Llevan 20 años de enfrentamiento, los hijos no tienen comunicación con su madre y el ex guardia civil ha tenido que depositar una fianza de 80.000 euros a causa de una querella de su exmujer.
Antonio David Flores era un jovencísimo guardia civil cuando pasó a ser objeto de la prensa rosa por su relación con Rocío Carrasco, la única hija de la cantante Rocío Jurado y el boxeador Pedro Carrasco.
Un embarazo temprano desembocó en boda por todo lo alto el 31 de marzo de 1996, en la ermita de la finca Yerbabuena, donde el año anterior se habían casado Rocío Jurado y el torero José Ortega Cano.
Cubrieron el evento 150 reporteros y el novio, que tenía 21 años, atinó a decir en la puerta de la iglesia que no había visto el vestido de su futura esposa, pero "lo que sí sé es que cuando entre ahí veré cumplido el sueño de mi vida".
De aquella unión nacieron dos hijos: Rocío y David, que ahora tienen 23 y 20 años.
Solo unos meses después del nacimiento de su segundo hijo, el matrimonio se separó y el sueño viró en pesadilla.
Desde hace dos décadas la expareja pelea sin tregua en un conflicto eterno en el que se han visto implicados los dos hijos del exmatrimonio, que desde hace años viven con Antonio David y la nueva familia que formó con Olga Moreno, con quien se casó en 2009 y con quien tiene una hija, Lola, que nació en diciembre de 2012.
Su enredo nunca ha dejado de estar en las revistas, tenía los componentes de una historia de España cañí: tonadillera, torero, boxeador, guardia civil y la niña de los ojos de Rocío Jurado.
Tras la separación el peleón fue Antonio David; haciendo honor a parte de su nombre se presentó como el hombre débil que peleaba frente a Goliat por la custodia de sus hijos.
Y no le importó recorrer los programas de televisión de la época para conseguirlo, aún a costa de que el centro de sus apariciones fuera la vida familiar de una de las cantantes más admiradas de España.
Dejó de ser miembro de la Benemérita y se convirtió en tertuliano, consiguió la custodia compartida de sus hijos, pero la guerra entre Flores y Carrasco ha continuado a pesar del paso de los años.
Con la mayoría de edad de Rocío, la hija mayor de la pareja, llegó el distanciamiento de su madre y poco antes de cumplir la mayoría de edad ocurrió lo mismo con David, el menor.
Un embarazo temprano desembocó en boda por todo lo alto el 31 de marzo de 1996, en la ermita de la finca Yerbabuena, donde el año anterior se habían casado Rocío Jurado y el torero José Ortega Cano.
Cubrieron el evento 150 reporteros y el novio, que tenía 21 años, atinó a decir en la puerta de la iglesia que no había visto el vestido de su futura esposa, pero "lo que sí sé es que cuando entre ahí veré cumplido el sueño de mi vida".
De aquella unión nacieron dos hijos: Rocío y David, que ahora tienen 23 y 20 años.
Solo unos meses después del nacimiento de su segundo hijo, el matrimonio se separó y el sueño viró en pesadilla.
Desde hace dos décadas la expareja pelea sin tregua en un conflicto eterno en el que se han visto implicados los dos hijos del exmatrimonio, que desde hace años viven con Antonio David y la nueva familia que formó con Olga Moreno, con quien se casó en 2009 y con quien tiene una hija, Lola, que nació en diciembre de 2012.
Su enredo nunca ha dejado de estar en las revistas, tenía los componentes de una historia de España cañí: tonadillera, torero, boxeador, guardia civil y la niña de los ojos de Rocío Jurado.
Tras la separación el peleón fue Antonio David; haciendo honor a parte de su nombre se presentó como el hombre débil que peleaba frente a Goliat por la custodia de sus hijos.
Y no le importó recorrer los programas de televisión de la época para conseguirlo, aún a costa de que el centro de sus apariciones fuera la vida familiar de una de las cantantes más admiradas de España.
Dejó de ser miembro de la Benemérita y se convirtió en tertuliano, consiguió la custodia compartida de sus hijos, pero la guerra entre Flores y Carrasco ha continuado a pesar del paso de los años.
Con la mayoría de edad de Rocío, la hija mayor de la pareja, llegó el distanciamiento de su madre y poco antes de cumplir la mayoría de edad ocurrió lo mismo con David, el menor.
El concurso ha descubierto algunas cuestiones y ha vuelto a situar a Antonio David como posible colaborador de Telecinco —algunos ya hablan de una jugosa oferta para el programa Sálvame—, después de que durante cuatro años nadie le llamara para trabajar en un medio que era su principal fuente de ingresos.
Un hecho que él atribuye a la demanda por malos tratos que su exmujer presentó contra él, causa que fue archivada en noviembre de 2018.
El principal descubrimiento de esta nueva etapa ha sido Rocío Flores Carrasco, la hija mayor de la expareja, que se ha mostrado como una joven sensata, preparada, que no ha perdido los nervios en un programa tendente al griterío fácil y que ha sido capaz de no salirse del guión que tenía marcado para dar un paso adelante y presentarse en público:
defender a su padre y salvaguardar la intimidad de su madre.
Sin embargo sí ha descubierto jugosos detalles de su vida familiar: que no habla con su madre desde hace años;
que le gustaría retomar la relación si se dieran las circunstancias; que lo único que no perdona es lo que haya podido hacer daño a su hermano pequeño; o que el actual marido de su madre, Fidel Albiac, no facilitó la convivencia ni la buena relación de los hijos con Rocío Carrasco.
Lo que más me preocupaba era que, si alguien tenía alguna duda por la denuncia de maltrato, viera realmente cómo soy", declaraba el miércoles a la revista Lecturas.
El hombre combativo que se recordaba como colaborador televisivo se presentó en el concurso como una persona abatida siempre al borde de las lágrimas. "Entré muy bajo de fuerzas y medicándome con ansiolíticos y antidepresivos".
Ahora afirma que la casa de Gran Hermano le ha servido de terapia y que los profesionales que le han atendido durante el concurso, principalmente la psicóloga, le han valido para cambiar su visión y salir fortalecido.
"He arrastrado unos años muy difíciles que me han traumatizado. Cuando el conflicto afecta a tu familia, tienes culpa", afirma en la entrevista.
Su sueldo en el concurso va directamente a Hacienda, a quien afirma debe comunicar cualquier trabajo retribuido.
El futuro lo ve algo menos negro que hace solo unos meses, pero los pleitos continúan.
El mismo miércoles Flores tuvo que acudir a los juzgados de Alcobendas para depositar 80.000 euros en concepto de fianza por una querella de alzamiento de bienes presentada por Rocío Carrasco.
Existen varias demandas contra su actual esposa, Olga Moreno, por hablar sobre la situación familiar en revistas o programas de televisión, y los hijos siguen sin tener contacto con su madre y perplejos ante su empeño en continuar la guerra contra su padre. Mientras la otra parte, Rocío Carrasco, calla siempre y demanda.