Mi primer recuerdo de la infancia es el de la leche en polvo y el queso en las escuelas hasta que teníamos diez años
. Aquel Plan Marshall, como quiera que se llamara.
Tu madre te mandaba
al colegio con un vasito y allí te lo llenaban de leche, era el
desayuno de nuestra infancia.
De esa generación somos.
No teníamos veraneos, nuestro veraneo era la calle, tomando el fresco.
Y en el barrio, el barrio del Garrido, en Salamanca, se sacaba la
silla y se charlaba con los vecinos.
Hablábamos sobre el Tour de
Francia, sobre El Cordobés, sobre El Viti.
De política no se podía
hablar.
Se hablaba de fútbol, por supuesto, y el asunto era el Madrid. El Madrid frente al Barcelona.
Entonces estábamos muy apegados a los padres, tenían una enorme influencia sobre nosotros.
No éramos tan independientes como los chicos de ahora; a los 18 años
mis hijos ya tienen coche y trabajo, si lo tienen.
Pero nosotros
vivíamos muy austeramente; mi padre no se podía permitir lujos.
A la
fuerza era austero.
Pero de eso no se hablaba, de la razón de las carencias.
Había para comer, para vestirse, y poco más.
Y cuando ellos tenían que
comentar sus problemas económicos nos apartaban, de eso no se hablaba
delante de los niños.
Mi padre era un hombre progresista, estuvo en la cárcel en la guerra.
Y
cuando yo tenía 10 o 12 años pasó algo que tengo en la memoria; él
recibía propaganda muy explosiva, que intentaba ocultar.
Eran cartas que
le llegaban al buzón, y siempre había desazón en casa cuando eso
ocurría.
Pero él seguía oyendo las radios clandestinas, la Pirenaica,
Radio París.
Las oía bajito, para que nadie lo supiera.
Supongo que yo soy la consecuencia de mi infancia; no nos damos cuenta y
vamos haciéndonos con las cosas que hemos creído haber olvidado.
En
realidad, no sé si nos dábamos cuenta de todo lo que ocurría. Quizá a
otros que tenían 18 o 20 años cuando nosotros éramos unos críos sí les
marcó directamente aquella situación de pobreza y de silencio.
Ellos
acababan de pasar una guerra y eso fue tremendo.
Ojalá que nunca pase de nuevo.
No creo que vuelva a pasar. Ahora hay más tolerancia, no hay aquella
división.
Yo, por ejemplo, tengo amigos de derechas y creo que con
ellos se produce un diálogo, una tolerancia, que en aquella época no
había en absoluto.
Mi madre vino de un pueblo cercano, Ledesma, era una mujer muy humilde,
y empezó sirviendo en casa de una tía que era rica.
Mis padres se
conocieron en una empresa de construcción que tenía el marido de esta
tía nuestra, donde él era el encargado
. La empresa duró hasta que se hicieron cargo de ella los hijos y, como
pasa en estas empresas familiares, la cosa se fue rompiendo
. Los hijos destruyeron la empresa y mi padre pasó por una época muy
dura, la más dura que yo conocí, cuando él estuvo en el paro. Mi abuelo
era ferroviario, como mis tíos, y mi padre empezó a trabajar con ellos
en la estación.
Mi padre nos paraba con una mirada, él era la autoridad de la casa; mi
madre también podía echarnos una bronca, pero una mirada de mi padre
significaba más que una bronca de mi madre.
La vecindad era la de aquellos años, ya no hay vecindades así, gente que habla y habla y habla, y toma el fresco hablando
. Eran parte de una sociedad más pura, menos interesada; sí, donde había menos competencia.
Creo que de lo único que se trataba entonces era de que querían darnos
una buena educación, que estudiáramos, algo que ninguno de ellos había
podido hacer.
La escuela fue un gran goce para mí.
Y recuerdo perfectamente, pero perfectamente, como si los estuviera
viendo, a los cuatro maestros que tuve entre los seis y los 10 años,
antes del instituto.
Don Ramón, don Ángel, don Celedonio y don Juan.
Gente muy normal, la imagen misma de lo que uno creería que es un
maestro.
Recuerdo que uno ellos nos castigaba por no pronunciar bien la
palabra objeto, porque no decíamos bien la b antes de la j: oBJeto,
oBJeto.
Nos castigaba, pero todos ellos eran muy majos, las chicas estaban en
las aulas de arriba y los chicos estábamos en las de abajo.
Era una
escuela nacional. Y luego vino el instituto.
En aquel entonces no tenía muy claro cuál iba a ser mi futuro; ni
cuando vine a Madrid, a los 17 años, sabía si de veras yo quería ser
futbolista.
Vine a la aventura y no sabía si sería o sería jugador; no tenía la
visión de que mi vida se iba a encauzar por ahí. Pero en ese viaje
terminó mi infancia, quizá.
El primer año me dije que si lo hacía bien, tendría fortuna.
Soy muy obediente, de modo que si me instruían, pensé, iba a salir
adelante.
Ayudó muchísimo caer en un club como el Real Madrid.
¿Reflexivo yo? Sí, me gustan las cosas bien hechas, de pequeño ya era así. No tanto un perfeccionista, no, un tipo reflexivo.
Alguien que le gustaba estar con otros, jugar con otros, escucharlos.
Yo estaba todo el día jugando en la calle; era inagotable. Si estaba
solo, jugaba solo; si éramos tres, jugábamos también, y si había 20,
jugábamos 10 contra 10.
De mi infancia recuerdo eso, ser feliz en la calle. Y en ese sentido fueron años muy felices.
No necesitábamos nada, en realidad, y no pedíamos nada. Un balón, eso es lo que necesitábamos
. A mí a los 12 años me compraron una bici con un esfuerzo
extraordinario de mis padres. Me encantaba la bici, y a los 13 años la
dominaba.
Fue mi mejor regalo, la bici y un balón.
Creo que la bici costó 1.735 pesetas, carísima para entonces.
Fue un
premio por haber aprobado segundo de bachillerato, aunque ya en ese
momento yo estaba más pendiente de jugar que de estudiar.
Y mi padre no
veía muy bien eso.
Él era muy exigente con los estudios, mucho.
Siempre me tocaba ir a
clases particulares todos los veranos.
Para recuperar matemáticas,
principalmente.
Y, fíjate, yo en matemáticas no era malo, pero me enredé cuando
empezaron a dar los conjuntos, que ahora no sé si aquello luego ha
servido para algo...
Mi padre me miraba jugar.
Pero no me decía nada, iba muy discretamente, era una vigilancia silenciosa
. Él fue socio de La Unión [la Unión Deportiva Salamanca] toda la vida, llevaba a gala ser el socio número 17 o 18, e iba a todos los partidos.
Mi hermano y yo íbamos a la puerta de El Calvario [donde jugaba el
equipo] y cuando abrían la puerta, 10 minutos antes de que acabara el
partido, nos metíamos a buscarle. Era el rato en que veíamos el fútbol,
porque él no podía llevarnos
. Esa era nuestra ilusión.
Claro que me sentía mirado por él, y por mi hermano mayor, que
falleció. Fermín. Fermín jugaba muy bien al fútbol y era muy buen
hermano mayor.
Mi madre nos llevaba a los dos en pantalón corto, porque en aquella
época las madres decían que si te ponías pantalón largo empezabas a ser
mayor.
Yo creo que también era por cuestión económica: menos tela, más baratos.
Siempre recordaré una mañana muy fría cuando Fermín y yo fuimos a coger
el autobús para atravesar toda Salamanca hasta el instituto, que
estaba en la calle de los Libreros, al lado de la Universidad, un
trayecto que siempre hacíamos andando, cuatro veces al día.
Un frío terrible, horroroso
. Siempre fue un hermano excelente, me siguió mucho.
Murió hace casi 20 años, con 43, yo tenía 42.
No, no he dejado de ser un niño.
Sigo teniendo síntomas de aquel niño
que fui.
¡Y sigo teniendo el acento de Salamanca! ¡Y las palabras! Por
ejemplo, ¿tú sabes qué significa lígrimo? Ah, no lo sabes.
Pues
significa puro, neto, claro. ¡Y está en el diccionario, ojo!”.
[Escribió Albert Camus que el sol que reinó sobre su infancia lo privó de todo resentimiento.
Vicente del Bosque (Salamanca, 1950) se corresponde con ese retrato.
Puro, claro, nítido. Lígrimo.
En sus ojos lleva la infancia del niño
que fue. El niño que es].
21 jun 2019
Un perro salva a una niña de caer a un río
La menor se acercó a la orilla para coger una pelota e inmediatamente el perro corrió hacia ella para evitar que se cayera al agua.
Una vez más, el perro se convierte en el mejor amigo del hombre. Esta
vez, el animal ha evitado que una niña caiga a un río.
El vídeo de 16 segundos, que fue compartido en Twitter el pasado 16 de junio, muestra a la menor caminando hacia la orilla del río para coger una pelota, antes de que pudiera caer al agua, el perro corrió hacia ella para evitarlo.
Le agarró del vestido con el hocico y le puso en un lugar seguro. Acto seguido, él mismo fue quien recuperó la pelota.
El gesto del perro ha llamado la atención de los usuarios en las redes sociales, quienes han alabado su "valiente "hazaña.
El vídeo de 16 segundos, que fue compartido en Twitter el pasado 16 de junio, muestra a la menor caminando hacia la orilla del río para coger una pelota, antes de que pudiera caer al agua, el perro corrió hacia ella para evitarlo.
Le agarró del vestido con el hocico y le puso en un lugar seguro. Acto seguido, él mismo fue quien recuperó la pelota.
El gesto del perro ha llamado la atención de los usuarios en las redes sociales, quienes han alabado su "valiente "hazaña.
Belén Esteban, dos décadas de vida en televisión y otra boda
El segundo enlace de la 'princesa del pueblo' permitirá a Telecinco seguir explotando el tirón mediático de su famosa colaboradora.
En 1997, una joven tímida que vivía en el madrileño barrio de San Blas, se asomaba por primera vez a las páginas de la prensa rosa por su relación con el torero de moda en aquel momento, Jesulín de Ubrique.
Aquello no pintaba demasiado bien porque al matador la fama le venía tanto por sus faenas dentro del ruedo como por las que realizaba fuera de él con sus admiradoras, mayoritariamente mujeres rendidas a su gracejo más que a su maestría con el capote.
La pareja nunca se casó pero el 20 de julio de 1999 nacía su hija Andrea.
Entonces, una rubia y joven Belén Esteban y su retoño se instalaban en Ambiciones, la finca que el torero poseía en la localidad gaditana de Prado del Rey.
Ni un año duró el intento.
Las crónicas contaron que la familia política, que vivía en la misma casa, no dejó que Belén ocupara su sitio y la madrileña volvió con su niña al barrio popular del que había salido.
Volvió pero ya no era la misma.
Era una madre coraje despechada y decidida a luchar por los derechos de su hija.
Y era también una mujer sin filtros dispuesta a hablar lo más grande en un momento en el que los programas de televisión dedicados a la crónica social vivían una explosión en la que resultaba urgente encontrar a protagonistas absolutos, aunque fueran efímeros.
Belén fue una de ellos.
Los enfrentamientos con el padre de su única hija ocuparon horas de televisión y los dimes y diretes de la pareja se convirtieron en un culebrón por capítulos que transformó definitivamente a Belén Esteban en la actriz de su propia vida.
Ella primero defendía lo suyo, básicamente a su hija Andrea frente a un supuesto padre despistado en asuntos de manutención económica.
Pero pronto intuyó, con esa sabiduría que da la vida de barrio, que allí había negocio.
Belén Esteban se convirtió en la princesa del pueblo, porque pronto llegó otra —María José Campanario— que la destronó definitivamente del corazón del torero.
Se casó con él y tuvieron otros dos hijos.
La Campanario, así con artículo delante del apellido, pasó a formar parte del circo mediático en el que La Esteban había encontrado su sustento.
“Yo por mi hija ma-to”, “Andreíta, cómete el pollo”, “¡Ni que yo fuera Bin Laden!”, “Hasta luego Mari Carmen”, y más recientemente “¡Pá-ga-me!” (dirigida a su exrepresentante Toño Sanchís) son ya patrimonio del español de a pie y valen casi para cualquier cosa.
Más de dos décadas después, Belén Esteban sigue siendo un animal televisivo.
En prime time ha contado sus amores y desamores, sus bajadas de insulina, las penas familiares, su primera boda con Fran Álvarez –un camarero con quien se casó en 2008 y del que se separó cinco años después–, la etapa en la que estuvo “muy malita” (el eufemismo que utilizó para anunciar que los años de adicciones habían acabado), y su pelea con Toño Sanchís, el representante que la convirtió en estrella y que, según sentencia judicial, desvió parte de los ingresos que debería haber pagado a su representada.
Este sábado, Belén Esteban se vuelve a casar. Miguel Marcos, el novio, entró en su vida hace algo más de dos años cuando llegó con su ambulancia a asistir a la colaboradora y trasladarla al hospital por una subida de azúcar.
La cadena en la que trabaja se prepara para convertir la boda en la protagonista de sus programas de fin de semana, pese a que la novia parece querer blindarla (o preparar una exclusiva) y dejarla en acontecimiento exclusivamente personal, que difícilmente se salvará de ser analizado al milímetro por sus propios compañeros de Telecinco, no todos de ellos invitados al enlace.
Falta por ver si el tirón de Belén Esteban aguanta enmarcado en una vida normal.
Andrea Janeiro tiene casi 19 años, le ha pedido a su madre que no hable nunca más de su padre y que a ella la deje al margen porque no quiere ser famosa.
Miguel parece hacerla feliz.
Jesulín ya no es tema de conversación.
Las adicciones y las operaciones de cirugía estética han quedado atrás. Y su rifirrafe con Toño Sanchís está a punto de llegar a su fin. En una audiencia volcada en las desgracias ajenas y en la guerra sin cuartel, habrá que ver cómo se defiende Belén Esteban si su vida se estabiliza y tiene que ejercer solo como maestra de ceremonias de las de otros.
Alejandro Sanz tendrá una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood
El cantante ha sido elegido por la Cámara de Comercio de Hollywood dentro de la Promoción 2020 de artistas de distintos campo que recibirán este preciado reconocimiento.
El País
- La fecha en la que se podrá ver al cantante Alejandro Sanz inclinarse sobre su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood se desconoce aún, pero la Cámara de Comercio de Hollywood ya ha decidido que el músico español es uno de los seleccionados para recibir este homenaje junto a otros artistas como Elvis Costello, Billy Idol, 50 Cent o Alicia Keys.La decisión se dio a conocer por la organización este jueves y además del apartado de músicos, también se otorgarán estrellas a artistas del mundo del cine como Chris Hemsworth, Spike Lee, Julia Roberts, Mahershala Ali, Laurence Fishburne o Lina Wertmüller.También recibirán este reconocimiento algunos nombres conocidos por su labor en programas de televisión.Entre ellos Christina Applegate, Cindy Crawford, Terry Crews, Milo Ventimiglia, Burt Ward y Andy Kaufman a título póstumo.Se trata de la Promoción 2020 y la selección de los agraciados no significa necesariamente que la estrella de mármol y bronce con su nombre que se empotra en las aceras de Hollywood Boulevard y Vine Street se vaya a colocar el próximo año.Algunos artistas elegidos en años anteriores aún esperan el momento de ver su nombre en el famoso paseo californiano.Alejandro Sanz (Madrid, 1968) es uno de los cantantes de mayor proyección de la música iberoamericana y lleva encadenando éxitos desde hace más de dos décadas.
En 2017 se dio un auténtico baño de masas en el homenaje que realizó a su álbum Más, su disco de más éxito y también el que más copias ha vendido en la historia del pop español.
La cita fue el 24 de junio en el antiguo estadio del Atlético de Madrid, justo antes de que fuera cerrado definitivamente. También fue en 2017 cuando ganó el premio Persona del Año en los Latin Grammy como tributo a su carrera
El pasado mes de abril, Alejandro Sanz lanzó nuevo disco, #ElDisco, y ahora está de gira por toda España.
Cuando llegué el momento de inaugurar su estrella de cinco picos en el Paseo de la Fama, la ceremonia que es gratuita y está abierta al público también se podrá seguir en directo la plataforma www.walkoffame.com.
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