Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

14 nov 2019

La turbulenta relación amorosa detrás de los libros de James Bond

Sotheby's subastará 160 cartas de la correspondencia que Ian Fleming mantuvo con su esposa que retratan una relación sadomasoquista y dan claves sobre cómo nació el famoso agente 007.

El escritor Ian Fleming, creador de la saga James Bond.
El escritor Ian Fleming, creador de la saga James Bond. Getty Images
En 1962 Ian Fleming, el autor de James Bond, daba consejos en un manual sobre cómo escribir una obra de suspense y acción.
 Uno de los que consideraba que, a su juicio, debían tener en cuenta los escritores afirmaba:
 "Si interrumpe la escritura de una narración con demasiada introspección y autocrítica, tendrá suerte si escribe 500 palabras al día".
 No era su caso, Fleming escribía 2.000 palabras diarias y precisamente la introspección es una de las características de la que adolecen sus personajes según los más críticos con su obra.
El caso es que Ian Fleming no solo tuvo tiempo para imaginar conflictos, artilugios sorprendentes y aventuras amorosas para su famoso agente del M16, sino también para mantener una fluida correspondencia con Ann Charteris, la mujer que fue durante años su amante secreta y después se convirtió en su esposa.
 160 cartas inéditas de esa correspondencia de 20 años entre la pareja, saldrán a subasta en Sotheby´s entre el 3 y el 10 de diciembre en un lote conjunto suyo valor se estima de partida entre 200.000 y 300.000 libras (entre 233.000 y 350.000 euros). 
 

Sotheby's publicita el contenido de las misivas como "el registro inigualable de la vida del autor a medida que cambió su fortuna", y distintos medios británicos afirman que en ellas se retrata la relación con tintes sadomasoquistas que mantuvo con su esposa y retazos de cómo creó el personaje del agente secreto por antonomasia. 

"Te anhelo incluso si me azotas porque me encanta que me lastimes y me beses después", escribió Ann Charteris a Fleming en una ocasión.

 La pareja vivió una relación que pasó por la pasión, la ternura, la miseria y el desastre. 





Se conocieron en 1934 durante una visita a la finca Stanway House en Gloucestershire, Inglaterra.
 Ella tenía 21 años y estaba casado con un hombre rico y prominente, Shane O'Neill, tercer barón de O'Neill.
 En 1939 el escritor, que entonces no conocía la fama, y su joven amiga se convirtieron en amantes.
 "Pensé que Ian era original y entretenido. Era totalmente diferente a cualquier persona que haya conocido", dijo ella sobre Fleming años después. 
Ian Fleming con su esposa Ann en diciembre de 1963.
Ian Fleming con su esposa Ann en diciembre de 1963. Getty Images
 
 
Su relación no impidió que a Ian Fleming se le conocieran numerosas aventuras sentimentales, ni que Ann volviera a casarse en 1945 con otro hombre acaudalado, el magnate de la prensa y vizconde Esmond Rothermere.
 Su relación sexual continuó entre uno y otro marido y en 1948 y todavía casada con Rothermere, Ann tuvo una hija de Fleming, que nació prematuramente y solo vivió ocho horas. 
 Las cartas apasionadas y subidas de tono dieron paso durante una época a una correspondencia triste y nostálgica en la que el escritor expresaba su pesar por lo ocurrido: "No tengo nada que decir que te consuele", le escribe en una de las misivas. 
"Después de todo este trabajo y dolor, es amargo. Solo puedo enviarte mis abrazos, mi amor y todas mis oraciones".
Todo Londres y también E (la letra con la que Ann nombra a su marido en las cartas) debieron percatarse de lo que estaba ocurriendo y en una de ellas la esposa le comenta a su amante: 
"E ya no nos va a tolerar más". Por unas y otras circunstancias el esquivo amante comprendió que debía hacer algo para satisfacer a su exigente pareja, acostumbrada a mantener un elevado nivel de vida. 
Por motivos pecunarios, y otros dicen que por el estrés preboda –la pareja termino casándose en 1952– Ian Fleming se encerró en GoldenEye, su casa de Jamaica, y comenzó a escribir compulsivamente durante semanas.
 El resultado fue el primer libro de James Bond, Casino Royale, que se publicó en 1953.
 Una obra sobre la que el autor bromeó a menudo diciendo que la serie comenzó porque necesitaba distraerse de su inminente matrimonio.

Las aventuras sentimentales de Fleming no acabaron con su matrimonio, pero sí debió hacerlo la chispa que les había unido durante años.
 Ninguno de ellos consiguió ser fiel al otro y ella llega a recriminarle en una de sus cartas: 
"Mencionas 'los malos viejos días de soltero'. ¡La única persona con la que dejaste de dormir cuando acabaron soy yo! Fleming por su parte llevaba mal las infidelidades de su esposa y renegaba de su intensa vida social que le hacía sentirse aislado: 
"En el crepúsculo actual, nos estamos haciendo daño mutuamente hasta el punto que la vida es apenas soportable", le cuenta a su esposa en una de las misivas cuando su pareja parecía ya abocada al abismo
Pistola utilizada en las películas de James Bond y como fondo un cartel de uno de sus títulos.
Pistola utilizada en las películas de James Bond y como fondo un cartel de uno de sus títulos. Getty Images
Los problemas en su matrimonio no significaron que la pareja se contara los detalles de su vida cotidiana: chismes sociales, visitas, avatares de sus respectivas actividades. Fleming pasaba los inviernos en su casa de Jamaica dedicado a sus libros, ella prefería en esos momentos recibir las noticias de los amigos que le visitaban: Truman Capote, Lucian Freud o el líder laborista Hugh Gaitskell, algunos de ellos amigos de Ann. 
Pero además de la truculenta relación de la pareja el conjunto de cartas, unas manuscritas y otras escritas con la famosa máquina de escribir dorada de la marca Royal que se compró después del éxito de su primer libro sobre James Bond, también refleja pequeñas vicisitudes de sus momentos de escritor.
 "El libro está en marcha", le cuenta a Ann en una de ellas. "He escrito un tercio esta semana, un capítulo por día. Espero quedarme atascado pronto, pero hasta la fecha funciona bien y me interesa". 
En otra le cuenta el resultado de un viaje a Hollywood para hablar sobre la adaptación al cine de su obra : "La gente parece estar realmente detrás de mis libros", le explica.
La imaginación, la libido y la necesidad de encontrar dinero para mantener el nivel de vida de su esposa terminó convertida en 14 libros de Bond y parte de sus entresijos están en estas 500 páginas de correspondencia que Gabriel Heaton, especialista en libros y manuscritos de Sotheby´s afirma que da fe de una "relación con una carga erótica extraordinaria y también traza el ascenso meteórico de Bond mientras pinta la vívida imagen de la alta sociedad de la posguerra". 
Según Heaton "James Bond fue en gran medida producto de la relacion de Ian y Ann". 
Algo que los admiradores del personaje nunca dejarán de agradecer.
 
 
 

13 nov 2019

Marlon Brando: obsesión por el sexo y una niñez marcada por el maltrato

Una nueva biografía traza un retrato descarnado del actor: "Perseguí a mujeres para maquillar lo que mi madre nunca pudo darme y por hacer daño a mi padre".

El actor Marlon Brando.
El actor Marlon Brando.

 

Los ríos de tinta sobre Marlon Brando llevan corriendo décadas, antes y —especialmente— después de su muerte, en verano de 2004. Su insaciable vida sexual, las anécdotas de sus rodajes más complejos, sus borracheras...
 Como decía quien fue presidente de Fox, Harris Katleman, "todos los rumores sobre la locura de Brando se quedan cortos". 
Tan cortos que ahora William J. Mann, autor de biografías sobre Katharine Hepburn o Barbra Streisand, se lanza a hacerle un retrato de nada menos que 700 páginas.
 En el libro The Contender (que podría traducirse como El aspirante), Mann traza un retrato descarnado, "pero respetuoso y sin malicia", como reseña The Times, sobre uno de los actores más brillantes del siglo XX. 
A Brando le marcó su infancia y sus padres.
 Como a cualquiera, podría decirse, pero en su caso de un modo muy determinado y no especialmente positivo. 
Pasó sus primeros días en Omaha, Nebraska, y vivió su formación posterior en Libertyville, Misuri.
 El joven Brando se crió dentro de la llamada Ciencia Cristiana, para quienes la enfermedad es una cuestión mental que puede curarse a través del pensamiento, y con el que el mundo real no es más que una ilusión, entre otras de las muchas verdades que predica.
 Algo que marcaría sin duda la infancia, pero sobre todo la posterior madurez de un Brando que siempre fue especial, en todos los sentidos en el que alguien puede serlo.
 


La otra cuestión que marcó al actor durante toda su existencia fueron sus progenitores, alcohólicos y maltratadores.
 Su madre era la responsable de la casa, que era un completo caos, y la policía la recogía borracha y desnuda para llevarla de vuelta a su hogar.
 Mientras, su padre era un comerciante dedicado a los pesticidas que viajaba constantemente, siempre sumido en el alcohol y en la ira. 
Ambos forjaron la personalidad de Brando, "disléxico y que robaba, mentía, tocaba la batería muy fuerte, era expulsado y abandonado".
El actor Marlon Brandon, en 1956.  
 
El actor Marlon Brandon, en 1956.
"Si una mentira le es válida, Marlon no dirá la verdad", recoge Mann en el libro, en una frase pronunciada por quien fue su secretaria durante años.
 A él la verdad le aburría. Le parecía sosa en comparación con una buena mentira, un guión, una improvisación a tiempo y, por supuesto, una rabieta a tiempo, y tenía muchas. 
Según el autor, Marlon era un hombre egocéntrico, tan inteligente como posesivo, tan divertido y brillante en las conversaciones como poco empático.
Aprendió a comportarse en público gracias a su marcha a Nueva York en 1943, cuando aprendió del maestro Stanislavsky la técnica que le dio fama.
 En esa ciudad empezó a frecuentar a judíos y a apoyar su causa, incluso a través de la recaudación de fondos.
 Fue una de las primeras en las que se implicó a lo largo de su vida, y fueron muchas.
 La más sonada: la defensa de los nativos americanos, a quienes dedicó miles de dólares.
 Era generoso con su tiempo y también con su dinero.
 De hecho, en el libro se le define como un "descarado mercenario" que llegó a cobrar tres millones de dólares por sus dos minutos en Superman (1978). 

Sus amores también fueron sonados, sobre todo por su fugacidad. Se casó tres veces, con tres actrices de origen indio, mexicano y polinesio, en breves y complicados matrimonios.
 En total tuvo 11 hijos, el último cuando ya tenía casi 70 años. Como relata Mann en el volumen, su relación más estable con una mujer fue con la señora guatemalteca que cuidaba de su casa. Prefería relaciones sin ataduras, en general con mujeres, pero en ocasiones también con hombres. 
Fueron famosos sus escarceos con el actor y director francés Christian Marquand, con quien escogía a varias chicas distintas cada noche para hacer tríos.
Marilyn Monroe y Marlon Brando, en 1953.
Marilyn Monroe y Marlon Brando, en 1953.
"Perseguí a mujeres para maquillar lo que mi madre nunca pudo darme y por hacer daño a mi padre", decía él mismo, tras años de terapia.
 "Necesitaba tener el control para no sufrir", decía una de sus novias.
 Porque, al final, sus muchas amantes veían en él el dolor de un hombre hecho y derecho que no era más que el reflejo de aquel niño de Nebraska malherido.




Muere Forges, genial dibujante de medio siglo de historia de España

El humorista gráfico, colaborador de EL PAÍS desde 1995, tenía 76 años.

Forges en el Festival de la Risa de Bilbao en 2010.

 

Antonio Fraguas de Pablo, más conocido como Forges, el humorista gráfico que mejor ha retratado el último medio siglo de la historia de España, ha fallecido en la madrugada de este jueves en Madrid víctima de un cáncer de páncreas, según han confirmado fuentes de su familia. 
Tenía 76 años. Sus restos serán velados en el Tanatorio de la M-30 de Madrid, sala 28, a partir de las 12.00 de este jueves.
Desde sus inicios en el diario Pueblo, en 1964, a sus últimas viñetas en EL PAÍS -periódico en el que publicó ininterrumpidamente los últimos 23 años- plasmó con ternura e ironía la evolución de una sociedad que pasó del desarrollismo franquista de sus primeros dibujos al mundo hipertecnológico de su última etapa. 
Creó personajes inolvidables como el matrimonio formado por Concha y Mariano, Romerales o sus obstinados náufragos. 
Y también fue un inventor de una jerga propia, algunos de cuyos términos, como "muslamen" o "bocata", saltaron de sus dibujos al lenguaje de la calle y fueron recogidos después por el diccionario de la Real Academia.
Forges nació en Madrid el 17 de enero de 1942. Fue el segundo de una familia de nueve hermanos.
 A los 14 años empezó a trabajar en Televisión Española, donde comenzó a dibujar. 
En 1964 publicó su primera viñeta en la prensa, en Pueblo, invitado por el entonces jefe del diario Jesús de la Serna, quien lo había conocido a través de Jesús Hermida. 
 Después colaboró en Informaciones, en Diez Minutos, en las principales revistas satíricas que nacieron con la Transición -Hermano Lobo, El Jueves y Por Favor-, en Diario 16 y en El Mundo.
El 25 de junio de 1995 empezó a publicar en las páginas de Opinión de EL PAÍS, en las que se han mantenido hasta la fecha. En una entrevista de Ignacio Carrión con motivo de su debut en el diario, Forges se definió como medio gallego y medio catalán, nacido por accidente en Madrid, y del Athletic de Bilbao. 
“Somos un conjunto de pueblos bocazas. 
La cuenca mediterránea se distingue por eso. Somos ruidosos, charlatanes, largones, chamulleros y farfulladores. 
La fuerza se nos va por la boca por mucho que hinchemos las narices”, añadió.
 Su primera viñeta en este periódico recogía un diálogo entre dos blasillos, otro de sus personajes más populares.
 “¿Y cómo saludamos?”. “Pues nada: simplemente decimos buenos días”. “Ni hablar, si decimos eso nos van a acusar de manipuladores”. “Cielos, es cierto”. 

Los personajes forgianos y las temáticas de sus viñetas se fueron adaptando a los cambios en la sociedad española.
 Cosma y Blasa, las mujeres de pueblo que hace unas décadas desgranaban los misterios del rosario, se quejaban ahora de que se les había esforciado el wifi
El diminuto Mariano, pendiente de la maciza de turno, y la enorme Concha se transformaron en una pareja más equilibrada.
 Ella adelgazó y se aficionó a los libros, mientras su marido, que se afeitó el bigote, seguía obsesionado con los partidos de fútbol. Durante la Transición Forges arremetía en sus dibujos contra los sectores nostálgicos que trataban de que nada cambiara, lo que entonces se llamaba El Bunker.
 Después abrazó otras causas sociales: la crítica a la precariedad laboral, la oposición a la guerra de Irak, la defensa de la igualdad de las mujeres o su célebre campaña para que los lectores no olvidaran las víctimas del terremoto de Haití.
Primera viñeta publicada por Forges en EL PAíS en junio de 1995.
Primera viñeta publicada por Forges en EL PAíS en junio de 1995.
Además de sus viñetas en los periódicos, 
Forges fue autor de numerosos libros.
 El primero de ellos se publicó en 1972 con el título El libro de Forges
Elaboró una ingeniosa historia de España en viñetas, Historia de aquí. Dirigió dos películas y varias series de humor para la televisión. 
Escribió una novela, Doce de Babilonia. Y recibió múltiples premios y distinciones, como la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo en 2007, el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Latinoamericano de Humor Gráfico Quevedos en 2014 y el doctorado honoris causa en las universidades Miguel Hernández de Elche y Alcalá de Henares.
 En 2014 se imprimió una colección de sellos con sus viñetas.

En los últimos años Forges abrazó con entusiasmo Internet y las redes sociales. Era el colaborador de EL PAÍS con más seguidores en Twitter, más de medio millón.
 En ocasiones llamaba al teléfono de la mesa digital del periódico para corregir errores o hacer sugerencias.
 Sus comunicaciones siempre concluían con un cálido "aquí un amigo".
Concesión a Forges del doctorado honoris causa en la Universidad de Alcalá de Henares, en 2016.
Concesión a Forges del doctorado honoris causa en la Universidad de Alcalá de Henares, en 2016.
En una entrevista con motivo del 40 aniversario de EL PAÍS dejó claro su fe en el progreso tecnológico. “Todas las generaciones nos creemos que somos importantísimas para la inteligencia de la humanidad. 
Siempre tendemos a ver el mundo desde nuestro punto de vista. 
Yo no me siento emigrado a una nueva cultura, yo soy parte de esa nueva cultura.

 

En una entrevista con motivo del 40 aniversario de EL PAÍS dejó claro su fe en el progreso tecnológico. “Todas las generaciones nos creemos que somos importantísimas para la inteligencia de la humanidad. Siempre tendemos a ver el mundo desde nuestro punto de vista. Yo no me siento emigrado a una nueva cultura, yo soy parte de esa nueva cultura. A mí la tecnología no me da miedo y creo que es una de las ventajas que tenemos en la búsqueda de la libertad”.

#graciasForges

Muere Forges, genial dibujante de medio siglo de historia de España
Toda la cobertura sobre la muerte del genial dibujante: viñetas, artículos, vídeos, fotos, los recuerdos de los lectores...