Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 oct 2019

‘Nueve semanas y media’: historia de un rodaje que sobrepasó todos los límites

Bofetadas y ataques de pánico: cómo una de las películas más exitosas de los ochenta casi acaba con Kim Basinger.

Mickey Rourke y Kim Basinger solo tenían permitido verse durante el rodaje. En vídeo, el tráiler de la película en inglés.

Kim Basinger salió llorando de su prueba de casting para Nueve semanas y media (1986). 

Tras llamar a su agente para gritarle que había sido la peor experiencia de su vida, que se sentía humillada y que no quería saber nada de esa película, condujo hasta su casa sin parar de llorar.

 Pero al llegar se encontró 24 rosas rojas esperándola con una nota firmada por el director de la película, Adrian Lyne (Inglaterra, 1941), y su coprotagonista, Mickey Rourke (Nueva York, 1952).

 El juego perverso acababa de empezar, fuera y dentro de la pantalla. 

En aquel momento, Kim Basinger (Georgia, EE UU, 1953) era conocida como la chica Bond de Nunca digas nunca jamás y/o como la chica Playboy de febrero de 1983. 

En aquella portada, la actriz aparecía con una expresión inerte, una melena indomable y un reloj de oro, como si su triunfo fuese cuestión de tiempo.

 El productor de Locos por amor (una película de 1985 donde Basinger es una de las protagonistas) la definía como “un cruce entre Marilyn Monroe, Brigitte Bardot y Judy Holliday con el talento de Julie Christie”.

El director de Locos por amor, Robert Altman, les corrigió: “No es la próxima Marilyn Monroe. Es la próxima Meryl Streep”. ¿Y qué tenía Kim Basinger que decir a todo esto?
 “Había algo más en Marilyn Monroe: terror. Siempre parecía aterrorizada por dentro”, reflexionaba la actriz en The New York Times. 
Ella sabía de lo que hablaba.
Esta obsesión sexual de Hollywood con Kim Basinger hizo que el director Adrian Lyne la eligiese (“por su vulnerabilidad especial”) como primera opción para Nueve semanas y media, basada en la autobiografía de Ingeborg Day. 
La escritora relataba su relación, tras huir de su matrimonio y de su vida como profesora en Wisconsin para refugiarse en el anonimato de Manhattan, con un desconocido que la adentró en el sexo sadomasoquista hasta que ella, tras nueve semanas y media de sumisión física y emocional, decidía abandonarlo para salvarse a sí misma.
 El estudio quería a una actriz más popular, así que Jacqueline Bisset, Isabella Rosselini y Kathleen Turner hicieron el casting. Pero ninguna pasó la prueba como Kim, la única que se negó a dejarse someter.
Cuando llegó el día de rodar la última escena del guion (que finalmente sería eliminada del montaje definitivo), el personaje de Basinger debía estar al límite de su resistencia física y emocional
Cuando llegó el día de rodar la última escena del guion (que finalmente sería eliminada del montaje definitivo), el personaje de Basinger debía estar al límite de su resistencia física y emocional
Cuando entró en la habitación, Lyne apenas habló con ella y solo le daba indicaciones a Mickey Rourke.
 En la escena, él le tiraría billetes por el suelo y ella tendría que fingir ser una prostituta que los iba recogiendo mientras se desplazaba a cuatro patas y acababa desnudándose y entregándose al actor cuando él por fin se lo ordenaba.
“Era muy sexual y muy extraño”, recordaría la actriz, que tenía 33 años cuando se rodó la película, “yo solo quería levantarme y largarme”. 
 Cuando salió furiosa de la habitación, Lyne llamó al agente de Basinger para decirle que había conseguido el papel. “Resulta que Adrian quería que yo reaccionase exactamente como reaccioné, porque el personaje de Elizabeth era así.
 Una mujer que no entraba en el juego, pero ingenua y transformada después por un hombre en lo que él quería de ella. Esa es la verdadera historia de Nueve semanas y media”, concluyó Basinger.

Durante el rodaje Lyne siguió, según sus propias palabras, “rompiendo” a la actriz.
 Las escenas se rodarían en orden cronológico, para que Rourke y Basinger experimentasen la degeneración sexual de sus personajes a tiempo real, y tenían prohibido dirigirse la palabra fuera de cámara
. “Ella debía tenerle miedo”, explicaba el director, “si saliesen a tomarse un café juntos perderíamos esa tensión.
 En el casting [de Basinger], se produjo tal hostilidad y tal energía sexual entre ellos que yo no quería que desarrollasen una relación sin mí ahí presente. 
Ella debía vivir al filo del terror. Quería que esas diez semanas de rodaje fuesen como las nueve semanas y media de la relación”.

La película está basada en un libro de Ingeborg Day (en la foto), que relata su propia experiencia al tener una relación con un desconocido que le introduce en las técnicas sadomasoquistas.
La película está basada en un libro de Ingeborg Day (en la foto), que relata su propia experiencia al tener una relación con un desconocido que le introduce en las técnicas sadomasoquistas.
Cada vez que una escena no funcionaba, Lyne se llevaba a Rourke a un lado y le daba instrucciones sin dirigirle la palabra a Basinger. Los operarios del rodaje empezaron a comentar si el sadismo de Lyne estaba yendo demasiado lejos y reconocían en un reportaje del The New York Times sentirse incómodos ante la manipulación emocional, desde la rabia hasta la desesperación, que Basinger estaba sufriendo para que la cámara “los captase en crudo”.
La experiencia de Mickey Rourke era muy distinta. “Adrian es un gran director de actores”, dijo Rourke. 
 Y añadió: “Durante el rodaje se mostró muy preocupado por mí, asegurándose de que dormía lo suficiente, de que comía sano y de que me sentía cómodo con la gente que me rodeaba”.
 Lyne tampoco le ponía problemas a Rourke cuando el actor ponía Rebel yell, de Billy Idol, a un volumen ensordecedor antes de cada escena, para desesperación del equipo de la película.

Cuando llegó el día de rodar la última escena del guion (que finalmente sería eliminada del montaje definitivo), el personaje de Basinger debía estar al límite de su resistencia física y emocional. Pero la actriz apareció en el rodaje más guapa que nunca, según recordaría Lyne. 
En la escena, el amo le proponía un juego a su esclava: ir tomándose somníferos, uno a uno, para comprobar hasta dónde era capaz de llegar ella para satisfacerle.

En realidad las pastillas eran caramelos, pero ella no lo sabía.
 Al darse cuenta de que había estado a punto de suicidarse por su amante, decidía abandonarlo sin mirar atrás.
 “La escena no estaba funcionando. Kim tenía un aspecto fresco como una rosa, demasiado adorable”, contó Lyne, “así que teníamos que romperla”.
 Tras recibir las notas del director, Rourke agarró a Basinger del brazo con fuerza. 
A pesar de sus súplicas no la soltó mientras ella gritaba, lloraba y le golpeaba. 
 Rourke le soltó el brazo por fin, pero a continuación le dio una bofetada. Ella sufrió un ataque de pánico. El director exclamó: “Vamos a rodar la escena ahora”.

Cuando le preguntaron a Adrian Lyne dónde estaban los límites del abuso hacia un actor él explicó, como si se tratase de una relación sadomasoquista, que los límites los definen los participantes. 
“Si no pudiese soportarlo se notaría ante la cámara. Se volvería loca. Se derrumbaría”. ¿Pero si la escena precisamente necesita que el personaje se derrumbe?
 “Entonces es legítimo. Lo estás haciendo por la película”. “Después de terminar la película no quería ver a nadie que hubiese participado en el rodaje.
 Si llego a encontrarme con el tío que me traía el café le habría matado”, dijo la actriz.
Lyne, por su parte, defendía que la actriz sabía que en el fondo la estaba ayudando con su tortura pasivo-agresiva: 
“No fue agradable, pero sí útil.
 Kim es un poco como una niña. Es inocente. Eso es parte de su atractivo.
 Se convirtió en su personaje durante diez semanas, no estaba interpretando.
 Para que se cabrease me ponía agresivo con ella y ella se ponía agresiva conmigo. 
 Mickey también tenía que asustarla a propósito. Kim no es una intelectual, no lee libros.
 De hecho, no actúa, solo reacciona, una cualidad que también tenía Marilyn Monroe”. Esta imagen de la actriz encaja con la que dibujaba su marido, Alec Baldwin, cuando aseguraba sin ironía que lo que más le gustaba de ella era “su ingenuidad, nunca se entera de nada”.
Basinger, en cierto modo, se mostraba de acuerdo con Lyne (además de reconocer que efectivamente no leía libros porque tenía muy poca capacidad de atención), explicando que si un artista quiere alcanzar la excelencia debe atravesar el dolor. 
“Sería difícil decidir si volvería a hacer [esta película], pero al final tendría que decir que sí.
 Hubo momentos en los que quería dejarlo todo, en los que me planteaba si [Adrian Lyne] era un hombre enfermo o si todos nosotros éramos unos enfermos por prestarnos a ello. 
Pero al final me enfrenté a mi miedo y lo atravesé”, confesaba la actriz, a medio camino entre una artista comprometida con su vocación hasta las últimas consecuencias y una mujer con síndrome de Estocolmo.
Durante la promoción de la película, Basinger describía el rodaje como “un exorcismo, emocionalmente desgarrador pero también liberador” que le había hecho sentirse como “un nervio expuesto” durante diez semanas y que estuvo a punto de costarle su matrimonio con el maquillador Ron Snyder-Britton. (Ella le acabaría abandonando en 1988, convertida ya en la actriz más famosa del planeta, para vivir una aventura con Prince).
“Todas las actrices deberían experimentar algo así, salí más fuerte que en toda mi vida”, concluyó  Basinger. 
 Sus ataques de pánico, que habían empezado en el colegio y la siguen recluyendo en su casa durante largas temporadas, se transformaron en una agorafobia que la llevó a describir la gala en la que ganó el Oscar por L. A. Confidential, con mil millones de personas pendientes de su discurso, como la peor noche de su vida. La vulnerabilidad que Adrian Lyne había visto en ella era real, pero mucho menos sexy de lo que parecía ante la cámara.
Nueve semanas y media tardó 18 meses en editarse, en medio de rumores de que ningún estudio distribuiría una película tan sexualmente perturbadora.
 De los 1.000 espectadores que asistieron a los pases de prueba, 960 salieron de la sala sin terminarla. 
La escena de las pastillas fue eliminada, según Adrian Lyne, porque el público “odiaba a Mickey por hacerlo, a Kim por dejarse hacer, a mí por rodarlo y a la película entera”.
 También se quedaron fuera un trío con una prostituta, una violación simulada y una escena de sexo en la que Basinger iba disfrazada de hombre con bigote postizo. 


Al final este “último tango en Manhattan” se estrenó como un drama romántico con más erotismo de videoclip que pornografía. Su escena más sensual fue el striptease de Basinger, a contraluz y al ritmo de You can leave your hat on, de Joe Cocker, que acababa con Rourke dándole de comer todo lo que le quedaba en el frigorífico (cerezas, miel, jalapeños). 
La crítica la definió como “monótona y adolescente” y como “un pato muerto”. El público la ignoró en Estados Unidos, pero en Europa causó sensación (con un montaje que sí incluía todas las escenas eróticas) y los videoclubs la convirtieron en un clásico. 
En París Nueve semanas y media se pasó cinco años en la cartelera.
En 2015, Kim Basinger contó que solo ha vuelto a ver a Adrian Lyne una vez más en su vida: 
“Hace unos meses me crucé con él por una calle de Beverly Hills. Le dije 'esa película cambió mi vida'. Él respondió 'a mí también'. Después se metió en su coche sin decir nada más. ¿No es precioso?”.

 

HAUSER - 'O Sole Mio

11 oct 2019

Raquel Perera habla de Alejandro Sanz: “Debo asegurarme de que estará bien”

La exesposa del cantante del que se separó el pasado julio prepara una nueva vida con sus dos hijos en Nueva York y desmiente que haya criticado la nueva relación del artista.

Raquel Perera
Raquel Perera, en Cádiz, en julio.

 

Aunque siempre se ha mantenido en un discreto segundo plano, Raquel Perera, la exesposa de Alejandro Sanz, ha querido zanjar todas las informaciones que la acusan de haber criticado las imágenes del cantante junto a su nueva pareja, la artista cubana Rachel Valdés
“No puedo estar desmintiendo todo lo que se dice. Estoy centrada en mí y en mis hijos. 
Nuestro futuro como familia es algo esencial e incuestionable”, ha asegurado la psicóloga experta en marketing y comunicación a la revista Hoy Corazón.
 "Allí donde haya amor siempre lo celebraré", ha añadido.
Perera también ha aclarado que ella está muy bien, a diferencia de lo que se empeñan en querer demostrar algunos medios desde que ella y el artista anunciaran su separación el pasado verano.
 “Las grandes tragedias en la vida pasan por otras cosas y no por una separación”, ha asegurado.

Además de su pareja, Perera ha sido durante años la persona que ha estado detrás de los negocios de Alejando Sanz como parte del consejo de Gazul Producciones, la sociedad limitada que gestiona los negocios y empresas del cantante. 
No aclara si continuará ligada laboralmente al artista, pero deja claro que Sanz, de momento, sigue entre sus prioridades.
 “Durante años me he ocupado de lo suyo y ahora debo asegurarme de que él estará bien”, ha dicho a la revista. 
 Perera se prepara ahora para comenzar una nueva vida en Nueva York, aunque no se sabe si se dedicará a su verdadera profesión, la psicología, y comenta a la publicación que no se cierra al amor, que le parece esencial en la vida de cualquier persona.
La portada de la revista 'Hoy Corazón', de esta semana.
La portada de la revista 'Hoy Corazón', de esta semana.
Alejandro Sanz y Raquel Perera comenzaron su relación en 2007, dos años después de que el cantante se separara de Jaydy Michel con quien se había casado en Indonesia en 1999.
 Al principio mantuvieron su relación fuera del foco de los medios y en enero de 2011 anunciaron que esperaban su primer hijo, Dylan, que nació el 12 de julio de ese año.
 Con la misma discreción, y por sorpresa, la pareja contrajo matrimonio el 26 de mayo de 2012 en la finca que el cantante tiene en la localidad cacereña de Jarandilla de la Vera.
 Un enlace que ni siquiera conocían los familiares y amigos a los que congregaron allí ese día y que pensaban que solo asistían al bautizo de Dylan, que se celebró al mismo tiempo que su matrimonio.
 En 2014, llegaba al mundo Alma, la segunda hija para Perera y la cuarta para Sanz, que también tiene a Manuela, fruto de su relación con Jaydy Michel, y a Alexander, nacido de una relación extramatrimonial.
La pareja comunicó su separación a través de sus redes sociales el pasado julio: "Somos una familia y siempre lo seremos. Decidimos amarnos para siempre y así será. 
Lo eterno tiene la complejidad y la ventaja de transformar las maneras de amarse en otras direcciones, sin destruir el cariño, la lealtad y la responsabilidad conjunta sobre nuestros hijos.
 Nuestra familia está por encima de cualquier cosa... es diversa y bella, como la vida y así permanecerá. 
El mundo cambia, nosotros también, siempre amorosamente. Gracias por respetarlo".

Solo dos meses después del anuncio, también la revista Corazón fue la que publicó las primeras imágenes del cantante con su nueva pareja, la artista cubana Rachel Valdés, que acompaña al artista durante su gira por Estados Unidos.
 Valdés parece haber congeniado bien con parte de la familia de Alejandro Sanz, dado el intercambio de mensajes que ha tenido en Instagram con la hija mayor del artista, Manuela. 
 Precisamente, a principios de octubre la pareja y Manuela Sanz Michel fueron fotografiados paseando juntos por una playa de San Diego, en California. en una parada de la gira que el cantante realiza en estos momentos.






Test Elle & Rose & Rose: ¿Cuál es la verdadera esencia de Belén Cuesta?

Ponemos a prueba el olfato de la actriz con un objetivo: descubrir dónde reside el encanto de esta andaluza de sonrisa magnética. Spoiler: como no podía ser de otra manera, el humor es su arma más poderosa... y hasta aquí podemos leer.
 Nuestro aliado: L’Eau d’Issey Rose & Rose de Issey Miyake. ¿Preparadas para oler?
 SUPERCONCURSO ISSEY MIYAKE & ELLE.ES: ¿CUÁL ES TU VERDADERA ESENCIA?

Son apenas las 8 de la mañana cuando Belén Cuesta llega a nuestro plató.
 Su sonrisa, aún tímida, es su mejor carta de presentación.
 Una sonrisa que va ganando en vatios de potencia según avanza la jornada y que cobra un nuevo significado cuando se coloca delante de la cámara y el realizador anuncia: "Grabando". 
En un primer momento, resulta difícil separarla de sus papeles más icónicos: Magüi, de "Paquita Salas", Milagros, la monja de "La Llamada"... 
Sin embargo, en las distancias cortas Belén se eleva sobre sus personajes. 
Tiene un poso de elegancia no impostada, natural, sin artificios... con el que logra meterse al equipo en el bolsillo sin esfuerzo, quizás sin apenas ser consciente de ello.
 Es un hecho: no hemos podido elegir mejor opción para realizar este test especial.






Belén Cuesta Issey Miyake




Test Rose & Rose: el experimento
¿Alguna vez te has preguntado por qué nos enamoramos de una fragancia y no de otra? ¿Cómo logra conquistarnos un perfume?
 ¿Se cumplen las mismas leyes del deseo y la atracción que hacen que nos enamoremos de alguien? En el caso de los perfumes, hay una explicación mitad ciencia, mitad emoción. 
Los primeros 15 minutos nos seducen las notas de salida, la primera impresión. 
En las siguientes dos horas descubrimos sus notas de corazón, su esencia. 
Y por último aparecen las de fondo, las que nos atrapan para siempre.
¿Podríamos adivinar cómo es una persona a través de sus ingredientes como si fuera un perfume?
 Igual que toda fragancia tiene una pirámide olfativa, las personas también tenemos diferentes capas. 
Hoy, queremos que el poder evocador del olfato nos ayude a descubrirlas en nuestra protagonista.
 Comienza el juego: ojos vendados, los ingredientes del nuevo perfume L'Eau D'Issey Rose&Rose, un poco de concentración y grandes dosis de honestidad.
 Allá vamos. 
 ¿QUIERES PROBAR GRATIS EL NUEVO PERFUME DE ISSEY MIYAKE?

 Belén Cuesta Issey Miyake



Una belleza sin artificios
Las frambuesas forman parte de las notas de salida del nuevo perfume de Issey Miyake, ¿y Belén, qué nos puede decir de las suyas? "No sé la primera impresión que causo en los demás.
 Habrá quien nada más verme piense que soy una estirada y quien piense que soy la más divertida. 
 Todo erróneo", nos cuenta. 
Y es que la actriz no confía en el poder absoluto que el imaginario popular otorga a las primeras impresiones: 
"Creo que es más habitual de lo que debería hacernos imágenes equivocadas de la gente.
 Mi mejor amiga me confesó que el día que nos conocimos pensó que yo era una creída y que le caí mal de inicio. 
¡Llevamos media vida de amistad!".

Por otra parte, no hay duda de que la imagen juega un papel fundamental en esa primer concepto que los demás se crean de nosotros mismos. ¿Cómo es el estilo de Belén Cuesta?
 "Mi estilo es sobre todo cómodo y relajado. No me siento cómoda con muchos artificios. 
Para mí la belleza, en la moda y en cualquier aspecto, parte de lo aparentemente fácil".

Belén Cuesta Issey Miyake
Belén tiene claro cuál es la mejor crítica que puede recibir: "De quien no me conozca espero que haga la crítica que quiera, pero con respeto.
 De mis amigos, solo espero que me tengan como buena amiga. Nada más. 
Sé que por lo menos perdonan mis defectos. Soy muy despistada y un poco desastre en algunos aspectos...", confiesa.
 De sus virtudes prefiere no hablar: 
"Es mejor no ser muy consciente de tus virtudes para no viciarlas", nos cuenta. 
Sí nos confiesa el rasgo de su carácter del que se siente más orgullosa: el sentido del humor.
Pasión por los pequeños placeres de la vida
 
Dos variedades de rosas forman parte de las notas de corazón del perfume de Issey Miyake: la rosa centifolia y la rosa damascena. ¿Cómo es esa Belén que solo conoce su círculo más íntimo? 
"En realidad, soy más tranquila y más sensible de lo que parece. Necesito mi tiempo de calma. 
 Mis horas de nada", confiesa la actriz, al tiempo que reconoce sentir pasión por los pequeños placeres de la vida.
"¡Disfruto comiendo delicias! Para mí la felicidad es una buena reunión con amigos, un viaje, un concierto, un caldito en invierno, una siesta en la playa...". 
¿Qué le diría a su yo de niña si tuviera ocasión? "Que no le voy a contar mucho de cómo va a ir nuestra vida por qué va a ser mejor que lo vaya descubriendo poco a poco.
 Pero que vivirá cosas que no espera en absoluto, que otras sí que pasarán y que se rodeará de gente maravillosa".
 ¿Alguna asignatura pendiente? 
"Sacarme el título de patrón de barcos, viajar mucho más, aprender bien otro idioma, tocar un instrumento... ¡Muchass!"

Sus tres pilares: familia, amor y humor 
 
Las notas de fondo de un perfume son aquellas destinadas a dejar huella. 
En el caso de Rose & Rose, el pachulí.
 Y en el caso de Belén, ¿qué ha sido aquello que ha dejado poso en ella, que le ha hecho ser como es? "Debo mi forma de ser a la guasa y el amor de mi madre, a las pautas y consejos de mi padre, a mi hermano Malaco y al haber crecido frente al mar".
 Belén nos cuenta que sus mejores recuerdos huelen a brisa marina, que el mar es su refugio en el mundo, aunque la música también juega un papel fundamental en su vida.
 De hecho, su recuerdo más feliz es "con mis padres escuchando música en casa una tarde cualquiera: desde música brasileña a Janis Joplin, Supertramp, Buena Vista Social, Club, música brasileña... de todo".

¿Qué recuerdo te gustaría dejar a ella en el mundo? "Me gustaría que mi trabajo le haya servido a alguien en algún momento y que mi gente me recordase como una que disfrutó mucho a pesar de los pesares. 
Creo en el humor como el mejor de los remedios. Mi mantra en la vida es relativiza todo.
 Todo pasa. Solo la esencia permanece".

 Belén Cuesta Issey Miyake
 
Y así, sin darnos cuenta, ingrediente a ingrediente, confesión a confesión, la grabación ha llegado a su fin. 
Belén se marcha, dejando en el aire una estela de vitalidad y positivismo absoluto.
 La promoción de "Litus", su última película en cartelera –superrecomendable, por cierto–, la espera.
 En el plató, hiperperfumado con la esencia del nuevo perfume de Issey Miyake tras las sucesivas tomas del vídeo, los miembros del equipo nos quedamos buscando en el móvil fragmentos de algunas de las escenas más famosas de Belén en "Kiki" y "Paquita Salas". ¡Nos hemos quedado con ganas de más!
 Pero estamos de enhorabuena: este otoño la actriz tiene pendiente de estreno "La trinchera infinita" y "Ventajas de viajar en tren".
 Al final, resulta que Belén Cuesta y Rose & Rose tienen en común lo más importante: su esencia está destinada a dejar huella.