Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

12 sept 2019

Los hijos de Blanca Fernández Ochoa se despiden de su madre en una carta

"Queremos pensar que todo va a salir bien, pero tenemos miedo, mami", dicen Olivia y Diego en la misiva a la deportista fallecida.

Olivia Freire Ochoa y David Freire Ochoa durante las labores de búsqueda de Blanca Fernández Ochoa en Cercedilla.
Olivia Freire Ochoa y David Freire Ochoa durante las labores de búsqueda de Blanca Fernández Ochoa en Cercedilla. GTRES

Olivia y David Fresneda, los hijos de Blanca Fernández Ochoa, la medallista olímpica hallada muerta la pasada semana en la Sierra de Madrid, se han mantenido en silencio durante los días en que se buscaba a su madre y también durante el velatorio. Ahora, días después, los jóvenes han hecho pública una carta abierta a la esquiadora que ha publicado la revista Semana. “Mami, seré breve porque nunca tendré palabras suficientes para explicar el vacío que sentimos ahora mismo Olivia y yo, y lo que por desgracia ahora ya no tenemos", escribe David, de 19 años.

 "Lucharemos todos los días de nuestra vida para que te sientas orgullosa de, como tú decías, tus dos medallas valiosas. 

Estés donde estés, queremos que sepas que siempre estarás en nuestro corazón", explicaba David.

 "Eres nuestro presente y serás parte de nuestro futuro. 

Te contaremos nuestras alegrías, penas, temores, proyectos y serás parte de nuestra vida para siempre", añadía. El hijo pequeño de Blanca ha querido halagar la personalidad de su madre: 

"También decirte que jamás olvidaremos esa preciosa forma de mostrarnos tu felicidad, tu cariño, tu amor hacia nosotros y tu eterna sonrisa, que por suerte hemos heredado. 

Mami, nos quedan muchísimas cosas por decirte, por compartir contigo, pero nos harían falta tantas horas, tantas páginas, que te las iremos contamos por el camino", añadía. Tanto él como su hermana, han querido despedirse con una frase cómplice hacia su madre:

 "Todo lo bueno que nos pase va a ser gracias a ti. Y como tú siempre nos decías: 'Os quiero hasta el infinito y mucho mucho mucho más allá'", terminaba David su carta. 

Olivia, la hija mayor de la esquiadora, de 20 años, también ha querido despedirse de su madre:
  "Te prometemos que vamos a estar siempre unidos y vamos a ser muy felices para que tú también seas feliz con nosotros", ha escrito.
La carta de Olivia a su madre dice: "Mami, nunca pensamos que este momento iba a llegar o, por lo menos, que no iba a estar tan cerca.
 Esto, sinceramente, es una puta mierda. ¿A quién le vamos a contar las cosas ahora?", reflexiona Olivia. 
"Queremos que te quede claro que todo lo bueno que nos pase a partir de ahora será gracias a ti.
 Gracias por todo lo que has hecho por nosotros, nos has dado la vida y ahora nos toca a nosotros vivirla por ti. Te prometo que vamos a lucharlo todo, absolutamente todo.
 Y cuando no nos queden fuerzas vamos a seguir por ti.
 David y yo vamos a seguir", añade la deportista jugadora de la selección de rugby. 
"Queremos pensar que todo va a salir bien, pero tenemos miedo, mami. Aunque tú nos enseñaste que con el miedo no se va a ningún lado, hay que echarle dos cojones.
 No sé si te lo habíamos contado ya o no, pero creemos en el destino. Si nos ha pasado ahora esto es porque algo muy muy muy muy bueno va a llegar pronto.
 Una de cal y otra de arena, ¿no? Sabemos que no te has ido.
 Tu parte física puede que sí, pero la parte realmente importante no se va a ir nunca jamás. 
¿Qué serás en tu otra vida? Como tú decías: ‘En mi otra vida quiero ser ganadera de toros bravos’
 Seguro que sí, mami. Solo queremos que seas igual de feliz que como lo eras con nosotros, estés donde estés", concluye la hija de la medallista olímpica.

Geena Davis: “La desigualdad de género en Hollywood es una vergüenza”

La actriz ha desvelado cómo en sus inicios temía hacer públicos sus problemas por miedo a perder algunos trabajos.

La insuficiente representación de las mujeres detrás de la cámara en Hollywood es una “vergüenza”, ha dicho la actriz y activista Geena Davis en el Festival de Cine de Deauville, en Francia. 
Davis, quien protagonizó el clásico de culto Thelma y Louise con Susan Sarandon, criticó la brecha de género de Hollywood el miércoles en la alfombra roja del festival, donde está promocionando su nuevo documental This Changes Everything sobre la desigualdad de género.
“Creo que escuché que en Francia hay un 24% de directoras y en Estados Unidos solo el 4%.
 Quiero decir, 24% tampoco es suficiente, pero 4% es una vergüenza”, declaró la intérprete, de 63 años. 
"Es extremadamente importante que los hombres sean socios para encontrar la solución a este problema paralizante, el talento de mujeres excluidas del proceso creativo", añadió.
 El documental, producido por Davis y dirigido por Tom Donahue, presenta entrevistas con actrices de Hollywood como Meryl Streep, Reese Witherspoon, Jessica Chastain y Tiffany Haddish y examina la discriminación de género en los medios y la industria del entretenimiento.
El festival de cine estadounidense en la ciudad costera occidental de Francia rindió homenaje a los 63 años de carrera de la actriz, lanzada con la película Tootsie de 1982. 
Seis años después, ganó un Oscar por su papel en El turista accidental.
Geena Davis, en el festival de Deauville.
Geena Davis, en el festival de Deauville. WireImage
 

 

Davis alabó el movimiento #MeToo, que ha ayudado a las mujeres a denunciar hechos de violencia sexual y reveló la prevalencia del acoso sexual y los ataques contra las mujeres en todo el mundo, y se alegró por el gran impacto que este ha tenido en Hollywood.
 La actriz destacó cómo en el pasado le enseñaron a no quejarse y recordó que, al principio de su carrera, a las actrices se las desalentaba a contar lo que les pasaba advirtiéndoles de que siempre habría alguien dispuesto a asumir sus papeles. 
"Te decían que siempre habría una actriz más barata o lo que sea...pero no solo con las agresiones sexuales, en general, con todo tipo de discriminación".
Davis, quien también fundó el grupo de investigación sin fines de lucro Instituto Geena Davis sobre Género en los Medios, reveló recientemente que una vez se vio obligada a sentarse en el regazo de un director para una escena romántica durante una audición.

El marido de Marta Ortega ya es empleado de su suegro

Tras debutar junto a su esposa como cronista de viajes en Instagram, Carlos Torretta está siguiendo un curso de formación en Inditex.

yerno amancio ortega
Carlos Torretta y Marta Ortega, en julio en A Coruña. GTRESONLINE

 

Somníferos, alcohol y un amor tóxico: el trágico final de Judy Garland, la voz de ‘Over the rainbow’

El filme 'Judy' lleva a las pantallas la estancia de la ganadora del Oscar en la capital británica, evidenciando un declive físico y emocional que desembocaría en su fallecimiento.

Judy Garland
La trágica vida de Judy Garland llega a cine. Foto: Getty

Esta historia, como Woodstock, el asesinato de Sharon Tate o la llegada a la luna, también ocurrió en el hoy omnipresente verano de 1969.

 Pocas horas después de su muerte, el crítico de cine más respetado de siempre, Roger Ebert, publicó un obituario en el que resumía así los últimos meses del mito:

 “Consiguió convertirse en una de las mayores estrellas, pero cuando Judy Garland falleció este domingo en Londres poco de eso quedaba ya. Solo dolor, vulnerabilidad y recuerdos”.

  La suya es recordada como una de las vidas más trágicas del séptimo arte, una víctima del mismo sistema cruel e implacable que la concibió. 

La Metro Goldwyn Mayer la convirtió en una estrella internacional con apenas 17 años en El mago de Oz, pero también en una esclava, dirigida sin atisbo de humanidad, cuya única misión era la de cumplir con los planes de rodaje.

 Con la connivencia de unos padres que no supieron o quisieron ver más allá del negocio, le suministraron todo tipo de drogas (estimulantes, antidepresivos, somníferos…), controlaron su dieta de forma estricta, sufrió varios episodios de acoso sexual y hasta fue vigilada por espías. 

Decían que con 11 años cantaba con el desgarro de una mujer tres veces mayor que ella.

 Lo mismo puede decirse del desgarro con el que vivió después. Garland tenía solo 46 años cuando aterrizó en la capital británica para ofrecer los que serían los últimos conciertos de su carrera, pero la costosa factura de pasar a la eternidad como la voz de Over the rainbow le hacía aparentar muchísimos más. La historia de lo ocurrido allí hace medio siglo, el amargo epílogo de la estrella destruida, llega ahora a las salas.

Tras casi una década alejada de la primera plana, la ganadora del Oscar Renée Zellweger vuelve ahora a escribir su nombre en las quinielas de la temporada de premios gracias a su interpretación de la inolvidable actriz de filmes como Ha nacido una estrella

Judy, que verá la luz en los cines españoles a principios de 2020, ya lidia con la polémica una vez que la mismísima Liza Minelli asegura que no ha avalado ni participado en la película y que jamás ha tenido ningún tipo de contacto con la propia Zellweger sobre la aproximación a la figura de su madre. Estrenado en el festival de cine de Telluride, el filme dirigido por Rupert Goold cuenta el viaje de Garland a Londres para ofrecer cinco semanas de actuaciones –con todas las entradas vendidas– en el club restaurante Talk of the town, exhibiendo un deterioro físico y mental que no hacía sino anticipar el fatal destino que se avecinaba pocos meses después.

La actuación de Zellweger es considerada por la crítica como una de las mejores del curso cinematográfico. Foto: Getty/BBC Films
Garland aterrizó en el aeropuerto de Heathrow en diciembre de 1968. 
Lo hizo con varios intentos de suicidio frustrados a sus espaldas y completamente arruinada, perseguida por la Hacienda estadounidense y por un buen número de promotores que la demandaban por incumplimiento de sus contratos. 
Una vez que Hollywood decidió renegar por completo de ella a principios de la década, la artista intentaba ganarse la vida actuando de ciudad en ciudad, vendiendo en los carteles un aura de estrella ya extinto. 
 «En 1967, cien mil personas fueron a ver su actuación en Boston al aire libre, a pesar de una lluvia torrencial.
 Pero un año después, las cosas le iban tan mal que estaba cantando en un pequeño bar de Manhattan por 100 dólares la noche», narra el escritor Gerald Clarke en la biografía Get Happy: The Life of Judy Garland.
 En Londres, la artista no encontró un hogar temporal o un retiro dorado, sino un refugio de compasión. “No sé si la ciudad todavía me necesita, pero yo si la necesito a ella.
 La gente me comprende y no noto la crueldad que tan a menudo siento en los Estados Unidos”, declaró al Sunday Express.
 El acuerdo con el club se extendía durante cinco semanas por valor de tres mil libras cada una, lo que actualmente equivaldría a una cifra cercana a los 55.000 euros semanales.
 Para la que una vez fuera la mayor estrella sobre la tierra, ganadora de Oscar y Grammy, tener que actuar cada noche mientras los comensales charlaban entre ellos o degustaban una créme brûlée era la metáfora perfecta de la extrema decadencia que había alcanzado su carrera. 
Según cuenta Ebert, una noche los espectadores incluso llegaron a lanzar al escenario panecillos después de que no consiguiera terminar la canción que ponía el broche de oro a todas las veladas, la incunable Over the rainbow
 Más allá del atractivo de ver en persona a un icono del cine, la decepción era la tónica general en el patio de butacas.
 Llegaba tarde y se iba pronto, por lo general ebria, luciendo una voz casi tan desencajada como su propio rostro.
El deterioro de la intérprete aquellos días se aceleraba a pasos agigantados. 
Además de su añeja adicción al alcohol y a las drogas –sobre todo barbitúricos, para paliar su insomnio crónico–, también se encontraba enfrascada en la lucha por la custodia de los dos hijos que tuvo con el que había sido su manager y tercer marido, Sidney Luft.
 Se casó cinco veces, la última a los pocos días de llegar a la capital británica con el músico Mickey Deans. 
 Exresponsable de una discoteca, se conocían desde hacía un par de años y, camuflado de médico personal, había pasado a convertirse en su surtidor de drogas de confianza. 
Ella declaró ante los medios que era la primera vez que “estaba enamorada de verdad”.
 Rosalyn Wilder, la asistente de producción que acompañó a Garland durante su residencia londinense, calificó a Deans como un “hombre terrible”. 
“Si hubiera puesto un anuncio en el periódico para buscar a la persona menos adecuada para hacerse cargo de ella, no podría haber tenido una mejor respuesta”. 

Judy Garland y Mickey Deans posan tras casarse por lo civil en el barrio de Chelsea. Foto: Getty

La cantante ofreció un concierto más en Copenhague, a la postre el último de su carrera. 
Para entonces, como escribiría Peter Lennon en The Guardian, solo era una “patética y devastada drogadicta”.
 La mañana del 22 de junio, fue el propio Deans quien encontró el cuerpo inerte de Garland en el baño de su residencia situada en el exclusivo barrio de Belgravia. 
 Acababa de cumplir 47. La autopsia determinó que el fallecimiento se debió a una sobredosis de barbitúricos.
 Por accidente o por voluntad, la actriz se había levantado en mitad de la noche para ingerir una nueva dosis de Seconal que terminó resultando fatal.
Su funeral en el Upper East Side fue un acontecimiento multitudinario al que acudieron más de veinte mil personas. Hasta nuestros días ha llegado el mito de que fue la rabia por su fallecimiento la chispa que encendió la mecha del activismo gay tal y como lo conocemos. 
 Considerada como el primer gran referente popular del colectivo (la tildaban como “la Elvis de los gays”), lo cierto es que un buen número de homosexuales estadounidenses se hacían la pregunta en clave 
“¿Eres amigo de Dorothy?” para reconocerse entre ellos, en referencia a su personaje en El mago de Oz.
 
Imagen del multitudinario funeral de Garland. Foto: Getty
Aunque muchos expertos son escépticos en cuanto a la correlación, históricamente se ha relacionado la histeria provocada durante el funeral de Garland con los legendarios disturbios de Stonewall, que tuvieron lugar solo unas horas después de la ceremonia y marcaron un antes y un después en la lucha del colectivo LGTB. 
 Otras afirmaciones sostienen que la bandera arcoíris, diseñada por el artista Gilbert Baker, fue creada tomando como referencia el Over the rainbow de Garland.
 Si en su trágica vida se mostró incapaz de atravesar el anhelado arcoíris, en su recuerdo queda la certeza de que fue imprescindible para que muchos otros sí consiguieran hacerlo.