Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 dic 2019

Simone de Beauvoir, como si viviera ahora..................... Juan Cruz..

Sami Naïr construye una biografía de las ideas de una de las grandes mujeres del siglo XX.

Simone de Beauvoir, en París, en 1978.
Simone de Beauvoir, en París, en 1978. Cordon Press
El modo de escribir de Sami Naïr (Tlemcen, Argelia, 73 años) se parece a su forma de hablar: lanza un puño hacia adelante para que la idea que avanza resulte tan sólida como la palabra que utiliza. Prosa marcada por la memoria y la acción.
 Así ha abordado su largo encuentro con Simone de Beauvoir, la compañera de Jean Paul Sartre. 
Trabajó a su lado en la revista Le Temps Modernes, creación del filósofo que ella dirigió desde 1979, cuando murió Sartre, hasta su propia muerte en 1986.
El recuento en esta biografía de las ideas de una de las grandes mujeres del siglo XX abre un abismo ante los ciudadanos que la lean hoy: casi un siglo después, los dramas que marcaron de sangre los años treinta (el racismo, la xenofobia, el hipernacionalismo, el odio, en general) resurge con fuerza en todos los continentes.

A ella le abrió los ojos (como a Sartre) el ascenso, jaleado, mareante, del nazismo.
 Aunque llegó tarde a esta realidad, tomó partido, como Sartre. 
La guerra de Argelia, por todos los extremos de cuya independencia tomaron parte, los puso al rojo vivo.
 La discusión habida en Francia (donde Albert Camus afirmó estar más cerca de su madre que de la justicia) los apartó abruptamente del autor de El extranjero, con quienes no hubo acuerdo en vida, pero sí palabras de elogio a su muerte.
Naïr, que habla un español lleno de ironías nuestras, escribe con pasión.
 No es un libro hecho para cumplir la tarea de atraer a una Simone de Beauvoir tópica o de mesa camilla.
 En el libro, como en la vida, la sigue en discusiones y viajes. Relata su delirio y su espanto ante las contradicciones que ofrecen los Estados Unidos, explica con muchas señales su relación con Sartre, y se adentra en su modo de ver conflictos que despertaron de la literatura y la llevaron a la política activa y a la consideración, insólita para aquellos tiempos, del papel que la mujer debía jugar en la vida.
 De todo lo que produjo, como intelectual y como ciudadana, escribe Sami Naïr en Acompañando a Simone de Beauvoir. Mujeres, hombres, igualdad (Galaxia Gutenberg).
De todo.
 Quizá no tanto de la vida privada del Castor, que era como Sartre la llamó. 
Entre silencios, Nair explica por qué no contó más.
 “No quise hablar demasiado de su vida privada, de sus últimos años y de experiencias sociales que vivimos juntos.
 Podrían dar una idea deformada de lo que era el Castor”. 
Pero lo hará algún día, “porque eso puede acercarnos más a ella…”
Su tardanza, como la de Sartre, en darse cuenta de lo que se venía encima, fue tema de críticos e historiadores en los años 70.
 Ella, por lo menos, tardó en sentirse llamada por la Resistencia. Sartre fue a la guerra, a la cárcel, intentó sin éxito organizar un grupo…
 Pero estaban anclados en su idea de que la literatura y la filosofía eran su porvenir y su mundo. 
“Ella me dijo”, recuerda Sami Naïr, “que esa era 'la manera de salvarme de este mundo'… 
Era muy optimista en la vida, pero en el fondo muy pesimista. Estaba aterrorizada con la muerte.
 ¡Cómo se puede experimentar esta magnífica cosa que es la vida sabiendo que te tienes que morir! ¡La muerte es un escándalo que no podemos aceptar!
 Para salvarse de esa contradicción abrazó la literatura”.
La idea del compromiso se construye, cuenta Sami Naïr, “a partir de finales de los años treinta. 
Fue cuando acudió en auxilio de los republicanos españoles, a lo que ella llamaba 'la revolución española”. 
Hay que entender que “ambos estaban obsesiones con su obra, que eran totalmente apolíticos; su tendencia, en todo caso, era el anarquismo de extrema izquierda, y aunque los dos viajaban a Italia y veían los desfiles fascistas, y eso les asustaba, nunca pensaron que aquello podría desembocar en una guerra…”

La guerra los despertó a la miseria arrogante de los nazis. 
Y ya entonces ambos firmaron “toda clase de manifiestos…, hasta el final, pero sobre todo en las décadas de los 50 y 60…” En ese tiempo, cuando la guerra de Argelia obliga a tomar partido hasta mancharse, Camus se convierte en un amargo adversario.

“Admiré enormemente a Camus, El primer hombre es ahora mi libro favorito”, dice Naïr, biógrafo de Simone de Beauvoir
 “Pero me decepcionó también a mí, como a ella y a Sartre, la respuesta que dio a unos argelinos cuando él fue a recoger el Nobel a Estocolmo: 'Entre mi madre y la justicia elijo a mi madre'… Durante mucho tiempo intenté entenderlo, porque es la negación total de la civilización: si la civilización se elabora en torno a este concepto es la guerra de todos contra todos, desaparecen la Justicia y el Estado, todo. 
Intenté interpretar por qué lo dijo: primero, porque Camus tenía un lado gamberro, como decía Simone, de los barrios populares de Argel, pero lo dijo en un momento en que el Frente de Liberación Nacional argelino empezaba a poner bombas.
 Empezaba el terrorismo…
 Quería una solución pacífica.
 No entendió que eso era imposible. Francia tenía que salir”.
Pero la riña no vino sólo por ahí; vino “a partir de la disputa sobre el compromiso político y el posicionamiento de Sartre y Beauvoir con la Unión Soviética…
 Él comprendió antes que ellos lo que pasaba en la URSS. Eso los separó y ella trató de explicarlo en Los mandarines”.

 

Ella fue “una rebelde solidaria; la humanidad del ser humano era su medida para juzgar a los otros…” Sartre fue, decía ella, “como su doble.
 No hay ninguna contradicción entre esa expresión y su reivindicación, en El segundo sexo, de la emancipación, de la libertad sexual, de la liberación de la mujer… 
Nunca se casaron, vivieron libremente juntos.
 Su libertad estaba basada en su relación amorosa. Su contrato fue de 1929 y nunca se rompió”. 
Rechazó la Legión de honor que le ofreció Mitterand (“ya estoy vieja para ingresar en la Legión”) y pospuso una cena con Laurent Fabius cuando el que fue primer ministro francés dijo en público algo que podría entenderse como favorable al fascista Le Pen… “Rehecho el malentendido, volvió la idea de la cena; el día en que ésta debía celebrarse ella cayó enferma y murió”.
El segundo sexo fue una revelación para Sami Naïr.
 “Me descubrió el feminismo en el sentido más noble, no instrumental, de la palabra. 
En mi concepto de la vida política pervive el feminismo tal como lo defiende: que el núcleo de la dominación entre los seres humanos no es económico, no es político, ni cultural, ni lo explica la lucha de clases.
 Porque ese núcleo es la relación entre dos seres humanos que se han separado, el hombre y la mujer con toda la dialéctica de dependencia-dominación que existe entre ellos…
 Y también me marcó, cuando trabajé con ella, el afecto que me dio…
 En la revista, esa relación me avergonzaba porque yo no quería crear ni celos ni envidias entre los otros miembros del comité… Para toda aquella gente, en Francia, estar al lado de Simone de Beauvoir era como estar al lado de Dios”.
Aquel dios que ella fue conoció el infierno de la guerra y de los otros dramas del siglo XX. Si despertara regresaría a infiernos parecidos a aquellos que la espantaron (a ella, a Sartre, a Camus) en Europa, en África, en América.
El espanto del odio que crece como anteayer.

9 dic 2019

El álbum más íntimo y familiar de Isabel Pantoja

Hija de Juan Pantoja Cortés, cantante en el grupo Los Gaditanos, y de la bailaora Ana María Martín, Isabel Pantoja ya daba pistas desde bien pequeña de su afición por la copla. Hija de Juan Pantoja Cortés, cantante en el grupo Los Gaditanos, y de la bailaora Ana María Martín, Isabel Pantoja ya daba pistas desde bien pequeña de su afición por la copla.

Es de sobra conocida la devoción rociera de Isabel Pantoja. En la imagen, bailando unas sevillanas junto a María Jiménez.Es de sobra conocida la devoción rociera de Isabel Pantoja. En la imagen, bailando unas sevillanas junto a María Jiménez.


Isabel Pantoja en una imagen de su juventud. Isabel Pantoja en una imagen de su juventud.


  Isabel Pantoja y la duquesa de Alba también fueron grandes amigas. Isabel Pantoja y la duquesa de Alba también fueron grandes amigas.



  Isabel Pantoja y Paquirri, junto a Julio Iglesias.  Isabel Pantoja y Paquirri, junto a Julio Iglesias. 


Antes de su matrimonio con Isabel Pantoja, Francisco Rivera Paquirri estuvo casado con Carmina Ordoñez, con quien tuvo dos hijos: Fran y Cayetano. 8Antes de su matrimonio con Isabel Pantoja, Francisco Rivera Paquirri estuvo casado con Carmina Ordoñez, con quien tuvo dos hijos: Fran y Cayetano."Lo conocí un 26 de mayo del 80, me casé un 30 de abril del 83 y se fue un 26 de septiembre del 84. Es la persona a la que más he querido en mi vida, la persona a la que más he amado", contaba Isabel Pantoja en 'Supervivientes' sobre el amor de su vida, Francisco Rivera Paquirri, que murió de una cornada en la plaza de toros en Pozoblanco (Córdoba), solo siete meses después de nacer Kiko Rivera. "Lo conocí un 26 de mayo del 80, me casé un 30 de abril del 83 y se fue un 26 de septiembre del 84. Es la persona a la que más he querido en mi vida, la persona a la que más he amado", contaba Isabel Pantoja en 'Supervivientes' sobre el amor de su vida, Francisco Rivera Paquirri, que murió de una cornada en la plaza de toros en Pozoblanco (Córdoba), solo siete meses después de nacer Kiko Rivera.


  Antes de su matrimonio con Isabel Pantoja, Francisco Rivera Paquirri estuvo casado con Carmina Ordoñez, con quien tuvo dos hijos: Fran y Cayetano. Antes de su matrimonio con Isabel Pantoja, Francisco Rivera Paquirri estuvo casado con Carmina Ordoñez, con quien tuvo dos hijos: Fran y Cayetano.

El 9 de febrero de 1984 nació Francisco José Rivera Pantoja, Kiko Rivera, Paquirrín para todo el mundo. En la imagen, Francisco Rivera Paquirri e Isabel Pantoja, junto a los dos hijos de su marido, Cayetano y Fran; la madre de la cantante, Ana, con el recién nacido en brazos, y el padre del torero, Antonio Rivera. El 9 de febrero de 1984 nació Francisco José Rivera Pantoja, Kiko Rivera, Paquirrín para todo el mundo. En la imagen, Francisco Rivera Paquirri e Isabel Pantoja, junto a los dos hijos de su marido, Cayetano y Fran; la madre de la cantante, Ana, con el recién nacido en brazos, y el padre del torero, Antonio Rivera.


Isabel Pantoja firma autógrafos junto a su hija Isa Pantoja, cuando todavía se la conocía como Chabelita, que llegó a España desde Perú en 1995. Isabel Pantoja firma autógrafos junto a su hija Isa Pantoja, cuando todavía se la conocía como Chabelita, que llegó a España desde Perú en 1995.


En 2002, la Junta de Andalucía condecoró a Isabel Pantoja con la Medalla de Oro de Andalucía. La tonadillera acudió al actor de honor junto a sus hijos, Kiko Rivera y Chabelita. "Doy las gracias a todos los andaluces y a la Junta por haberse acordado de mí", manifestó Pantoja cuando recogió el galardón de la mano del expresidente Manuel Chaves. Su tierra la condecoraba por llevar su bandera por todo el mundo, pero en 2014 su implicación en el Caso Malaya obligó a la Junta a quitarle los honores y a presentar una revocación por primera vez en la historia. En 2002, la Junta de Andalucía condecoró a Isabel Pantoja con la Medalla de Oro de Andalucía. La tonadillera acudió al actor de honor junto a sus hijos, Kiko Rivera y Chabelita. 
"Doy las gracias a todos los andaluces y a la Junta por haberse acordado de mí", manifestó Pantoja cuando recogió el galardón de la mano del expresidente Manuel Chaves. Su tierra la condecoraba por llevar su bandera por todo el mundo, pero en 2014 su implicación en el Caso Malaya obligó a la Junta a quitarle los honores y a presentar una revocación por primera vez en la historia. 


Isabel Pantoja saluda a los reyes don Juan Carlos y Sofía de Borbón. Isabel Pantoja saluda a los reyes don Juan Carlos y Sofía de Borbón.


Un pequeño Kiko Rivera, Paquirrín, vestido para disfrutar de la Feria de Sevilla. Un pequeño Kiko Rivera, Paquirrín, vestido para disfrutar de la Feria de Sevilla. 


Isabel Pantoja y su hijo Kiko Rivera, junto a la periodista Encarna Sánchez, íntima amiga de la tonadillera. Isabel Pantoja y su hijo Kiko Rivera, junto a la periodista Encarna Sánchez, íntima amiga de la tonadillera.


Tanto Kiko Rivera como Chabelita han acompañado a su madre durante muchos de sus conciertos y la tonadillera no ha dudado en subir a sus hijos al escenario desde bien pequeños. Tanto Kiko Rivera como Chabelita han acompañado a su madre durante muchos de sus conciertos y la tonadillera no ha dudado en subir a sus hijos al escenario desde bien pequeños.

Isabel Pantoja junto a su primo, el cantante flamenco Chiquetete. Isabel Pantoja junto a su primo, el cantante flamenco Chiquetete.
 
 
En apenas los cuatro años que estuvieron juntos Isabel Pantoja y Francisco Rivera Paquirri, la pareja fue muy perseguida por los paparazis y todos sus movimientos eran de gran interés en el centro mediático. En apenas los cuatro años que estuvieron juntos Isabel Pantoja y Francisco Rivera Paquirri, la pareja fue muy perseguida por los paparazis y todos sus movimientos eran de gran interés en el centro mediático. 


El pasado octubre, Isabel Pantoja se despidió de su gira con un último concierto en Sevilla. El pasado octubre, Isabel Pantoja se despidió de su gira con un último concierto en Sevilla.

 

Camilo Blanes: “No he perdido mi rumbo”

El hijo de Camilo Sesto reaparece después de que su madre hablara de sus supuestos problemas de adicciones y asegura que está bien y que la herencia de su padre no le va a cambiar.

Camilo Blanes, en Alcoy, el pasado 24 de octubre.
Camilo Blanes, en Alcoy, el pasado 24 de octubre.

El domingo 8 de diciembre se cumplieron tres meses de la muerte de Camilo Sesto y su único hijo y heredero universal Camilo Blanes, ha hablado en el programa Viva la vida de Telecinco donde ha contado cómo se encuentra y ha asegurado que no ha perdido el rumbo, a diferencia de lo que insinuó su madre, Lourdes Ornelas hace apenas dos semanas, cuando desveló que su hijo tenía problemas de adicciones

 “Estoy bien, tengo días buenos y días malos como todo el mundo, pero bien en el fondo”, ha comentado. 

“Nunca se ha muerto nadie de mi alrededor y encima es mi padre. Ha cambiado todo, me ha dejado una serie de principios, de valores.

 Eso es lo que tengo de él, aparte de muchas otras cosas”, ha añadido.

Preguntado por el millonario patrimonio que tras fallecer su padre ha recibido como único heredero universal —varios millones de euros, una sociedad de compraventa de inmuebles, tres propiedades y los derechos de autor de todas las canciones que compuso el artista—, Blanes ha asegurado que tiene la cabeza bien amueblada. 

“No creo que cambie mucho por la herencia. Cambiará mi forma de actuar, pero será para bien.

 No creo que me compre un yate ni nada por el estilo. Voy a seguir siendo productivo artísticamente o como sea. No he perdido mi rumbo”, ha afirmado.

En los últimos días, su madre, Lourdes Ornelas ha hablado sobre Blanes y sus supuestos problemas de adicciones, asegurando que su hijo ha entrado en una espiral de alcohol y noches descontroladas. Después de que la revista Hoy Corazón captara a un Camilo Blanes deambulando por las calles del céntrico barrio madrileño de Chueca desorientado y sin apenas poder articular palabra, Ornelas no ocultó su angustia. 
Según contó ella misma a la publicación hace apenas dos semanas, el joven estuvo tres días desaparecido, no durmió en su casa y volvió "sin sus documentos, sin sus tarjetas de crédito y sin su teléfono".
 Su madre se mostró entonces muy preocupada por la salud de su hijo porque teme que la vida repleta de excesos le esté pasando factura.
 “Ha pasado muchas veces y se volverá a repetir”, reveló.

 

Lourdes Ornelas y Camilo Blanes, por las calles de Torrelodones, el pasado septiembre.
Lourdes Ornelas y Camilo Blanes, por las calles de Torrelodones, el pasado septiembre.
Esta situación no es nueva en la vida de Camilo Blanes. 
Ornelas confesaba que el joven ha estado en tratamiento en varias clínicas tanto en Madrid como en México, donde residía hasta la muerte de su padre, aunque en ninguna ha conseguido curarse, por lo que la madre del joven ha decidido recurrir a la vía legal para ayudarle:
 "He contratado a uno de los mejores abogados de España y voy a tomar cartas en este asunto", revelaba Lourdes a la revista, que también afirmó que no está dispuesta a rendirse:
 "Soy una superviviente. Voy a luchar hasta el final con todas mis fuerzas para sacar adelante a mi hijo".
Blanes tiene otra versión de los hechos.
 En declaraciones al programa de Telecinco este fin de semana, el hijo de Camilo Sesto ha asegurado estar “sobrio”. 
“He salido mucho pero nunca ha pasado esto. No sé por qué mi madre dice eso […] mi madre es como es, exagera algunas cosas y da entrevistas sobre ellas. 
Pero…un beso mamá, te quiero igualmente, no te preocupes”, ha sentenciado.
Blanes, de 36 años, nació de la relación que Sesto mantuvo con Lourdes Ornelas, una de sus fans. 
Ha vivido en México hasta la muerte de su padre, que falleció el pasado 8 de septiembre, a los 72 años por los problemas renales que padecía.
 Desde su llegada, Blanes se ha instalado en la residencia que el cantante tenía en Torrelodones y que ahora es de su propiedad. 
Su madre, que también vivía en México, no se ha separado de su lado y actualmente vive en otro piso situado en la misma localidad madrileña.
La relación entre padre e hijo siempre ha estado rodeada de misterio, en parte por las acusaciones que la propia Ornelas vertía sobre el cantante y su mal comportamiento como padre. 
Mientras que Blanes siempre se ha mantenido al margen y nunca se ha posicionado, ahora no duda en aclarar que él y Camilo Sesto siempre han estado muy unidos. 
"Quiero dejar claro que la relación con mi padre era muy buena y cercana", ha insistido en sus declaraciones durante este tiempo.
Instalado en Madrid, Blanes hace vida normal.
 La gente de su entorno asegura que no es fácil ponerse en contacto con él y se necesitan entre siete y diez días para localizarle.
 Él sale con amigos y no tiene planes para moverse de España.
 Está a la espera del lanzamiento de su nuevo disco, que terminó de grabar hace unos meses y todavía tiene pendiente la creación del museo homenaje a su padre que se va a abrir en Alcoy, el pueblo natal de Camilo Sesto. 
Él mismo admitió en octubre que va a participar, aunque de momento todo está parado a la espera de que las partes se pongan de acuerdo sobre qué debe legarse al museo.


 

Bernard Arnault, el hombre que controla el imperio global del lujo

Después de comprar Tiffany, el dueño del grupo LVMH está a un paso de ser el más rico del mundo.

Bernard Arnault y su esposa, Hélène, en París, el pasado marzo.
Bernard Arnault y su esposa, Hélène, en París, el pasado marzo.

 

A finales de noviembre, Bernard Arnault se convirtió durante unas horas en el hombre más rico del mundo. 
Tras la compra de la firma estadounidense de alta joyería Tiffany, el propietario del grupo LVMH, que controla un patrimonio evaluado en 109.500 millones de euros, trepó hasta lo más alto de la lista de grandes fortunas de la revista Forbes. 
 Antes de que un cambio en la cotización bursátil lo hiciera bajar hasta la segunda posición, por debajo del jefe de Amazon, Jeff Bezos (113.000 millones), pero ligeramente por encima del magnate informático Bill Gates (106.700 millones).
Pese a ese revés, Arnault ha subido a lo alto de un podio que, hace solo unos meses, observaba desde la distancia.
  ¿Cómo explicar el ascenso de un empresario que, hace solo tres años, no contaba con más de 30.000 millones en su haber y permanecía estancado en la 14ª posición? Arnault posee el 47% de las acciones del imperio LVMH y sus 75 marcas, cuyo valor en bolsa habría aumentado en su conjunto un 57% desde comienzos de 2019, según la revista Challenges.
 A comienzos de este año, la fortuna de Arnault ni siquiera superaba los 60.000 millones, pero las cifras récord que espera batir el grupo, a la espera de la publicación de sus resultados en el primer trimestre de 2020, habrían alterado la situación.

Además de controlar marcas históricas como Dior, Louis Vuitton o Givenchy, Arnault tiene en su posesión un 2% de la firma de lujo Hermès y el 8% de Carrefour, sin contar una colección de arte contemporáneo, que expone parcialmente en la Fundación Louis Vuitton de París. 
El millonario superó hace años a la familia Bettencourt, propietaria de L’Oréal, y a los hermanos Wertheimer, que controlan Chanel, en la lista de los más ricos de Francia.
El presidente de LVMH, Bernard Arnault, con tres de sus cinco hijos (desde la izquierda) Antoine, Delphine y Alexandre, en París, en 2015.
El presidente de LVMH, Bernard Arnault, con tres de sus cinco hijos (desde la izquierda) Antoine, Delphine y Alexandre, en París, en 2015.
La compra de Tiffany responde al insaciable apetito adquisitivo que ha demostrado tener Arnault desde que, en 1984, se hizo con el control del grupo Boussac, antiguo propietario de Dior, que entonces se encontraba al borde de la bancarrota.
 Años después, en pleno boom de las concentraciones empresariales, el nuevo líder compró Loewe, Berluti, Kenzo, Guerlain, Fendi, Donna Karan, Sephora, Marc Jacobs, los grandes almacenes Le Bon Marché y La Samaritaine, multiplicando el valor del grupo LVMH por 15.
 Más recientemente, firmó un acuerdo con Stella McCartney, tránsfuga del grupo Kering, que controla su archienemigo François Pinault.
Tiffany llevaba tiempo en su punto de mira.
 “Es un mito para los estadounidenses y también mundial”, expresó a finales de noviembre en la radio francesa Europe 1. 
Entre sus proyectos para desarrollar la marca, Arnault planea reforzar su implantación en Europa y en Asia, donde LVMH es especialmente fuerte. 
“Debe mejorar ser más deseable a largo plazo. 
Los resultados económicos son una consecuencia, pero no deben ser un objetivo”, dijo en la misma entrevista.
Arnault intenta remediar con esta lucrativa operación algunos fiascos recientes.
 Por ejemplo, su intento de exilio fiscal en Bélgica en 2013, cuando pidió la nacionalidad al país vecino para evadir impuestos. 
 Terminó dando marcha atrás, aunque el episodio dañó su imagen y la de su grupo.
 Tampoco le salió redonda la compra de Hermès en 2014, que le costó una multa de ocho millones por parte de la administración francesa
.

El tabú sucesorio

A medio plazo, Arnault, de 70 años, también debe resolver la espinosa cuestión de su sucesión, tema tabú del que nadie quiere hablar. LVMH es, ante todo, un negocio familiar. Los cinco hijos de Arnault trabajan en el grupo y por lo menos dos de ellos parecen bien posicionados para asumir el liderazgo.
 En 2018, Arnault nombró a su hijo Antoine, de 42 años, como responsable de imagen y comunicación de la empresa, tras haber sido director general de Berluti, la marca italiana de marroquinería fundada en 1895.
 El hijo de Arnault, casado con la modelo y filántropa rusa Natalia Vodianova, ocupa desde entonces un puesto estratégico y aparece en todas las quinielas sucesorias.
Hélène Mercier-Arnault, Bernard Arnault, Natalia Vodianova y Antoine Arnault en el Museo del Louvre, en abril de 2017.
Hélène Mercier-Arnault, Bernard Arnault, Natalia Vodianova y Antoine Arnault en el Museo del Louvre, en abril de 2017. AFP/GETTY IMAGES
Hasta ahora, la mejor posicionada parecía su hija mayor, Delphine, de 45 años, actual vicepresidenta de Louis Vuitton y responsable del premio LVMH para modistos ascendentes, que creó en 2014. También trabajan en el grupo sus tres hijos menores, fruto de su segundo matrimonio con la pianista canadiense Hélène Mercier (Arnault es intérprete aficionado de ese instrumento, además de fan acérrimo de Chopin). Alexandre, de 28 años, codirige la firma de maletas Rimowa, que LVMH compró en 2016. Frédéric, de 25 años, tiene un cargo en la firma de relojes Tag Heuer. 
Mientras tanto, su hijo menor, Jean, nacido en 1998 y que tuvo a Brigitte Macron como profesora, ya ha realizado unas prácticas en el buque insignia del grupo: la tienda Louis Vuitton de los Campos Elíseos de París.

De ingeniero a empresario visionario

Bernard Arnault nació en 1949 en Roubaix, Francia. Se graduó en una ingeniería en 1971 y su futuro parecía unido a la empresa de ingeniería civil, Ferret-Savinel, propiedad de su padre. Pero el hijo llegó empujando y lo convenció para vender la división de construcción.
 Le sucedió como presidente en 1979 y seis años después adquirió con un socio su primera empresa de artículos de lujo, la Finacière Agache. 
Después tomó el control de Boussac Saint-Frères, una empresa textil en crisis de la que vendió casi todos sus activos excepto la marca Christian Dior y los grandes almacenes Le Bon Marché. 
Era la primera piedra de lo que poco después se convertiría en el grupo LVMH.