El número 1 del tenis mundial se casa este sábado con quien es su novia desde hace 14 años, una joven que como él busca la privacidad en su vida cotidiana.
Mábel Galaz
María Francisca Perelló, Mery como le llama su familia, es la mujer discreta que comparte su vida con Rafa Nadal.
Se conocen desde hace 14 años, cuando la hermana del tenista los
presentó, han crecido juntos y pocos como ella saben de los sacrificios
que Nadal ha tenido que hacer para llegar a ser el número 1.
Si el gran
campeón del tenis mundial es un hombre empeñado en blindar su vida
privada, lo es aún más Mery Perelló.
No hay muchas fotos de ella y casi
todas las que hay están tomadas en las tribunas de algún torneo en el
que participó el tenista. Tampoco hay entrevistas, solo unas breves
declaraciones para hablar de la Fundación Rafa Nadal, de la que es
directora de estrategia y relaciones institucionales.
Fue en una de esas
excepciones cuando dijo: "Somos un buen equipo".
Como
Nadal, Perelló nació en Manacor, el 7 de julio de 1988.
Es hija única.
Su padre es Bernat Perelló un constructor que aprendió el oficio de su
padre.
Su madre, Maria Pascual, trabaja desde hace años en el
Ayuntamiento de Manacor, donde es funcionaria.
Mery estudió en la UIB (Universidad de las Illes
Balears) Administración y Dirección de Empresas.
Durante este tiempo
vivió en Palma (Manacor está a 40 kilómetros de la universidad), en un
piso compartido con una compañera, novia de un amigo de Rafa.
"Fue una
alumna muy aplicada", recuerda un profesor de la Facultad: "Es sencilla,
buena persona, nada estirada".
Cuando el rectorado se enteró de quién
era novia, la organización del ceremonial de graduación le ofreció un
asiento reservado para su famosa pareja en el estrado, con las
autoridades.
Ella declinó sin dudar. "Rafael y yo ya hemos festejado
este título. No vendrá. Este acto es cosa mía. Muchas gracias".
Perelló
fue la estrella de la entrega de diplomas mientras Rafa navegaba.
Cuando se licenció hizo prácticas en el
departamento de Comunicación de Endesa, en Palma de Mallorca, donde
trabajó cuatro meses en el verano de 2010.
Luego se trasladó a Londres
durante una larga temporada para trabajar en IMG, la mayor multinacional
de marketing deportivo, con la que colabora su novio.
Allí se especializó en esponsorización, patrocinio y marketing
deportivo.
En el verano de 2011 fue contratada por Mapfre, una de las
10 marcas que anuncia el tenista, y estuvo en el complejo de la Copa del
Rey de vela de Palma.
"Gracias, no tengo nada que decir", respondió,
incómoda, a decenas de periodistas que quisieron hablar con ella.
Sus amigos la describen
como "minuciosa, puntillosa, detallista y muy profesional".
Es
extremadamente sencilla en sus gustos y en la manera de vestir. No le
gusta destacar y lo pasa mal cuando se ve en alguna portada de revista.
Cuando está en la tribuna de un gran torneo se sabe observada y hace
todo lo posible porque no se note su presencia.
Suele estar acompaña de
la madre y de la hermana del tenista.
Al ser preguntada en una ocasión por la discreción
que impera en su vida y en la de Nadal, respondió:
"Hemos optado por la
discreción porque preferimos trabajar y tener resultados antes de
explicar lo que estamos haciendo.
En estos años hemos acumulado mucha
experiencia, hemos conseguido muchos resultados y creemos que es un
momento de aprovechar esa imagen para dar a conocer los proyectos que se
desarrollan".
Se refería al trabajo que realizan en la fundación: en
ella atienden a 800 niños cada año (200
de ellos en proyectos que se desarrollan en Palma).
La capital
mallorquina es el centro de su solidaridad en todos los ámbitos: ya la
mostró el tenista con motivo de las inundaciones que sufrió la isla.
"Para los mallorquines fue una tragedia.
Y fue Rafa, pero también fue
muchísima gente y si algo bueno salió de este trágico día fue la
solidaridad que se generó a través de esta situación", explicó Mery
Perelló.
Nadal no puede estar en el día a día de la fundación, pero
siempre que tiene ocasión, colabora.
"Siempre que puede está en la toma
de decisiones y está con los niños, sobre todo aquí, en Palma.
Somos un
equipo, no trabajamos individualmente, pero por el hecho de ser una
persona próxima, el cariño e interés que ponemos es diferente".
Poco dado a hablar de su vida privada, Nadal confesaba hace dos años que le gustaría formar una familia.
“A mí me encantaría tener algunos hijos. Soy una persona a la que le encantan los niños, soy muy familiar, y evidentemente sí que me gustaría formar una familia.
Pero también te digo que hoy es verdad que van pasando los años y habrá
que tomar una decisión, me gustaría empezar a hacer todo eso cuando mi
vida deportiva se termine”, decía el tenista en su entrevista más íntima
con el extenista argentino Juan Mónaco, en julio de 2017.
En ese
arranque de sinceridad pocas veces visto en el mallorquín, también
reconoció que si su vida deportiva se alarga mucho tendría que
contemplarlo antes de retirarse.
Y es que el tenista reconoce que tener una familia y competir a su nivel
es complicado, sobre todo, resalta, para los niños. “Tener que viajar
tanto, no sé si es lo ideal para ellos".