Por primera vez en la televisión comercial, los mexicanos vieron una propuesta de matrimonio entre dos hombres.
Son las 20.30, hora de la telenovela en México. Las pantallas
sintonizan el Canal de las Estrellas y millones se congregan frente al
televisor.
En él, dos chicos de 17 y 18 años se miran a los ojos, muy de cerca: "Después de todo lo que hemos vivido, confirmo que tú eres mi esperanza.
Frente a un árbol hicimos una promesa: amarnos hasta el infinito, tú me diste este anillo hermoso y yo te prometí que cuando estuviera listo te iba a dar uno.
Yo, Aristóteles, soy tuyo, Cuauhtémoc. Pase lo que pase, nuestro amor seguirá creciendo.
Mi Temo, ¿quieres casarte conmigo?".
Acaba de suceder algo nunca visto en prime time en el país norteamericano y las redes sociales enloquecen.
Aris y Temo (Aristemo) acaban de decirle a millones de personas que se aman y que se quieren casar en el segundo país más mortífero para los transexuales, gais y lesbianas de América Latina.
En él, dos chicos de 17 y 18 años se miran a los ojos, muy de cerca: "Después de todo lo que hemos vivido, confirmo que tú eres mi esperanza.
Frente a un árbol hicimos una promesa: amarnos hasta el infinito, tú me diste este anillo hermoso y yo te prometí que cuando estuviera listo te iba a dar uno.
Yo, Aristóteles, soy tuyo, Cuauhtémoc. Pase lo que pase, nuestro amor seguirá creciendo.
Mi Temo, ¿quieres casarte conmigo?".
Acaba de suceder algo nunca visto en prime time en el país norteamericano y las redes sociales enloquecen.
Aris y Temo (Aristemo) acaban de decirle a millones de personas que se aman y que se quieren casar en el segundo país más mortífero para los transexuales, gais y lesbianas de América Latina.
Su telenovela, Juntos, el corazón nunca se equivoca es una de las series más vistas este año en México y el spin-off de la historia de amor que empezaron el año pasado en otra producción, Mi marido tiene más familia, también de Televisa.
Los personajes gais solían estar retratados a base de estereotipos y connotaciones negativas, es por ello que pese a la inocencia y a veces mojigatería de la relación de estos dos adolescentes, la historia de Aristemo supone una revolución en la televisión mexicana y un gol por la diversidad en horario estelar.
En esta nueva entrega, los chicos tienen una relación más adulta: van a la universidad, viven juntos, planean casarse a futuro e incluso adoptar, se besan con menos pudor que al principio e incluso se puede intuir la primera vez que tienen sexo.
"Ari y Temo son la fantasía del amor", explica Santiago Pineda, cocreador de la serie junto a Pablo Ferrer.
"Cuando Ari le propone matrimonio a Temo lo hicimos porque su historia nos llevó a hablar de determinados temas de manera natural, no porque quisiéramos imponer una bandera", agrega Ferrer.
Santiago Pineda quien está de acuerdo con que la intención de la serie nunca ha sido el proselitismo, considera que la historia de Aristemo se ha convertido en un referente para muchos jóvenes y ello implica una responsabilidad que no se puede obviar.
"Hay que ser visibles para formar parte de la Historia, más, cuando está creciendo una ola conservadora en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa", dice Pineda.
Pese a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) reconoció el matrimonio igualitario en 2015, varios Estados de México se oponen a ello a través de sus congresos locales. El pasado 14 de agosto, Zacatecas rechazó el matrimonio entre personas del mismo sexo, al igual que lo hicieron recientemente Yucatán y Sinaloa.
El filón de Aristemo fue aprovechado en esta segunda serie para profundizar en la lucha por los derechos de la comunidad LGTBIQ, de las más vulnerables de la sociedad.
En los últimos seis años, al menos 473 personas fueron asesinadas en México por su orientación sexual e identidad de género.
Solo el 10% de los casos se investigó como un crimen de odio, según la organización Letra Ese.
"Queremos regalar un poco de esperanza a través de la historia de Aristemo.
Nos atrevimos a hablar del matrimonio igualitario, la adopción homoparental, de los crímenes de odio, de que en varios hospitales todavía no te permiten donar sangre si eres homosexual y de cómo es salir del clóset [armario]", dice Pablo Ferrer.
"Teníamos una responsabilidad enorme de contar una historia que tuviera implicaciones mayores con una perspectiva distinta que pusiera los temas sobre la mesa para que la audiencia hablara de ellos", señala.
Nadie esperaba que una telenovela tuviera tanto impacto en el público joven, quien prefiere las plataformas digitales y está cada vez más alejado de las historias lacrimógenas de venganza y romance que suele producir el gigante Televisa, una de las televisoras más grandes de América. Luis Guzmán, presidente del consejo consultivo de la asociación Cohesión de Diversidades para la Sustentabilidad (CODISE) cree que el fenómeno responde a la necesidad de ver contenidos acorde con la sociedad actual.
"La gente quiere ver historias reales. Yo tengo 35 años y no era común ver a una pareja gay cuando e
ra adolescente.
No podíamos decir abiertamente que éramos gais, menos en televisión", explica.
Los creadores de la serie, en contacto directo con los fans, dicen que muchos chicos y chicas jóvenes han decidido hablar de su orientación sexual gracias a Aristemo.
La serie puede verse a través de la página web de Televisa y tiene seguidores en Argentina, Chile, Bolivia, Venezuela, Brasil, España y Estados Unidos entre otros países.
Sus protagonistas, Emilio Osorio y Joaquín Bondoni, se han convertido en referentes para el público joven hasta el punto de actuar en la última marcha del orgullo en la Ciudad de México, frente a cientos de miles de personas.
En mayo, la telenovela fue galardonada con el premio GLAAD en Estados Unidos a la mejor serie con guion en español.
Estos premios reconocen dentro del mundo del espectáculo los proyectos que apoyan los derechos de la comunidad LGTBIQ.