hoy a partir de su “lúcida mirada” a los “grandes vectores de la sociedad” en marcha en España desde el inicio de la Transición y más allá.
 Envejecen sus artículos, por supuesto, pero a una velocidad lentísima, dicen, consecuencia de su mirada historicista y transversal.
 “Él hizo realidad lo que la izquierda intelectual solo proclamaba: no solo reivindicar la cultura popular sino utilizarla para explicar el mundo”, coinciden en señalar el periodista y amigo Josep Cuní y el propio Salgado.
El texto La aznaridad, publicado en este periódico en 2002, por ejemplo, un texto “sin el que no podría entenderse la España no ya de ese momento sino también de hoy”, en palabras de Salgado, habla del fin de lo que él llamaba la Segunda Transición – “recordemos que siempre llamó a la Transición, el Transfranquismo”, apunta el antólogo – a partir de un evento tan “de revista del corazón” como la boda Aznar-Agag. 
El detonante “imperial-catolicista” le sirve a Vázquez Montalbán para lanzar envenenados dardos contra el entonces presidente del Gobierno y concluir, tras una brillante a la par que amena argumentación, que “la aznaridad es cejijunta y plana”, y así también, la España que trajo consigo su mandato. 
Por supuesto, ahí están también la Cataluña de Pujol “que tiene mucho que ver con la de hoy”, y su pasión por el Barça, además de un apartado “íntimo” en el que habla de sus allegados fallecidos. “Fue un pensador luminoso, lírico, fantástico”,“un motor” de la actualidad, que aún hoy, 16 años después de su muerte, “sigue vigente”, incide Salgado. 

 

 

18 dic 2019

fotografías para celebrar los 56 años de Brad Pitt

Desde hace unos años, Brad Pitt compagina la interpretación con su faceta de productor. El pasado julio admitió que puede ser la hora de dejar paso a las nuevas generaciones, aunque sin marcharse del todo. “Cada vez hago menos [papeles]. Realmente creo que es el turno de los jóvenes. No porque no haya papeles importantes para hombres mayores pero, simplemente, creo que el juego es así; avanza de manera natural”, dijo el intérprete en julio en la revista 'GQ Australia'. Pitt fundó junto a su exesposa Jennifer Aniston la productora Plan B Entertainment, centrada en la producción y creación de películas y series de televisón. Desde hace unos años, Brad Pitt compagina la interpretación con su faceta de productor. El pasado julio admitió que puede ser la hora de dejar paso a las nuevas generaciones, aunque sin marcharse del todo. “Cada vez hago menos [papeles]. 
Realmente creo que es el turno de los jóvenes. No porque no haya papeles importantes para hombres mayores pero, simplemente, creo que el juego es así; avanza de manera natural”, dijo el intérprete en julio en la revista 'GQ Australia'. Pitt fundó junto a su exesposa Jennifer Aniston la productora Plan B Entertainment, centrada en la producción y creación de películas y series de televisón.

Este año, el actor ha protagonizado dos películas: 'Ad Astra' y 'Érase una vez en Hollywood'. Por esta última, que corresponde con esta imagen, el actor está entre las quinielas para el Oscar, un galardón por el que podría competir con su compañero de reparto Leonardo DiCaprio. Este año, el actor ha protagonizado dos películas: 'Ad Astra' y 'Érase una vez en Hollywood'. Por esta última, que corresponde con esta imagen, el actor está entre las quinielas para el Oscar, un galardón por el que podría competir con su compañero de reparto Leonardo DiCaprio.


Desde que anunciaron su separación en 2016, después de nueve años juntos y seis hijos en común, los reproches entre Brad Pitt y Angelina Jolie han sido constantes, principalmente por la custodia de sus cinco hijos menores. El pasado septiembre, el actor reconoció en una entrevista su responsabilidad en el fin de su matrimonio debido a sus problemas con el alcohol y admitió que acudió a Alcohólicos Anónimos durante un año y medio tras su separación. Desde que anunciaron su separación en 2016, después de nueve años juntos y seis hijos en común, los reproches entre Brad Pitt y Angelina Jolie han sido constantes, principalmente por la custodia de sus cinco hijos menores. 
El pasado septiembre, el actor reconoció en una entrevista su responsabilidad en el fin de su matrimonio debido a sus problemas con el alcohol y admitió que acudió a Alcohólicos Anónimos durante un año y medio tras su separación. 

Su relación con Jennifer Aniston ha estado siempre en el foco mediático. Fue una de las parejas más envidiadas de Hollywood, se casaron en el año 2000 y cinco años después protagonizaron uno de los divorcios más sonados debido a que el intérprete comenzó a salir inmediatamente después con Angelina Jolie, cuyo amor surgió tras rodar juntos la película 'Sr. y Sra. Smith'. Tras separarse de esta última, Brad Pitt retomó su amistad con Aniston. En febrero, acudió al 50º cumpleaños de la actriz y este pasado fin de semana fue uno de los asistentes a la fiesta de Navidad que Aniston celebra cada año. Su relación con Jennifer Aniston ha estado siempre en el foco mediático. Fue una de las parejas más envidiadas de Hollywood, se casaron en el año 2000 y cinco años después protagonizaron uno de los divorcios más sonados debido a que el intérprete comenzó a salir inmediatamente después con Angelina Jolie, cuyo amor surgió tras rodar juntos la película 'Sr. y Sra. Smith'. 
Tras separarse de esta última, Brad Pitt retomó su amistad con Aniston
. En febrero, acudió al 50º cumpleaños de la actriz y este pasado fin de semana fue uno de los asistentes a la fiesta de Navidad que Aniston celebra cada año.


Aunque Jennifer Aniston y Angelina Jolie han sido sus parejas más mediáticas, el primer amor conocido de Brad Pitt fue Gwyneth Paltrow, con quien salió durante dos años tras conocerse en el rodaje de 'Seven', en 1996. El pasado mayo, Paltrow reveló que el actor la defendió de Harvey Weinstein, que la había cosado y había tratado de abusar sexualmente de ella. Aunque Jennifer Aniston y Angelina Jolie han sido sus parejas más mediáticas, el primer amor conocido de Brad Pitt fue Gwyneth Paltrow, con quien salió durante dos años tras conocerse en el rodaje de 'Seven', en 1996. 
 El pasado mayo, Paltrow reveló que el actor la defendió de Harvey Weinstein, que la había cosado y había tratado de abusar sexualmente de ella. Aunque Jennifer Aniston y Angelina Jolie han sido sus parejas más mediáticas, el primer amor conocido de Brad Pitt fue Gwyneth Paltrow, con quien salió durante dos años tras conocerse en el rodaje de 'Seven', en 1996. 
El pasado mayo, Paltrow reveló que el actor la defendió de Harvey Weinstein, que la había cosado y había tratado de abusar sexualmente de ella.


Como el propio Brad Pitt ha contado en varias ocasiones, el alcohol formó parte de su vida durante muchos años pero, recientemente, ha revelado que no fue su única adicción. En una entrevista con 'The New York Times' este mismo mes, el actor ha contado que la marihuana también fue uno de sus clásicos, sobre todo en los años noventa. Según ha explicado, su afición por esta droga llegó porque no se sentía del todo a gusto con la fama y eso le suponía una vía de escape. "Me pasé la mayor parte de los noventa escondiéndome y fumando hierba". Como el propio Brad Pitt ha contado en varias ocasiones, el alcohol formó parte de su vida durante muchos años pero, recientemente, ha revelado que no fue su única adicción. 
En una entrevista con 'The New York Times' este mismo mes, el actor ha contado que la marihuana también fue uno de sus clásicos, sobre todo en los años noventa.
 Según ha explicado, su afición por esta droga llegó porque no se sentía del todo a gusto con la fama y eso le suponía una vía de escape.
 "Me pasé la mayor parte de los noventa escondiéndome y fumando hierba". 


A sus 56 años, Brad Pitt puede presumir de seguir siendo uno de los hombres más sexis de Hollywood. A sus 56 años, Brad Pitt puede presumir de seguir siendo uno de los hombres más sexis de Hollywood. 


Brad Pitt con la característica melena que lucía en 1994. Ese año protagonizó 'Entrevista con el vampiro', y 'Leyendas de pasión', que le encumbró al éxito. Brad Pitt con la característica melena que lucía en 1994. Ese año protagonizó 'Entrevista con el vampiro', y 'Leyendas de pasión', que le encumbró al éxito.
 

Atrás quedará ya esta estampa familiar, muy habitual cuando Angelina Jolie y Brad Pitt estaban juntos. Antes del verano, el actor retomó su estrecha relación con sus hijos después de varios meses de disputas con la intéprete de 'Maléfica' por la custodia compartida. Desde entonces, el protagonista de 'Seven' disfruta cocinando, jugando o viendo la televisión con los pequeños cuando estos pasan temporadas en su casa de Los Ángeles. El resto del tiempo, los niños suelen acompañar a Jolie a sus rodajes o estrenos. Atrás quedará ya esta estampa familiar, muy habitual cuando Angelina Jolie y Brad Pitt estaban juntos. 
Antes del verano, el actor retomó su estrecha relación con sus hijos después de varios meses de disputas con la intéprete de 'Maléfica' por la custodia compartida.
 Desde entonces, el protagonista de 'Seven' disfruta cocinando, jugando o viendo la televisión con los pequeños cuando estos pasan temporadas en su casa de Los Ángeles. 
El resto del tiempo, los niños suelen acompañar a Jolie a sus rodajes o estrenos. 


A los 29 protagonizó 'El río de la vida', de 1992. A los 29 protagonizó 'El río de la vida', de 1992.