Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 sept 2019

La comparación del torso de Brad Pitt hace 30 años y ahora levanta la locura

Su escena sin camiseta en 'Érase una vez en... Hollywood' recuerda a la que lo hizo famoso en 'Thelma y Louise'. Pero ¿cómo ha conseguido el actor mantener así su figura con 55 años?.

Brad Pitt
A la izquierda Brad Pitt en 'Thelma y Louise', con 28 años. A la derecha, Pitt en 'Érase una vez en Hollywood', con 55.

 Mira que eres guapo!!!! Que bonito eres!!!!

Primero fue un ídolo juvenil, después el gran sex symbol de los noventa y posteriormente el actor de carácter más atractivo de la industria.
 Ahora, Brad Pitt (Shawnee, Oklahoma, 1963) es el último gran epítome de la belleza eterna. 
No solo por sus recientes apariciones en la alfombra roja de Venecia que atraen todavía más miradas que los grandes vestidos de alta costura de sus compañeras femeninas, sino por su papel en la exitosa Érase una vez en... Hollywood (dirigida por Quentin Tarantino). 
Concretamente en una escena cuya condición de clásico instantáneo ya ha sido confirmada con la prueba definitiva: el GIF del momento ya circula en Internet.
"Un factor importante es el ejercicio diario sin cargas excesivas y compensado, aunque me figuro que para películas como esta donde va a tener escenas sin camiseta hará un entrenamiento específico para ganar definición"
(Marco García, entrenador personal)
Se trata de esa secuencia en la que Pitt se sube al tejado de la casa de Leonardo DiCaprio para arreglar su antena y, como el sol calienta y el calor aprieta, se quita la camiseta.
 Es obvio que no es un gesto gratuito.
 En primer lugar, porque no es un torso cualquiera, sino el de Brad Pitt, uno de los más envidiados del cine contemporáneo. En segundo lugar, porque conociendo el amor de Tarantino por el subtexto cinéfilo y las referencias internas, no está de más recordar que Pitt se convirtió en una celebridad, precisamente, por quitarse la camiseta en Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991) 28 años antes, en una escena ya clásica en la que hace el amor alocadamente con Thelma (interpretada por Geena Davis) y después le enseña a atracar un banco con un secador a modo de pistola.
 Por supuesto, los usuarios de diferentes redes sociales no han esperado a comparar ambas estampas. 
Lo más llamativo no es que habiendo pasado casi 30 años entre ambas el torso de Brad Pitt no haya envejecido, sino que con 55 años parezca, si acaso, todavía más firme y musculoso. 
"En Brad Pitt influyen varios factores que ayudan a que tenga ese aspecto tan poco usual en un hombre de su edad", explica a ICON Marco García, entrenador personal del centro deportivo municipal San Antón (Madrid).
 "Lo primero es el factor genético.
 Lo segundo es que ha abandonado el alcohol con todos los beneficios que eso conlleva, tanto internos como externos, como el estado de la piel.
 Lo tercero es el ejercicio diario sin cargas excesivas y compensado, aunque me figuro que para películas como esta donde va a tener escenas sin camiseta hará un entrenamiento específico para ganar definición".
Es curioso que un actor que ha querido alejarse tanto de una imagen de sex symbol que parecía pesarle como una losa se preste sin problemas a que su envidiable físico sea el protagonista de muchas de sus películas. 
En El club de la lucha (David Fincher, 1999), su cuerpo fibrado se hizo tan célebre que se convirtió casi en un estándar para los gimnasios: “Quiero estar como Brad Pitt en El club de la lucha”. Nada sencillo: según supimos años después, Brad se quedó para ese papel con un cinco por ciento de grasa corporal. 
El cuerpo sano y musculoso suele tener, de media, un doce por ciento. 
Y en Troya (Wolfgang Petersen, 2004) sus fornidos brazos fueron casi actores secundarios por la expectación que levantaron tras su estreno.
Mucho antes de Chris Hemsworth y 'Thor', Brad Pitt ya sentó cátedra sobre lo que son unos brazos fornidos en 'Troya' (2004).
Mucho antes de Chris Hemsworth y 'Thor', Brad Pitt ya sentó cátedra sobre lo que son unos brazos fornidos en 'Troya' (2004).
No es el único actor que esta semana ha causado impresión por un desnudo parcial impactante a una edad en la que otros ya aceptan que la barriga y las lorzas son inevitables.
 Este fin de semana un tráiler de la serie de HBO The Young Pope mostraba a Jude Law, con 46 años, luciendo a la perfección un bañador Speedo blanco en la playa. 
"Es evidente que tener dinero da acceso a cuidados físicos y estéticos", remata García, "pero hay que recordar que hacer ejercicio diario es gratis para todos y al final lo que más cuesta es levantarse del sofá.
 Sea el caso que sea, tener 55 años y lucir así de bien tiene un enorme mérito".

3 sept 2019

El miedo vuelve a hacer cola ante los bancos argentinos

La inquietud ante un nuevo corralito lleva a los clientes a retirar sus ahorros en dólares y guardarlos de otras formas.

Fila frente a una sucursal del BBVA este lunes antes de la apertura. En vídeo, varias entrevistas con clientes de los bancos. Foto: AP | Vídeo: Reuters
"Sacá los dólares del banco". Ese mensaje empezó a circular como la pólvora de teléfono en teléfono la semana pasada en Buenos Aires.
 El riesgo de que Argentina vuelva a entrar en cesación de pagos ha reavivado el fantasma del corralito de 2001 y con ese miedo en el cuerpo muchos argentinos recurren al bien más preciado en las crisis: la divisa estadounidense.
 En los últimos 20 días de agosto, los depósitos en dólares se redujeron en 3.950 millones, según datos del Banco Central, y la sangría se aceleró este lunes, cuando debutó el control de cambios impuesto por el Gobierno de Mauricio Macri
 Los bancos fueron autorizados a extender su horario hasta las cinco de la tarde para atender el aumento de demanda y a primera hora del día había filas frente a todos ellos.



Los argentinos que esperaban a que abriesen las puertas eran reacios a hablar, pero algunos aceptaron bajo condición de anonimato.
 "Quería sacarlos el viernes cerca del laburo [trabajo] y me dijeron que tenía que ser en mi sucursal. Si no me los dan hoy prendo fuego el banco", señaló con bronca un comerciante de 48 años. "Lamentablemente esto ya lo vivimos muchas veces en Argentina", se sumó una mujer jubilada que estaba detrás de él en medio de insultos a Macri porque "nos endeudó y volvió a entregar el país al FMI", en referencia al préstamo de 57.000 millones concedido por el organismo internacional.


Muchos de quienes retiran estos días dólares de los bancos los esconden en casa o los ponen en cajas de seguridad, que a menudo se comparten en familia por las comisiones elevadas y la escasa disponibilidad.
 "Quedé con mi viejo [mi padre] en el banco y después él me los guardará en su caja de seguridad", comentaba el domingo una docente de 37 años.
 La demanda de cofres se disparó en las últimas semanas y en muchos bancos del microcentro porteño hay lista de espera.
 "En casa es muy arriesgado, mirá si te afanan [roban], pero en este momento no podés dejar los dólares depositados", aseguró.
 En el corralito de diciembre de 2001, millones de argentinos vieron bloqueadas sus cuentas corrientes de la noche a la mañana y las heridas de esa desconfianza no se han cerrado en 18 años. Los que tienen sus dólares en el exterior suspiran aliviados.

El temor a que la devaluación del peso continúe -ha perdido un 23% de su valor desde las elecciones primarias del 11 de agosto- lleva a buscar dólares a toda costa. Algunos trabajadores han sacado sus sueldos recién depositados en la cuenta para pasarlos a dólares.
 Este lunes el público se encontró con una gran dispersión de valores en la apertura del mercado.
 "En este momento a 62", respondían en un banco del centro de Buenos Aires sobre el valor de venta del dólar cerca de las once de la mañana. 
En una casa de cambio situada a dos calles la divisa estadounidense se ofrecía a 65 pesos argentinos. En otra, a 61; al lado la vendían por 59 y había pizarras en blanco o en las que estaba escrito "Consultar".
 En la calle peatonal Florida y sus alrededores, los arbolitos (los operadores informales de cambio que ofrecen sus servicios a viva voz) comentaban que el precio era "negociable".


"Sacá los dólares del banco". 
Ese mensaje empezó a circular como la pólvora de teléfono en teléfono la semana pasada en Buenos Aires. 
El riesgo de que Argentina vuelva a entrar en cesación de pagos ha reavivado el fantasma del corralito de 2001 y con ese miedo en el cuerpo muchos argentinos recurren al bien más preciado en las crisis: la divisa estadounidense.
 En los últimos 20 días de agosto, los depósitos en dólares se redujeron en 3.950 millones, según datos del Banco Central, y la sangría se aceleró este lunes, cuando debutó el control de cambios impuesto por el Gobierno de Mauricio Macri. Los bancos fueron autorizados a extender su horario hasta las cinco de la tarde para atender el aumento de demanda y a primera hora del día había filas frente a todos ellos.

Los argentinos que esperaban a que abriesen las puertas eran reacios a hablar, pero algunos aceptaron bajo condición de anonimato. 
"Quería sacarlos el viernes cerca del laburo [trabajo] y me dijeron que tenía que ser en mi sucursal. Si no me los dan hoy prendo fuego el banco", señaló con bronca un comerciante de 48 años.
 "Lamentablemente esto ya lo vivimos muchas veces en Argentina", se sumó una mujer jubilada que estaba detrás de él en medio de insultos a Macri porque "nos endeudó y volvió a entregar el país al FMI", en referencia al préstamo de 57.000 millones concedido por el organismo internacional.
Muchos de quienes retiran estos días dólares de los bancos los esconden en casa o los ponen en cajas de seguridad, que a menudo se comparten en familia por las comisiones elevadas y la escasa disponibilidad. 
"Quedé con mi viejo [mi padre] en el banco y después él me los guardará en su caja de seguridad", comentaba el domingo una docente de 37 años.
 La demanda de cofres se disparó en las últimas semanas y en muchos bancos del microcentro porteño hay lista de espera. 
 "En casa es muy arriesgado, mirá si te afanan [roban], pero en este momento no podés dejar los dólares depositados", aseguró.
 En el corralito de diciembre de 2001, millones de argentinos vieron bloqueadas sus cuentas corrientes de la noche a la mañana y las heridas de esa desconfianza no se han cerrado en 18 años. 
Los que tienen sus dólares en el exterior suspiran aliviados.
El temor a que la devaluación del peso continúe -ha perdido un 23% de su valor desde las elecciones primarias del 11 de agosto- lleva a buscar dólares a toda costa. Algunos trabajadores han sacado sus sueldos recién depositados en la cuenta para pasarlos a dólares. Este lunes el público se encontró con una gran dispersión de valores en la apertura del mercado. 
"En este momento a 62", respondían en un banco del centro de Buenos Aires sobre el valor de venta del dólar cerca de las once de la mañana.
 En una casa de cambio situada a dos calles la divisa estadounidense se ofrecía a 65 pesos argentinos. En otra, a 61; al lado la vendían por 59 y había pizarras en blanco o en las que estaba escrito "Consultar". 
En la calle peatonal Florida y sus alrededores, los arbolitos (los operadores informales de cambio que ofrecen sus servicios a viva voz) comentaban que el precio era "negociable".
 Con el paso de las horas el cambio revertió la tendencia y cerró en 57 pesos por dólar en el Banco Nación, cuatro unidades menos que el viernes, lo que atrajo la llegada de más compradores.
 En la casa central de esta entidad, situada frente a la sede del Gobierno, hubo largas filas todo el día y a las tres de la tarde, hora habitual del cierre, quedaban cientos de personas dentro.
 Otros bancos cercanos mantuvieron sus puertas abiertas hasta las cinco.
 Mañana, martes, se espera una nueva jornada incierta. En medio del huracán, todos se aferran al dólar.

 

2 sept 2019

Katharine Butler, empresaria, hija de político y nueva novia de Kyril de Bulgaria

La británica participa en una empresa de bicicletas eléctricas en Londres y su familia se vio envuelta en una gran polémica por la división de la cotizada colección de arte chino que reunió su padre.

 

Katharine Butler y Kyril de Bulgaria
Kyril de Bulgaría y Katherine Butler en un evento en Palma de Mallorca el 2 de agosto de 2019. GTRESONLINE

El sujetador de 500 euros de Katie Holmes.


El sujetador de 500 euros de Katie Holmes.

o el arte de vestirse tras una ruptura.

El sostén de la firma de culto Khaité que luce la actriz en un su reaparición tras romper con Jaime Foxx provoca el delirio viral y se agota en una hora. 

katie holmes jamie foxx
Katie Holmes con su conjunto viral fotografiada en Nueva York. Foto: Instagram/ Khaite
Tras confirmar su ruptura con Jamie Foxx después de seis años de relación, Katie Holmes ha vuelto a las calles. Su reentré como mujer libre no ha pasado desapercibida.
 Un conjunto de cardigan y sujetador de cashmere con vaqueros ha provocado el delirio viral por varios motivos. En primer lugar, el precio del sujetador de Holmes (520 dólares, casi 500 euros; la chaqueta que lo acompaña vale 1.500 euros más) y la marca que lo produce.
 Holmes confirma con su elección que ella también es otra entusiasta de Khaité, la firma de culto que, junto a Totême, consuela a las nostálgicas del viejo Céline de Phoebe Philo.
 De Khaité son habituales desde la apodada como Martha Stewart del athleisureen sus páginas del número agosto a Ariana Grande con un modelo de sujetador similar al post ruptura de Holmes de la misma firma pero en verde.
 No obstante, el efecto Holmes ha sido un auténtico huracán y la estocada definitiva: fue salir a la calle con el bradigan (toda prenda llamada a hacer historia tiene su apodo y ésta no iba a ser menos) y el sujetador de los 500 euros se agotó en una hora.

El sujetador de 500 euros de Katie Holmes o el arte de vestirse tras una ruptura

El sostén de la firma de culto Khaité que luce la actriz en un su reaparición tras romper con Jaime Foxx provoca el delirio viral y se agota en una hora.

katie holmes jamie foxx
Katie Holmes con su conjunto viral fotografiada en Nueva York. Foto: Instagram/ Khaite

El sostén de Holmes se une con galones de viralidad al histórico club de los estilismos post ruptura llamados a la revolución.“Si estás triste y tienes el corazón roto, enderézate, vístete, añade más pintalabios y ataca”, dijo Coco Chanel.
 Tanto la fundadora de Chanel como Madeleine Vionnet convirtieron su estatus de soltera empedernida y joven divorciada –en una época en la que parecía un crimen serlo– en un arma para despojarnos de la influencia de la mirada masculina sobre nuestra ropa y (re)apropiarnos de nuestras prendas.
Alumna aventajada de las enseñanzas de Coco Chanel fue Marilyn Monroe.
 Cuando anunció que se divorciaba de Joe DiMaggio en 1954, se marcó “un Chenoa” a las puertas de su casa pidiendo apoyo y respeto ante multitud de fotógrafos. 
Lo anunció vestida de negro y con cuello alto, tapada, visiblemente rota y llorosa. 
Varias semanas después, en el juicio, reapareció radiante con collar de perlas, maquillaje impecable, guantes blancos y un delicado tocado. 
Enderezarse y vestirse para atacar.
 Vestirse como herramienta de poder simbólica. 


marilyn monroe
A la izquierda, Marilyn Monroe junto a su abogado Jerry Giesler a las puertas de su casa el día que anunció que se separaba de Joe DiMaggio ante docenas de periodistas. A la derecha, junto a su abogado en el juicio por el divorcio. Foto: Getty
Diana de Gales tomaría el testigo cuando en 1994 se inventó lo del “revenge dressen la fiesta de recaudación de fondos de Vanity Fair en la Serpentine Gallery de Londres en 1994.
 Se trataba de un vestido de cóctel negro asimétrico con corpiño de escote bardot y capa, firmado por la diseñadora Christina Stambolian.  
Un modelo que escogió en el último minuto.
 La princesa Diana iba se iba a poner uno de Valentino, pero la firma se precipitó con un comunicado no autorizado y el diseño de la griega fue la elección ganadora.
Aunque ya llevaban separados casi dos años, Lady Di sabía que el príncipe Carlos iba a admitir aquella misma noche en un documental emitido en prime time televisivo haber sido infiel durante su matrimonio
 Frente al huracán mediático que estaba por caerle encima, su rupturista imagen en la fiesta propició que la foto de los tabloides al día siguiente alabase a una Diana que, lejos de esconderse y hundirse, volaba sola.
 Aquel vestido era mucho más que un vestido. Fue el punto de inflexión definitivo –que ya se venía intuyendo– para que el resto del mundo asumiese a la nueva Diana
. La “shy Di” (tímida Di) que la prensa apodó en aquellos posados iniciales recatada y puritana quedaba, definitivamente, muerta y enterrada.
 
lady di



El sujetador de 500 euros de Katie Holmes o el arte de vestirse tras una ruptura

El sostén de la firma de culto Khaité que luce la actriz en un su reaparición tras romper con Jaime Foxx provoca el delirio viral y se agota en una hora.

katie holmes jamie foxx
Katie Holmes con su conjunto viral fotografiada en Nueva York. Foto: Instagram/ Khaite
Tras confirmar su ruptura con Jamie Foxx después de seis años de relación, Katie Holmes ha vuelto a las calles. Su reentré como mujer libre no ha pasado desapercibida. Un conjunto de cardigan y sujetador de cashmere con vaqueros ha provocado el delirio viral por varios motivos. En primer lugar, el precio del sujetador de Holmes (520 dólares, casi 500 euros; la chaqueta que lo acompaña vale 1.500 euros más) y la marca que lo produce. Holmes confirma con su elección que ella también es otra entusiasta de Khaité, la firma de culto que, junto a Totême, consuela a las nostálgicas del viejo Céline de Phoebe Philo. De Khaité son habituales desde la apodada como Martha Stewart del athleisure, Emily Oberg, a Kirsten Dunst, Emma Stone, Selena Gomez o el Vogue de Anna Wintour, que vistió  en sus páginas del número agosto a Ariana Grande con un modelo de sujetador similar al post ruptura de Holmes de la misma firma pero en verde. No obstante, el efecto Holmes ha sido un auténtico huracán y la estocada definitiva: fue salir a la calle con el bradigan (toda prenda llamada a hacer historia tiene su apodo y ésta no iba a ser menos) y el sujetador de los 500 euros se agotó en una hora.
El sostén de Holmes se une con galones de viralidad al histórico club de los estilismos post ruptura llamados a la revolución.“Si estás triste y tienes el corazón roto, enderézate, vístete, añade más pintalabios y ataca”, dijo Coco Chanel. Tanto la fundadora de Chanel como Madeleine Vionnet convirtieron su estatus de soltera empedernida y joven divorciada –en una época en la que parecía un crimen serlo– en un arma para despojarnos de la influencia de la mirada masculina sobre nuestra ropa y (re)apropiarnos de nuestras prendas.
Alumna aventajada de las enseñanzas de Coco Chanel fue Marilyn Monroe. Cuando anunció que se divorciaba de Joe DiMaggio en 1954, se marcó “un Chenoa” a las puertas de su casa pidiendo apoyo y respeto ante multitud de fotógrafos. Lo anunció vestida de negro y con cuello alto, tapada, visiblemente rota y llorosa. Varias semanas después, en el juicio, reapareció radiante con collar de perlas, maquillaje impecable, guantes blancos y un delicado tocado. Enderezarse y vestirse para atacar. Vestirse como herramienta de poder simbólica.
marilyn monroe
A la izquierda, Marilyn Monroe junto a su abogado Jerry Giesler a las puertas de su casa el día que anunció que se separaba de Joe DiMaggio ante docenas de periodistas. A la derecha, junto a su abogado en el juicio por el divorcio. Foto: Getty
Diana de Gales tomaría el testigo cuando en 1994 se inventó lo del “revenge dressen la fiesta de recaudación de fondos de Vanity Fair en la Serpentine Gallery de Londres en 1994. Se trataba de un vestido de cóctel negro asimétrico con corpiño de escote bardot y capa, firmado por la diseñadora Christina Stambolian. Un modelo que escogió en el último minuto. La princesa Diana iba se iba a poner uno de Valentino, pero la firma se precipitó con un comunicado no autorizado y el diseño de la griega fue la elección ganadora.
Aunque ya llevaban separados casi dos años, Lady Di sabía que el príncipe Carlos iba a admitir aquella misma noche en un documental emitido en prime time televisivo haber sido infiel durante su matrimonio. Frente al huracán mediático que estaba por caerle encima, su rupturista imagen en la fiesta propició que la foto de los tabloides al día siguiente alabase a una Diana que, lejos de esconderse y hundirse, volaba sola. Aquel vestido era mucho más que un vestido. Fue el punto de inflexión definitivo –que ya se venía intuyendo– para que el resto del mundo asumiese a la nueva Diana. La “shy Di” (tímida Di) que la prensa apodó en aquellos posados iniciales recatada y puritana quedaba, definitivamente, muerta y enterrada.
lady di

Diana de Gales llegando con su emblemático vestido a la Serpentine Gallery en 1994. Foto: Getty
Desde que Diana instruyó al mundo en el sutil arte de vestirse para el triunfo y desterrar de tu vida a un ex, otros estilismos han sido llamados a hacer historia. 
Ágata Ruiz de la Prada subió el nivel cuando decidió que lo mejor que podía vestir para formalizar su separación de Pedro J. Ramírez era ponerse un burka y posar para la revista ¡Hola! convirtiendo su “Firmé mi divorcio con un burka porque no quiero que mi ex me vuelva a ver” en un titular imposible de batir.
La venganza de Mary Louise Parker se sirvió de escotazo y vestido negro para recoger un Globo de Oro en 2004, liquidando la papeleta de que su expareja, Billy Cudrup, la hubiese abandonado embarazada de siete meses para iniciar una relación con Claire Danes.
 El mono de Alexander Wang, semitransparente y ultrasexy, que vistió Bella Hadid en la gala MET de 2017 también acaparó titulares: se lo puso justamente el día que iba a coincidir en una fiesta con su ex, The Weeknd, cogido de la mano de Selena Gomez. Reese Witherspoon pasó de la sosez estilística a un refrescante Nina Ricci amarillo y a estrenar flequillo (otro clásico para dar carpetazo emocional) cuando acudió sola y estupenda a los Globos de Oro tras romper con Ryan Phillippe.
divorcio famosos
Mary Louise Parker en los Globos de Oro de 2004, Reese en los de 2007 y Bella Hadid en la Met Gala de 2017. Foto: Getty
No hay nada mejor que ponerse un burka, poder lucir un sujetador de 500 euros o estrenar peinado para simbolizar una liberación y nueva página vital.
 Que se lo digan a Nicole Kidman, cuya secuencia de imágenes a la salida de formalizar su divorcio de Tom Cruise hace ya 18 años tiene un lugar privilegiado en los libros de historia de Internet. El conjunto rosa y verde que lució el día de tan (a la vista) pletórico episodio, apostamos, debe ocupar un rincón de lo más apreciado y significativo en su armario. Lo vale.