Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 oct 2019

Un anciano se enfrenta a un grupo de radicales en los disturbios de Barcelona

El vídeo es una de las anécdotas más comentadas del día en la redes sociales.

Un anciano se enfrenta a los CDR /
Las protestas en Cataluña tras la sentencia del procés están dejando, además de violencia en la calle, momentos que también están entre lo curioso y lo extraño.
 Desde posados para Instagram con las llamas de fondo hasta selfies en plena barricada, pasando por repartidores de comida sorteando el desastre con su bicicleta o un estudiante sacando una botella de Fairy.

Es la otra cara de las protestas, que dejó este viernes una nueva imagen insólita. 
En medio de los disturbios de la huelga general convocada en Cataluña, un anciano decidió enfrentarse por su cuenta a los radicales
. En el vídeo se aprecia cómo se dirige con firmeza hacia ellos portando un objeto negro en su mano mientras los independentistas radicales, encapuchados, intentan que se aparte sin éxito. 

Cataluña vive este viernes su cuarta huelga general en menos de dos años vinculada al proceso independentista, convocada por los sindicatos independentistas Intersindical-CSC y Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC) para protestar por la sentencia del procés
 Esta nueva huelga general, no secundada por los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) y que ha sido convocada alegando diversos motivos laborales y económicos, como la reclamación de la derogación de la reforma laboral o la implantación de un salario mínimo catalán de 1.200 euros, coincide con las protestas a la sentencia del procés


 

Huir de la realidad............................................. Boris Izaguirre.

Lamento lo que está sucediendo en Barcelona, que siempre ha aportado belleza, creatividad y luz.

Vicky Martín Berrocal y, a la izquierda, Anabel Alonso, en 'MasterChef Celebrity'.
Vicky Martín Berrocal y, a la izquierda, Anabel Alonso, en 'MasterChef Celebrity'.

Soy casi hijo de Blanche Dubois, el Hamlet femenino que Tennessee Williams creó en Un tranvía llamado Deseo y, como ella, no soporto bien la realidad. 

Prefiero vestirla con otros colores o simplemente alejarme de ella.

 Pero cuando interrumpieron la emisión de MasterChef Celebrity este miércoles para transmitir los sucesos en Barcelona, comprobé que la realidad siempre te alcanza, te desnuda y abofetea.

 Lamento lo que está sucediendo en esa ciudad que siempre ha aportado belleza, creatividad y luz. 

Me apena que yo no pueda hacer nada. Tan solo pensar, al igual que Blanche, que la propia realidad se harte de sí misma y huya hacia otra parte.

Antes o después volverá a la cordura. 

Esta tarde podría aprobarse de una vez el Brexit para el próximo 31 de octubre y a partir de entonces debemos verlo como una nueva oportunidad, una experiencia que no es como esas que se anuncian en los cruceros, pero que también tenemos que saber surfear. 

Tendremos que adaptarlo a nuestra vida.

 Como dicen los cantantes que surgen de OT: llevarlo a nuestro terreno.

 Lejos de asustarme, me hace gracia que el Brexit adopte la misma fecha que Halloween, el día de la celebración de las brujas.

 Es una de las tradiciones estadounidenses que más se celebra en Europa y forma parte de ella adoptar un disfraz de villana o villano.

 El propio Boris Johnson sería un disfraz perfecto.

 Pero según leo en los tuits que se emiten durante la emisión de MasterChef, pareciera que la villana favorita del público es mi amiga y compañera Vicky Martín Berrocal

 No he podido hablarlo con ella, pero es que cada vez más el Brexit me recuerda el carácter de Vicky: algo un pelín indomable pero que sin embargo tienes que intentar integrar en tu vida. 

Victoria, como prefiero llamarla porque una mujer de su dimensión no puede determinarla un diminutivo, en mi opinión y no en su defensa, aporta algo vital en una convivencia: enfrentamiento. 

Porque es como un toro, plantada ante ti, desafiando la estocada. 

Y pienso que lo mismo nos pasará ante el Brexit: igual que en toda convivencia, tenemos que asumir lo complicado para saber qué va a suceder.

 Cuál será el desenlace. Y cómo adaptarte a él. Por todo eso encuentro que es ligeramente machista volver villana a mi amiga Victoria. 

Si fuera un hombre, sería solamente un líder territorialista. Como es mujer, es fácil afearle una lucha igual de interesante. No podría imaginarme nada mejor que pelear junto a ella por ganar el concurso.

Patricia Phelps de Cisneros, fundadora de la Fundación Cisneros y la Colección Patricia Phelps de Cisneros. 
Patricia Phelps de Cisneros, fundadora de la Fundación Cisneros y la Colección Patricia Phelps de Cisneros.
A veces conviene apartarse de la realidad.
 No tanto como Blanche, pero lo justo para levantarte cuando te pisotea. 
Es lo que sentí durante el recorrido por Sur Moderno, una exposición que estrena el recién ampliado Museo de Arte Moderno de Nueva York.
 Esta exhibición alberga una parte de la colección de Patricia Phelps de Cisneros cedida a la institución y celebra la importancia del arte cinético en Latinoamérica.
 Latinoamérica es una parte del mundo que no consigue unificarse, sus países se empeñan en diferenciarse y pocas políticas la concretan.
 Las telenovelas, por ejemplo, tan denostadas lo consiguieron. 
Y el arte cinético también. Durante cinco décadas, Phelps ha ido reuniendo las obras que conforman ese mapa abstracto y específico.

Algunas obras pertenecen a creadores que huyeron de Europa por la Segunda Guerra Mundial y encontraron en Suramérica una nueva experiencia, esa oportunidad con la que Blanche siempre sueña. 

Una de esas artistas es Gertrud Goldschmidt, más conocida como Gego, que construyó un universo de figuras a base de alambres, que veía por todas partes en Caracas.

 En Sur Moderno, una pared entera está dedicada a su obra, piezas que durante años estuvieron separadas se reencuentran, expresando todo lo que Gego quería decirnos.

 Puedes huir de la realidad.

¡Todo cambio puede ser una oportunidad! El Brexit será uno que aportará algo todavía sin saber. 
También había incertidumbre en 1980, una banda pop como Radio Futura cantaba que el futuro estaba aquí y se enamoraban de la moda juvenil.
 De los chicos y las chicas y los maniquíes, como cantaba Javier Pérez Grueso, fallecido esta semana.
 Es una de mis canciones favoritas que sin pretenderlo es vigente. Desafiante por divertida.
 Compuesta en un momento único de nuestra historia reciente, donde como país nos enfrentábamos al futuro armados de humor y confianza.
 Quizás los eventos de esta semana nos hagan sentir nostalgia por aquel torbellino pero, como Blanche, confiemos en los extraños.

 

Edificios enfermos: estos son los problemas de salud que nos contagian las casas y oficinas

La precariedad de algunas viviendas sin rehabilitar no ayuda, pero los efectos negativos del trastorno se producen con más frecuencia en construcciones inteligentes.

salud

Todo comenzó cuando tu empresa se mudó al nuevo edificio, una mole de cristal y acero firmada por un mediático arquitecto. 

Trabajar en un espacio diáfano ventanas que se prolongan hasta el techo te hacía ilusión, algo comprensible tras pasar años encerrado en una minúscula, oscura y decrépita oficina. Pero bastaron unas pocas semanas para que comenzaran los primeros síntomas

. Dolor de cabeza, sequedad de garganta, ojos llorosos, irritados, nariz taponada, piel seca y hasta náuseas.

 Al principio no lo comentaste con nadie, pero te animaste al ver que a otros compañeros les ocurría lo mismo:

 durante el fin de semana no notabais ningún síntoma, pero el malestar era generalizado en el trabajo.

 Tras atar cabos llegó la inspección, y con ella el diagnóstico: padecíais el Síndrome del Edificio Enfermo (SEE). 

El nombre no es novedad, lo acuñó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1982 para definir "el conjunto de molestias ocasionadas por la mala ventilación, la descompensación térmica, las cargas electromagnéticas y las partículas y vapores de origen químico en suspensión que circulan por el edificio en el que vivimos o trabajamos".

 Han pasado casi cuatro décadas y, a pesar de la nueva construcción y las rehabilitaciones de edificios llevadas a cabo de acuerdo con las nuevas normativas, el número de casos de SEE ha aumentado. 

 La OMS estima que este síndrome afecta a un 30% de los edificios modernos y a entre el 10 y el 30% de sus ocupantes. Entre los últimos, por un lado están los que ya acarreaban enfermedades como alergias, asma, rinoconjuntivitis y dermatitis atópica, que experimentan síntomas que se agravan por la exposición a alérgenos y por las condiciones microambientales del interior de estos espacios.

 Por otro lado, están las personas que sufren enfermedades específicas producidas por causas circunscritas al propio edificio, entre las que destacan las siguientes.



Edificios enfermos: estos son los problemas de salud que nos contagian las casas y oficinas

La precariedad de algunas viviendas sin rehabilitar no ayuda, pero los efectos negativos del trastorno se producen con más frecuencia en construcciones inteligentes

Un problema bajo la mesa de la oficina

Según la neumóloga y coordinadora del área de Medio Ambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, Isabel Urrutia, se cataloga como SEE
 "al conjunto de síntomas que se asocian a un tipo de edificios, pero no se puede hablar del reconocimiento por la comunidad científica de una enfermedad como tal.
Los síntomas son muy generales, desde malestar hasta dolor de cabeza o irritabilidad, algo que si ocurre de manera individual no tiene mayor trascendencia. 
Solo se considera que se sufre cuando se ha podido acreditar un número determinado de casos".
 La neumóloga recuerda el caso más claro que ha habido en España. 
Fue en el 2007, cuando Barcelona registró un brote de 1.137 casos de lipoatrofia muscular, también conocida como la enfermedad de las oficinas.
"Se trata de un trastorno benigno del tejido subcutáneo que se caracteriza por unos hundimientos semicirculares en la cara delantera de los muslos provocados por una atrofia del tejido graso subcutáneo, pero que no llegan a afectar los músculos ni a la piel", explica Urrutia
. Aquellos casos se denunciaron a la administración laboral y sanitaria, y se estableció una investigación para dar con lo que podía haber ocasionado aquellas marcas en las piernas.
 El resultado concluyó que fueron tres factores los que influyeron en su aparición: la presión que hacemos de nuestros muslos contra la mesa, junto con la exposición a campos electromagnéticos (todo el cableado estaba debajo la mesa), la electricidad estática y una baja humedad relativa en el ambiente.

 

El problema de tender la ropa dentro de casa

Un origen frecuente de los trastornos que provocan los edificios es la humedad, que es más frecuente en las construcciones antiguas. De media, alrededor del 15% de la población europea tiene problemas de humedad en casa, lo que conduce a la aparición de microorganismos que afectan negativamente a la calidad de vida. "En edificios antiguos con mala ventilación suele haber más zonas de humedad y, por lo tanto, hongos. 
 Su presencia en nuestro aparato respiratorio puede llegar a provocar una enfermedad que se llama neumonitis por hipersensibilidad, una inflamación aguda pulmonar cuyos síntomas son una tos seca, fiebre y escalofríos.
 Para que nos hagamos una idea del daño, en una radiografía de tórax de una persona afectada por neumonitis se observan unas imágenes muy similares a las que se observan con neumonía.
 Si no se diagnostica a tiempo, puede derivar en una fibrosis pulmonar, aunque también hay que advertir que se trataría de un caso muy extremo", dice Urrutia.

Las humedades no siempre están provocadas por un estado deficiente del edificio (daños ocasionados por el agua, por filtraciones en la cubierta o deterioro de ventanas y suelos); a veces lo provocamos nosotros mismos, por ejemplo, cuando tendemos la ropa dentro de casa. 
 Esta práctica se asocia con un incremento de la alergia a ácaros del polvo y a la multiplicación de esporas de moho que pueden causar infecciones pulmonares, en personas que tienen debilitado el sistema inmunológico.

Cuando el aire en casa está más sucio que en la calle

Estar bajo techo no te libra de la contaminación.
 El urbanita pasa entre el 80 y el 90% del tiempo en ambientes cerrados, y algunos estudios afirman que la concentración de partículas contaminantes en el interior del hogar puede llegar a ser entre 2 y 5 veces mayor que la del exterior.
 La calidad del aire del hogar o el centro de trabajo depende tanto de los contaminantes que emite la propia vivienda o la oficina como de los que vienen del exterior, a través de la infiltración y la ventilación.
 Los primeros van "desde tóxicos que están en el ambiente porque vienen de materiales de mobiliario o la maquinaria hasta los productos que se utilizan para la limpieza del hogar, ciertos compuestos químicos que se utilizan para la fabricación de plásticos, fibras de vidrio o los compuestos que sueltan estufas, quemadores de gasóleo, el humo del tabaco, las impresoras, fotocopiadores, las pinturas, disolventes y barnices…", enumera Urrutia.
No existe ninguna legislación que regule los niveles máximos de contaminantes en espacios interiores, lo que sí hay son recomendaciones. 
 La OMS ha publicado recientemente una guía para la calidad el aire interior en la que se describen los principales contaminantes, su origen y sus efectos sobre la salud de las personas. 
El problema es que, debido a la gran variedad de fuentes de las que pueden provenir estos contaminantes y al influir otros factores, como el número de trabajadores o habitantes concentrados en una misma habitación, los metros de ese espacio y su tipo de ventilación, se hace prácticamente imposible, por el momento, establecer una legislación al respecto. 


La violencia callejera se intensifica en Barcelona y se ceba con la policía en otra noche de caos

Los disturbios dejan 182 heridos y 83 personas detenidas.




Antidisturbios de la Policia Nacional delante de un gran fuego en Via Laietana, en Barcelona. En vídeo, imágenes de los disturbios en el quinto día de protestas.
Barcelona vivió ayer su quinta noche consecutiva de disturbios. Los altercados de la jornada fueron especialmente virulentos por su duración, su intensidad y la dosis de violencia que emplearon los manifestantes. 
Más allá del rechazo a la sentencia emitida por el Tribunal Supremo contra los líderes del procés, los jóvenes pusieron en el centro de la diana a los policías.
 Miles de jóvenes se enfrentaron con gran violencia y durante horas a la policía.
 Los violentos cercaron la sede central de la Policía Nacional, donde arrojaron objetos, levantaron barricadas e incendiaron contenedores. 
Al anochecer, la protesta se trasladó al centro, donde los Mossos emplearon una tanqueta con cañón de agua.
 Al menos tres policías resultaron heridos.
 Una multitud reivindicó este viernes en Barcelona su firme rechazo a la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del proceso independentista catalán.
 Lo hicieron con una masiva concentración, en paralelo a una huelga general que colapsó los accesos a la ciudad durante casi todo el día.
 Esta manifestación multitudinaria transcurrió pacíficamente.
 Pero la violencia acabó, de nuevo, empañando otra jornada en Barcelona.
 Grupos de jóvenes ajenos a la convocatoria de las entidades secesionistas volvieron a protagonizar una batalla campal contra la Policía Nacional y los Mossos con barricadas a menos de un kilómetro de la marcha principal.

Antidisturbios de la Policia Nacional delante de un gran fuego en Via Laietana, en Barcelona. En vídeo, imágenes de los disturbios en el quinto día de protestas.



Una multitud reivindicó este viernes en Barcelona su firme rechazo a la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del proceso independentista catalán.
 Lo hicieron con una masiva concentración, en paralelo a una huelga general que colapsó los accesos a la ciudad durante casi todo el día. Esta manifestación multitudinaria transcurrió pacíficamente.
 Pero la violencia acabó, de nuevo, empañando otra jornada en Barcelona. Grupos de jóvenes ajenos a la convocatoria de las entidades secesionistas volvieron a protagonizar una batalla campal contra la Policía Nacional y los Mossos con barricadas a menos de un kilómetro de la marcha principal.
El lunes, con la sentencia recién publicada, el escenario escogido fue el aeropuerto de El Prat: una acción espectacular para llamar la atención del mundo.
Hubo enfrentamientos y los Mossos y la Policía Nacional respondieron con contundencia. El martes lo fueron las delegaciones del Gobierno en Cataluña, símbolo del poder del Estado “opresor”. 
El miércoles y el jueves, los disturbios —organizados y liderados por grupos de independentistas revolucionarios y anarquistas y secundados por estudiantes— se extendieron sin control por todo el centro de Barcelona. 
Adoptaron ya entonces un cariz antipolicial: la protesta por el fallo del Tribunal Supremo se transformó en una revuelta contra las fuerzas de seguridad, fuese cual fuese el color del uniforme.
Este viernes esa animadversión llegó a su punto álgido con la quinta jornada consecutiva de incidentes.
 Durante siete horas, miles de jóvenes cercaron la Jefatura Superior del Cuerpo Nacional de Policía. 
Por la noche, los incidentes se extendieron por el corazón de Barcelona. 
Los disturbios han dejado un reguero de heridos (182 en Cataluña, 152 de ellos en Barcelona), 83 detenidos y destrozos. Al menos tres agentes, además, resultaron heridos al ser alcanzados por el impacto de objetos.
Un nutrido grupo de jóvenes permaneció ajeno a la convocatoria pacífica que congregó en Barcelona a cientos de miles de personas llegadas de toda Cataluña.
 Tras una manifestación de estudiantes contra la sentencia y la “represión” policial, miles de ellos se plantaron frente al número 43 de la vía Laietana.
 Allí está la principal sede en Cataluña de la Policía Nacional, responsable de las cargas policiales del 1 de octubre de 2017 contra los votantes del referéndum.
 Unos 50 mandos y agentes del cuerpo permanecen investigados por supuestas malas prácticas. 
Aquella actuación acrecentó la animadversión del independentismo hacia la Policía Nacional.
Mientras todo ocurría, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, volvió a guardar un clamoroso silencio
Mientras esto ocurría, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, volvió a guardar un clamoroso silencio. Aunque optó por no participar en las marchas independentistas y mantener largas reuniones con sus colaboradores, la oposición al completo reclamó su dimisión. 
Asediado por tierra, mar y aire, Torra tiene a su Gobierno pendiendo de un hilo por las incoherencias internas.
 "¿Dónde está el president? Todo esto es inaceptable y tiene que dimitir", dijo el líder del PSC, Miquel Iceta.
 Sí compareció a las 21.30 el consejero de Interior, Miquel Buch, que atribuyó los actos de "violencia extrema" a "grupos organizados" y pidió a los ciudadanos que los "aislaran".Torra no da ningún comunicado en contra asi que lo destituyan, la cosa se pone muy fea y él sigue con la misma cara....obligarán a que se tome medidas más dr´sticas.

Siete horas de cerco
Los incidentes comenzaron pasado el mediodía del viernes.
 Los manifestantes lanzaron petardos, botellas y pintura a los policías y a los furgones que, protegidos detrás de unas vallas, custodiaban el edificio.
 Tras una pequeña carga, hubo una breve tregua que coincidió con la hora de comer. Poco antes de las cuatro de la tarde, sin embargo, un grupo aún más numeroso de manifestantes tomó posiciones en la parte alta de la calle.
 Algunos de ellos, los de primera fila, se sentaron en el suelo.
Los antidisturbios de la Policía Nacional también tomaron posiciones y se pertrecharon fuera del edificio. Ambos bandos permanecieron encarados largo rato.
 Los agentes dedicaron su esfuerzo a ganar metros para evitar un asalto a las dependencias policiales. Se reprodujo el lanzamiento de objetos contra la línea policial. 
La tensión creció. Los jóvenes acudieron preparados para el combate: la mayoría de ellos iban encapuchados, se habían tapado la boca con un pañuelo e incluso lucían cascos de moto y gafas de protección. 
Algunos llevaban escudos caseros con el dibujo de un ave fénix, símbolo de las corrientes más identitarias del independentismo.
Sobre las seis de la tarde, mientras el gran acto independentista se celebraba en el paseo de Gràcia —a unos cientos de metros—, comenzó una batalla campal y se registraron los incidentes más graves. Los manifestantes emplearon objetos contundentes, como bolas de acero. 
 También quemaron contenedores, levantaron barricadas y cortaron señales de tráfico
. Como en las últimas jornadas, el fuego hizo acto de presencia con contenedores quemados y hogueras encendidas
Uno de esos objetos alcanzó a un policía, que quedó temporalmente inconsciente y tuvo que ser apartado en volandas por sus compañeros. 
Los agentes cargaron con fuerza. Uno de los heridos lo fue por contusión ocular.
 El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, informó de que en lo que va de semana ha habido 207 agentes heridos, 128 violentos detenidos, 800 contenedores quemados y 100 vehículos policiales dañados. Los policías lograron empujar a los jóvenes, alrededor de las ocho de la tarde, hacia la plaza de Urquinaona, que se convirtió en un nuevo escenario de enfrentamientos. 
Los manifestantes levantaron barricadas con material de obra, contenedores y maceteros y reprodujeron el lanzamiento de piedras, latas y botellas. Sobre las 20.30, los Mossos d’Esquadra se incorporaron para proteger esa zona. 
La Policía Nacional intentó dispersar a los manifestantes usando pelotas de goma, botes de humo y gases lacrimógenos. 
No fue suficiente. Los Mossos emplearon, por primera vez estos días, una tanqueta: primero, para retirar escombros de la calzada y, más tarde, para disparar agua y dispersar a los manifestantes. Algunos se escondieron en un hotel en obras.
 Poco antes de la medianoche, la gran concentración se había disuelto, pero grupos dispersos de jóvenes seguían provocando altercados en el centro, en el juego del gato y el ratón de cada noche.

"Así no": independentistas increpan a los violentos en Lleida

Aunque los disturbios más violentos se concentraron en Barcelona, los incidentes se reprodujeron una noche más en distintas ciudades catalanas.
 En Lleida, los independentistas más radicales elevaron la tensión con nuevos lanzamientos de objetos contra la policía.
 Otro grupo de manifestantes, sin embargo, terció para evitar incidentes y se interpuso entre los radicales y la policía. 
“Así no” y “no queremos encapuchados”, gritaron mientras permanecían sentados frente a los violentos.
La barrera pacifista no impidió, sin embargo, que se produjeran enfrentamientos al anochecer.
 Los Mossos d’Esquadra respondieron con el lanzamiento de proyectiles de foam frente las piedras y botellas que arrojaron los manifestantes.
Con información de Alfonso L. Congostrina y Rebeca Carranco.