La Reina
prepara con detalle sus estilismos para los actos en Oviedo en los que
confía de manera especial en Felipe Varela. Un repaso a los modelos que
ha lucido en esta cita en los últimos años.
Este
2019, los Reyes han acudido a los premios Princesa de Asturias
acompañados por primera vez de sus hijas, la princesa Leonor y la
infanta Sofía.
Tras la bienvenida de los cuatro en Oviedo, don Felipe y
doña Letizia han presidido ya sin la presencia de sus hijas el XXVIII
Concierto Premios Princesa de Asturias en el auditorio Príncipe Felipe.
Para esta ocasión, la Reina ha elegido un conjunto de la firma The 2nd
Skin Co formado por top beige con escote palabra de honor y plumas con
pantalón y un maxi cinutón a juego.
En
2018, la reina Letizia volvió a apostar por Felipe Varela para la
ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias, donde lució la
melena suelta y unos grandes pendientes de diamantes, los llamados
chatones.
Doña
Letizia apostó de nuevo por el rojo, como suele hacer en las grandes
ocasiones, firmado por Carolina Herrera, para otro de los actos dentro
del programa de los premios Princesa de Asturias de 2018.
La
Reina con Teresa Sanjurjo Gonzalez, a la izquierda, el director Martin
Scorsese y su esposa Helen Morris, en los premios Princesa de Asturias
de 2018.. Doña Letizia combinó una blusa de Zara con pantalones y
zapatos negros.
Para
el concierto anual organizado por la Fundación Princesa de Asturias del
año pasado, doña Letizia lució un traje oscuro de Emporio Armani.
Los
Reyes a su llegada al estrado del Teatro Campoamor para celebrar los
premios Princesa de Asturias en 2017. Para ese año, doña Letizia lució
muy elegante con el pelo recogido un vestido muy elaborado con una falda
de amplio vuelo firmada por su diseñador de cabecera, Felipe Varela, en
tonos blancos y negros.
Ese mismo año, doña Letizia vistió de Carolina Herrera en la recepción los galardonados del premio Princesa de Asturias de 2017.
Con
coleta y presumiendo de joyas lució la reina Letizia durante el
tradicional concierto de los Premios Princesa de Asturias, celebrado en
el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, en la víspera de la ceremonia de
entrega de los galardones de 2017.
Los Reyes Felipe y Letizia, durante la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2016.
La llamaban la divina esfinge sueca (Estocolmo, 1905).
Desde que llegó a Estados Unidos con 20 años construyó un muro tan
pesado como el silencio para proteger su vida privada. A veces, sin
embargo, bajaba los brazos. “Estoy cansada, nerviosa y estoy en EE UU. Aquí no sabes que estás viva”. Cuando la mujer que enamoró en la
pantalla grande a toda una generación ya era mayor, un aficionado la
detuvo en la calle y le preguntó si realmente era ella. "Yo fui Greta
Garbo", contestó la actriz que abandonó el cine a los 36 años, en la
cumbre de su carrera. Lo que pasó durante los años venideros ha sido uno de los misterios que envuelve al icono del siglo XX.
La casa de subasta Swann Auction Galleries sacó a la venta el jueves 65
cartas que la actriz envió a su amiga íntima, la guionista
austrohúngara Salka Viertel, durante su etapa en el anonimato.
“Salka,
sé que soy una persona imposible… No voy a ninguna parte, no veo a
nadie, al igual que en Brentwood [su residencia en Hollywood]… Tal vez
vengas a rescatarme… Es difícil y triste estar sola, pero a veces es aún
más difícil estar con alguien…
No es extraño que no recuerde haber
conocido al señor Vidal. Nunca escucho un nombre, ni nada, cuando estoy
en algún lugar… Sigo siendo una niña confundida y cansada… Significas
mucho para mí. Espero que lo sepas”, reza una misiva firmada en 1937.
En
total son cerca de 100 hojas escritas de puño y letra por la intérprete
a su confidente entre 1932 y 1973.
Se despide como G. G. o Tucha o
Tusha.
Desde la casa de subastas estiman que el valor del material
oscila entre los 40.000 y 60.000 dólares (entre los 36.000 y los 54.000
euros).
Viertel, que se describió como "ni lo suficientemente hermosa ni joven"
para convertirse en una estrella, escribió muchos guiones para Garbo,
como los de La reina Cristina de Suecia (1933) o Anna Karenina
(1935).
Muchas de las cartas que la estrella nórdica le envió a su
amiga estuvieron dirigidas a Klosters, Suiza, donde la guionista se mudó
en 1953 para estar cerca de su hijo, el escritor Peter Viertel, casado
con la estrella de cine escocesa Deborah Kerr.
En las primeras cartas, Garbo critica a directores de cine y
hace apreciaciones sobre los guiones en los que trabaja.
Después habla
de que no tiene amantes, pero que eso no le impide tener problemas.
En
la última etapa de su correspondencia cuenta que pasa los días echada en
la cama, aunque le parecen años. "Estoy viviendo con terror y absoluta
tristeza", confiesa.
"Si no escuchas noticias mías no sabrás que te amo,
pero lo hago, y para siempre. (...) Pienso en ti constantemente y daría
cualquier cosa por volver a los días en que podía coger mi buggy
y conducir hasta la calle Myberry para verte
. A ti, tan vibrante y
maravillosa", escribe en otra carta destinada a Viertel.
También la
instó a contar su historia de inmigrante y en 1969 la austrohúngara
publicó su autobiografía, La bondad de los extraños.
Murió en 1978. Garbo, en 1990, con 84 años.
En 1993 la casa de subasta Sotheby's de Londres destruyó
ese muro privado construido por la estrella cuando ofertó 66 cartas
dirigidas a la guionista.
Entonces las compró un aficionado de Florida.
Ahora las subasta un propietario privado.
Dos años atrás, Sotheby's
subastó otro paquete de cartas escritas por Garbo a la condesa sueca
Marta Wachtmeister.
La tónica de sus mensajes eran tan dolorosa y
solitaria como la de los escritos a Viertel. "Nunca dije: ‘Quiero estar
sola", explicó en 1955 a la revista Life. "Solo dije: ‘¡Quiero que me
dejen en paz!’ Ahí está la gran diferencia".
La
fortaleza del siglo XVI donde se celebrará la boda del genial tenista
guarda la historia de las invasiones corsarias a la isla de Mallorca y
la venta del patrimonio nacional.
Sa
Fortalesa, la finca blindada en la que Rafa Nadal contraerá matrimonio
este sábado en Mallorca. En vídeo, imágenes aéreas de la finca.
Rafa Nadal, Gareth
Bale, Rudy Fernández o Helen Lindes quizá no lo sepan, pero la
impresionante fortaleza mallorquina frente al mar Mediterráneo donde se casaron o tienen previsto celebrar sus bodas
es consecuencia directa de diez secuestros y un albañil chapuzas. Desde
el siglo XVI y hasta bien entrado el XVII, los ataques sarracenos a las
costas de Mallorca, y más en concreto a las del municipio de Pollença, se sucedieron con una enorme intensidad.
Incluso, está constatado el desembarco en las playas de la cercana
Sóller de unos 1.800 corsarios en 1561, aunque finalmente fueron
derrotados por las tropas de capitán Joan Angelats.
No obstante,
volvieron a intentarlo en 1613, en esta ocasión también sin éxito, pero
lograron secuestrar a diez vecinos.
Así que el juez Gabriel Martorell
propuso al Ayuntamiento levantar una fortaleza defensiva, algo que el
Consistorio aprobó aprovechando que el virrey visitaba la zona y le
podían sacar unas perras.
En 1622 comenzó la edificación de la Fortaleza
d’Albercuix (Sa Fortalesa, como se la conoce actualmente), donde se
casará el próximo 19 el tenista Rafa Nadal y María Francisca Perelló,
bien es verdad que las aspilleras, saeteras, troneras y cañones que lo
protegían inicialmente han sido cambiados por áreas porticadas,
jardines, paseos y grandes salones con vistas al plácido mar.
La fortaleza –en realidad un conjunto de edificaciones unidas por
galerías y jardines– se levanta a unos 45 metros de altura sobre el
nivel del Mediterráneo.
Fue diseñada por el ingeniero Antonio Saura y
construida por un maestro albañil llamado Gabriel Ballester, que tardó
unos tres años en completar su desastrosa obra
. Cuando se cumplía poco
más de un año de su inauguración, todo se derrumbó.
Así que el virrey,
que había puesto ya 1.800 libras, envió al capitán de Infantería Miguel
Govierno y al propio Saura a investigar qué había pasado.
Su informe no
dejaba lugar a dudas: el maestro albañil era el responsable del desastre
por no seguir los planos de Saura, que lógicamente no se iba a culpar a
sí mismo.
A Ballester no le dejaron decir nada. Para reparar la
edificación, se acordó incautar todos los bienes del alarife mallorquín,
pero era insolvente y, además, el Ayuntamiento no tenía demasiados
fondos para suplir la financiación, por lo que dieron por terminadas las
obras hasta mejor ocasión.
Los piratas, a lo mejor, no volvían... Tuvo
que pasar medio siglo para que nuevamente se dispusiera de oro
suficiente para retomar los trabajos.
En 1684 se volvió a celebrar su
inauguración, pero en 1850 todo presentaba ya, otra vez, un estado
ruinoso y a Ballester ya no se le podía culpar.
A la fortaleza –o lo que quedaba de ella– se accedía atravesando un
dintel cruzado por una lápida donde se lee: “Reynando Carlos II y siendo
virrey y capitán general Emanuel Sentmenta y de Lazuna, se hizo este
exágono en 1684”. El poliédrico edificio central, que incluye un patio
interior, estaba rodeado por un foso con parapeto, que es donde se
escondían los fusileros por si volvían los bucaneros. Contaba, además,
con varias edificaciones dispersas, donde se ubicaban los cañones, y una
sola entrada con puente levadizo por la misma razón corsaria.
Rafael Nadal y su novia novia, Xisca Perelló en 2018.GTRES
En 1919 el pintor argentino Roberto Ramaugé compró aquellos restos
por 45.000 pesetas, los reformó y decoró, encargándole al escultor Josep
de Creeft todo tipo de elementos ornamentales, que incluían bellas
columnas para los jardines. Sa Fortaleza se convirtió de esta manera en
el lugar perfecto para que destacados artistas de la época disfrutaran
de los placeres de la vida. Allí, por ejemplo, Andrés Segovia deleitaba a los invitados con su guitarra en las tardes de los felices años veinte, mientras Joaquín Sorolla se inspiraría o pintaría algo cuando todos se iban a dormirla. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil provocó que la
fortificación fuese ocupada en 1936 por los militares franquistas, que
la adaptaron a sus necesidades marciales (ya no había sarracenos, pero
sí republicanos). No fue hasta 1984, y tras un largo proceso judicial,
cuando volvió a manos de los herederos de Ramaugé, si bien cuando fueron
a tomar posesión el conjunto había sido expoliado y las esculturas de
De Creeft eran historia. Volver a empezar.
Otra vista de Sa Fortalesa.
La belleza y exclusividad de esta finca de 87.000 metros cuadrados
–se levanta sobre un cabo declarado Paisaje Pintoresco desde 1973 (Punta
de l’Avançada) y solo se puede acceder a ella por una estrecha
carretera o por mar– llamó la atención de los inversores. Un lord inglés y miembro del Parlamento británico, James Upton, la adquirió en 2011 por unos 40 o 50 millones de euros y desde entonces la alquila para fiestas, bodas y comuniones.
Mientras, el Ayuntamiento de Pollença anda algo molesto, porque es
imposible visitarla sin pasar por caja, aunque el conjunto esté
declarado Bien de Interés Cultural desde 1946.
El concejal de Cultura, Josep Marquet, reconoce que están en
negociaciones con la propiedad para abrirla "algunos días al público".
El alquiler del conjunto ronda las 34.000 libras esterlinas diarias (más
de 39.000 euros), una cifra nada despreciable, porque los legajos de su
construcción en el siglo XVII hablaban de que costó levantarlo unas
2.200 libras españolas.
El
cantante anuncia que Alexander, de 16 años, acaba de lanzar su primer
trabajo: “Mi admiración tiene forma de persona. Mi hijo Alex: música en
vena y disco en vuelo”.
Alejandro Sanz y su hijo, en una imagen de Instagram.
“Mi admiración tiene forma de persona. Mi hijo Alex: música en vena y disco en vuelo”. Así ha anunciado un orgulloso Alejandro Sanz
que su hijo Alexander, de 16 años, está siguiendo sus pasos en el mundo
de la música. El artista ha querido apoyar a su hijo y dar un pequeño
empujón a su primer trabajo presentándolo en sus redes sociales; solo en
Instagram acumula más de 4,7 millones de seguidores. Alexander, que compone su música y hace rap, acaba de publicar su primer disco, SanitY ep, con seis canciones, todas ellas cantadas en inglés: Future, Espacio (con alguna frase en español), Can you feel that, AirBnB y To the top, además de un bonus que se llama Milan. Para la portada del álbum, Alexander ha elegido la misma imagen
con la que su padre ha dado la noticia: una foto en blanco y negro
donde Alejandro Sanz, con la guitarra colgada de su cuello, abraza a su
hijo, que lleva su trombón en la mano. “He trabajado muy duro en esto,
disfrutadlo”, aparece como descripción del trabajo que se puede escuchar
de manera gratuita en la plataforma Soundcloud. El hijo de Sanz toca el trombón desde hace años y hace solo cuatro meses, el pasado 27 de junio, el cantante desvelaba que su hijo era uno de los integrantes de la banda que le acompaña durante su tour,
llamado #LaGira. “Una foto no puede abarcar todo el orgullo que siento
como padre. Mi hijo Alexander me ha acompañado en los conciertos de La Gira con un derroche de talento infinito. Compartimos vida, compartimos pasiones“, escribió el cantante en su
cuenta personal junto a una imagen del joven. Días más tarde, en uno de
esos conciertos, el artista volvió a expresar su
orgullo. "Él no quiere que le presente pero lo voy a hacer igual porque
para eso estamos los padres, para molestar a los hijos. Ha venido mi
hijo Alexander. Bueno, pero no le miren mucho ahora, ¿ok? Va por ti,
cariño”, dijo. Alexander, que tiene 16 años, nació de una relación extramatrimonial
entre el cantante y la diseñadora puertorriqueña Valeria Rivera. Por
aquel entonces Alejandro Sanz estaba casado con la modelo Jaydy Michel,
con quien tuvo a su primera hija, Manuela. No fue hasta 2006, cuando el
pequeño tenía ya tres años, cuando el artista reveló la existencia de
su primer hijo varón. Sanz, tiene otros dos hijos, Dylan y Alma, nacidos
de su matrimonio con Raquel Perera, de quien se separó este pasado julio
tras más de una década juntos. Según ha contado el artista en varias
ocasiones, los cuatro hermanos se llevan muy bien: “Les junto muchísimo.
En las fiestas más señaladas y, cada vez que puedo, intento unirles”.
Manuela vive en México con su madre y Alexander, en Miami con la suya. Una ciudad en la que, cuando tiene que grabar sus canciones, el cantante
pasa gran parte del año. Dylan, de ocho años, y Alma, de cinco, viven
en España con Raquel Perera, aunque pronto se trasladarán a Nueva York, donde ella va a comenzar a trabajar. El intérprete de Corazón partío se encuentra inmerso en su gira de su último álbum, El Disco,
que después de España y Estados Unidos prepara ahora los conciertos por
Latinoamérica. Estos últimos meses le ha acompañado su actual pareja, Rachel Valdés, una artista cubana que ya hace vida en familia con el cantante.